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Centroamérica rediseña sus posiciones frente a China y Estados Unidos

Jueves 4 de mayo de 2023 por CEPRID

Lourdes María Regueiro Bello

Alai

Cuando el gobierno de Xiomara Castro anunció el establecimiento de relaciones diplomáticas de Honduras con la República Popular China y el rompimiento de relaciones con la República de China (Taiwán), ello no fue una sorpresa para nadie. Era más bien un movimiento esperado, resultado de un balance de costos y beneficios sobre una relación excluyente, que supone elegir a China o a Taiwán y, además, sopesar las consecuencias sobre la relación con un socio como Estados Unidos.

Hasta hace cinco años Centroamérica constituía un bastión de las relaciones con la República de China (en adelante Taiwán); paulatinamente la mayor parte de los países de la subregión se han incorporado al concierto de naciones que reconocen a la República Popular China (en adelante China). La lectura de este giro de timón debe ser ubicado en un contexto global, subregional y de las relaciones bilaterales.

De manera general el contexto global puede ser descrito como de crisis del llamado «orden liberal basado en reglas» hegemonizado por Estados Unidos. Este elemento, junto a la competencia estratégica entre ese país y China, apunta a la emergencia de un nuevo orden global “en construcción”, que para algunos será multipolar, mientras que para otros estará caracterizado por la bipolaridad. La pandemia del Covid-19 y el despliegue de la Operación Militar Especial (OME) de Rusia en Ucrania, han revelado algunos rasgos de lo que podría ser el orden mundial en gestación, y ambos eventos lo han acelerado.

La competencia estratégica entre Estados Unidos y China se libra en diferentes ámbitos en los cuales las potencias muestran sus instrumentos de poder: en lo diplomático, informacional, militar, económico, financiero, socio-cultural, tecnológico, comercial, ambiental, ideológico, de salud pública e inteligencia. Los avances de China en campos críticos del poder son percibidos como amenazas por parte de Estados Unidos, quien ve debilitarse su papel no sólo en el ámbito global, sino en sus tradicionales áreas de influencia, que dejan de ser exclusivas.

Como región, América Latina y el Caribe es una reconocida área de influencia estadounidense; en la competencia estratégica deviene espacio en disputa, pero esa condición comporta particularidades en las subregiones y países. Por eso es importante puntualizar la importancia estratégica de Centroamérica para China y Estados Unidos.

¿Por qué Centroamérica importa?

La subregión centroamericana tiene características geográficas que a través de la historia han motivado el interés de las potencias: este espacio tiene condiciones especiales, que podrían calificarse como una ventaja comparativa geológica para la construcción de nuevos pasos interoceánicos. En un contexto de competencia estratégica -como ha sucedido en casi todas las transiciones de la dominación- el control de las principales rutas comerciales deviene un tema crítico por la posibilidad de bloquear a competidores y adversarios. En el caso de Centroamérica, el istmo de Panamá -por citar un ejemplo- conecta no sólo América del Norte con América del Sur, sino que facilita las rutas comerciales marítimas entre la costa Este y Oeste de Estados Unidos, y entre la región de Asia con la costa Este de Estados Unidos y Europa Occidental.

Centroamérica es el espacio geográfico del hemisferio que a lo largo de la historia ha contado con una mayor cantidad de proyectos de conexión bioceánica, lo que da cuenta de su importancia estratégica y geopolítica, bien conocida por Estados Unidos, y no ignorada por China.

Históricamente Estados Unidos ha recelado de las relaciones de los países centroamericanos con otras potencias, aun cuando se tratara de Japón o el Reino Unido (Yao, 2023), a la sazón, sus socios; por tanto no resulta una sorpresa el despliegue de presiones diplomáticas y la amenaza de medidas de coerción por parte de Estados Unidos, en la búsqueda de que los países de la región no rompieran sus relaciones con Taiwán.

Las relaciones bilaterales de América Latina y el Caribe con China pasan por Estados Unidos. Hasta el año 2017, a excepción de Costa Rica -que había establecido relaciones con China en el año 2007- el resto de los países centroamericanos tenía relaciones con Taiwán, lo que le confería un peso superior al de China en los ámbitos político y diplomático.

Taiwán es un aliado de Estados Unidos que en el ámbito diplomático obstaculiza el avance de China allí donde la isla tenga relaciones oficiales, ya que la política exterior china exige el reconocimiento de una sola China y de Taiwán como parte inalienable de su territorio. Este diferendo es funcional a la política estadounidense de contención de China, por lo que estimula los países centroamericanos a mantener relaciones con la isla.

Por la parte china, su interés cardinal reside en lograr el reconocimiento de su soberanía sobre Taiwán y debilitar sus espacios de legitimación. Por eso Centroamérica aparece como una pieza clave, a lo que se suman las ventajas geográficas del área, que no se limitan al Canal de Panamá o al proyectado en Nicaragua. También se han evaluado otros posibles pasos: por el Istmo de Tehuantepec, por el Darién o por el Golfo de Urabá (Rodrigues, 2019). Si bien estas opciones no devinieron proyectos reales por su complejidad y por la existencia misma del Canal de Panamá, los requerimientos del comercio mundial y la sobresaturación de las infraestructuras portuarias en un contexto de desarrollo tecnológico justificarían la reactivación y factibilidad de este tipo de proyectos.

China se abre paso en Centroamérica

En un período de seis años Centroamérica pasó de ser una región mayormente relacionada con Taiwán a tener una relación privilegiada con China. En 2017 Panamá deja de reconocer a Taiwán, en el 2018 lo hace El Salvador, en el 2021 Nicaragua y en el 2023 Honduras, quedando sólo Belice (ligado al Caribe) y Guatemala, que según Evan Ellis (2023) podría, tras las elecciones de junio de 2024, cambiar sus preferencias.

El paso siguiente al establecimiento de las relaciones con China por parte de los países centroamericanos ha sido la firma de un memorándum de entendimiento para formar parte de la Iniciativa de la Ruta y la Franja (BRI, por sus siglas en inglés), que es el proyecto geopolítico de alcance global de China. El primer país del hemisferio en integrarse al BRI fue Panamá, secundado por Costa Rica, El Salvador y Nicaragua. En un período relativamente corto de tiempo, China logró cambiar el mapa de las relaciones centroamericanas rompiendo la fortificación regional más fuerte con que contaba Taiwán en el mundo.

El corolario de este avance chino es la pérdida de músculo estadounidense sobre las decisiones de política exterior motivadas por intereses económicos de los países del área, con independencia del color político de sus gobiernos.

La internacionalización de las empresas chinas ha impulsado la presencia económica de China en toda América Latina y el Caribe, como socio comercial, inversionista y prestamista, lo que constituye una oportunidad para acceder a capitales complementarios que permitan enfrentar los problemas del crecimiento y el desarrollo, para los que la región no dispone de los suficientes recursos financieros y tecnológicos. Los recursos otorgados por socios tradicionales como Estados Unidos y la Unión Europea han sido insuficientes, y en no pocas ocasiones condicionados por variables extraeconómicas.

La política taiwanesa hacia Centroamérica siempre tuvo como objetivo máximo el reconocimiento de su estatalidad en Naciones Unidas, a lo que se adicionaba el bloquear cualquier intento chino de acercamiento al Sistema de Integración Centroamericano (SICA) en el cual Taiwán era Observador Extra-Regional, así como Socio No Regional del Banco Centroamericano (BCIE).

Los recursos otorgados por la isla incluían donativos, préstamos a bajo interés, financiamiento y construcción de edificaciones gubernamentales, otorgamiento de becas, entre otros. Promovían las visitas de funcionarios centroamericanos de primer nivel y las invitaciones a visitar Taiwán. En el 2017 establecieron la exención de visados para Honduras, Nicaragua, El Salvador, Guatemala y Belice, lo cual fue muy bien acogido por tratarse de países que enfrentan serias restricciones de visado por calificar como emisores de migrantes. La diplomacia taiwanesa reacciona muy rápido ante la ruptura de relaciones diplomáticas y de manera expedita cancela los planes de cooperación y ayuda. Su oferta de recursos no era apta para competir con los otorgados por Estados Unidos y China.

Contrapeso chino a EEUU: significación geopolítica

La ruptura en cadena de la mayoría de los países centroamericanos de las relaciones diplomáticas con Taiwán y su establecimiento con China amerita algunas reflexiones en varios niveles:

Hemisférico:

Estados Unidos sigue siendo el actor más importante para la subregión; es un socio con capacidad para incidir sobre variables críticas como las remesas, las regulaciones migratorias y la cooperación en temas de seguridad; esto hace a los países centroamericanos muy sensibles a las presiones estadounidenses por el temor de perder el apoyo y los recursos provenientes de ese actor.

Si bien el control estadounidense sobre variables críticas que afectan la vida cotidiana de los centroamericanos es una fortaleza a favor de ese país, las presiones para que no se establecieran las relaciones con China primero, y para que se rompieran después de establecidas, no lograron revertir el camino andado. Aunque en varios países se han modificado compromisos que han implicado la cancelación en unos casos, y la postergación en otros, de proyectos de mayor envergadura concertados por gobiernos previos -como ha ocurrido en El Salvador y Panamá- ninguno ha retrocedido bajo la presión sufrida.

Bajo la administración de Donald Trump se ampliaron las exigencias para cesar la asistencia a los gobiernos del Triángulo Norte. Nótese que la primera ola en este siglo de establecimiento de relaciones con China ocurre bajo el gobierno de Trump, que redujo en un 30% los recursos destinados a esos tres países (CRS, 2019) desatendiendo la prioridad que tuvo la subregión en tiempos de Barack Obama.

Las propuestas chinas, así como una participación formal en sus iniciativas, permitirían acceder a estos países a recursos complementarios, pero sin establecer la afinidad entre proyectos políticos como condición para desarrollar emprendimientos de cooperación. China menciona de manera explícita su interés en tener relaciones no ideologizadas con países de diferente orientación política (Ministry, 2016). En resumen, si bien Centroamérica continúa siendo un área de influencia de Estados Unidos, este ha perdido su exclusividad y ahora nos encontramos frente a un área en disputa.

Bilateral

El establecimiento de relaciones diplomáticas con China generalmente ha estado precedido de una aproximación económica: tal es el caso de Honduras, último país que ha establecido relaciones con el gigante asiático.

China se ha convertido en el segundo proveedor de bienes al mercado hondureño después de Estados Unidos. Desde el año 2015 existe una Cámara de Comercio e Industrias China-Honducentroamericana y desde hace más de una década se manejaba la idea de convertir al país en una plataforma productora de manufacturados con tecnología china.

El proyecto insigne de China en Honduras es la hidroeléctrica Patuca III, obra de gran porte (349 millones de dólares). A pesar de sus relaciones oficiales con Taiwán, las empresas chinas acometieron proyectos de gran envergadura y este año se comenta sobre un proyecto de 300 millones para financiar y construir una nueva represa, Patuca II, en ese país (Ellis, 2023).

El establecimiento de relaciones no debe interpretarse como un apoyo tácito al proyecto político o económico chino. Ha sido el pragmatismo económico, junto a la evaluación de los costos derivados de las posibles reacciones de Estados Unidos versus los beneficios de la relación con el país asiático, lo que ha prevalecido. Expertos de la región han tipificado el pragmatismo de esas decisiones como no alineamiento activo, o diplomacia de la equidistancia. En Centroamérica no ha existido una conceptualización que dé cuenta de esta posición de resiliencia, que implica determinados niveles de fricción con Estados Unidos.

En la relación bilateral con Estados Unidos algunos países centroamericanos han aliviado la tensión de su decisión haciendo concesiones con relación a terceros que no representan un interés vital.

Sub-Regional

El SICA acumula una de las experiencias más exitosas de integración en la región y ella se ha desarrollado en un contexto de diversidad político-ideológica de sus miembros. Frente a China la región ha adolecido de la ausencia de una vocería común que formule sus demandas y le permita superar su posición de tomadora/receptora pasiva de propuestas. Un ejercicio de esta naturaleza en el espacio subregional podría ser un referente para el resto de la región. Disputa estratégica, interrogantes e inquietudes en el contexto centroamericano

El paso dado por Honduras y Nicaragua rompe la preminencia taiwanesa en su condición de observador no regional en los órganos del SICA. ¿Reemplazará China a Taiwán en esa plaza y en el BCIE? El listado actual de Estados y organizaciones observadores del SICA es de una composición heterogénea que incluye a potencias adversarias como Estados Unidos y a varios de sus aliados, por una parte, y a Rusia, por otra. Esto augura interesantes debates en el futuro cercano, aunque no se puede descartar una postergación de esa discusión hasta tanto los perfiles del nuevo mapa del poder mundial estén más claros.

Una práctica común entre los países que participan en los proyectos con China es la utilización de las monedas locales en los intercambios, pero dos de los países que concitan mayor interés para China -El Salvador y Panamá- son países formalmente dolarizados: ¿pudieran las criptomonedas ser una opción?

Los países centroamericanos, al formalizar sus relaciones con China, pudieran beneficiarse de la competencia de esta con Estados Unidos, siempre y cuando prevalezca la competencia y no la contención, en cuyo caso se elevarían los costos de su participación por el peso que tiene en sus economías la relación con ambos contendientes.

El balance de la competencia entre estos dos poderes estará determinado por: a) el papel de Estados Unidos en la subregión, por las presiones que ejerza en temas sensibles y por los recursos que ponga en juego para neutralizar la influencia de su rival; b) por la eficacia de la diplomacia china y su capacidad de disuasión sobre los líderes de la región; c) por la oferta de cooperación, las condiciones de los préstamos y los compromisos de inversión; y, d) por el efecto del despliegue comunicacional estadounidense para disuadir a los países de involucrarse en grandes proyectos con China (Regueiro, 2020).

Por su parte, los países centroamericanos tendrán que mantener un equilibrio entre el cálculo de las ventajas de profundizar y ampliar las relaciones con China y la oposición abierta o subrepticia, probablemente acompañada de sanciones de Estados Unidos (Regueiro, 2020).

Eventualmente los cambios de gobierno resultantes del ciclo electoral pueden implicar mayores acercamientos/distanciamientos, o el enfriamiento de determinados proyectos por las presiones estadounidenses. Lo cierto es que, para competir con China, Estados Unidos deberá mejorar su oferta, y ello puede ofrecer un nuevo contexto para gestionar la dependencia (Regueiro, 2020).

Bibliografía

CRS, (Congressional Research Services). (2019). U.S. Strategy for Engagement in Central America: An Overview: https://fas.org/sgp/crs/row/IF10371.pdf

Ellis, R. E. (2023, marzo 7). Compromiso de la República Popular China con Centroamérica – Una actualización. Centro de Estudios Estratégicos del Ejército del Perú. https://revanellis.com/Compromiso-de-la-Repu%CC%81blica-Popular-China-con-Centroame%CC%81rica%E2%80%93-Una-actualizacio%CC%81n-R%20Evan%20Ellis.pdf

Ministry. (2016, mayo 19). Wang Yi Habla sobre las Relaciones entre China y América Latina: Los tres «sin cambios». MINISTERY OF FOREIGN AFFAIRS OF THE PEOPLE’S REPUBLIC OF CHINA. http://www.fmprc.gov.cn/esp/wjb/wjbz/zyhd

Regueiro Bello, L. M. (2020). Centroamérica en la disputa geopolítica entre China y Estados Unidos. Brazilian Journal of Latin American Studies, 19(37), Article 37. https://doi.org/10.11606/issn.1676-6288.prolam.2020.172815

Rodrigues, J. P. (2019). ¿Cuán serias son las alternativas al Canal de Panamá?. https://logisticsportal.iadb.org/node/4212

Yao, J. (2023, marzo 29). China, Panamá y la geopolítica. Ciclo de Conferencias Semestre 2023-2 del CECHIMEX, México, vía zoom. https://www.youtube.com/watch?v=8a077_3qBFM Referencias

Este artículo es una versión resumida y actualizada del publicado por la autora bajo el título CENTROAMÉRICA EN LA DISPUTA GEOPOLÍTICA ENTRE CHINA Y ESTADOS UNIDOS, publicado en Brazilian Journal of Latin American Studies – Cadernos Prolam/USP, v. 19, n. 37, p. 106-136, out. 2020. Edição Especial: Relações China – América Latina e Caribe. ISSN: 1676-6288


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