Servir al pueblo: La erradicación de la extrema pobreza en China (y II)
Miércoles 15 de septiembre de 2021 por CEPRID
Tricontinental
CEPRID
Parte 5: Estudios de caso
Aldea de Danyang
Con una extensión de 18,9 km2 y una población de 2.850 personas (825 hogares), Danyang es una de las aldeas más grandes en el distrito de Wanshan de la ciudad de Tongren, en la provincia de Guizhou en el sudoeste de China. La pobreza en Danyang se debe a una variedad de factores, incluyendo la escasez de agua, el bajo rendimiento de las cosechas, enfermedades, discapacidades y falta de educación para niñas y niños. Como muchxs adultxs jóvenes abandonaron la aldea para encontrar trabajo, a menudo niñxs y ancianxs quedaron atrás.
En agosto de 2018, la funcionaria del gobierno del distrito, Liu Yuanxue, de 47 años, fue enviada a la aldea de Danyang como primera secretaria —un cargo de liderazgo local en el Partido— para centrarse en la reducción de la pobreza y el trabajo de construcción del Partido. Desde 2013, más de tres millones de primeros secretarios del Partido y 255.000 equipos han sido enviados a todo el país para trabajar como parte del programa de reducción de la pobreza durante al menos dos años.
Cuando Liu llegó, todavía eran pobres 137 hogares (443 personas) del total de 825. La organización del Partido en la aldea (con 58 integrantes, incluyendo uno pobre, cinco mujeres y 17 mayores de 60 años) se registró como una de las decenas de miles de organizaciones del Partido que necesitaban ser fortalecidas.
Según Liu, un total de 52 cuadros del Partido fueron enviados desde los gobiernos municipales y distritales para ayudar a hogares pobres de Danyang. Se espera que visiten a cada familia cuatro veces por semana y aborden problemas que van desde la vivienda hasta el empleo y la atención de salud. “La organización del Partido debe tomar la iniciativa para que se enfrenten los problemas sociales y de empleo”, dijo Liu.
En Danyang, quienes viven en la aldea solían trabajar en sus propias parcelas, pero en 2017 la aldea fundó una cooperativa para desarrollar industrias, que van desde la producción de frutas y vegetales y la cría de cerdos al comercio electrónico. “La industria rural crecerá más rápido y mejor solo si se moviliza al campesinado y se combinan las pequeñas tierras rurales dispersas en cultivos a gran escala”, nos dijo Liu. “Debemos también garantizar que todas las personas que habitan la aldea se beneficien del desarrollo”.
Por ejemplo, en 2017, 48 campesinxs de Danyang firmaron un contrato de 10 años con la cooperativa para arrendar sus 100 mu (equivalentes a 6,7 hectáreas) de tierra para construir invernaderos de verduras. Lxs campesinxs cobraron una tarifa anual de 800 yuanes por mu y la cooperativa contrató a 10 campesinxs para manejar los invernaderos. En 2020, se pagó a lxs aldeanxs un total de 242.000 yuanes en dividendos. En 2019, con una inversión de 4,8 millones de subsidios del gobierno y préstamos de empresas, la cooperativa rural también estableció una granja de cerdos de 13 mu, colaborando con Wens Foodstuffs Group Co. Ltd. La empresa proporciona la tecnología y los cerdos, mientras que la cooperativa aporta la tierra y lxs empleadxs. Se criarán alrededor de 6.000 cerdos por año. Entre 2014 y 2018, 132 hogares (431 personas) salieron de la pobreza. Los últimos cinco hogares pobres, un total de 11 personas, salieron de la pobreza en 2019.
Área de reasentamiento Wangjia
Con 663 mu (44,2 hectáreas) de tierra, la comunidad de Wangjia es la mayor zona de reubicación de Tongren. Desde 2016, un total de 4.332 hogares (18.379 personas) han sido reubicados desde aldeas rurales de los condados de Sinan, Shiqian y Yinjiang. El 65% de la comunidad pertenece a 18 grupos étnicos no Han (la mayoría de la población china es de la etnia Han). La comunidad es atendida por un grupo de 11 cuadros que son responsables por todas las áreas de la vida, el trabajo y la construcción del Partido, la mayoría de quienes son elegidos por las personas residentes cada cinco años.
Después de la reubicación, cada residente recibe 1.500 yuanes como subsidio de subsistencia y 3.000 yuanes adicionales en concepto de indemnización si su anterior vivienda fue demolida. De ese dinero, cada persona paga 2.000 yuanes por un departamento de 20 metros cuadrados, lo que equivale a 100 yuanes por metro cuadrado (inferior al precio comercial de las viviendas en Tongren: 4.000 yuanes por metro cuadrado). Durante los primeros seis meses no tienen que pagar agua, electricidad ni gas.
El gobierno también construyó tres jardines de infancia, una escuela primaria y una escuela secundaria con instalaciones y profesores de calidad, que tienen la capacidad de educar a aproximadamente a 2.800 estudiantes. Las personas de la aldea que antes tardaban 40 minutos en bus para llegar a un hospital y por lo menos una o dos horas a pie para ir la escuela están ahora a cinco minutos de los centros de salud comunitarios y de las escuelas.
Pero no todo el mundo se adapta fácilmente a la vida en la ciudad después de la reubicación, especialmente las personas ancianas que han pasado casi toda su vida en las aldeas. La sucursal comunitaria del Partido puso en marcha los proyectos “seis primeros” para facilitar la adaptación a la vida en las ciudades, enseñando a las personas recientemente reubicadas habilidades que van desde cómo usar los pasos cebra y los ascensores hasta cómo comprar en el supermercado. Lxs estudiantes locales están organizadxs como “nietxs voluntarixs” para cuidar de las y los ancianos, que a su vez son incentivados con créditos canjeables por arroz para participar en estas actividades. Servir al pueblo es un valor y una práctica que se cultiva entre jóvenes y ancianxs por igual.
Para crear nuevos empleos, el gobierno local renovó un edificio de oficinas de tres pisos en lo que se llama una minifábrica de reducción de la pobreza para desarrollar industrias. La minifábrica creó 600 empleos en seis empresas de la comunidad, incluido un taller de bordado, fábricas de ropa y un proyecto de inteligencia artificial a cargo de la gigante tecnológica china, Alibaba. La comunidad también anima a las mujeres rurales a encontrar puestos de trabajo o a comenzar sus propios negocios, generando ingresos para sus familias a la vez que refuerzan su confianza y autonomía. Por ejemplo, la Federación de Mujeres local ayuda a capacitar a las mujeres para vender sus artesanías caseras.
Uno de los propietarios de la fábrica, Gong Changquan, creció en un condado cercano y dejó su casa en 1997 para trabajar en las provincias de Guangdong y Fujian en el sudeste. En 2017, animado por el gobierno local, volvió a casa para contribuir con la reducción de la pobreza. En junio de 2019, Gong, de 43 años, con una inversión de 1,8 millones de yuanes de su propio dinero y 200.000 yuanes de financiamiento del gobierno, estableció una fábrica de 1.500 m2, que durante la temporada alta puede producir diariamente 5.000 piezas de ropa para atender pedidos nacionales e internacionales. Además, el gobierno le eximió de los gastos de alquiler durante tres años. Gong contrató a 67 trabajadorxs de la comunidad y le paga a cada uno entre 2.000 y 3.000 yuanes por mes, tras dos meses de capacitación.
En mayo de 2021, más del 98% de las 7.000 personas en edad de trabajar de la comunidad Wangjia tienen empleo. El restante 2% incluye a quienes cuidan niñxs y personas con discapacidad. Solo hay una familia, una pareja con discapacidad, que decidió regresar a su aldea desde la zona de reubicación.
Parte 6: Retos y horizontes
Desafíos y el camino a seguir
La superación de la extrema pobreza en China es un logro de una envergadura y escala nunca antes vistas en la historia. Más que un punto de llegada es una fase en la construcción del socialismo que debe profundizarse y expandirse. Para asegurar la prosperidad en el campo, el gobierno chino ha puesto en marcha un programa de revitalización rural para consolidar y expandir los logros de la reducción de la pobreza. Modernizar la producción agrícola, proteger la seguridad alimentaria nacional, desarrollar tierra cultivable de altos estándares y cerrar la brecha urbano-rural son los principales objetivos de la revitalización rural.
China está en camino de convertirse en un país de ingresos altos para 2025, al final del 14º período de Plan Quinquenal (el Banco Mundial define un país de ingresos altos como aquel que tiene un ingreso bruto per cápita de más de US$ 12.696 en los estándares de 2020). El PIB per cápita de China sobrepasó los US$ 10.000 por primera vez en 2019 y mantuvo ese nivel en 2020, a pesar de la pandemia. Puesto en contexto, esto supone un aumento de diez veces en los últimos 20 años, cuando el ingreso per cápita era inferior a US$ 1.000. A medida que alcanza el estatus de ingresos altos y construye una sociedad moderadamente próspera (xiaokang), China enfrenta una nueva era de retos. El país no solo tiene que asegurarse de que las personas que salieron de la pobreza no vuelvan a ser pobres, sino que también busca pasar de un enfoque de mera supervivencia (en otras palabras, superar la extrema pobreza) hacia la creación de un mejor nivel de vida para todas y todos.
La atención del país se ha desplazado ahora de la extrema pobreza a la pobreza relativa, buscando asegurar que más personas puedan participar y beneficiarse de la vida social y económica. Abordar la pobreza relativa fue uno de los puntos clave de la Cuarta Sesión Plenaria del 19º Comité Central del Partido Comunista de China en 2019, instancia que considera que mejorar la asistencia social y los servicios públicos —como el acceso a cuidado de niñxs y ancianxs, educación, empleo, servicios médicos y vivienda— es clave para esta meta de largo plazo y para el proceso continuo de eliminar la pobreza.[15]
¿Cuáles son las implicaciones para el resto del mundo a medida que China avanza hacia la próxima fase de la eliminación de la pobreza? La derrota histórica de la extrema pobreza y la pandemia de COVID-19 no ofrece un modelo que pueda ser implantado directamente en otros países, cada uno de los cuales tiene una historia específica y un camino diferente que recorrer. Más bien, la experiencia de China ofrece lecciones e inspiración para el mundo, especialmente para los países del Sur Global. La tarea de sacar a las personas de la pobreza es un pilar fundamental de la propuesta de China de construir “un futuro compartido para la humanidad”. Esta visión, defendida por el presidente Xi, imagina un futuro basado en el multilateralismo y la prosperidad compartida frente a la hegemonía occidental.
En sus relaciones internacionales, China ha demostrado que su prioridad es construir puentes en lugar de intervenciones militares, el internacionalismo médico por encima de las privatizaciones, y las inversiones en infraestructura y ayuda financiera que no vienen con ataduras. China ofrece una visión para el Sur Global que 500 años de capitalismo e imperialismo occidental no han podido ofrecer. De acuerdo con el Banco Mundial, la histórica iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda ayudará directamente a sacar de la extrema pobreza a 7,6 millones de personas de los países participantes y a 32 millones de la pobreza moderada. China está promoviendo cientos de otros proyectos basados en la cooperación multilateral en materia de comercio, infraestructura, industria ecológica, educación, agricultura, salud e intercambios entre los pueblos que fomentan el desarrollo de los países y los pueblos del Sur Global (Consejo de Estado, 2021: 62).
“La reducción de la pobreza es la mejor historia que China puede contar porque es tan rica y omnipresente en términos de su importancia en el mundo”, dijo Robert Lawrence Kuhn, experto en China y el creador del documental Voices from the Frontline: China’s War on Poverty (2020) (‘Voces desde el frente: la guerra de China contra la pobreza’), en una conversación con el Instituto Tricontinental de Investigación Social. Sin embargo, los medios de comunicación controlados por Occidente han ocultado estas historias y han impedido que lleguen a gran parte del mundo. Por dar un solo ejemplo, el documental de Kuhn, producido conjuntamente por PBS (EE. UU.) y CGTN (China), fue sacado del aire por “no cumplir con las normas aceptadas de integridad editorial”, explicó Kuhn. “Tuvimos 4.000 emisiones en PBS y la ironía fue que la única producción que causó muchos problemas fue la de reducción de la pobreza, que era el tema más neutral y benéfico para el mundo. Es un signo de los tiempos. No es un problema superficial, sino uno muy serio”.
El estudio pretende dar a conocer algunas de estas historias, tanto de quienes fueron sacadxs y salieron por sí mismxs de la pobreza, como de las personas que les ayudaron a hacerlo. Pretende arrojar luz sobre algunas de las complejidades, teorías y prácticas implicadas en esta gesta histórica. Construir un mundo en el que la pobreza sea abolida es una parte esencial de la construcción del socialismo. Poder estudiar, tener una casa, estar bien alimentado y disfrutar la cultura son aspiraciones compartidas por las clases trabajadoras y lxs pobres de todo el mundo. Es parte del proceso de convertirse en humanxs.
Epílogo
He Ying se levanta cada mañana a las 7h30, lista para servir a su comunidad de más de 80.000 personas que han sido reubicadas recientemente. Recoge a su hijo menor de la escuela a las 16h30, a cinco minutos a pie de su apartamento. “Arriba es donde vivo, abajo es donde trabajo”, nos dijo. Hace apenas tres años, el viaje de ir y volver de su pueblo le llevaba una hora y media. Para conseguir ingresos para su familia, He Ying se convirtió en trabajadora migrante en la provincia sureña de Guandong. Durante este tiempo, el primero de sus dos hijos se quedó en la aldea cuidando de su madre, a quien He Ying solo podía visitar una vez al año. Esta es la realidad de millones de niñas y niños “dejados atrás” en el campo en China. También es una de las principales razones por las cuales He Ying decidió reubicarse permanentemente en Wangjia cuando surgió la oportunidad, a pesar de la oposición inicial de su madre, su padre y su suegra.
“Algunas de las personas mayores vuelven a la aldea por unos pocos días y luego regresan aquí porque no saben cómo adaptarse a la vida urbana”, dice ella. “Algunxs no saben cómo cruzar las calles, otros no saben cómo tomar un ascensor”. Como persona pobre reubicada, He Ying se convirtió en líder del Partido en el proceso de salir de la pobreza. Ahora es una líder en la comunidad de reubicación de Wangjia, donde ha cogido de la mano a innumerables ancianxs aprendiendo a usar pasos cebra y subir en ascensores.
La oficina del Partido en la comunidad está decorada con fotos y lemas. En la pared hay un cartel que dice “La estación del corazón amoroso”, con fotos que muestran el agradecimiento de lxs trabajadorxs que dirigen las clases de cocina, los programas de alfabetización y las actividades culturales. La frase de bienvenida está escrita en grandes letras: “Descansa aquí cuando estés cansado, bebe agua aquí cuando tengas sed, carga tu teléfono aquí cuando no haya electricidad, calienta aquí tu comida cuando haga frío”. Estábamos esperando para hablar con He Ying cuando una mujer anciana entró y, sin saber que éramos solo visitantes, comenzó a preguntarnos cómo podía encender su cocina de gas porque nunca había tenido una antes.
A través de la Federación de Mujeres de China, He Ying ayuda a construir la confianza de las mujeres campesinas que han migrado recientemente, para que superen los muchos retos que enfrentan. Por experiencia personal, ella reconoce la difícil transición que las personas tienen que hacer al trasladarse del pueblo a la ciudad. En los primeros meses de la reubicación, el esposo de He Ying se sintió incómodo al ver la reciente independencia de su esposa como líder. Sin embargo, desde entonces se ha convencido, sobre todo después de ver la movilización de la comunidad durante la lucha contra el COVID-19.
“Les dije [a las mujeres locales] que las mujeres pueden tener la mitad del cielo”, dijo He Ying. “Si pueden trabajar, si pueden tener más respeto de sus esposos y alivianar la carga [económica] de sus familias”. La familia de He Ying, de diez miembros, que solía vivir junta en una casa de 80 m2, ahora vive en tres departamentos que suman 200 m2. Viven en una comunidad con tres jardines de infancia bien equipados y dotados de buen personal, una escuela primaria y una secundaria. Hay dos centros de salud comunitarios a cinco minutos a pie. Aunque la madre de He Ying aún no se ha adaptado a la vida urbana y tal vez nunca lo haga, está encontrando su camino: “Poco a poco, me estoy acostumbrando a la nueva vida aquí. Al menos puedo cocinar para lxs niñxs”, dice.
He Ying nos muestra un video en su celular de su madre dirigiendo una fila de niñxs detrás ella, sus siete nietxs en un mismo lugar. Uno de ellos es el hijo mayor de He Ying, a quien tuvo que dejar atrás al cuidado de su madre cuando era una trabajadora migrante. Él ahora estudia mantenimiento de ascensores en una escuela de formación profesional en la ciudad. “Espero que cuando se gradúe pueda volver y trabajar en nuestra comunidad para servir a la gente”, nos dice. Ella añade que se necesita personal técnico para mantener los 64 ascensores de la comunidad que tantas familias están aprendiendo a utilizar por primera vez.
He Ying tiene en su teléfono fotografías de su vieja y destartalada casa de madera en la aldea. Habla de la aldea con un sentimiento de lealtad, pero sin romanticismo. “Llevaré a mis hijxs a mi antiguo pueblo para que puedan recordar la vida de ayer y apreciar la de hoy”.
Agradecimientos
Este estudio fue liderado por Tings Chak (翟庭君), Li Jianhua (李建华) y Lilian Zhang (张丽萍) en una colaboración entre el Instituto Tricontinental de Investigación Social y Comunicación Cultural Shanghái Maku (上海马酷文化传播有限公司).
Referencias bibliográficas
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Notas
[15] ‘Comunicado de la cuarta sesión plenaria del XIX Comité Central del Partido Comunista de China’, Xinhua, 31 de octubre de 2019, http://news.xmnn.cn/xmnn/2019/10/31/100620623.shtml.