El para-periodismo de El País se vuelve a delatar
Martes 30 de septiembre de 2008 por CEPRID
José Manuel de Pablos
Rebelión
Si ahora pregunto a los lectores cuál de las dos noticias pondría primero, en el caso de que las dos fueran publicadas juntas, como un todo confuso, de nuevo más de una persona pensaría que la cuestión tiene trampa, porque es obvio que diez asesinados en un golpe es más grave que ocho heridos en una explosión, por muy provocada que haya sido y lamentables que sean los dos hechos. Es una decisión de primaria de Periodismo.
Si pregunto a los lectores qué noticia es más importante, si una explosión con ocho heridos o el asesinato de diez personas, ante la obviedad de la respuesta, más de uno podrá pensar que la cuestión tiene trampa.
Alguien, no obstante, en el caso de que las dos noticias ocurrieran en distintos escenarios, separadas en el tiempo y en el espacio, podría argumentar que los ocho heridos de mi barrio son más importantes, informativamente hablando, que los diez asesinatos, si estos ocurren a miles de kilómetros de mi entorno. Pero, no: ambos episodios suceden en el mismo espacio de tiempo y en el mismo país. ¿Entonces…? Si ahora pregunto a los lectores cuál de las dos noticias pondría primero, en el caso de que las dos fueran publicadas juntas, como un todo confuso, de nuevo más de una persona pensaría que la cuestión tiene trampa, porque es obvio que diez asesinados en un golpe es más grave que ocho heridos en una explosión, por muy provocada que haya sido y lamentables que sean los dos hechos. Es una decisión de primaria de Periodismo.
Para El País, no: sus compromisos son sus compromisos, no con la información y la verdad o el periodismo, sino con los negocios de su expansión latinoamericana. [Ésa es, por ejemplo, la causa del actual boicot informativo a la gira europea del presidente de Costa Rica: allí no hay negocios para PRISA y a Óscar Arias no se le ha ocurrido otra cosa que hablar bien de Hugo Chávez en el Parlamento Europeo, noticia que en El País han reducido a un telegrama de Efe recortado o mutilado y metido en un sitio perdido de la web, no aparecido en la edición en papel: ya se sabe que en la web de El País tienen problema de espacio…, no que se trata de una estrategia editorial de PRISA en su cruzada antisocialista, contra un gobierno que-no-les-suelta-plata.]
Hasta aquí la obviedad y el sentido común… excepto para el diario madrileño El País, para-digma de para-periodismo y de ‘prensa única’, manipulando una vez más.
El suelto –ya está frío– que comentamos apareció publicado en la edición del 11 de agosto de 2008, sección Internacional, página 10, la que tanto manosea contra Evo Morales, Hugo Chávez, Rafael Correa y en cualquier momento con el cura paraguayo, según haya negocios en Paraguay o no, y en ese caso lo dejarán tranquilo….
En la página 10 de ese ejemplar, encontramos la noticia en cuestión, breve pero llamativa: como el punto de inicio de una gangrena, la gangrena periodística que ha hecho del antiguo periodismo de El País un artefacto de propaganda y manipulación, trufado de mentiras y medias verdades, como todo el mundo ya sabe y tan fácil es mostrar. La noticia –que se reproduce–, bajo el subtítulo de ‘Colombia’, lleva por título “Ocho heridos en una explosión atribuida a las FARC”. O sea, los lectores ya saben por cuál de las dos noticias de Efe se decantaron en el ‘periódico de propaganda global’, al elegir entre los ocho heridos y los diez asesinados.
La nota tiene tres frases: la primera y la segunda, referida a los heridos; la tercera, más pequeña, a los asesinados. Otro síntoma sobre las preferencias del propagandismo de redacción, el mismo del editorial contra Ernesto Guevara.
Tras informar de los ocho heridos, la nota añade que “La policía atribuye la autoría a la guerrilla de las FARC, que intentaba cobrar una extorsión”. Esto es, tras informar del qué (heridos), el cómo (explosión) y el dónde (una empresa de Bogotá), han intentado explicar el quién (FARC) y el por qué (extorsión), sólo que la fuente se limita a ‘atribuir la autoría’, no a ‘asegurar con pruebas’, que hubiera sido lo periodísticamente correcto, aparte de que ‘la policía’ es una fuente tan genérica que si es falsa podría hasta pasar inadvertida la manipulación para un lector común y no avezado. En todo caso, esa fuente decide atribuir el hecho a la guerrilla, porque tal vez han encontrado algún indicio en ese sentido. Aquí, no obstante, no parece que tiene validez la máxima de la experiencia mundial de los estudiosos de la lucha armada: los grupos activos reivindican sus hechos, como soporte de promoción y propaganda. Sólo los callan los ‘gales’ del mundo…
La frase final de la nota comentada informa de que “Otras 10 personas fueron asesinadas en el suroeste de Colombia por un grupo armado aún sin identificar”. Aquí nos hablan del qué (10 personas), cómo (asesinadas), dónde (suroeste de Colombia) y un quién anónimo (‘grupo armado aún sin identificar’), que es una máscara, nomás. Aparentemente, en ambas noticias nos informan de lo mismo: qué, cómo, dónde y quién, aunque en la segunda el ‘quién’ queda en el anonimato y nadie lo atribuye a nadie, como si fuera tan difícil la atribución, más si es anónima o pseudo-fuente, como en el primer caso.
¿Será que no hay policía en el suroeste de Colombia? Ahora, bien, ¿cómo se explica que en el primer caso el atentado se ‘atribuya’ y en el segundo caso no se haga otro tanto? Más: si el asesinato de esas 10 personas hubiera sido cosa de las FARC, por mínimas que fueran las evidencias, ¿no se hubiera ‘atribuido’ y llevado a titulares en El País, vocero de Uribe, aunque la atribución se hubiera hecho en una redacción? Lo único que queda claro es que no hay evidencias de que haya sido la guerrilla, ergo…, ¿quién habrá podido ser?, ¿quién asesina a campesinos colombianos?
Entonces, la lógica señala que los 10 asesinatos escondidos por El País en la última frase de la segunda noticia no tienen que ver con la FARC y no se han podido utilizar para satanizar a la guerrilla… porque son otros los autores de esa matanza, que haberlos, haylos… Tenemos, pues, la última pregunta de este acertijo de hoy, la más fácil de responder, aunque la respuesta nos la esconda El País: ¿Qué ‘grupo armado aún sin identificar’ habrá sido el responsable de la matanza de esos 10 campesinos colombianos asesinados en el sureste de Colombia?
Estamos de nuevo ante todo un nuevo ejemplo de para-periodismo del diario de intoxicación global.
* * *
No se debe confundir esta matanza de 10 personas ocurrida en el suroeste de Colombia, publicada en El País, escondida, el 11 de agosto, con la matanza de otras 7 personas y 56 heridos, ocurrida el 14 de agosto y publicada el día 16, página 7, atribuida ‘oficialmente’ por el gobierno de Uribe a la guerrilla y desmentida por ésta (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=72296): autoría atribuida con los mismos ‘indicios’ con los que el gobierno del PP señaló a los etarras como responsables de las bombas en los trenes de Madrid... Por eso se ve aquí cómo, respecto a Colombia, el papel del diario El País es el mismo que el rol jugado por el diario El Mundo en España tras las bombas en los trenes madrileños. En el fondo, son la misma cosa.
En conclusión:
a) cuando hay indicios o sospechas, el atentado es de la guerrilla y así se hace constar;
b) esto se hace en El País incluso por encima de otros hechos más graves (los 10 asesinados ante los 8 heridos);
c) si el atentado o ataque no se puede atribuir de ninguna manera a la guerrilla, se queda en un simple “grupo armado aún sin identificar”, como si esto en Colombia fuera tan difícil y así lo acepta el periódico de manipulación global, sin más investigación ni aclaración: puro para-periodismo.
José Manuel de Pablos ( jpablos@ull.es Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla ) es catedrático de Periodismo de la Universidad de La Laguna (Tenerife, Canarias). En los 70 fue co-fundador y secretario general de la primera organización ecologista madrileña, Aedén —antecedente de Ecologistas en Acción— y organizó los tres primeros congresos del Movimiento Ecologista, en Valsaín, Daimiel y Cercedilla.
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