Crisis del imperio : amanecer del ALBA
Jueves 30 de octubre de 2008 por CEPRID
Toni Solo
CEPRID
La crisis en Estados Unidos y Europa más que una crisis económica es una crisis moral y política. Tiene sus orígenes en la desintegración de la Unión Soviética. Desde aquel entonces el imperio ha promovido con prepotencia y cinismo el oscurantismo del "mercado libre" y la falsedad del "libre comercio" bajo la lema de “globalización”.
De hecho, se profundizó aún más todavía la corrupción del sistema capitalista. Los intereses financieros y corporativos compran políticos por medio de apoyo para las campañas electorales. En efecto compran las leyes que requieren. Las actuales campañas electorales de Obama y McCain se financian en su mayor parte por el sector financiero y empresarial.
En contraste a la incapacidad y falsedad del agotado sistema capitalista, en América Latina se plantea el ALBA. La prepotencia y corrupción del capitalismo despiadado se combate con la cooperación y la solidaridad de un mercado justo. Mientras Estados Unidos y Europa se ahogan en el oscurantismo y la mentira, los países del ALBA en América Latina construyen una alternativa de luz y verdad.
La crisis
Incapaz de sostener la rentabilidad que quiere por medio de la producción industrial y agropecuario y el comercio, el capitalismo occidental ha promovido una economía mundial de avaricia basado en la especulación. El problema fundamental ha sido una inflación irracional de los valores de bienes, principalmente los bienes y raíces. Sobre esa inflación de valores se levantó una enorme pirámide invertida de deuda.
Cuando los bienes originales pierdan su valor, la estructura colapsa. Actualmente, los valores del mercado de bienes y raíces en Estados Unidos y en Europa siguen cayendo. Quienes apostaron que los precios no iban a caer, e hicieron transacciones imprudentes en base de aquella apuesta, ya no pueden saldar sus deudas.
Para sanar sus cuentas, las empresas y bancos del sector financiero tienen dos alternativas. Pueden reconstruir su capital por la venta de acciones o pueden admitir sus pérdidas e incluirlas en su balance general. Pero pocas inversionistas van a comprar acciones en un banco de solidez sospechosa. Y las deudas son tan enormes que si se reconocieran en el balance general sería admitir la bancarrota.
El régimen Bush ha propuesto un plan de rescate que apoya a sus compinches financieros. Pero no ayuda adecuadamente a los bancos a reconstruir su capital. Tampoco ayuda a los millones de familias que podrían perder sus casas. Todo resulta de la gigantesca deuda que se montó fraudulentamente sobre una base de capital inadecuada.
Origen de la crisis
Bajo los gobiernos de Bill Clinton se confundieron las funciones del sector financiero. Clinton aprobó la destrucción del Acta Glass-Steagall que prohibía a los bancos especular como si fueran casas de inversión. Bajo el gobierno de George W. Bush, en 2000, el colapso de la burbuja especulativa en las nuevas tecnologías inició la corrupción definitiva del sistema. Fue señalada por el colapso del fondo de inversión LTCM y por los escándalos de Enron y Worldcom en Estados Unidos y de Parmalat en Europa.
Para inflar la economía estadounidense de nuevo, desde 2001 y por más de un año, se mantuvieron las tasas de interés por debajo del nivel de la inflación. Se provocó una explosión del crédito sin precedentes. El fenómeno se replicaba en Europa. Desde 2004 las entidades reguladoras permitieron a las cinco grandes casas de inversión de Wall Street prestar hasta más de 30 o 40 veces de su capital.
La Reserva Federal bajo su director Alan Greenspan, “El Rey Burbuja”, aumentaba la oferta del dólar mucho más que la tasa de crecimiento de la economía podía justificar. Además, George W. Bush hizo estallar el déficit presupuestario para pagar sus guerras en Afganistán e Irak y el desmedido gasto militar en general. Desde hace años, la economía estadounidense depende de la compra de la deuda oficial, principalmente en la forma de bonos tesoreros, por los gobiernos y otras entidades extranjeras.
Eso permite financiar el déficit comercial estadounidense y así controlar las tasas de interés domésticas. Ese proceso también depende de la aceptación del dólar como moneda de reserva internacional. El mundo requiere dólares para comprar materias primas, especialmente el petróleo, que se cotizan en la moneda estadounidense.
Tecnología y complejidad
Todos estos factores económicos se complicaron porque las transacciones financieras ahora se hacen por computadora. Lo que antes ocupaba mucho tiempo para procesar y completar, ahora se hace en segundos. La explosión del crédito junto con las nuevas tecnologías permitió transacciones globales muy complejas, entre éstas la venta de productos financieros derivados del crédito que supuestamente eliminaban el factor de riesgo.
Las empresas se aseguraron contra créditos morosos por medio de complejos trueques financieros. Solo ese mercado llegó a un valor total de más de 16 millón millones de dólares. Una baja porcentaje morosa iba a causar insuperables problemas de solvencia. Nadie sabía de verdad el valor de estos productos financieros. Las valoraciones de las agencias de calificación de riesgos no eran confiables, porque se pagaban por las mismas empresas que se valoraban.
Desde por lo menos 2003 se sabía que el sistema fue amenazado no por un problema transitorio de liquidez, sino por el riesgo de una bancarrota del sistema misma. La crisis empezó desencadenarse en 2007 con el colapso de dos fondos de inversión. La respuesta errónea de las autoridades fue precisamente decir que el problema fue uno de liquidez. Todo el mundo se había engañado que los precios de bienes y raíces nunca iban a caer. Pues cayeron.
Los derivados de las hipotecas y de otras clases de deuda, que se habían vendido con tanto entusiasmo como instrumentos financieros seguros, perdieron valor dramáticamente. ¿Cuanto valor han perdido? Nadie lo quiere decir, porque poner un valor sobre las pérdidas demostrará que muchos bancos no están solventes. Por ese motivo ahora los bancos no están prestando entre sí-mismos y se amenaza una depresión internacional.
¿Ahora qué?
En agosto 2008 el régimen Bush en efecto nacionalizó dos corporaciones semi-estatales que manejaban hipotecas con un valor de más de US$5 millón millones. El gobierno también compró, por US$85 mil millones, 70% de la empresa aseguradora AIG – que garantizaba enormes cantidades de instrumentos financieros. En Wall Street ahora, ni una de las cinco grandes casas de inversión existe en su forma original.
Los mega-bancos Citigroup, J.P.Morgan Chase, y Bank of America van consolidando el sector financiero. En Estados Unidos se calcula que más de cien bancos están en peligro de ir a la bancarrota. Es igualmente posible una etapa de socialdemocracia al estilo de Franklin Roosevelt o una etapa de fascismo corporativo.
Europa no ha sido inmune. En Inglaterra han caído dos bancos. Islandia, Francia, Bélgica y Alemania han tenido que intervenir para apoyar a cuatro más. El daño total en Europa había costado a los gobiernos hasta inicios de octubre unos US$200 mil millones.
Ahora, los principales Bancos Centrales del mundo han cortado sus tasas de interés de una manera coordinada por 0.5%. El banco central de Australia cortó todo un punto. Más países en Europa siguen el ejemplo, inicialmente fuertemente criticado, de Irlanda y están garantizando la mayoría de los depósitos en sus bancos. El Reino Unido está hablando de garantizar casi US$90 mil millones de depósitos.
Es posible que Estados Unidos haga algo parecido. Quizás esas medidas serán suficientes para estabilizar el sistema bancario. Pero una recesión fuerte no se evita y existe la posibilidad de una extendida depresión económica. Este fin de semana se reúnen los ministros de finanzas de los países imperialistas del Bloque Occidental, el G-7.
Queda a ver todavía el impacto en Asia. La moneda japonesa, el yen, ha subido a niveles muy altas, menos de 100 al dólar estadounidense. Una importante compañía de seguros, Yamato Life, con más de un siglo de existencia se ha quebrado. Singapur está en recesión. En Tailandia hay amenazas de un golpe militar.
¿Es el fin de sistema capitalista occidental? No. Pero la credibilidad del sector financiero esta destruida. El Estado y los contribuyentes tienen que rescatar a los banqueros y a los millones de victimas del sistema fraudulento que causó la crisis. La memoria de eso va a durar mucho tiempo, tanto en Estados Unidos como en Europa. Seguirán rezando al espíritu del mercado libre, pero será un entierro en que el Estado compre las velas.
A nivel mundial, el colapso del prestigio del sistema occidental tendrá secuelas complejas. La crisis sin duda acelerará la presión para terminar el estatus del dólar como moneda de reserva internacional. Los representantes del gobierno de China ya lo han dicho. China, Japón, y otros países ya no van a comprar deuda estadounidense de la misma manera que ha permitido financiar las guerras del régimen Bush. Estados Unidos va a tener que implementar un ajuste estructural.
No es un accidente que China, Rusia y Venezuela han abierto relaciones de energía, tecnología y comercio por miles de millones de dólares mientras Estados Unidos ha invertido cantidades iguales en guerras desastrosas. La ideología del libre mercado en Estados Unidos y Europa ha llevado sus pueblos hacia el catástrofe, mientras las economías dirigidos por el Estado prosperan. Estados Unidos y Europa están negando cada vez más a sus pueblos los beneficios de salud, de educación, de seguridad social que hasta ahora han disfrutado mientras en China, Rusia y Venezuela esos beneficios van en aumento.
Los líderes de China, de Rusia, de otros países como Venezuela e Irán, de Brasil e India buscan un mundo de consenso multipolar. Es para los Estados Unidos y sus aliados europeos decidir si acepten de una manera civilizada la caída de su influencia o si van a seguir desgastándose en agresiones criminales como en Irak y Afganistán. Es posible que las condiciones existen para permitir lo que Padre Miguel D’Escoto ha pedido, de "salvar la planeta del pantano de egoísmo enloquecido en que estamos, para volver al camino de construir un mundo mejor."
Toni Solo escribe para www.tortillaconsal.com
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