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Tres frentes para Rusia: ¿Cómo va Washington a avivar las llamas del caos en Asia Central?

Jueves 5 de marzo de 2015 por CEPRID

Iván Lizan

Odnako

El General Estadounidense “Ben” Hodges declaró que dentro de cuatro o cinco años Rusia podría desarrollar la capacidad para hacer la guerra simultáneamente en tres frentes no sólo es un reconocimiento del creciente potencial militar de la Federación de Rusia, sino también una promesa de que Washington amablemente garantizará que esos tres frentes estén justo en las fronteras de la Federación Rusa.

En el contexto del inevitable ascenso de China y el pronto empeoramiento de la crisis financiera, acompañada del estallido de la burbuja de activos, la única forma de que los Estados Unidos mantengan su hegemonía global es debilitando a sus oponentes. Y la única forma de lograr ese objetivo es desencadenando el caos en las repúblicas limítrofes de Rusia.

Es por eso que Rusia inevitablemente entrará en un período de conflictos y crisis en sus fronteras.

Así que el primer frente de hecho ya existe en Ucrania, el segundo será muy probablemente entre Armenia y Azerbaiyán por Nagorno-Karabaj, y la tercera, por supuesto, se abrirá en Asia Central.

Si la guerra en Ucrania lleva a millones de refugiados, decenas de miles de muertes y la destrucción de ciudades, el deshielo del conflicto de Karabaj socavará completamente toda la política exterior de Rusia en el Cáucaso.

Todas las ciudades en Asia Central se encuentra bajo amenaza de explosiones y ataques. Hasta el momento el “ir y venir en el frente” ha atraído al menos la cobertura de los medios – Novorrusia domina en los canales nacionales de televisión, en los periódicos y en los sitios web -, pero este teatro de guerra podría convertirse en uno de los más complejos después del conflicto en la Ucrania.

Una filial del Califato bajo el estomago de Rusia

La tendencia indiscutible en Afganistán – y la principal fuente de inestabilidad en la región – es una alianza entre los Talibanes y el Estado islámico. Aun así, la formación de esta unión está en sus primeros días, las referencias a ella son escasas y fragmentarias, y la verdadera escala de las actividades de los emisarios del Estado Islámico EI no es clara, como un iceberg cuya punta apenas se muestra por encima de la superficie del agua.

Pero se ha establecido que los agitadores del EI están activos en Pakistán y en las provincias del sur de Afganistán, que son controladas por los talibanes. Pero, en este caso, la primera víctima del caos en Afganistán es Pakistán, que ante la insistencia de, y con la ayuda de los Estados Unidos alimentó a los talibanes en la década de 1980. Ese proyecto ha adquirido vida propia y es una pesadilla recurrente para Islamabad, que ha decidido establecer una relación más amistosa con China y Rusia. Esta tendencia se puede ver en los ataques de los talibanes a las escuelas paquistaníes, cuyos maestros tienen ahora el derecho a portar armas; detenciones regulares de los terroristas en las principales ciudades, y el inicio de actividades en apoyo de las tribus hostiles a los talibanes en el norte.

El último desarrollo legislativo en Pakistán es una enmienda constitucional para ampliar la jurisdicción del tribunal militar [sobre los civiles]. En todo el país, los terroristas, los islamistas y sus simpatizantes están siendo detenidos. Solo en el noroeste se han realizado más de 8.000 arrestos, incluyendo a los miembros del clero. Las organizaciones religiosas han sido prohibidas y los emisarios del EI están siendo capturados.

Dado que los estadounidenses no les gusta poner todos sus huevos en una canasta, proporcionarán apoyo al gobierno en Kabul, que les permita permanecer en el país legalmente, y al mismo tiempo a los talibanes, que se están transformando al EI. El resultado será un estado de caos en el que los estadounidenses no quieren tomar parte oficialmente; en cambio, van a sentarse en sus bases militares, esperando a ver quién gana. Y entonces Washington proporcionará asistencia al vencedor. Nótese que sus servicios de seguridad han estado apoyando a los talibanes por un largo tiempo y con bastante eficacia: algunas de las fuerzas de seguridad oficiales y policías en Afganistán son antiguos talibanes y muyahidines.

Método de destrucción

La primera forma de desestabilizar a Asia Central es crear problemas en las fronteras, junto con la amenaza de que los Mujahideen penetrarán en la región. La prueba de los vecinos ya se ha iniciado; han surgido problemas en Turkmenistán, que incluso ha tenido que pedir a Kabul que mantenga las operaciones militares a gran escala en las provincias fronterizas. Tayikistán se ha visto obligada a negociar con los talibanes la liberación de los guardias fronterizos que estos secuestraron, y el servicio de frontera de Tayikistán informa que hay un gran grupo de muyahidines en sus fronteras.

En general, todos los países que limitan con Afganistán han intensificado su seguridad en la frontera.

La segunda forma es enviar islamistas detrás de las líneas. El proceso ya ha comenzado: el número de extremistas en Tayikistán solo el año pasado se triplicó; Sin embargo, a pesar de que están siendo capturados, es obvio que no será factible capturarlos a todos. Además, la situación se ve agravada por el retorno de los trabajadores migrantes procedentes de Rusia, lo cual ampliará la base de reclutamiento. Si el flujo de las remesas de Rusia se seca, el resultado puede ser el descontento popular y la generación de disturbios.

El experto Kirguistaní Kadir Malikov reporta que se han destinado $ 70 millones al grupo militar Maverenahr perteneciente al EI, que incluye representantes de todas las repúblicas de Asia Central, para llevar a cabo actos de terrorismo en la región. Se hace especial hincapié en el Valle de Fergana como el corazón de Asia Central.

Otro punto de vulnerabilidad son las elecciones parlamentarias de Kirguistán, prevista para este otoño. El inicio de una nueva serie de revoluciones de colores conducirá al caos y la desintegración de los países.

Guerras autosuficientes

Hacer la guerra es caro, por lo que la desestabilización de la región debe ser autosuficiente o al menos rentable para el complejo militar-industrial de Estados Unidos. Y en esta área Washington ha tenido cierto éxito: ha dado a Uzbekistán 328 vehículos blindados que Kiev había solicitado para su guerra con Novorrusia. A primera vista, el acuerdo no es rentable porque las máquinas eran un regalo, pero en realidad Uzbekistán estará atada a los repuestos y municiones de EE.UU.. Washington tomó una decisión similar en la transferencia de equipo y armas a Islamabad.

Sin embargo, Estados Unidos no ha tenido éxito en sus intentos por imponer sus sistemas de armas en la India: los Indios no han firmado ningún contrato, y a Obama le fueron mostrados los equipos militares rusos cuando asistió a un desfile militar.

Por esto los Estados Unidos está llevando a los países de la región a la guerra con sus propios protegidos – los talibanes y Estado Islámico – y al mismo tiempo está suministrando a sus enemigos las armas.

Así que 2015 estará marcado por los preparativos para la desestabilización generalizada en Asia Central y la transformación de AfPak en una filial del Estado Islámico en las fronteras de Rusia, India, China e Irán. El inicio de la guerra a gran escala, que inevitablemente vendrá una vez que caos se trague a la región, dará lugar a un baño de sangre en los “Balcanes Eurasiáticos”, implicando automáticamente a más de un tercio de la población mundial y a casi todos los rivales geopolíticos de los Estados Unidos. Será una oportunidad que Washington encontrará demasiado buena para dejarla pasar.

La respuesta de Rusia a este desafío tiene que ser multifacético: involucrando la región en el proceso de integración euroasiática, proporcionando asistencia militar, política y económica, trabajando en estrecha colaboración con sus aliados en la Organización de Cooperación de Shanghai y los BRICS, el fortalecimiento del ejército paquistaní, y por supuesto colaborando en la captura de los siervos barbudos del Califato.

Pero la respuesta más importante debe ser la modernización acelerada de sus fuerzas armadas, así como las de sus aliados y los esfuerzos para fortalecer la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva y darle a esta el derecho a eludir a las altamente ineficientes Naciones Unidas

La región es muy importante: si Ucrania es un fusible de la guerra, entonces Asia Central es un depósito de municiones. Si explota, la mitad del continente se verá afectado.


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