CEPRID

EN EL 17 DE ABRIL: LA INDEPENDENCIA SIRIA AFRONTA SU RETO HISTÓRICO

Sábado 28 de abril de 2012 por CEPRID

Tamer Sarkis Fernández

CEPRID

ALGUNAS ANALOGÍAS CONTEXTUALES 1946-2012

El 17 de Abril de hace 66 años Siria inauguraba su independencia, hecho que ha sido celebrado socialmente con la re-afirmación propia de quien acaba de atravesar con éxito un tránsito de muerte. En efecto, Siria continúa siendo; continúa existiendo y mantiene perspectiva de futuro. Pues preserva consigo sus Fuerzas Productivas y potencial de desarrollo, que el Plan imperialista anglo-sión pensaba enajenar de su organismo mediante la “radical” operación de liquidar el propio organismo nacional y re-coserlo como apéndice pionero al Proyecto de “El Nuevo Oriente Medio” (Trade Mark).

En el día de ayer, la alegría de triunfo se ha medido con el pesar y el pésame colectivos. El Imperialismo ha mostrado una vez más no ser un mero “tigre de papel”, sino un tigre dotado de zarpas y fauces para seguir ensangrentando y determinando la vida de los Pueblos; pero un tigre al fin y al cabo lejos de poseer omnipotencia, contrariamente a su auto-apología filmada en Holywood, donde “siempre ganan los buenos”.

Los Kappos de la ONU y su oportunismo de cavarle el infierno a los Pueblos a través de supuestas “buenas intenciones”, se han quedado “con dos palmos de narices y comiéndose las uñas”.

Lo mismo hay que decir de la farándula “humanitaria” con Sedes Centrales y Secretarías en NY o en La Haya. De la lagarta de Clinton. De la carrera turca por compartir con Israel la hegemonía regional. Del fanatismo armado por Contrato. Del sectarismo “espontáneo”/azuzado por los Jeque-periodistas y sus TV-shows mitad arenga mitad FX audiovisual. De la Francia nostálgica de re-entré. De los simios “modernistas” del Golfo ávidos por capitalizar “modernamente” su tradicional Renta petrolera y en esa clave esculpirse mercados a medida en nuevos “patios traseros” de inversión; etc.

Siria no va a ser el clon “Jordania Segunda Edición” y, tanto o más importante, la Dignidad nacional siria y su fruto victorioso dan un ejemplo que es fuelle para la efervescencia disidente al Orden, que se sucede en otros lares: en Asia, en África, en Latino-américa, veremos si en Europa. El Mundo, que quiere emancipación, se le sube a las barbas al Tío Sam, tanto con más empuje cuanto que el viejo está en vías de debilitamiento, y tanto más debilitamiento cuanto más se le suben los países a las barbas: círculo terminal disolvente.

A través de ese agujero negro USA se escurren de cabeza sus lacayos mundiales, como el Estado Español, cuyo Capital monopolista acaba de ser golpeado en Argentina por un micro-revival de peronismo. A tiempo está el Pueblo de edificar su Nuevo Poder, o continuará siendo -hasta íntegro desfalco y abrasión social- la nave/escudo que el Tío Sam quema en su intento de reflotarse a sí mismo de su turbia ponzoña de crisis.

Pero la victoria del Pueblo no le hace olvidar a éste, primero, que la lucha por la independencia prosigue a los niveles más básicos (sin ir más lejos, 17 libios, quienes habían entrado por mar a Latakia y se habían hecho con una base armada en un pueblo costero, han sido neutralizados ayer en combates con el Ejército). Y, segundo, que el contexto geopolítico englobante de la re-afirmada independencia presenta palpables analogías con aquel contexto de independencia de 1946:

1ª ANALOGÍA:

Hoy, como en 1946, la independencia es una “independencia mutilada” respecto de la unidad de Siria.

Por lo menos desde el 2500 A.C., las relaciones materiales (productivas, distributivas de producto sobrante, comerciales, cooperativas, de transmisión cognitiva, de asentamiento, de itinerancias y de migraciones, de difusión de artes de subsistencia y de cultura material, de alianza, de co-descendencia y consanguinidad...) en que se vinculaban los pueblos semitas del Norte peninsular, deudores de tronco lingüístico común (menos el idioma sumerio), fueron conformando cierta unicidad de Grupo Humano.

A su vez, esa materialidad y esa complementariedad de actividades con efectos social-reproductivos fueron traduciéndose en superestructuras tanto objetivas (manifestaciones culturales, ramificaciones y convergencias lingüísticas, modelos de legalidad, relativa confluencia en el hábitat urbano...) como subjetivas (religiosas, mitológicas y míticas de Origen, de auto-consciencia, de auto-nombramiento en tanto que agregación humana: Ashuuri para las gentes y Pueblos, Ashiira para la “comunidad” territorial-poblacional).

Cristalizaba así la denominada “Siria histórica”, que involucraba a Pueblos y a estructuras gentilicias en inter-relación a lo largo de una extensión geográfica comprendida entre el Gran Mar de Amurru (Mediterráneo) al Oeste y las tierras de Elam (Irán) al Este, así como entre los Montes del Tauro al Norte y el desierto del Negev al Sur.

Esta realidad material y antropológica adquirió con los siglos naturaleza político-nacional como Bilad Al-Sham (“El País del Sham”; Al-Sham es nombre para Damasco), reuniendo a las actuales Siria, Jordania, Líbano, buena parte de Irak y la isla de Chipre. Tal unidad político-nacional quedaría hecha trizas con la irrupción del colonialismo anglo-francés y sus Administraciones territoriales, para no verse restituida con la llamada “descolonización”.

A años vista, vemos los resultados de tal repartición colonialista de influencias y de tal táctica divisionista: En Líbano, la resistencia popular-nacional al “expan-sionismo” no puede apoyarse en el Estado libanés e incluso se diría que se desarrolla y fortalece muy a pesar del mismo. Jordania es una Monarquía-Protectorado especializada en labores de espionaje al tiempo que válvula de escape-campo de desplazamiento para la tragedia palestina. Irak está poco menos que pulverizado y ya desde el verano de 1990 llovió sobre mojado la vieja táctica citada del “divide y vencerás”, cuando sus hermanos históricos lo dejaron solo bajo el Plan imperialista genocida -también Siria- y en los meses siguientes algunos de ellos llegarán a formar comparsa en la “coalición militar” agresora. Chipre es una gigantesca Zona Militarizada para complacencia de la OTAN y para posicionamiento geo-estratégico del Hegemonismo yankie en el Arco Mediterráneo Oriental, “tejemanejes de la GLADIO mediante” (práctica del divisionismo y no menor golpismo/”democratización” alternantes en Grecia y en Turquía).

En fin, hemos visto qué han sido capaces de diseñar contra una Siria ya aislada y cercada en sus cuatro puntos cardinales por toda esta lógica que describo.

No nos escandalicemos: no se trata de re-unir Bilad Al-Sham en el plano político-institucional contra la autodeterminación de nadie. Pero sí justamente de subrayar que la independencia de ninguno de sus integrantes históricos es una independencia con todas las letras, si se afirma como independencia de la parte divorciada de la independencia del Todo. Porque la comunidad de Fuerzas Productivas y el potencial tanto de relaciones materiales como de auto-defensa y disuasión frente al Proyecto y prácticas del sionismo y de su Bloque imperialista, quedan alienados ya de entrada.

2ª ANALOGÍA:

El sionismo era la Bestia Negra más o menos latente de la perspectiva siria de futuro ya en 1946, mientra hoy es su Bestia Negra manifiesta. A su vez, la independencia integral de la geografía siria y la toma de rumbo hacia su unidad de actuación, sería la Némesis, la tumba, del sionismo.

El convencimiento Supremacista medular en el judeo-mesianismo talmúdico (NO DE LOS JUDÍOS EN SÍ) era un Supremacismo limitado por su propio marco irracional de movimiento. Flotaba entre endogamia; entre apartamiento; entre demarcación de fronteras con “el resto”; entre condicionamiento del negocio conjunto con el gentil a la sustracción de corrosiva cuota de interés a éste; entre mirada fría, calculadora y despectiva hacia la Terrenalidad “humana”.

Resonaba envuelto en toda su mitología torahica de Salomón Rey de reyes, del Pueblo Elegido, de la promisión de Tierra, de las Plagas de Egipto, de la Génesis divina diferencial, del judaico Paraíso en la Tierra reinante sobre los gentiles o goim, de los sucesivos Éxodos, del árabe hijo de Caín, de la identificación exclusivista del judío con los antiguos hebreos y con la descendencia de las tribus abrahamicas, etc.

Era un delirio milenario, ya marcadamente intemporal en la Modernidad y a fortiori tras la Revolución científica, que había sido amasado remotamente entre las agrias entrañas de un puñado de Rabinos resentidos en su dulce “exilio” bajo Babilonia, quienes atacaban mentalmente al Mundo con ánimo de armar ideológicamente un ataque real al Mundo necesario a su hegemonización.

La Cuestión que nos afecta llega cuando unos señores burgueses recogen en pleno siglo XIX “el balón” del Supremacismo, lo podan de antiguallas y lo revisten de pretendida cientificidad (una pseudo-arqueología, una pseudo-historiografía antigua, una pseudo-filología y una pseudo-lingüística), re-lanzándolo a la nube ideológica con el nombre de Sionismo.

Este remake demarca el Punto de inflexión en la historia de la Meta-ideología judaica-talmúdica, puesto que tal Supremacismo re-aparece inserto no ya bajo el antiguo marco de irracionalidad (una Psicología de masas, un gran Consuelo colectivo, un acicate de cohesión e identificación, un capricho, una concepción y valoración subjetivas nihilistas sobre la especie humana y su suerte y lugar, una guía para las relaciones sociales con el no-judío, quizás un sueño y una artimaña de consumar Venganza e imperar...).

La Meta-ideología re-aparece ahora, en cambio, ubicada en la Racionalidad de las fracciones judaicas dominantes entre las burguesías monopolistas de Estado más poderosas del Planeta (GB, Países Bajos, Francia a través del cordón umbilical francmasón), auténticas creadoras y financieras del Sionismo. Dichas fracciones monopólicas (imperialistas), dotadas de un marcado “espíritu de cuerpo y conciencia de pertenencia común”, requieren de un Estado extenso (el Eretz Israel, “Del Nilo al Éufrates”).

Tal requisito burgués de “una tierra (falsamente) sin Pueblo para un Pueblo de hombres sin tierra” se debe a imperativos de Economía Política capitalista: Factores productivos. Fuerza de Trabajo. Capitales circulantes como el petróleo. Exportación de capitales y de instalaciones. Búsqueda de una entidad de la que valerse para desplegar una política exterior integral propia más aún si cabe que por medio de USA y Europa; etc. Y tal requisito se debe, así mismo, a imperativos geopolíticos imperialistas: Ubicación militar. Dominio territorial. Control de pasos. Tráfico mercantil marítimo. Solventar contradicciones inter-imperialistas de marcaje del terreno al zarismo. Contrafuerte frente al rival Imperio otomano y pantalla armada, aunque finalmente esta contradicción queda solventada tras la Primera Guerra Mundial y la constitución de la Turquía kemalista.

Tenemos, pues, de un lado, al ancestral ensueño rabínico babilónico evocativo del mítico Israel “de los Reyes y de los Jueces” (Israel bíblico con Palestina actual y un pedazo del Líbano meridional), donde las ovejas deberán volver a ser reunidas y volver a pacer, tal que con Moisés, como requisito premonitorio al Juicio yahvítico y a su provisión de la amplia Eretz Israel (tierra de Israel).

Este ensueño judeomesiánico había sido y vuelto a ser “víctima” de extravío popular a través de la historia de los judíos: a algunos soñadores se les había aparecido la figura de Sefarad (Península Ibérica). A los judíos portugueses, mal-llamados “marranos”, Brasil. Para los comerciantes judíos colonizadores de la mano de Castilla y para sus descendientes, la tierra destino de la futura Al-Aliyaa (migración-Elevación) había sido Patagonia. Los (pre-paleo)”sionistas” cristianos presbiterianos habían identificado en América la tierra de promisión y se habían creído ellos mismos los descendientes de los antiguos hebreos; el Pueblo Elegido. En fin, los judíos de Mallorca habían mirado al mar, al horizonte, hacia Livorno, con melancolía desde su “prisión”-gueto insular, creyendo tierra de Destino a esa ciudad italiana de liberalidad, de bien-estancia judía y de desarrollo mercantil.

El elemento común a todos estos mitos es que la re-unión geográfica en uno u otro punto precede a la venida del Mesías de los judíos (literalmente, “Salvador”), y, con él, el asentamiento de “las bases materiales” territoriales de la Hegemonía terrenal de estos, donde “cada especie de ser” comulga con “el verdadero lugar particular” que le ha sido conferido por Jehová en su Orden-Arquitectura Ideado. Sin embargo, la teleología honda, Meta-histórica, se perdía una y otra vez en el horizonte, yéndose a borrar más allá de las más o menos acuciantes necesidades de asentamiento, de escapada, de huida, de refugio..., que primaban entre el vulgo.

La cuestión es que cuando la historia, y en concreto la evolución del Modo de Producción capitalista, inserta la premisa de la Al-Aliyaa en una Racionalidad política de clase/”comunidad” (una super-burguesía imperialista judaica pluri-nacional o “pluri-Potencia”), precisamente es el viejo rabinismo postmundano el que no sirve para re-vincular a los “parientes de dios” (literalmente, “Israel”) con el Destino mundano que necesita dárseles y con el viaje en que se necesita embarcarles. Lo hará el moderno sionismo. Y lo hará apelando más a un “pasado” pseudohistórico escrito en la Torah y manipulado con “ciencia” y excavadores, donde a Salomón le rendían vasallaje y pleitesía desde los Faraones al Oeste hasta los proto-persas al Este, que a ninguna teología de apariciones yahvíticas con regalos de un territorio acotado entre el Nilo y el llamado “”Río Grande” mesopotámico. La bandera israelí enmarcará la estrella de David entre una franja azul superior y otra inferior, Nilo y Éufrates respectivamente; ello en el Estado con mayor proporción poblacional de ateísmo declarado (cerca del 45%).

Fusión sintética, pues, de la dialéctica Sionismo-teología talmúdica:

A. La vertiente más mesiánica en el judaísmo y sus tradiciones idiosincrásicas más supremacistas: “mero” caudal-instrumento usado y re-dimensionado por el Capital financiero y su Sionismo.

B. Pero, simétricamente, el Sionismo: “mero” rostro ideológico ubicado dentro de la Meta-ideología judeomesiánica que, realizando en la historia el mito de “Israel” al procurar su materialización en estructura político-militar, lo que crea en última instancia es...

C. Un punto de asidero, un dispositivo físico violento y poderoso; paso de gigante -pero paso al fin y al cabo: medio, mecanismo- en el camino hacia la realización de la propia Meta-Ideología hegemonista cuyo alcance e implicaciones son mundiales (versan de afianzar definitivamente y desarrollar unas relaciones de poder concretas en el seno de la humanidad).

A tenor de todas estas consideraciones, se comprenderá porqué el Sionismo se presenta ante “su mercado” vestido con una dualidad teológico-secular: de un lado mantiene la Idea-Fuerza de la tierra prometida al Pueblo Elegido (de ahí su mismo nombre en “rememoración” del Monte Sión en Jerusalén, donde Jehová sella el Pacto Abrahámico). Pero a la vez aspira a movilizar a un público “modernizado” y al menos parcialmente “des-mitificado”, de modo que re-define la Al-Aliyaa (Migración y asentamiento en “Tierra Santa” previa al Armaghedon) en términos más bien de regreso mundano y profano al supuesto “lugar de procedencia”.

Este elemento último de ruptura laicista guarda total coherencia con la Racionalidad imperialista del sionismo, pues, así como los rabinos del judaísmo mesiánico pueden esperar, con su resentimiento a cuestas, la estruendosa restitución del Reino de Israel por Jehová, la burguesía monopolista de Estado no puede esperar.

De esta dualidad postmundana/intramundana resulta la conservación/”actualización” de la premisa de “Ontología diferencial” del judío (y más ante los candidatos árabes a ser ocupados; los “ahbaroshim” en la Torah, o “ratas”). Premisa a la que sin embargo se superpone un chovinismo nacionalista “moderno” de ser Luz de Progreso “occidental” sobre Oriente Medio, casando por lo demás con el Zeitgeist evolucionista propio del Colonialismo (“ir a sacar a los árabes del Salvajismo”). Ya no la tradicional hostilidad milenaria, sino ambigüedad de ésta con un Paternalismo “amigo” en pro de rescatar de sí mismo al lugareño (salvacionismo al fin y al cabo muy en la matriz del judeocristianismo).

A corriente de este impulso de urgencia de Estado por parte de las burguesías judías, prolifera la financiación de asentamientos y migraciones por medio de organizaciones sionistas y de su “Consejo Mundial Judío” en lo que va del siglo XIX a principios del XX. Una de las dos grandes trayectorias de migración parte de Rusia. La otra trayectoria (que tiene por sujetos principales a judíos askenazim), parte desde territorio imperial Otomano o desde Europa debiendo atravesar igualmente el Imperio Otomano para llegar a Palestina (Provincia de ese Imperio en aquel entonces).

Dicho proceso topa con contradicciones, como las intermitentes negativas otomanas a la judaización de Palestina. Sin ir más lejos, el 7 de septiembre de 1911 el Gran Sultán Abd-El-Hamid II reacciona furiosamente ante las Organizaciones sionistas “internacionales” cuando le piden permiso para colonizar palestina. Procede al encarcelamiento de varios miembros de la delegación y ordena impedir el desbordamiento de inmigración judía al Imperio Otomano (inmigración “de paso” en esa clave táctica sionista). Como la continuación del proceso es materia de “matrimonio de conveniencia” entre el Imperio británico y el Sionismo, los segundos redoblarán a partir de 1917 el financiamiento a la victoria de los primeros en la guerra, mientras los primeros prometen Israel. Derrotados los Otomanos, el tránsito migratorio se desbloquea (y será auspiciado por Ataturk), al tiempo que la colonización tiene vía libre en una Palestina por lo demás transferida a Inglaterra.

Bajo cobijo británico, el Sionismo irá “acumulando fuerzas” en Palestina (asentamientos, expropiación de hábitats, demolición de pueblos enteros de fellahs -campesinos- palestinos, robo de tierras, fijación de monopolios sobre cultivos, aumento poblacional judío promovido por la propia Alemania nazi y su fletación de titánicos barcos hacia Palestina...).

Casi treinta años después de la victoria inglesa en la Primera Guerra Mundial, termina la Segunda y de ahí surge un nuevo marco de relaciones: el Hegemonismo y la Guerra Fría. La idea de materializar Israel entronca esta vez con las necesidades del Imperialismo hegemonista USA en tal contexto.

El entroncamiento también es atribuible, cómo no, a la amplia y poderosa composición humana judaica en el carácter de clase dominante en los Estados Unidos (no importa para el caso si liberal-”izquierdista” en la Costa Este, republicana y conservadora en las Bolsas de valores o derechista extrema judeomesiánica fundamentalista en la Costa Oeste).

Tampoco cabe desdeñar a esos mismos efectos, que en USA importantísimas capas al interior de la burguesía monopolista de Estado NO judaica profesen el llamado “sionismo cristiano” característico del calvinismo evangélico; credo religioso que asume el Imperativo de congregar a los judíos en “Israel” como condición a su conversión al cristianismo y a ser perdonados y redimidos en el Juicio Final.

En esos tiempos, Stalin pecará de oportunismo al ver en Israel la ocasión de oro para “sacudirse de encima” a la propia oposición sionista-revisionista interior. No olvidemos que anteriormente el mismo Stalin se había propuesto ensayar un Plan para “territorializar” y controlar a fracciones judías dominantes dentro de la proto-burguesía burocrática en germen y formación. El Plan, que no llegó a avanzarse, había de desenvolverse concentrando al judaísmo en el extremo oriental de la URSS y dotándolo de una República con total autonomía de gestión en materia política cultural y religiosa, aunque no económica.

Con el padrinazgo de las dos “Superpotencias” y generoso suministro de armamento checoslovaco al terrorismo sionista operante en Palestina, Israel queda creado en 1948 (sólo dos años después de la independencia colonial siria). Ya he dicho que es Bestia Negra de cualquier noción de independencia siria, y a lo largo de este último año 2011-12 lo ha demostrado de sobras con su papel destacado en tramar y movilizar el asedio fascista sobre el país.

3ª ANALOGÍA:

Antes de 1946 como en 2011-12, la lucha por la independencia nacional viene marcada por Planes sucesivos de “etnizar” Siria con arreglo a factores confesionales, partiéndola en varios territorios.

En el pasado los colonialistas franceses se habían ocupado de exponer las líneas de mapa que ellos mismos habían trazado en relación a Siria (la Jebel Al-Ansariie para los alawíes, la concentración de drusos en el área desértica meridional o bien en parte del litoral, la deportación de los católicos maronitas al Líbano, etc.).

En 2011-2012, tal empresa de ingeniería social ha correspondido a Israel y al Plan de re-ordenamiento y partición que ese Estado expuso a través de sus medios de prensa. Mientras que el Modus Operandi no ha podido ser de comandancia militar imperial declarada (al menos no de entrada y hasta previsión de OTAN o de Cascos Azules). Ha corrido a cargo de paramilitares y bandas sectarias que allanaban el terreno a la partición, forzando desplazamientos poblacionales y fabricando así la realidad “contra la que” intervenir y “poner orden” con la vieja batuta en mano de la “segmentación territorial” (recordemos Yugoslavia).

4ª ANALOGÍA:

Antes de 1946 el viejo colonialismo premiaba y afianzaba el colaboracionismo de Castas terratenientes (y en menor grado de la burguesía mercantil) que controlaran con violencia a la colonia siria, y quienes mantuvieran al campo en la irracionalidad y desorden productivos pre-capitalistas.

Por medio de ese rentismo disfrutador de unas “lagunas agrícolas” suyas no intervenidas por el cultivo colonial, la Metrópolis se aseguraba un punto de apoyo socio-político, una base social minoritaria pero pudiente para el consumo de mercancías metropolitanas, y maniobraba tanto en la producción agraria como en la extracción de capitales circulantes.

El colonialismo francés buscó, pues, anclar sus colmillos en las minorías dominantes pre-coloniales feudales. Sobre todo entre sunníes, tal y como la anterior dominación Otomana ya se había ocupado de producir/anclarse en Effendis locales: campesinos propietarios más o menos grandes tanto árabes como turcos aposentados, explotando el trabajo de los fel.laah y del proletariado rural en buena parte alawí. Recordemos que en el entramado de Castas fijado por los turcos sobre Siria, los alawíes no podían tener en propiedad medios de subsistencia (incluyendo tierras ni cultivos).

Mientras, con el inicio del siglo XXI y durante casi 10 años el Imperialismo fue también tratando de gobernar las prácticas sociales de producción en Siria, pero ahora de acuerdo a la Racionalidad particular imperialista: la exportación de capitales físicos y de inversión.

Esto último significa, no ya amparar y promover una clase terrateniente rentista. Sino en cambio atar la Economía del país a la especialización/reclusión productiva en dos terrenos: la tierra y los bienes de extracción. Ello por medio de una nomenklatura terrateniente capitalista “privada” y estatal (no ya rentista), que, orientando los cultivos hacia el mercado capitalista, acumulara fondos dinerarios transferibles fiscalmente al Estado (comprador así de capitales excedentarios metropolitanos). Nomenklatura que en sus fracciones administrativas sobre inversiones y sobre la tierra, funcionara paralelamente agenciándose una Tasa de interés por el laissezfairismo a penetraciones de capitales, sin adoptar iniciativa productivista alguna.

Dicho re-ordenamiento imperialista de la economía siria, explica a rajatabla su propio reflejo en términos de presión sucesiva “exterior” sobre el Gobierno por implementar las famosas “medidas de reforma”. Así como explica la traducción de esas presiones en modificaciones jurídicas sobre suelos. En substitución de créditos blandos cooperativos y bancarios agrícolas por créditos condicionados a expropiaciones al impago. En concentración de apoyos y de credenciales operativas en el sector turístico. En desprotección de precios y de subvenciones en pro de la apertura a la cínicamente llamada “libre competencia” con importaciones. En manga ancha con la expansión de banca privada. En relajamiento de requisitos al establecimiento de sociedades y de patentes. En liquidación de tramos productivos industriales y de ramas; etc.

Esta línea de obediencia al dictamen imperialista significaba una involución flagrante respecto de la estructura social de propiedad creada por la Revolución agraria baazista y la consecuente distribución de tierras, pues estaba ya proletarizando a miles de sirios e iba a seguir proletarizando a centenares de miles más, en función de la concentración de cultivos y de la acumulación de hectáreas tanto a manos privadas como a manos de la burguesía burocrática por medio de los organismos estatales de planificación y de cobro fiscal.

En ese lapso de casi una década, las consecuencias de la crisis capitalista “occidental” (mengua en la compra de algodón, aprietos y trapicheos en la Dictadura de los mercados imperialistas del petróleo, especulación bursátil sobre factores de producción de necesaria importación para la agricultura siria y su Soberanía Alimentaria, consecuente imposición de importar alimentos hiper-inflacionados especulativamente, etc.) combinadas a las consecuencias de la Política Económica “anti-crisis” (anti SU crisis) impuesta contra el país por el imperialismo “occidental” (las “medidas” jurídicas-industriales-comerciales antes enumeradas + los pasos en la dolarización de los pagos a exportaciones sirias), es una combinatoria que obra deterioro y depauperación en las condiciones de existencia populares.

Desde 2009-2010, la fracción civil del Estado vuelve a ponerse netamente al lado de los intereses y necesidades populares, dando un giro de 180º en su línea de Política Económica, y al imperialismo se le agría la cara. Este último irá a buscar a sus condotieri sobre todo en filas de la burguesía empresarial privada sunní (de nuevo e igualmente al colonialismo). Burguesía que había ido desarrollando poder económico a lo largo de la década de “liberalizaciones”, siéndole prometido por los imperialistas un re-ordenamiento jurídico-institucional que favoreciera su entronización en el poder político. No pasa más de año y meses cuando el Imperialismo abre la Caja de Pandora de su montaje de “Primavera siria”.

CONDICIONAMIENTOS A LA DEPENDENCIA BAJO LA ÉPOCA DEL IMPERIALISMO

Los 66 años de la conquista de independencia siria frente al Colonialismo francés (y su reciente conservación), son, por supuesto, motivo de gran alegría entre los sirios y entre los solidarios e internacionalistas. Pero a la vez no ahorra dejarnos sabores de oxidado dolor: hoy como ayer, la independencia suena a lucha y se cobra coste de sangre.

Yo no sé si así tenga que ser; si ésa es nuestra tragedia Genérica humana cuando se trata de dar a luz lo grande, valioso y necesario.

Pero no me cabe duda de que esta lucha de los sirios es -ha sido ya- y, no nos engañemos, volverá a ser, la lucha del proletariado, la lucha de los Pueblos, la lucha de la humanidad. Pues la independencia bajo un Mundo dominado por el imperialismo jamás se hace completa, aunque sea porque sigue sujeta a quebrantamiento e involución forzada. Y luego porque la independencia de un Pueblo y de un país no puede ser jamás duraderamente la independencia “auto-consistente” del Robinson o de “Juan Palomo”. La independencia es, dialécticamente, una relación socio-política y económica en desarrollo, empezando por depender del entorno geográfico más inmediato. Así que ella, recientemente conservada en mitad de durezas, no es ni más ni menos que el punto de arranque indispensable para su propia consecución a una escala más elevada. Como decía Miguel Bakunin, “libre” por su condición aristocrática bajo la Rusia semifeudal: “Si uno no es libre, los demás tampoco”.

Con sólo pensar unos segundos en la intersección significativa entre dos variables -las coordenadas geopolíticas de Siria y su Periodo histórico de contención (que Mao Tse-Tung llamó el Hegemonismo)-, nos damos cuenta del hechizo brujeril estructural a la Soberanía, que queda recluida a tragarse entre otras lindezas:

A. Las mil formas de intervención USA sibilinas y “de Baja Intensidad”.

B. Las “huelgas” y sabotajes mercantiles “internacionales” en lo que se refiere a conducir, el saldo sobre reservas y riquezas propias, hacia el desarrollo autónomo de capitales.

C. El secreto industrial cerrado a cal y canto para evitar “emulación” y así el perjudicial rodeo y gasto extraordinario de ingeniería e I+D+I’ que Siria debe afrontar.

D. La Ley del embudo regional aplicada contra Siria a través del “polvorín sionista”, verdadera bomba de relojería. Ley que se extiende también a través de la fisonomía perruna de los Regímenes colindantes tanto como a través de la capacidad -logística, mercenaria, de acaudillamiento sobre las apetencias albergadas por Potencias de segundo orden y por “rivales” regionales, de cooptación de elementos seguidistas internos, de Terror y guerra sucia...- que el Hegemonismo USA ha demostrado una vez más.

Tal Ley del embudo -esta Declaración de guerra latente, a veces manifiesta- supone para Siria coartar su economía -esa genuina Fuerza Productiva de independencia- llevándola a la manutención del Estado de Guerra, perspectiva desastrosa pero de resolución inviable bajo la Época del Imperialismo para un País Oprimido Disidente atrapado en su propia realidad geográfica (y física-estratégica en medio de una Contradicción inter-imperialista que indesviablemente sigue su curso histórico de agudización al compás de la evolución internacional desigual del modo productivo capitalista).

E. El rechazo extranjero a exportaciones de factores productivos y de bienes para el consumo y uso industrial (ni máquinas de coser puede adquirir la Siria actual), siendo ésta una contradicción imperialista perjudicial para su misma sobre-acumulación de capitales, pero que el imperialismo manifiesta por su mismo miedo a que esas exportaciones sean semilla hacia la edificación industrial de independencia futura... justamente frente a ese Régimen de importaciones (intercambios mercantiles desiguales).

Aquí no se trata tan sólo, ni fundamentalmente, de que las Potencias pretendan un Régimen dependentista al mando de un sistema político y jurídico re-ordenado, como condición para así “normalizar” (a la manera imperialista) las relaciones mercantiles con Siria.

Se trata de que tales Potencias necesitan como el aire esa horma de su zapato; pues sólo se fían de “normalizar” el Statu Quo imperialista de importaciones-exportaciones habiendo entronizado previamente un sistema político de indudable “docilidad” a la hora de no canalizar su propio capital científico, cognitivo, ingenieril..., hacia subvertir la materia entrante bajo parámetros desarrollistas de Fuerzas Productivas propias.

Se necesita esa condición político-jurídica de pasividad en materia de desarrollo, para poder operar sin temor con normalidad imperialista en pro de: “deslocalización” de capitales excedentarios; delineamiento a la carta de la división del trabajo regional, inserción de tramos de producción bajo propiedad real propia y con concesiones a los lugartenientes en concepto de propiedad jurídica o co-propiedad subalterna; Dictadura sobre el sistema internacional de paridades monetarias y así aseguramiento de importaciones baratas de Capital Circulante y de mercancías producidas en territorio oprimido; dolarización de los intercambios si ello conviene; etc.

¿Pero qué ocurre?: que el polo débil de esta contradicción -lo Condicionado: la dimensión económica- también se requiere consumar con urgencia debido a que el Bloque Decadente (anglo-sionista) corre contra el reloj en materia de Hegemonía internacional y tiene que sacudirse su crisis económica marcada por su saturación improductiva de factores de producción. Tal necesidad inaplazable ha acelerado la trama anglo-sionista hacia procurarse el Condicionante político-institucional, que, cuando se trata de un país oprimido, es hallado siempre en la pequeña burguesía comercial y sus elementos apoderados -y no en la burguesía nacional productivista.

Pues la pequeña burguesía es, por su misma ubicación en la estructura económica, la clase dependiente en sí del exprimidor imperialista a la patria, que a ella se le aparece particularmente -y a costa de la patria en general- como “proveedor” y motor de prosperidad de clase.

Sin embargo, a la pequeña burguesía hay que sumar la burguesía comercial y distributiva, así como la burguesía burocrático-mercantil. Son fracciones, estas dos últimas, tendentes hacia el rentismo sobre capitales (en forma bien de beneficio comercial, bien de cuota de interés) y hacia la apropiación terrateniente (línea de expropiación parcelaria a través de la “reforma” jurídica sobre suelos y a través del endurecimiento de condiciones crediticias al campo). Este interés las marca como fuerza involucionista frente a la Revolución agraria con que el Baaz se hubo iniciado al mando estatal (Revolución cuya preservación y profundización sigue siendo uno de los principales pilares sobre el que asentar la independencia nacional).

De este panorama se deduce existencia de lucha de clases antagónicas e irreconciliables en última instancia, tanto en el seno de las instituciones nacionales como -bajo rostro de lucha de ideas- en el seno de la coalición nacional.

F. En definitiva, y por consiguiente a ése último punto señalado, hay que reconocer que Siria tiene que convivir/combatir, mientras dure el actual orden imperialista, con ese “factor interno” que el Hegemonismo USA recurre a tocar como a una de sus cuerdas predilectas.

Por eso la independencia presentará un Principio interno de entropía, al menos hasta que el Mundo alcance varios grados más de desarrollo en el proceso histórico en curso de cambio en la correlación internacional de fuerzas entre Potencias nacionales. La independencia nacional será mientras tanto -y como he definido- un Trabajo de Sísifo de destrucción, reconstrucción, reconstitución, deterioro de condiciones, reinicio de la prosperidad y colocación de bases materiales hacia su afianzamiento...

¿Y después?. Si el tránsito imperialista se sucediera sin ser un “punto de fuga” de Estrago a nuestra especie (lo que de por sí es bastante suponer), a priori tampoco podemos tirar cohetes por el nuevo marco presumible. A Siria le favorece ahora -y hasta le salva- la fragmentación del uni-polarismo, pero, más allá de lo estratégico, en el plano histórico el Imperialismo es una Época dotada de una Naturaleza determinada, siempre opresiva para los Pueblos. La independencia de la patria siria será, en última instancia, conquista de los Pueblos frente a las Potencias y la jubilación de éstas -y de su social-imperialismo-; o no será.


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