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ARGENTINA LUCHARÁ POR EL FIN DEL COLONIALISMO Y EL EJERCICIO PLENO DE SOBERANÍA SOBRE LAS MALVINAS EN PODER DEL REINO UNIDO

Martes 8 de diciembre de 2020 por CEPRID

COMITÉ INDEPENDENCIA Y SOBERANÍA PARA AMÉRICA LATINA

CEPRID

«Vamos a seguir exigiendo lo que a la Argentina le corresponde. Lo haremos en los organismos internacionales y de forma pacífica, pero no dejaremos de hacerlo nunca... En este punto, no le pido permiso al Reino Unido, porque son ellos los que están usurpando tierras argentinas y en eso no vamos a ceder, ni claudicar, ni tener buenos modales», expresaba el Presidente de la República de Argentina, Alberto Fernández en el Día de la Afirmación de los derechos argentinos sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes y otros territorios de ese sector del Atlántico Sur.

El gobierno y pueblo de Argentina desean el fin del colonialismo y el ejercicio pleno de la soberanía nacional en esos territorios que, en la actualidad, son ocupados, ilícitamente, por Gran Bretaña, como una ceniza de su pasado imperial, perdido para siempre. No comprende que en el siglo XXI ya no hay espacio, ni lugar para posesiones coloniales y que todos los países tienen iguales derechos de conformidad con la Organización de las Naciones Unidas y el derecho internacional. "Trabajaremos incansablemente para potenciar el legítimo e imprescriptible reclamo por la soberanía", había afirmado el Presidente Fernández, para luego enfatizar que "para esta tarea no alcanza el mandato de un Presidente, o de un Gobierno: exige una política de Estado, de mediano y largo plazo".

El mandatario argentino manifestaba que enviará al Parlamento tres proyectos de ley que garantizarán los reclamos de Argentina que, además, buscan crear un Consejo Nacional Asesor de Políticas sobre Malvinas, demarcar el límite exterior de la plataforma continental más allá de las 200 millas, y elevar las sanciones a quienes practiquen la pesca ilegal en aguas argentinas.

Ese Consejo estará integrado por 16 miembros de los tres principales bloques parlamentarios en diputados y senadores; académicos y juristas -conocedores del tema-; la provincia de Tierra del Fuego y los excombatientes.

El secretario de Asuntos Relativos a las islas Malvinas, Daniel Fimus expresaba que uno de los objetivos del Consejo era: "Establecer por ley la publicación de las coordenadas de la plataforma continental argentina que incrementará la seguridad jurídica para el otorgamiento de concesiones que tengan como finalidad la exploración y explotación de hidrocarburos, minerales y especies sedentarias para todo el pueblo argentino y las generaciones futuras".

Filmus decía que se requiere establecer una política de largo plazo que evite que ante un cambio de Gobierno y de rumbo político "se pierda intensidad en la capacidad de reclamo".

En una de las iniciativas se expresa que contribuirá a proteger los derechos de soberanía sobre los recursos del lecho y subsuelo del mar argentino, y propone demarcar el límite exterior de la plataforma continental más allá de las 200 millas.

Esta propuesta es el resultado del trabajo desarrollado en varios gobiernos por la Comisión Nacional del Límite Exterior de la Plataforma Continental (COPLA), que permitió que la Argentina realizara ante la ONU la presentación completa del límite exterior de su plataforma continental, lo que fue ratificado por el organismo internacional en 2016 y 2017. El gobierno actual ha trabajado arduamente en el proyecto que ha sido elaborado en conjunto con la Secretaría de Pesca del Ministerio de Agricultura para elevar las sanciones y multas a quienes ejerzan la pesca ilegal en aguas argentinas, incluyendo las que circundan a las Islas Malvinas. Entre otros objetivos se busca evitar el saqueo pertinaz de los recursos marítimos por parte de buques pesqueros que se introducen "sin permiso en los espacios marítimos argentinos y fortalecerá el trabajo de la mesa que se ha conformado con los Ministerios de Defensa, de Seguridad, de Agricultura y la Cancillería, y que tiene como objetivo la defensa de los recursos naturales nacionales en el Atlántico Sur". Carlos Liberman, Subsecretario de Pesca declaró que se "establecerá para barcos que ingresen a pescar ilegalmente, multas con montos equivalentes a 500.000 litros de gasoil de mínima y 3 millones de litros de máxima" lo que, según cálculos realizados por especialistas, significaría multas de hasta 450 millones de dólares. "Lo que tendrá un efecto disuasivo y con un nivel compensatorio más ajustado a la realidad".

Por su parte, el canciller Felipé Solá, sostuvo que las iniciativas "tienen como objetivo fortalecer nuestra presencia soberana, nuestra actividad económica y promover la memoria con hechos concretos, por los héroes de Malvinas y por otros que dieron la vida en la Antártida". Además, señaló que es preciso "Establecer por ley la publicación de las coordenadas de la plataforma continental argentina que incrementará la seguridad jurídica para el otorgamiento de concesiones..."

El periodista Martín Dinatale asegura que los proyectos de ley constituyen un nuevo gesto tendiente a reafirmar los derechos de soberanía sobre las islas Malvinas y endurecer los reclamos al Reino Unido. El Gobierno de Fernández enviará al Congreso tres proyectos de ley de alto voltaje político para fijar la demarcación de la plataforma continental marítima, establecer un nuevo régimen de sanciones a la pesca ilegal en aguas cercanas a las islas y crear un Consejo Nacional de Asuntos relativos al archipiélago para establecer políticas de Estado a largo plazo.

Esta batería de proyectos de ley que se elaboraron desde la Cancillería bajo el auspicio del secretario de Malvinas, Daniel Filmus, se presentó, precisamente, por la conmemoración del 191° aniversario de la creación de la Comandancia Política y Militar de las islas. Es que en 1829 el gobierno de la provincia de Buenos Aires designó como gobernador de las Malvinas a Luis Vernet y fijó su posición de soberanía en las islas. El presidente Alberto Fernández ratificó el "reclamo pacífico por el fin del colonialismo y el ejercicio pleno de soberanía", al conmemorarse el Día de la Afirmación de los Derechos Argentinos sobre las Malvinas. En su cuenta de Twitter el jefe de Estado sostuvo: "En el Día de la Afirmación de los Derechos Argentinos sobre las Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes, ratificamos nuestro reclamo pacífico por el fin del colonialismo y el ejercicio pleno de soberanía sobre dichos territorios".

En el pensamiento del presidente Fernández se encuentra el canciller Solá que presentó un nuevo mapa de la plataforma continental marítima de la Argentina. Felipe Solá aseguró: "Una de las prioridades de la política exterior argentina en la evolución de las negociaciones sobre el derecho del mar ha sido y continúa siendo consolidar nuestros derechos de soberanía sobre la plataforma continental". Agregó que "tanto el proyecto de ley de demarcación del límite de la plataforma continental, como el de incremento de las sanciones por pesca ilegal y el de creación del Consejo Nacional, tienen como objetivo fortalecer nuestra presencia soberana, nuestra actividad económica y promover la memoria con hechos concretos, por los héroes de Malvinas y por otros que dieron la vida en la Antártida".

A la vez, Filmus, en su calidad de Secretario de Malvinas, enfatizó que "estas iniciativas establecen una mirada integral de reclamo de soberanía de Argentina en las Malvinas, pero también la proyección económica del país en el Atlántico Sur". "En un día histórico como el de hoy en que se conmemora el nombramiento de Vernet como gobernador de Malvinas, la Argentina refuerza y reafirma los derechos de las Malvinas porque hay constancia jurídica e histórica de la posesión de las islas por parte de la Argentina".

De esta manera, Argentina no renunció, ni renunciará jamás, a la plena soberanía en las Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur, razón suficiente para que presentara el nuevo mapa de la plataforma continental marina que fue avalado por la ONU y que se ratificará por ley para que se incorporen en los colegios como material didáctico de los nuevos espacios limítrofes de la Argentina.

"Se han obtenido datos inéditos para el conocimiento del margen continental argentino, con el fin de que el trazado de ese límite sea el más beneficioso para el país respetando las fórmulas y restricciones previstas en la normativa internacional", se sostiene en los fundamentos del proyecto de ley que girará el Gobierno.

Y en relación al reclamo de soberanía de las islas Malvinas por parte de la Argentina, la Cancillería cree que la inclusión de los puntos que refieren a la demarcación de la plataforma continental proveniente de las Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur resultará imprescindible ya que se tratará de "un nuevo acto de reafirmación de los derechos soberanos argentinos sobre tales áreas y la demarcación del límite exterior de la plataforma continental argentina reviste una importancia fundamental por razones políticas y económicas". Con ese proyecto de ley sustentado en el fallo de la ONU, la Argentina podrá avanzar con la exploración y explotación de hidrocarburos, minerales y especies sedentarias en el suelo continental submarino ampliado, aunque no de las aguas superiores.

El proyecto que ejecutará Argentina ha sido rechazado por Chile que lo considera "unilateral", al promover la demarcación propuesta que, en última instancia, afecta los intereses marítimos en la zona limítrofe del Canal de Beagle. Chile, en lugar de oponerse y protestar, podría trabajar con Argentina para poner fin al litigio limítrofe en la zona del canal de Beagle, porque todos deberían constituir un espacio plural en el máximo nivel institucional e internacional, que diseñe y proyecte estrategias a mediano y largo plazo en el plano nacional, regional y global, conformado de manera amplia, multipartidaria y con la participación de distintos sectores sociales involucrados en la temática de Malvinas. Es la primera vez que los veteranos de guerra de las Malvinas forman parte de una iniciativa del Poder Ejecutivo con proyecciones a largo plazo e injerencia en las políticas de las islas.

No cabe duda que Argentina ama la paz, pero tiene legítimo derecho a exigir la devolución de las Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur al Reino Unido. La soberanía sobre esos territorios es de Argentina, por lo que, con vehemencia, advierte que   "Existe una vasta gama de intereses nacionales en juego, los cuales además deben apreciarse a la luz de la existencia de la disputa de soberanía con el Reino Unido por nuestras Islas Malvinas y los espacios marítimos circundantes, dado que dicho país continúa otorgando ilegítimas licencias de pesca en el área de Malvinas persistiendo en la ejecución de actos unilaterales, ignorando sistemáticamente el mandato de la Organización de las Naciones Unidas", sostiene la iniciativa oficial.

El periodista Marcos Brindicci, en Reuters, informaba que el gobierno de Alberto Fernández y las autoridades británicas de las Islas Malvinas están sumidos en una nueva escalada diplomática por el reclamo de soberanía, que se reactivó en las últimas semanas, luego de que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) instó al Reino Unido para retomar las negociaciones sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes.

Mediante una resolución, el Comité Especial de Descolonización de la ONU (C-24) había reiterado el llamado al Reino Unido y a la Argentina a retomar las conversaciones para "encontrar a la mayor brevedad posible, una solución pacífica y definitiva a la controversia de soberanía". Ese dictamen fue copatrocinado por todos los países latinoamericanos integrantes del Comité Especial: Chile, Bolivia, Cuba, Ecuador, Nicaragua y Venezuela.

Agregaba que, desde el inicio de su gestión, el presidente Alberto Fernández busca desterrar la política de "baja intensidad" -como la definió el propio canciller neoliberal Felipe Solá. Bajo las instrucciones del jefe de Estado, se dejó sin efecto el denominado pacto Foradori–Duncan, firmado por los vicecancilleres de Argentina y el Reino Unido en el 2016 y que, según la gestión del Frente de Todos, fue "uno de los hechos más lesivos para los intereses nacionales y el histórico reclamo por la soberanía de las Islas Malvinas".

Por su lado, el gobierno argentino ya avisó que continuará litigando en el ámbito internacional. El designado embajador en la Organización de Estados Americanos (OEA), Carlos Raimundi, anunció que adoptará el lineamiento estratégico en un organismo donde Estados Unidos tiene gravitación. "Vamos a luchar por las democracias transparentes en el continente, y por la causa de la descolonización del Atlántico Sur, con la reivindicación de la soberanía argentina en las Malvinas, toda la plataforma continental y en la Antártida", subrayó.

DE LA GUERRA A LA DIPLOMACIA

En abril de 1982, el general Presidente de facto Leopoldo Fortunato Galtieri, heredero de Videla y derrocador de Viola, ante la impopularidad de las dictaduras que habían asesinado y desaparecido a miles de argentinos, decidieron inaugurar "una guerra heroica". Esta oprobiosa dictadura se autoproclamó Proceso de Reorganización Nacional, sin entender que padecía una decadencia política terrible y descomunal desprecio del pueblo. En ese ambiente existía una oposición, casi total a la dictadura, motivada por las violaciones a los derechos humanos, la crisis económica y la corrupción de los militares que se tomaron el poder desde mediados de la década de 1970, con el general Videla a la cabeza. Además, el país sufría una crisis económica grave.

Por un lado, "la debilidad del Gobierno militar, que atravesaba conflictos entre sus armas y una creciente oposición social y política condujo que a mediados de 1981 los principales partidos políticos formaron la llamada Multipartidaria para exigir el llamado a elecciones. En ese contexto, la lucha por la soberanía podía funcionar como una forma de unificar e intentar crear respaldo en la ciudadanía. Aunque hubo un fervor soberano por la confrontación, no terminó de opacar el ya establecido rechazo al gobierno militar.

Un rechazo alimentado, por un lado, por la creciente evidencia de violaciones a los derechos humanos en un Gobierno que dejó, según organismos de derechos humanos, 30.000 desaparecidos, además de miles de muertos; que torturó, persiguió, censuró y limitó las libertades de los ciudadanos. Y por otro, por una política económica fracasada, con un desplome del empleo, una caída del producto bruto interno (PBI) per cápita y una inflación que en 1982 fue casi del 165%: una de las peores crisis económicas que vivió el país" En ese contexto, con la equivocada creencia que el patriotismo remplazaría a la ira popular, los militares de la junta, decidieron recuperar las Malvinas con un acto de fuerza.

Asimismo, lo que se consideró un error estratégico, la junta militar especuló con que Reino Unido no reaccionaría a la invasión de las islas, porque eran lejanas y porque históricamente no habían sido de especial interés para los británicos (incluso se venía negociando entre las naciones una posible administración compartida del territorio). Pero Londres reaccionó, y con fuerza, posiblemente por la propia necesidad política de la entonces primera ministra Margaret Thatcher, quien se encontraba en un momento de debilidad en un contexto económico desfavorable.

Y, un error más de cálculo: la convicción del Gobierno del general Leopoldo Fortunato Galtieri de que Estados Unidos sería, cuanto menos, neutral ante la ocurrencia de un conflicto armado. Como ocurrió con los otros supuestos equivocados, Estados Unidos no dejó de privilegiar su alianza histórica con Reino Unido: colaboró directamente, entre otras, con información satelital, que permitió a los británicos asestar duros golpes a las Fuerzas Armadas argentinas, especialmente el hundimiento del crucero General Belgrano, en el que murieron más de 300 hombres. "Las Malvinas estaban ocupados por Reino Unido desde 1833 y Argentina había venido insistiendo en el reclamo soberano sobre las islas, por herencia de la corona española y por proximidad geográfica. Los militares que gobernaban Argentina nunca se imaginaron que América Latina no les apoyaría incondicionalmente y que la ONU condenaría la ofensiva militar argentina.

"Tras 72 días de guerra, el 14 de junio de 1982, el que había sido designado gobernador de las Malvinas por el gobierno militar, Luciano Benjamín Menéndez, firmó la rendición incondicional de las tropas argentinas.

Del lado argentino hubo más de 700 muertos; unos 300 del británico. Aunque la destreza de los pilotos militares argentinos generó admiración de los británicos –esa extraña admiración de los combatientes, que se respetan mientras se matan–, muchos de los soldados del país sudamericano eran jóvenes mal entrenados, mal equipados, mal alimentados y pobremente armados, limitados en sus posibilidades frente a unas fuerzas armadas mejor preparadas".

La derrota dio impulso a la salida del Gobierno militar del poder. La primera consecuencia fue la renuncia de Galtieri; con el paso de los meses se convocó a elecciones democráticas, que se realizaron en diciembre de 1983, poniendo fin a más de siete años de dictadura.

"La guerra de las Malvinas o conflicto del Atlántico Sur fue un conflicto armado desarrollado en 1982 entre la República Argentina y el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte por la disputa de las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur. La contienda comenzó en abril de 1982 con la conquista de Stanley —capital de las Malvinas— por parte de las tropas argentinas, por órdenes de la Junta Militar argentina. Como respuesta, el Gobierno británico envió una gran fuerza expedicionaria que al cabo de 10 semanas de guerra desalojó a las fuerzas argentinas. La victoria británica precipitó la caída de la dictadura argentina y el inicio de recuperación del Estado de derecho, al tiempo que contribuyó a la reelección del gobierno conservador de Margaret Thatcher en 1983. Ambos países cortaron relaciones diplomáticas hasta 1990. La Organización de las Naciones Unidas continúa considerando los tres archipiélagos con sus aguas circundantes como territorios disputados.

Por su parte, la "Organización de las Naciones Unidas consideraba a los archipiélagos como territorios en litigio entre Argentina y Reino Unido, mientras este último los administraba y explotaba. Su descubrimiento es motivo de controversias; fueron ocupados en forma sucesiva por España, Francia, Argentina y Reino Unido. Argentina considera que estos territorios se encuentran ocupados por una potencia invasora, y los considera parte de su provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur

FIN DEL TIAR

El Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca-TIAR- fue ideado por Estados Unidos y fundado hace más de 70 años con el objetivo de detener el avance de la Unión Soviética, e impedir la expansión del comunismo en América Latina. Uno de los principios fue el de formar alianzas militares continentales en la consideración de que, si un país era atacado y agredido militarmente por una potencia extraconmtonental, todos los países se unirían para expulsar del Continente a las tropas invasoras. Naturalmente que el Comandante en Jefe debía ser Estados Unidos.

En 1982, el Reino Unido, Gran Bretaña o Inglaterra, invadieron y agredieron militarmente a Argentina, pero Estados Unidos se unió a Reino Unido y abandonó el TIAR. El 8 de abril el Gobierno Federal de los Estados Unidos envió al secretario de Estado Alexander Haig para acercar a ambos bandos. Haig se reunió con Galtieri el 10 de abril en la Casa Rosada con la compañía de Vernon Walters. El secretario estadounidense advirtió a Galtieri que si insistía con mantener un gobernador argentino en las islas, habría guerra, y que en ese caso los británicos ganarían por sus fuerzas superiores.​ Después de la reunión, Galtieri salió al balcón frente una multitud y atizó el conflicto con una oración que patentó su rol en el conflicto: «¡Si quieren venir que vengan, les presentaremos batalla!». Los jefes militares argentinos ignoraban claramente la superioridad de las FF. AA. británicas a las argentinas en cuanto a tecnología y profesionalismo.

Argentina se veía condicionada por la Resolución 502 de la ONU; si retiraba sus fuerzas de los archipiélagos, el Reino Unido debería detener el avance de la Fuerza de Tareas 317 y Margaret Thatcher no estaba dispuesta a negociar con argentinos en las islas.

El 14 de abril el periodista estadounidense Carl Bernstein, a través de ABC News, reveló a la audiencia que Estados Unidos estaba brindando información satelital de inteligencia a la flota británica. El 15 de abril Reagan y Galtieri conversaron telefónicamente por segunda vez. El dictador argentino manifestó a Reagan su preocupación por el avance de la flota británica hacia el Atlántico Sur e insinuó la posible intervención de un país del Bloque del Este.Pero, ambos líderes coincidieron en que una guerra en el hemisferio occidental entre dos países amigos de EE. UU. perjudicaría a ambos países en pugna y solo beneficiaría a la Unión Soviética.

El 30 de abril Estados Unidos clarificó su posición. Haig anunció que las negociaciones no habían logrado una solución, al tiempo que el Gobierno argentino había rechazado la última propuesta estadounidense. También informó la suspensión de asistencia militar a Argentina y medidas económicas punitivas. Informó que su país satisfaría los requerimientos de armamento de Reino Unido. En este punto, el secretario de Estado aseguró que Estados Unidos no participaría en forma directa del conflicto. Ronald Reagan por su parte tachó a Argentina como «país agresor».

El secretario general de las Naciones Unidas Javier Pérez de Cuéllar propuso, como paso previo para entablar negociaciones, el retiro de las fuerzas de ambos países de las islas. ​ Al día siguiente el Reino Unido amplió el bloqueo naval a 12 millas del litoral marítimo argentino y decidió trasladar fuerzas de infantería que estaban en la isla Ascensión al frente de guerra.

¿POR QUÉ LAS MALVINAS SON Y SERÁN ARGENTINAS?

Desde hace 35 años, Argentina conmemora el Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas en honor a las tropas que lucharon para recuperar ese territorio, arrebatado por fuerzas británicas en 1833.

El historiador argentino Mario "Pacho" O’Donnell explica que cuando se desarrolló la independencia en el país durante la Revolución de Mayo en 1810, las Malvinas estaban ocupadas por España, y al momento de la transición, las islas pasaron automáticamente a ser parte de la soberanía independiente de Argentina.

La Comunidad Internacional se ha pronunciado clara y firmemente respecto a la forma de alcanzar una solución a la disputa de soberanía. El reclamo argentino es avalado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Mercosur, Unasur y ALBA rechazan la injustificada presencia militar británica en el Atlántico Sur, así como la ilegítima apropiación de recursos naturales renovables y no renovables de Argentina.

Las Islas Malvinas son argentinas por las siguientes razones:  -Geográficas: Por su proximidad al continente y porque la composición geológica hace de su suelo gredoso una prolongación de la meseta patagónica.  -Históricas: Pues el descubrimiento ofrece vertientes desde Américo Vespucio hasta Magallanes y otros navegantes españoles.  -Jurídicas: Por adjudicación papal a España, admitida por las potencias de la cristiandad y por la breve colonización francesa, cuyo desalojo por España se realizó en la plena comprensión del derecho.  -Administrativas: Porque España estableció una pequeña y próspera colonia y porque sus derechos, tras la Revolución de Mayo de 1810, fueron transmitidos a su sucesora, la República Argentina.

El especialista argentino, Agustín Colombo Sierra, indica que "realmente, no hay ningún argumento de parte de Inglaterra en relación a sus derechos históricos o geográficos en la Argentina ".

Islas Malvinas tiene la base militar más grande del Hemisferio Sur y es el único lugar del planeta donde por cada dos habitantes hay un soldado inglés.   Fuente: Cristian Domínguez.

Correo electrónico: tribunalpazecuador@yahoo.com


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