El ascenso de las transnacionales chinas, los países BRICS y los desafíos actuales
Lunes 14 de noviembre de 2016 por CEPRID
Dorothy Grace Guerrero
Focus on the Global South
Traducido para el CEPRID (www.nodo50.org/ceprid) por María Valdés
¿Ofrecen todavía los BRICS todavía un modelo de desarrollo alternativo capaz de hacer frente a la crisis global actual? ¿Desafía realmente este grupo de economías emergentes –Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica– la hegemonía de las antiguas potencias en beneficio de los demás?
Estas fueron las principales cuestiones planteadas en el reciente “Foro Popular sobre los BRICS”, celebrado en Goa los días 13 y 14 de octubre y al que asistieron más de 500 representantes de diversas organizaciones de masas, movimientos populares, grupos de base comunitaria y asociaciones por la justicia social de 10 países y alrededor de 25 Estados de India.
Hubo un gran interés por comprender el nuevo papel de China en la economía política global y ver la manera de afrontar las crecientes actividades de las empresas multinacionales chinas y de los países del BRICS. Los asistentes también estaban particularmente preocupados por los efectos en sus bases de sustento del creciente número de multinacionales chinas en su Estado y en la India en general. Asimismo, se planteó la cuestión de si China, como el país más poderoso del BRICS desde el punto de vista económico, se ha convertido en un nuevo país imperialista o subimperialista que apoya de hecho el status quo del dominio de las élites.
Las huellas ecológicas y los impactos sociales de las multinacionales chinas van en aumento debido a la continua expansión de sus actividades en países en desarrollo de Asia, África y América Latina, así como en los viejos centros del capitalismo en Europa y EEUU. En muchos países los chinos han asegurado el suministro de más bienes asequibles. Sin embargo, las inversiones chinas y su capital financiero también están volcándose sobre territorios en busca de petróleo, carbón, minerales y otros recursos importantes. Los representantes de la Federación Nacional de Vendedores Ambulantes que asistieron al foro comparten la opinión de que la gran afluencia de productos chinos baratos en los mercados está acabando con pequeñas empresas y productores locales.
El ascenso de las transnacionales chinas
China solo es superada por EE UU en el número de empresas transnacionales incluidas en la lista Global 500 del año 2015 que publica la revista Fortune. Desde hace cinco años también es segunda en la lista de países que albergan empresas transnacionales. La clasificación de este año de las empresas más grandes, poderosas y ricas que controlan los movimientos de riqueza y recursos incluye 106 transnacionales chinas (incluidas las radicadas en Hong Kong), frente a 128 transnacionales de propiedad estadounidense. Entre los años 2000 y 2010, el número de empresas transnacionales chinas incluidas en la lista aumentó de 10 a 46 y el de las transnacionales estadounidenses disminuyó de 170 a 139. El aumento espectacular de las grandes empresas chinas en el periodo posterior a 2010 es realmente impresionante.
La corporación que encabeza la clasificación es la cadena de supermercados estadounidense Wal-Mart Stores Inc., que en 2014 ingresó en total 485.600 millones de dólares, seguida de la Compañía Petroquímica China, más conocida por el nombre de Sinopec, que es de propiedad estatal e ingresó 446.810 millones de dólares. Sinopec ha dejado atrás a Royal Dutch Shell, que antes era la segunda empresa por ingresos y ahora es la tercera de la lista.
Es importante entender cómo operan las multinacionales chinas. Conviene señalar que la mayoría de las 106 empresas chinas que aparecen en la lista son de propiedad estatal, de las que 47 están controladas directamente por la Comisión de Supervisión y Administración de Propiedades del Estado (SASAC), y tan solo 22 son corporaciones privadas. Las empresas públicas chinas son diferentes de las compañías normales: el Partido Comunista Chino (PCC) suele nombrar a los altos ejecutivos, incluidos los directores de operaciones, así como a los de los principales bancos públicos. Los ejecutivos de las empresas públicas suelen estar estrechamente relacionados, aunque de manera informal, con altos cargos del gobierno. En los niveles inferiores, la gerencia de las empresas públicas locales se reserva a dirigentes locales del PCC.
El gobierno chino controla totalmente o posee más del 50% de las participaciones de las principales empresas de la industria del carbón, el petróleo, la electricidad, la defensa, las telecomunicaciones, el transporte aéreo y el transporte marítimo. Las empresas públicas son las que más empleo generan: Sinopec, por ejemplo, cuenta con 18,7 millones de trabajadores.
El camino de la planificación económica y del desarrollo en China En China, las empresas estatales dominan muchos segmentos de la economía. Su crecimiento está en consonancia con la planificación económica y del desarrollo a largo plazo del gobierno. Para conocer las perspectivas de la economía china hay que prestar atención a sus planes quinquenales.
En octubre de 2015, la 5ª Sesión Plenaria del 18º Comité Central del PCC adoptó el proyecto del 13º plan quinquenal de desarrollo social y económico (en adelante, el 13º PQ), que abarcaría el periodo 2016-2020. El Congreso Nacional del Pueblo lo promulgó el pasado mes de marzo. El 13º PQ es el primer plan quinquenal que se formula bajo la dirección del presidente Xi Jinping. Es de importancia estratégica debido a que el año 2020 marca el primer centenario de la fundación del PCC y el fin del plazo fijado para realizar el objetivo de desarrollo chino de una “sociedad modestamente acomodada” en todos los aspectos.
Aparte de la ambiciosa promesa de “prosperidad para las masas en 2020”, el 13º PQ también fija otros muchos objetivos, particularmente en materia de medio ambiente y desarrollo energético. El gobierno chino pretende duplicar hasta 2020 las cifras del PIB y de la renta per cápita de 2010, además de erradicar la pobreza. Para ello se llevará a cabo un amplio plan encaminado a alcanzar la “nueva normalidad” de la economía china mediante una reconversión industrial. Un objetivo clave es acabar con la actual reputación de los productos chinos de ser baratos y de mala calidad.
La planificación del gobierno chino suele ser a largo plazo y estratégica en la medida en que se movilizan recursos del Estado para llevar a cabo los planes. También se beneficia del hecho de que no existe ninguna amenaza inminente para el liderazgo del PCC. El 13º PQ es una continuación de un anterior proyecto político a medio plazo para el sector estatal y la industria, que abarca el periodo de 2006 a 2020 y que ha sido objeto de una inversión pública importante, encaminada a crear productos y empresas viables en el mercado. La “nueva normalidad” planificada en el 13º PQ pretende mejorar la posición china en las cadenas de valor globales fomentando avances en tecnología, normas, marcas, calidad y servicio.
China y el BRICS y los actuales desafíos mundiales
La economía mundial está al borde de otra crisis financiera y esto está provocando crisis en los mercados de valores y de divisas de muchos de los países del BRICS, especialmente de China. La crisis actual del capitalismo podría ser una crisis prolongada y los indicadores ya son evidentes, como la enorme desaceleración del comercio internacional, el creciente declive de las tasas de beneficio globales y las desinversiones empresariales. Tres miembros del BRICS ya experimentan un crecimiento negativo o muy reducido del PIB. Entre las multinacionales chinas de la lista de las 500 de la revista Fortune, 13 han sufrido las mayores pérdidas en 2015.
Para responder a la crisis y evitar la “trampa de renta media”, China necesitaría mantener un crecimiento medio del PIB del 6,5%. El objetivo para este año se sitúa entre el 6,5 y el 7 %. Esta tasa de crecimiento también debería complementarse con una paulatina transición a un modelo de crecimiento basado principalmente en el consumo y los servicios. El plan industrial más amplio y ambicioso de China, el “Plan Made in China 2025”, es actualizar y mejorar las industrias estratégicas prioritarias, como en tecnología de la información de nueva generación, industria aeroespacial, ferroviaria y de maquinaria eléctrica, buques de alta tecnología, vehículos y productos que ahorran energía, etc.
Los participantes en el Foro Popular sobre el BRICS señalaron que la planificación y los éxitos de China, aunque resultan beneficiosos para tantos ciudadanos chinos, da lugar a injusticias y violaciones de derechos y normas medioambientales en los demás países del BRICS, el resto del mundo en desarrollo e incluso en la propia China. Durante dicha reunión se concluyó que, aunque fuera responsabilidad de cada gobierno negociar los mejores acuerdos en relación con las inversiones chinas, las empresas públicas chinas deberían ser más responsables. Por desgracia, los vínculos directos entre los movimientos sociales en China y otros países del BRICS son muy débiles.
En uno de los talleres se señaló que el Nuevo Banco de Desarrollo del BRICS había colaborado estrechamente con el Banco Mundial y que el acuerdo de reserva contingente otorgaba más poder al Fondo Monetario Internacional. En efecto, el aumento del peso de China en el FMI también comportó la pérdida de votos de otros países en desarrollo, especialmente de África e incluso Sudáfrica. También ha sido alarmante que el Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras parece servir principalmente a intereses empresariales. Ya otorga préstamos incluso antes de que se hayan establecido mecanismos de transparencia.
El nuevo papel de China y de los BRICS en el Sur tampoco está ayudando a la democracia. Ningún dirigente o partido de un país del BRICS, por ejemplo, ha denunciado la destitución antidemocrática de la presidenta elegida democráticamente de Brasil, Dilma Rouseff. Los BRICS y las transnacionales chinas también apoyan a dictadores y de este modo contribuyen indirectamente a la represión. Las nuevas compañías chinas de electricidad, petróleo y otros combustibles fósiles (privadas o de propiedad estatal) actúan con impunidad y se comportan igual que otras “viejas” empresas transnacionales en este terreno.
De hecho, China no está derribando el capitalismo neoliberal, no propone alternativas al sistema y no parece que vaya a hacerlo porque sigue trayectorias similares a las de las antiguas potencias en materia de desarrollo. No ofrece una alternativa a la hegemonía neoliberal ni propone cambiar el sistema económico mundial. Sus acciones demuestran que lo único que desea es ganar influencia y espacio dentro del sistema existente. Tampoco procura que se escuchen las voces de las comunidades de base y de la sociedad civil.
Deng Xiaoping dijo en su discurso de 1974 ante la Asamblea General de las Naciones Unidas: “Si un día China cambia de color y se convierte en una superpotencia, si también ejerce la tiranía en el mundo y somete a otros a sus dictados en cualquier parte, los agrede y los explota, los pueblos del mundo deberán tacharla de socialimperialista, denunciarla, combatirla y colaborar con el pueblo chino para destrirla.”
Dorothy Grace Guerrero trabaja con Focus on the Global South y el Transnational Institute
CEPRID
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