Venezuela.- Causas reales de la inflación. La crisis y la alocada emisión de dinero (VZLA, AL, EEUU)
Lunes 18 de abril de 2016 por CEPRID
Manuel Sutherland
Centro de Investigación y Formación Obrera (CIFO)
Por cuarto año consecutivo Venezuela sufrirá con gran probabilidad la inflación más alta del mundo. Dicho guarismo no indica otra cosa que la continuación de una abrupta caída del salario real. La destrucción del poder adquisitivo viene aparejada con una escasez palpitante y la expectativa de que este año habrá mayores incrementos de precios.
En este escrito abordaremos la generalidad de las razones que explican la fuerte aceleración inflacionaria enfocándonos en el incremento de la demanda potencial, derivada de un aumento elevado de la impresión de los símbolos de valor (dinero). Analizaremos la centralidad de las políticas monetarias que profundizaron la fase depresiva del inevitable ciclo económico y de manera concisa se mostrarán gráficos comparativos del devenir monetario de algunos países en América Latina y EEUU. Por la brevedad que impone el artículo, se dejará para una próxima entrega las explicaciones de otros factores que generan la aceleración inflacionaria en la actualidad.
Teorías clásicas sobre la inflación versus la ley justiciera del valor
La economía ortodoxa considera que las variaciones de la base monetaria (BM: dinero de alto poder emitido por el Banco Central) son el único determinante de las alteraciones en los niveles precios. Por más simplista que parezca, para los monetaristas lo único que causa inflación es la impresión de dinero suplementario. Para los keynesianos la inflación es una suerte de medida fiscal impuesta con el fin de aceitar la economía, partiendo de que la emisión de dinero adicional al requerido genera un aumento en el nivel general de los precios de los bienes y servicios, lo cual puede estimular la inversión como motor central del crecimiento económico. Para los marxistas el asunto es mucho más complejo, ya que consideramos que el incremento de los precios en la economía puede obedecer a diversos factores coyunturales que hacen que los precios comerciales de las mercancías varíen con respecto de la forma de valor que momentáneamente reviste el tiempo de trabajo abstracto socialmente necesario que se requiere para reproducir una mercancía en las condiciones de producción actuales.
Al margen de todo esto, el gobierno actual ha desechado toda elaboración científica para dar cuenta de los precios y se ha empecinado en creer que los precios son impuestos por la abstracta voluntad de los empresarios. La ley justiciera del valor habla de precios antirrevolucionarios que suben debido a que los empresarios están conspirando para derrocar a su gobierno.
El asunto que mayor presión ejerce sobre los precios es la escasez de mercancías, que suele enfrentarse con una demanda incrementada que termina siendo insatisfecha. En otros escritos hemos analizado de forma específica los casos de la caída en la oferta de medicamentos[i] y la desaparición de los cárnicos[ii]. También hemos hablado del gigantesco fraude (privado y público) en las importaciones que hace que gran parte de los insumos y mercancías terminadas no lleguen al país, lo que hace que los anaqueles estén vacíos y los precios se disparen. De manera general hemos versado en lo fundamental que ha sido la caída de la oferta de bienes y servicios como el factor que ha impulsado los precios. En esta ocasión vamos a examinar el incremento de la impresión de dinero como factor que desde la demanda presiona a los precios de mercancías cada vez más escasas.
La inflación y el crecimiento de 33 mil por ciento (1999-2016) de la base monetaria
Si Venezuela sufre la fuga de capitales más alta del mundo[iii], esto hace que necesariamente su moneda pierda valor, ello impulsa a que los precios de las demás mercancías se eleven, aumenta los gastos estatales y el endeudamiento (entre 2006 y 2014, Venezuela multiplicó por más de cinco su deuda externa[iv]). Eso resulta en déficits de todo tipo, es decir, cuentas en rojo donde los egresos superan a los ingresos. La forma histórica de cubrir dichos déficits es la emisión de dinero inorgánico. La creación de dinero suplementario por parte de un deplorable Banco Central de Venezuela (BCV), ha servido para expandir el gasto, cubrir déficits y realizar toda clase de políticas asistenciales. La irrigación de dinero inorgánico amplifica la cantidad de bolívares que puede comprar dólares (demanda potencial), lo cual empuja el precio del dólar hacia arriba, es decir, deprecia al bolívar frente al dólar. De no haber tantos bolívares sería imposible que la cotización del dólar pudiera ser 120 veces superior a la oficial[v]. A continuación vemos un gráfico que ilustra el indecoroso crecimiento de la base monetaria (BM) de Venezuela.
En EEUU la Reserva Federal amplió la BM de forma feroz en el período 2007-2008, luego del estallido de la crisis de sobreproducción capitalista. Lejos de resolverla con una masiva destrucción de capital sobrante, se protegió a capitales que son incapaces de acumularse por sí mismos, a fuerza de expandir de manera atroz el capital ficticio, que a base de préstamos, bonos, rescates financieros y nacionalizaciones, socializaron las pérdidas de las empresas. Aunque se destruyeron enormes masas de capital sobrante dicha aniquilación no fue ni de cerca la que ameritaba una crisis de tal magnitud. Sin embargo, el crecimiento de la BM en EEUU fue mucho más bajo que el crecimiento de la BM en Venezuela que cuasi cuadruplica el promedio anual de crecimiento de la BM estadounidense. Es de hacer notar que gran parte de la inflación generada por parte de EEUU se drenó en el crecimiento de los precios de los commodities y que una buena porción de esos dólares salieron al extranjero en forma de pago de deudas e importaciones, lo cual alivió la presión inflacionaria a lo interno del país. La emisión monetaria venezolana se concentró (salvo lo que se transa en la frontera con Colombia) en el mercado interno, que a su vez se vio con cada vez menos mercancías y servicios que ofrecer. La explosión inflacionaria es segura.
Es indudable que el aumento de 33 mil por ciento en la base monetaria en un período tan corto tiene que causar una altísima inflación. Esta locuaz emisión de dinero es un cáncer tremendo que augura lo evidente: que la muy subestimada inflación del año 2015 (según el BCV: 180 %) en realidad es mucho más alta y va a hacer superada (quizás quintuplicada) en el año 2016, ya que gran parte de ella se halla bravamente represada en bienes cuyos precios son extremadamente subsidiados por el Estado.
Aun cuando la inflación está represada artificialmente por el control de precios que desaparece las mercancías que el estado no puede “subsidiar”, la inflación oficial acumulada para el período de enero 2008 a diciembre de 2015 fue de 2262,07%[vi]. Bajo esta circunstancia el dólar paralelo se incrementó de enero 2008 a enero 2016 en más de 18 mil por ciento[vii]. Esto quiere decir que: El crecimiento del precio del dólar paralelo es una consecuencia y no una causa de la inflación. El incremento del dólar paralelo aunque incide en el alza de precios, no puede jamás explicar el 73 % de la inflación en Venezuela como lo afirma la ex viceministra bolivariana: Pasqualina Curcio[viii].
La enorme deuda en bolívares de PDVSA o la titularización infinita
Un dato interesante es que casi la mitad de la base monetaria corresponde a la deuda de PDVSA con BCV, que de 2011 a 2015 se incrementó en 811 %.[ix] La deuda de PDVSA es comprensible ya que está obligada a venderle al Estado buena parte de las divisas que recibe a una cotización 120 veces más baja que la que marca el mercado paralelo. El dólar a dicho precio es el que sirve de referencia a sus proveedores para fijarle precios. Es decir, PDVSA vende a dólar oficial y compra al dólar paralelo. La ruina de la empresa sólo se puede disfrazar con una serie de préstamos que alcanzan la fabulosa suma de 875.440.523 millones de bolívares[x].
Apuntes sobre la impresión de dinero en América en comparación con la de Venezuela
La expansión de signos monetarios es evidentemente mayor en Venezuela que en todos los países de América Latina que hemos colocado en esta lista. Nótese que hemos tomado países gobernados por partidos políticos de diversa tendencia ideológica. Casualmente, el único país que se reclama socialista de la lista que acompañan a Venezuela: Cuba, es el país que cuyo aumento del circulante es el más bajo para el período, superando a países que desde la ortodoxia económica se ven a sí mismos como los máximos garantes de la disciplina fiscal. Para el período en cuestión, el aumento del circulante en Cuba fue de apenas 234,15 %, mientras que para Venezuela fue de 10.084,20 %.
Si observamos el devenir expansivo del M2 (billetes y monedas más depósitos a corto plazo), observamos que el crecimiento del mismo no es más que combustible para la aceleración inflacionaria, prescindiendo del componente inercial de la inflación que en los últimos 35 años ha sobrepasado los dos dígitos y ha llegado a ubicarse (1996) en 103,2 %[xi]. De nuevo, en Nicaragua el M2 creció a un ritmo 20 veces menor que en Venezuela, que logró aumentar su M2 en más 15 mil por ciento, todo un record olímpico. Este aumento del M2, impulsado por el locuaz aumento de la base monetaria, incrementa la demanda potencial capaz de adquirir dólares, que previamente fugados del país se hacen más escasos.
La frontera colombo venezolana es el único sitio del planeta donde se pueden intercambiar bolívares por moneda extranjera. Ahí, toda clase de contrabandistas[xii] cambian bolívares por pesos colombianos. Con ello, los neogranadinos pueden comprar en Venezuela mercancías a precios regulados o con precios altamente subsidiados por el Estado, que luego van a Colombia a venderse un poco por debajo del precio internacional, arrojando siderales ganancias, la cuasi gratuita gasolina es sólo uno de los bienes.
Mientras más fuerte es la impresión de bolívares, más baratos son, y si las tasas de interés nominales se congelan en un rango que va de 15 % (préstamos) a 29 % (tarjeta de crédito) con una inflación de 180 % (2015) las tasas de interés reales serían – 165 % y – 151 % respectivamente. Ello quiere decir que ese dinero “regalado” e impreso en cantidades groseras, acrecienta la demanda potencial que permite comprar pesos colombianos que luego se cambiarán por dólares. Por ende, mientras más maletas, transferencias y autos repletos de bolívares se vayan a Colombia, más caro se pondrá el precio del peso colombiano, es decir, más se depreciará el bolívar, por un simple asunto de oferta y demanda. En esa vorágine miles de empresarios solicitan préstamos no para invertir en sus negocios, sino para comprar dólares en frontera y revenderlos. Luego de ello paga el crédito y vuelve a pedir otro empréstito con la excusa de que se va a comprar “otro” tractor. Siendo la tasa de interés tan negativa el crédito es prácticamente un obsequio, y el triciclo financiero un negocio más lucrativo que cualquier otro.
Las cada vez mayores cantidades de bolívares (visto los dantescos aumentos en la BM y del M2) que llevan empresarios y la élite burocrática corrupta a Colombia, presionan la venta de pesos colombianos y hace subir su precio. Eso es lo que reflejan las casas de cambio en la mencionada frontera y eso es lo que tiende a reflejar la página web: dólar today. Echarle la culpa de la altísima inflación a una página web y a unas casas de cambio de frontera es una de las ideas más ridículas que he leído en mi vida.
La impresión física de billetes y como la inflación (NO) es una conspiración
No es un dato menor que el 77,46 % de los Billetes que el BCV imprime para colocar en circulación sean de Bs. 100[xiii]. Decimos que el 77 % de los billetes que ahora se emiten corresponde al de mayor denominación de la economía. Es evidente que se necesita cambiar el cono monetario, imprimir billetes de mayor denominación, sacar de circulación varias denominaciones y acuñar monedas de nuevo importe. Sólo una bestia apocalíptica puede negar la necesidad de esta medida. A la fecha (marzo de 2016), el gobierno aprobó la emisión de billetes de Bs. 500 y Bs. 1000. Dicho cambio aún es muy reducido. Se requieren billetes de mayor importe.
Veamos algunos datos relevantes correlativos a la impresión de billetes:
• Hay un escandoloso aumento de 962 % en la cantidad de billetes físicos en la economía, para un período tan breve como el que abarca de 2009 a 2015[xiv].
• Tán sólo en un año (de 2014 a 2015) la cantidad de billetes físicos tuvo un incremento neto de 177 %.
• Es grave que a diciembre de 2015 la emisión de billetes de “alta” denominación (Bs. 50 y Bs. 100) represente el 97 % de la emisión total de billetes nuevos.
• La variación en la cantidad de billetes de a Bs. 100 (el más “valioso” de los billetes) que se imprimieron en diciembre de 1999 con respecto a los que se emitieron en diciembre de 2016 fue de 49.636,90 %.
El horror económico, sin alusiones a la señora Forrester, en cuanto a la necesaria eficiencia y eficacia monetaria se muestra en el absurdo intento de disimular la inflación más alta del planeta, a fuerza de imprimir más billetes físicos, para sortear el efecto “mediático” que conlleva a la urgente creación de una nueva familia dineraria. Los onerosos de esta política irracional, se ve en lo increíblemente costoso que es la importación del papel moneda, su impresión, distribución y manejo. Es público y notorio que el BCV ya adeuda a la empresa inglesa encargada de vender papel e imprimir dinero: DeLaRue[xv], más de 260 millones de dólares, dicha empresa ya exigido el urgente pago de la deuda[xvi]. Los cajeros automáticos se vacían muy rápidamente y las empresas que transportan valores hacen un súper negocio trasladando con insólita frecuencia enormes volúmenes de billetes con escaso valor. Es evidente que muchos billetes cuestan más imprimirlos que el valor nominal que de por sí atesoran.
La izquierda en su esterilidad y vacío…
Cuando la izquierda ve las kilométricas colas para comprar productos de primera necesidad, no agita revolucionariamente a los que la padecen, los tranquiliza justificando las filas por la: “guerra económica” desarrollada por el imperialismo, Obama, Uribe etc. Les dice: “Tranquilos, que no es tan larga. Esto es culpa de la avaricia de la Casa Blanca, no protesten aquí.”
Cuando se protesta el proyecto del Arco Minero del Orinoco (AMO), como intento de rematar a bajo precio la concesión de explotación de nada menos que 112 mil kilómetros[xvii] del territorio nacional a transnacionales mineras probadamente ecocidas, la izquierda dice que no es hora de protestar, criticar y cuestionar las políticas de “emergencia” del gobierno. Que la brutal aniquilación de un ecosistema biodiverso es inevitable y que debe hacerse en manos de las transnacionales “imperialistas”, que son nuestras aliadas. Con ese dinero se desea pagar la gravosa deuda externa a los buitres financieros que nos hostigan.
La izquierda se ha convertido en la máxima defensora y justificadora de todos los males que el sistema capitalista lumpenizado le impone en su crisis a la clase obrera. Lejos de plantear salidas combativas, ésta intenta ideológicamente afirmar que el gobierno no tiene la más mínima responsabilidad del caos que se sufre. Vende la idea de que se debe tener “paciencia” y aguantar estoicamente el sacrificio, es decir, las penurias que se sufren en un país que en 16 años gestionó la bicoca del equivalente (dólares del año 2000) a diez (10) planes Marshall. Con uno se reconstruyó media Europa y se cerró la puerta política a los partidos revolucionarios. Con diez se ha destruido un proceso de nacional de acumulación de capital que ahora carece de los servicios más básicos, que detenta los índices de producción más bajos y exhibe una pobreza galopante en aumento.
La izquierda hunde la mínima potencialidad revolucionaria de la clase obrera. Más aún, el proceso de desindustrialización y de lumpenización de la producción y el comercio deja a la clase obrera sin la base de su avance en la conciencia científica capaz de organizar a su propia conciencia enajenada en la mercancía, es decir, el atraso severo en el avance en la revolución de la materialidad del trabajo deja a la clase obrera sin base potencial capaz de acrecentar su conciencia científica revolucionaria. Que la izquierda y el gobierno emprenda “soluciones” productivas contra la crisis como: conucos, siembra de balcones, gallineros verticales, trueques y micro emprendimientos comunales; demuestra el cruel atraso en que la vanguardia política visible de la clase obrera se halla sumergida. Con esas expresiones la pronta derrota política del progresismo será peor de lo esperado.
Notas: [i] Sutherland, Manuel. Farmafraude: La enorme escasez de medicinas y la gran estafa en su importación. Fecha de Publicación: 5 febrero, 2015. Disponible en: http://www.arsenalterapeutico.com/2015/02/05/la-enorme-escasez-de-medicinas-y-la-gran-estafa-en-su-importacion-farmafraude/
[ii] Sutherland, Manuel. Aumento del 21.693,21 % en la importación de carne, caída del consumo y escasez de la misma. Fecha de publicación: 20/08/2014. Disponible en: http://www.aporrea.org/ddhh/a193540.html
[iii] Hemos hablado esta fuga en otros artículos, en particular: Sutherland, Manuel. 2016: La peor de las crisis económicas, causas, medidas y crónica de una ruina anunciada. Fecha: 18/02/16. Disponible en: https://alemcifo.wordpress.com/2016/02/17/2016-la-peor-de-las-crisis-economicas-causas-medidas-y-cronica-de-una-ruina-anunciada/
[iv] Página web del Ministerio del Poder Popular para las Finanzas de Venezuela.
[v] La cotización del dólar medida en bolívares que se venden en la frontera Colombo-Venezolana está disponible en esta página: https://dolartoday.com
[vi] A la fecha (febrero de 2016) se usó el Índice Nacional de precios al Consumidor, que fue publicado con datos que llegan a septiembre de 2015. Para llegar la data a diciembre de 2016 se hizo una estimación basada en un promedio móvil de los últimos tres trimestres.
[vii] El cálculo se basó en la cotización que ofrece la página web dólar today, a través de los años.
[viii] Curcio, Pasqualina. Desabastecimiento e inflación en Venezuela. Fecha de publicación: 20/12/2015. Disponible en: http://idea.gob.ve/admin/img_noticias/desa.pdf
[ix] Balance del Banco Central de Venezuela. Cuenta: “Préstamos del BCV a empresas petroleras”
[x] Ibíd.
[xi] Índice Nacional de Precios al Consumidor (1950-2012), Área Metropolitana de Caracas.
[xii] Decimos contrabandistas porque la mayoría de bienes comprados por ellos son de ilegal exportación, muchos tienen la etiqueta “prohibida su venta fuera del territorio venezolano”.
[xiii] BCV. Cuenta: “Billetes nuevos puestos en circulación”. Toda la información del BCV fue extraída de su página web: http://www.bcv.org.ve/
[xiv] Banco Central de Venezuela, BCV. Estadísticas del sector monetario. Las cuatro viñetas poseen la misma fuente.
[xv] Acá la página web del consorcio: http://www.delarue.com/
[xvi] Noticia: El BCV le debe a proveedor de billetes y papel pasaporte más de 260 millones de dólares (documento). Fecha de publicación: 8/03/2016. Disponible en: http://www.lapatilla.com/site/2016/03/28/el-bcv-le-debe-a-proveedor-de-billetes-y-papel-pasaporte-mas-de-260-millones-de-dolares-documento/
[xvii] Noticia: Colectivos luchan por detener Ecocidio por Explotación del “Arco Minero”. Fecha de Publicación: 29/03/16. Disponible en: http://www.aporrea.org/actualidad/n288079.html
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