La banca transnacional “salvadoreña” diez años después
Miércoles 22 de febrero de 2017 por CEPRID
Roberto Pineda
CEPRID
Han pasado ya diez años desde los complejos procesos que condujeron a la transnacionalización de la ya centenaria banca salvadoreña, ahogada en el torbellino de la globalización neoliberal y obligada a vender por los tratados de libre comercio. A continuación exploramos los reductos oligárquicos salvadoreños que todavía se mantienen en pie así como de manera retrospectiva exploramos los grupos que han ido emergiendo históricamente hasta llegar a su origen.
Los sobrevivientes del diluvio globalizador… (2007-2017)
Dentro del tradicional hermetismo que caracteriza a la cultura bancaria se pueden identificar algunos relieves del antiguo mural oligárquico que cubría las paredes de la banca salvadoreña. Son apellidos emblemáticos que permiten decodificar mensajes e identificar amuletos de rituales antiguos en cuatro territorios principales de este mundo simbólico de activos y pasivos, de préstamos e intereses.
El hermano mayor, el Banco Agrícola, convertido a fuerza de plata en paisa, propiedad del Bancolombia, acuna todavía en sus bóvedas los apellidos (Joaquín Alberto) Palomo Deneke, (Eduardo David) Freund Waidergorn y (Juan Luis) Balzaretti Zepeda, reflejando tres núcleos oligárquicos “salvadoreños” sobrevivientes.
Los Palomo Deneke están vinculados al poderoso grupo empresarial Dueñas-Palomo, iniciado por el patriarca Francisco Dueñas a mediados del siglo XIX. Los Freund Waidergorn estan vinculados al grupo empresarial Freund, iniciado en 1913 por Max Freund y que estuvo vinculado al antiguo Banco de Comercio. Y Balzaretti Zepeda es representante de los intereses del grupo empresarial Kriete, anteriormente dueños de TACA y hoy socios de la compañía aérea Avianca. Tres familias sobrevivientes: Dueñas, Freund y Kriete.
El segundo, el rebautizado banco Cuscatlan, hoy propiedad de la familia árabe hondureña Nasser, por medio de su Grupo Terra, que también son dueños de la aseguradora SISA y de las gasolineras Uno (antes Shell). Hasta el año pasado este banco fue propiedad del núcleo global empresarial estadounidense City. Pero sobreviven dos apellidos emblemáticos: (José Eduardo) Montenegro Palomo, como capitán del barco y (Benjamín) Vides Deneke como vicepresidente. De nuevo aparecen insignias de la familia Palomo Deneke, vinculada en el pasado al Banco Agrícola Comercial.
El tercero, hoy colombiano Banco Davivienda, luego de formar parte del inglés HSBC y ser originalmente el Banco Salvadoreño. Se mantienen en el fuego de la fragua financiera los núcleos familiares de origen árabe (Gerardo José) Siman Siri; (Freddy Moisés Frech Hasbun) y (Adolfo Miguel) Salume Barake. Se mantienen los dos núcleos familiares del periodo anterior. En el caso de Frech Hasbun este está casado con Mary Alice Simán Dabdoub. Dos familias sobrevivientes: Simán y Salume.
El cuarto, el Banco de América Central, fundado en Nicaragua en 1952 y con presencia en El Salvador desde 1976, fue adquirido primeramente por la estadounidense General Electric y luego en 2010 por el colombiano Grupo Aval. Ubicamos ahí al presidente, el nicaragüense residente en El Salvador, Raúl Ernesto Miguel Cardenal Debayle. Y a tres núcleos familiares: (Ricardo Damián) Hill Arguello; Roberto Ángel José Soler Guirola y Robert Alan Hirst Cohen. El grupo Hill-Argüello estuvo vinculado en el periodo anterior al Banco de Comercio, el grupo Guirola fue dueño del Banco Salvadoreño hasta marzo de 1980 y el grupo Cohen vinculado al Banco Agrícola Comercial. Tres familias sobrevivientes: Hill, Guirola y Cohen.
Del canadiense Banco Scotiabank, que llega al país en 1997, fusionado en 2004 con el Banco de Comercio, fundado en 1949 por Miguel Dueñas Palomo, y que en 1999 había absorbido al Banco Atlacatl, no pudimos rastrear ningún sobreviviente. El proceso de fusión (venta) fue coordinado por el presidente del Banco de Comercio de ese entonces, José Gustavo Belismelis.
Los beneficiarios de la posguerra (1992-2007)
Al concluir el conflicto armado, los principales vencedores fueron los dueños de la banca, que lograron construir desde las cenizas de un país los cimientos de siete grandes edificios. El presidente Cristiani (1989-1994) nombra en julio de 1989 a Roberto Orellana Milla como presidente del Banco Central de Reserva, BCR, para iniciar el proceso de reprivatización de la banca ya “saneada” o sea sin deudas. Orellana Milla había participado en los inicios del Banco Cuscatlan en 1972, junto con su fundador Roberto Hill. Entre 1991 y 1994 se vendieron a precio de “me lo llevo”, las instituciones financieras nacionalizadas en 1980, a accionistas particulares, pero no a cualquier particular.
El primer edificio surgido de la reprivatización, el Banco Agrícola Comercial, fue capturado por el grupo empresarial Baldocchi Dueñas conducido por el joven empresario Archie Josemari (+2003). Pero a la vez este banco reunía a las familias Kriete-Avila, Palomo-Deneke; Araujo-Eserski; Cohen; Schildknecht y Meza. Anteriormente este banco había sido creado y pertenecía a las familias Escalante Arce y Sol.
El expresidente Cristiani (1989-2004) también se quedo con un edificio, perdón un banco, como trofeo de guerra: el banco Cuscatlán. Y para conducirlo hizo una alianza con la familia de origen árabe, Bahaia, estrechamente vinculada a la familia Simán. Este banco antes pertenecía a la familia Hill, había sido creado por Roberto Hill en 1972.
Otro banco que cambio de manos fue el Banco Salvadoreño, que por décadas fue propiedad emblemática de la familia Guirola pero que en la posguerra paso a ser propiedad de los grupos de origen árabe: familia Simán en alianza con la familia Salume. Este golpe de mano fue facilitado por el nombramiento en 1990 por parte del BCR de Félix José Simán como presidente del Banco Salvadoreño. En el 2000 el Banco Salvadoreño absorbió a BANCASA a través de una negociación entre sus presidentes, José Luis Zablah Touché y Félix José Simán.
El Banco de Comercio pasó de manos del núcleo Dueñas-Palomo a la alianza entre las familias de origen suizo-alemán Schildknecht y Freund. Durante los años 70s el presidente del BC fue Miguel Dueñas Palomo. Pero ya en el 2005 el banco de Comercio es absorbido por Ahorromet Scotiabank, y este proceso es negociado entre José Gustavo Belismelis por el BC y Benjamín Valdez, por Ahorromet Scotiabank.
El Banco Desarrollo e Inversión, el quinto en tamaño en este periodo, creado en 1965 como Financiera, conducido por el cafetalero José Antonio Salaverría Borja, es fruto de una alianza entre las familias Salaverría Borja y Salume, con presencia también en el Banco Salvadoreño. En 2000 y por negociaciones entre José Antonio Salaverría Borja y Archie Baldocchi Dueñas, es absorbido por el Banco Agrícola Comercial, lo que le permitió a este último convertirse en ese momento por activos, en el más poderosos banco de la región centroamericana y consolidar su hegemonía indiscutible en el ranking bancario salvadoreño. Desde esta fusión el BAC pasa a llamarse Banco Agrícola. Diez años antes, en 1990, el banco Desarrollo e Inversión había absorbido al Banco Financiero, creado en 1977.
El Banco Ahorromet Scotiabank, ocupa la sexta posición del ranking de esta época, dirigido por Juan Federico Salaverría Prieto, y es el resultado de una fusión en 1997 entre Ahorros Metropolitanos y el canadiense Scotiabank. En el 2005 el banco de Comercio es absorbido por Ahorromet Scotiabank y queda ya solo como Scotiabank. En este periodo representa los intereses de las familias Salaverría Prieto, Quirós, Poma, Llach Hill y Guirola.
La séptima posición es ocupada por el Banco de Construcción y Ahorro, BANCASA, dirigido por José Luís Zablah Touché. En este periodo representa los intereses de las familias Zablah Touché, García Prieto y Palomo. En el 2000 el Banco Salvadoreño absorbió a BANCASA a través de una negociación entre sus presidentes, José Luis Zablah Touché y Félix José Simán.
Una guerra que les arrebató las tierras y los bancos a la oligarquía (1980-1992)
Un 7 de marzo de 1980 un terremoto político conmovió las estructuras de la hasta entonces todopoderosa oligarquía salvadoreña: sus fincas cafetaleras y bancos fueron invadidos por tropas del ejército en el marco de un proyecto de contrainsurgencia conducido por el gobierno norteamericano.
Los directivos de los bancos fueron enviados a sus casas y los funcionarios del gubernamental Banco Central de Reserva bajo la presidencia del Dr. Pedro Abelardo Delgado, tomaron el control de todos los movimientos financieros. De un plumazo, las acciones del sistema financiero pasaron a ser propiedad del estado. Los antiguos propietarios solo podría disponer de un 29% de sus acciones, el 51% quedaba en manos del estado y el restante 20% se ofreció a empleados y trabajadores.
La diversificación oligárquico burguesa (1950-1980)
El 14 de diciembre de 1948 un golpe de estado militar, dirigido por el Coronel Oscar Osorio, con apoyo de sectores burgueses industrializantes, en particular de la familia procesadora y exportadora de café De Sola, inaugura un nuevo periodo histórico. En ese marco el control ejercido por la familia Guirola desde el Banco Salvadoreño es desafiado.
En 1949 Miguel Dueñas Palomo, logra romper el monopolio bancario del Banco salvadoreño (familias de la zona central Guirola-Quiñonez) al reunir a un grupo de empresarios de las tres zonas del país (Dueñas, Regalado, Hill, García Prieto) y fundar el Banco de Comercio. Su primera sucursal simbólicamente quedaba en el edificio Colón de la ciudad de Santa Ana. Y en este esfuerzo incluso logran alinear al principal empresario industrial de la época, el cervecero guatemalteco Rafael Meza Ayau.
En 1955 el horizonte bancario se amplía aún más con la creación por parte de las familias Sol-Millet y Escalante Arce del Banco Agrícola Comercial, BAC, que encabezan los esfuerzos de un sector de profesionales, agricultores, ganaderos y comerciantes que rompen con el bloque Guirola-Quiñonez y deciden abandonar el Banco Salvadoreño.
En 1956 se crea el Banco Capitalizador, a partir de la Capitalizadora de Ahorros, que funcionaba desde 1936. Su presidente es Enrique Alvarez Drews. Participan también las familias Alfaro Castillo, Borja Nathan y Palomo Deneke.
Tenemos entonces una situación multipolar, y el enfrentamiento principal de cuatro grupos financieros: el núcleo Guirola-Quiñonez-Sol (Banco Salvadoreño); el núcleo Dueñas-Regalado-Hill-García-Prieto, Meza Ayau (Banco de Comercio) el núcleo Sol-Millet, Escalante Arce (Banco Agrícola Comercial) y el núcleo Alvarez-Borja Nathan.
La hegemonía oligárquica tecleña (1934-1950)
En 1934, dos años después de la matanza de enero 1932, el General Martínez, en un esfuerzo por modernizar el estado y por tomar control del sistema financiero decide fundar el Banco Central de Reserva, BCR, y arrebatarle a los bancos privados el derecho a emitir moneda. Esto lo hace mediante una alianza estratégica con el banquero Rodolfo Duque, que logra un jugoso negocio al vender la infraestructura y activos del primer Banco Agrícola Comercial, BAC, del cual era dueño, a precios de mercado inflados. El BAC desaparece y de sus caras y exquisitas cenizas surge el nuevo BCR.
Y por otra parte queda virtual dueño de la banca privada el Banco Salvadoreño, propiedad de las familias Guirola y Quiñonez, dirigido por Carlos Alberto Guirola.
Los patriarcas cafetaleros-bancarios fundadores (1880-1934)
El primer banco, el Banco Internacional, surge en Santa Ana en 1880 como banco privado emisor de billetes, fundado inicialmente por Pedro Melendez y Francisco Medina. En 1889 se crea el banco Occidental, que representa una alianza entre las familias cafetaleras del Occidente (Santa Ana y Ahuachapán): Regalado, Álvarez Drews ( de origen colombiano), Hill ( de origen inglés) y Bloom ( de origen estadounidense). Su presidente fue el estadounidense Benjamín Bloom y llega hasta 1951.
El segundo banco, el Banco Salvadoreño, nace en 1885 con el nombre de Banco Particular. Su presidente fue Angel Guirola Drews. Es fruto de una alianza entre las familias cafetaleras del centro del país: Guirola, Duke, Quiñonez y Sol. Todavía existe como el colombiano Davivienda.
El tercer banco, el primer Agrícola Comercial respondía en particular a los intereses de la familia Duke. Su presidente fue Rodolfo Duke y llega hasta 1934. Las familias cafetaleras del oriente eran en estos momentos marginales al sistema bancario. Estos tres bancos ejercieron su dominio en el sistema bancario durante casi 55 años. Fue alrededor de estos tres primeros bancos que giraba a finales del siglo XIX y principios del XX la disputa y alianzas entre sectores de la oligarquía cafetalera. Faltaba mucha agua y muchos dólares por pasar por sus puentes.
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