CEPRID

BIBI, EL BLANCO PERFECTO (II)

Sábado 10 de mayo de 2008 por CEPRID

Ricardo Rodríguez CEPRID 10 - V - 2008

Ver la primera parte del artículo BIBI, EL BLANCO PERFECTO (I) http://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article104

Benazir Bhutto, nació en la provincia de Sindh y pertenecía a una familia de grandes terratenientes que tradicionalmente han dominado la escena política de Pakistán desde su fundación como Estado en 1947. Su nombre significa la única. Tanto ella como su padre fueron alumnos y se doctoraron en la Universidad de Oxford, en Gran Bretaña. Anteriormente estudió Ciencias Políticas en la Universidad de Harvard, en Boston, EEUU. Benazir fue la mayor de cuatro hermanos y pasó una larga temporada en arresto domiciliario o en el exilio después de la ejecución de su padre. En 1987, se casó con un opaco jugador de polo con fama de mujeriego y poca educación, Saif Ali Zardari, cuya familia sólo tenía como activo la propiedad de una sala de cine en Karachi. Fue un matrimonio de conveniencia cuyos arreglos, incluida la elección del novio, recayó en su madre, Begum Nusrat. Un aspecto clave del arreglo matrimonial fue que los Zardari también eran chiítas.

Su primer gobierno como Primera Ministra sólo duró 20 meses. Fue destituida por el Presidente con serios cargos de corrupción e incompetencia gubernamental. La sucedió en el cargo uno de los políticos protegidos del general Zia, Nawaz Sharif, quien presentó a la justicia cargos adicionales contra su eterna rival política. En su segundo periodo como Primera Ministra, que se inició en 1993, monopolizó también el cargo de Ministra de Finanzas y nombró a su marido Ministro de Inversiones, una medida muy impopular que la hizo enemistarse con gran parte de su clan y amplios sectores de su partido. Saif Ali Zardari, desde su nueva posición, escalada haciendo gala de un atrevido oportunismo, adquirió poderes ilimitados y sólo respondía de sus actos ante su esposa. Su fama de nepotista se acrecentó y sus ambiciones rebasaron el límite aceptado tradicionalmente en la sociedad de Pakistán. Ambos llevaron una vida de lujos y excesos en la Residencia Oficial en Islamabad, una gigantesca mansión en las colinas de la ciudad emplazada en 110 acres que había costado al erario nacional 50 millones de dólares.

John F. Burns del New York Times relata que “a semanas de moverse a la Residencia Oficial, el Sr. Zardari ordenó la destrucción de un bosque protegido adyacente de 11.5 acres de extensión para construir un campo de polo, una pista de entrenamiento para sus caballos, establos para 40 ponis, habitaciones para los mozos de cuadras y un gran estacionamiento para invitados”. El costo del proyecto era de 1.3 millones de dólares. Cuando Zardari intentó financiar sus caprichos con dineros destinados a la construcción de parques para los ciudadanos, un alto funcionario gubernamental, Mohammed Mehdi, se opuso a dar curso a los fondos para sus caprichos ya que representaban una grosera irregularidad. El funcionario fue despedido por instrucciones del Sr. Zardari y los trabajos continuaron adelante.

La pista de la corrupción

Asif Ali Zardari, apodado en los bazares con el sobrenombre de “Míster 10%”, colocó a muchos de sus compañeros de colegio en importantes cargos gubernamentales desde donde dieron rienda suelta a actos de corrupción, desfalcos, sobornos, extorsiones y múltiples delitos de toda índole afectando gravemente las escuálidas arcas del Estado. El gobierno y los tribunales iniciaron investigaciones que permanentemente eran desmentidas, desviadas, postergadas, relegadas o cerradas hasta que un individuo, que nunca ha sido identificado, se hizo con expedientes confidenciales que se encontraban en las oficinas de Ginebra del licenciado en Derecho, Jens Schlegelmilch, quien fue descrito por la propia B. Bhutto como abogado de la familia en Europa durante los últimos 20 años. El gobierno paquistaní compró en Londres los legajos en un millón de dólares.

Los documentos, al parecer legítimos, incluían informen detallados de varias cuentas bancarias de los Bhutto en Suiza, otras del Citibank en Dubai y en Ginebra, cartas de altos ejecutivos de empresas europeas prometiendo cuantiosas coimas y detalles de los porcentajes a pagar a cambio de ventajosas inversiones y prebendas así también como los nombres, de docenas de cuentas bancarias y registros de empresas fantasmas que recibían las coimas, muchas de ellas registradas en las Islas Vírgenes del Caribe que se encuentran bajo protección británica: famosas por recibir sin preguntas indiscretas, miles de millones de dólares de las ventas de armas, narcóticos y toda suerte de negocios sucios que se realizan en el mundo.

“Los documentos también revelan el papel crucial jugado por instituciones occidentales. Más allá de las empresas que hicieron los pagos y la cadena de bancos que recibieron los dineros –que incluyen al Barclay’s Bank, al Union Bank de Suiza tanto como al Citibank de los EEUU, los arreglos hechos por la familia Bhutto, también incluían empresas de propiedades, abogados occidentales y una amplia gama de amigos en Occidente” dice el periodista John Burns del New York Times.

Los legajos también destapan detalles de las impetuosas salidas de compras de Zardari a mediados de los años 90. “En 1994 y 1995 utilizó una cuenta en un banco suizo y una tarjeta American Express para comprar joyas por valor de 660 mil dólares –incluidos 246 mil dólares en la tienda de Cartier Inc. y Bulgari Corp. en Beverly Hills, California, en menos de un mes”. Un collar de diamantes valorado en varias decenas de miles de dólares fue encontrado en una caja de seguridad de un banco suizo. Otros 10 millones de dólares fueron descubiertos en una cuenta del Sr. Zardari depositados por Abdul Razzak Yaqub, un traficante de oro con residencia en Dubai, después que el Gobierno de B. Bhutto le concediera una exclusiva licencia para el monopolio de las importaciones de oro hacia Pakistán por dos años. Entrevistado en sus oficinas en Dubai, admitió haber importado a Pakistán 500 millones de dólares en oro gracias a la licencia concedida por el Ministerio de Comercio de Pakistán, pero desmintió que una empresa suya (ARY Trades) fuera la que depositara el efectivo en la cuenta (Capricorn Trading S.A.) que tenía a Zardari como titular, tanto en la Islas Vírgenes como en Dubai, tal y como muestran los informes bancarios.

Muy largo sería relatar en detalle lo que muestran los documentos que acusan a Benazir Bhutto, su marido, su madre Nusrat y también a sus suegros, Hakim y Zarrin Zardari, de recibir comisiones y coimas por valor de muchos centenares de millones de dólares. El periodista antes mencionado, que tuvo acceso a los documentos, relata que “uno de los negocios más espectaculares lo hicieron con la poderosa empresa francesa Dassault Aviation, la cual se comprometió a pagar al Sr. Zardari y a uno de sus socios en Pakistán, la suma de 200 millones de dólares en efectivo si el Estado, o sea Benazir Bhutto, compraba a la corporación gala 32 aviones de combate “Mirage” modelo 2000-5 cuyo monto ascendía a los 4 billones de dólares. El “negocio” fue interrumpido abruptamente por la destitución de la Primera Ministra y finalmente quedó en nada. Claro, conocida la trama, algunas cabezas rodaron en Francia donde es legal para las empresas francesas pagar comisiones y coimas a gobiernos o empresas extranjeras con tal de ganar licitaciones y contratos. Las coimas pueden incluso, deducirse de los impuestos.

Otros aspectos de las investigaciones sobre la fortuna de la familia Bhutto demuestran que a mediados de los años 90, Saif Ali Zardari “compró entre otros bienes, una inmensa finca de 355 acres en Rockwood, en el sur de Londres por valor de 4 millones de dólares y una mansión por valor de 2.5 millones de dólares en la Normandía francesa conocida como la Casa de la Reina Blanca” y la colocó a nombre de sus padres. Los investigadores también encontraron varios apartamentos de lujo en Londres y han solicitado al Departamento de Justicia de los EEUU investigar cuentas bancarias y propiedades, incluido un fastuoso rancho y Club de Polo en Palm Beach County, Florida, por el cual habrían pagado 4 millones de dólares testaferros asociados al Sr. Zardari. Por el momento, las autoridades suizas han congelado 17 cuentas bancarias pertenecientes a los Bhutto, mientras continúan las investigaciones en Gran Bretaña y Francia en busca de nuevas propiedades y cuentas bancarias ligadas a la corrupta dinastía paquistaní. Con la muerte de Benazir Bhutto, sucederá lo mismo que hace poco sucedió con el ex dictador de Chile, Augusto Pinochet: la justicia dejará sin efecto los expedientes judiciales en curso…por defunción del acusado.

La lucha a muerte del clan

El entablado delictual abarcaba prácticamente todos los sectores de la débil economía paquistaní que se mantenía a flote a costa de ingentes préstamos del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional. El presupuesto de la nación apenas servía para pagar el 70% de sólo los intereses de la deuda externa. Del otro 30% se hacían cargo las FFAA, que disponían de fondos propios como veremos más adelante. Todo esto en un país en que 130 millones de los 165 del total de la población son analfabetos, millones no tienen una casa apropiada, los niños acrecen de escuelas y hospitales y ni siquiera tienen agua potable para beber. Los dos hermanos mayores de Benazir también sufrieron una muerte violenta. Aún no existe nadie dedicado a la política en la familia que haya fallecido de muerte natural. El primero, Shahnawaz Bhutto, fue encontrado muerto en un lujoso apartamento en Cannes, sur de Francia, en 1985. Benazir culpó primeramente a su esposa Rehana, de origen afgano y la acusó de ser agente del ISI. Envenenamiento fue la causa de su muerte. Dirigía con su hermano Mir Murtaza, el aparato político-militar de un movimiento rebelde denominado al-Zulficar, que luchaba por liberar de condenas y de la cárcel a miles de presos políticos partidarios de su padre. “¿Lo asesinó la CIA como un gesto de buena voluntad hacia Zia-ul Haq, su dictador favorito?” especulaba Benazir Bhutto pocas semanas después de consumado el crimen. A pesar de ser Francia el escenario del crimen, nunca se ha encontrado ninguna pista que lleve al o a los asesinos. Otra “neutralización limpia”.

Mientras Benazir era Primera Ministra, su otro hermano, tenaz e intransigente rival político de su hermana en el Partido del Pueblo de Pakistán, Mir Murtaza Bhutto, volvía a casa después de una reunión política. Junto a seis compañeros “en septiembre de 1996, fueron emboscados, en las afueras de su casa, por 70 policías acompañados de cuatro altos oficiales. Varios francotiradores se apostaban en los árboles y las luces de la calle habían sido apagadas. Murtaza entendió claramente lo que estaba sucediendo y bajó de su coche con los brazos en alto. La policía abrió fuego a mansalva y murieron los siete hombres, Murtaza entre ellos. La bala fatal fue disparada a corta distancia”. Este relato lo hace el escritor, periodista y cientista político, Tariq Ali. Pero el columnista de la revista británica “NewStateman”, Ziauddin Sardar, asegura que “Murtaza Bhutto fue asesinado cuando disputaba el liderazgo del partido a su hermana” después que Benazir prescindiera, sin contemplaciones, del cargo heredado por su madre. Con un golpe de autoritarismo apartó a su madre de la presidencia del PPP que se inclinaba por favorecer a Mir Murtaza. Toda su familia –agrega- incluida la madre de Benazir, creen que la ex Primera Ministra estaba detrás del crimen”.

Otras personas, conocedores de los siniestros entretelones y la complejidad de las intrigas políticas en Pakistán, acusan directamente a Asif Ali Zardari, el marido, heredero y ahora viudo y co-presidente del PPP de la “ejecución” de Murtaza. Zardari, ahora se ha beneficiado junto a su hijo Bilawal, de la dirección del PPP de por vida. Todo esto, a partir de un supuesto “testamento político” de la “democrática” Benazir, que dispone de la presidencia de un partido político como quien dispone de un activo en propiedad. El flamante viudo fue encausado en los tribunales por el crimen de Mir Murtaza Bhutto, pasó 14 meses en la cárcel por este delito de un total de 11 años que ha permanecido en prisión, pero finalmente, todo quedó en nada como ha sucedido tradicionalmente con los crímenes políticos en aquel país. La presidenta de una fracción escindida del PPP (PPP Shaheed Bhutto-PPP Mártir Bhutto)) que dirige Ghinwa Bhutto, candidata a la Asamblea Nacional y viuda de Mir Murtaza y por lo tanto, cuñada de Benazir Bhutto, también consideró responsable del asesinato de su marido a la ex Primera Ministra. Las graves acusaciones también provienen de Fátima Bhutto, periodista, escritora y poetisa, hija mayor del matrimonio entre Mir Murtaza y Fauzia, hermana de Rehana, y por tanto, sobrina de Benazir. Ella siempre ha responsabilizado a su pareja de célebres tíos en el asesinato de su padre. El matrimonio de Murtaza y Fauzia duró pocos años hasta que se divorciaron. Murtaza se hizo cargo de su hija Fátima y se fueron a vivir a Damasco donde conoció Ghinwa, una destacada intelectual y profesora de ballet de nacionalidad libanesa que había escapado de Beirut después de la primera invasión sionista al Líbano en 1982. Se casaron en 1989 y poco después tuvieron un hijo, Zulfiqar Bhutto Junior. Considera grotesco que su primo Bilawal, de 19 años, estudiante de Historia en Oxford, que ni siquiera habla Urdú y ha permanecido toda su vida en el extranjero, altere ahora su apellido Zardari y asuma como primer apellido el de Bhutto, en aras de perpetuarse como cabeza de una dinastía sumida en la tragedia y en los malos hábitos políticos.

En entrevista con el Times de Londres, Fátima asegura -sin decirlo claramente- que el heredero de la dinastía es de su hermano menor, Zulfiqar Bhutto Junior, hijo menor de Mir Murtaza y Ghinwa Itaoui, que verdaderamente es un Bhutto, en la línea masculina de la sucesión abriendo las puertas a un conflicto familiar en la generación posterior a Benazir Bhutto. Pero Fátima prefiere que las diferencias la establezcan las propuestas y los programas políticos y no las personalidades. También se muestra contrario a la adulteración del apellido de Bilawal, Mumtaz Bhutto, tío de Benazir y máxima autoridad del clan o tribu que tiene 700 mil componentes. “El cambio en su apellido –dice- no lo hace un Bhutto verdadero.

Tareq Ali cuenta que Fátima -que tenía 14 años cuando su padre fue abatido- y Ghinwa, habitaban la misma casa donde un pelotón de Comandos enviados por el General Zia, arrestaron a Zulfiqar Bhutto en 1978. Ambas mujeres presintieron que algo no marchaba bien ya que la policía, en el exterior, había cercado la mansión. Fátima llamó a su tía Benazir pero contestó Zardari, quien le comunicó que “su padre había sido baleado”; “ambas mujeres corrieron hacia el lugar del crimen, en las cercanías de la casa. No habían señales en la calle de que algo hubiese sucedido: la escena del asesinato había sido lavada y borradas todas las evidencias…no había rastros de sangre ni indicios de disturbios…corrieron al hospital pero llegaron tarde; Murtaza estaba muerto. Más tarde, fueron informadas que Murtaza estuvo una hora desangrándose en la calle antes de ser trasladado a un hospital que no tenía servicio alguno de emergencias. Cuando Benazir arribó al funeral de su hermano in Larkana, una enfurecida muchedumbre recibió con pedradas su limosina y ella fue obligada a retroceder”.

Pocas veces en la Historia moderna nos encontramos con la situación que enfrentó Benazir Bhutto a través de su vida. Acosada por un número impresionante de enemigos, múltiples juicios por corrupción pendientes en Pakistán y varios países europeos, acusada de incompetente en las gestiones gubernamentales, criticada por no cumplir sus promesas electorales, enemistada con los líderes claves de las instituciones de su país, severamente reprendida por miembros de su propio clan e incluso incriminada por una sobrina, la vida de esta dirigente política estuvo siempre marcada por la tragedia, la intriga, las conspiraciones y las artimañas políticas para sobrevivir en un contexto marcado por prácticas feudales, golpes de Estado, extorsiones y coimas, múltiples asesinatos políticos, graves divisiones étnicas, derrotas militares en guerras, sublevaciones tribales, separatismo y grave partición del país.

Las amistades peligrosas

Sus selectas amistades en la prensa y en los gobiernos más derechistas del mundo de nada sirvieron. Al revés. El manoseo de su figura, las presiones y maniobras para conseguir recomponer el descalabro de la política imperial en la zona, la llevaron directamente a la muerte. Incluso algunos piensan que Benazir, días antes de su asesinato, había constatado que a Washington la democracia en Pakistán poco le importaba. Sólo querían reforzar temporalmente al débil Musharraf, lavar su cara y su régimen y con la anuencia de ella y su utilización, preparar el camino hacia un recambio y, porque no, un asalto militar sin precedentes a la zona fronteriza con la ya gastada y rancia excusa de la “guerra contra el terrorismo”. Como bien afirma el destacado analista y especialista en el mundo árabe, Rene Naba, “hay que tener una buena dosis de ambición para plantearse una alianza con los que ordenaron el ahorcamiento de su propio padre”. Y también coquetear sin pudor alguno con aquellos que en la Casa Blanca no movieron un dedo para pedir clemencia.

Multimillonaria, con extensas posesiones en Pakistán, tierras y establos en el sur de Inglaterra, lujosos apartamentos en Londres, propiedades en Francia, en Nueva York y en Dubai, fue instigada por los gobiernos de Washington y Londres a salir de su exilio dorado en los Emiratos para colocarse literalmente como diana o blanco, de sus múltiples enemigos. Y tantas veces va el cántaro al agua, que una vez se rompe. Sin duda, Bush la indujo a realizar la peor jugada política de su vida…y la última. Obviamente, jugaron un papel relevante en el fatal desenlace, sus desmedidas ambiciones de poder político, condición explotada magistralmente por Bush, Rice y Negroponte, hasta llevarla a aceptar una especie de “matrimonio por conveniencia” con el dictador Musharraf, un hombre que tenía una pésima opinión de ella. “Los EEUU pensaron que Benazir era la persona que necesitaban para luchar contra el terrorismo…usted –dice el dictador a un periodista- necesita tres cualidades hoy si lo que quiere es luchar contra los extremistas y los terroristas. Primero: se debe tener a los militares con usted. Ella era muy impopular entre los militares. Muy impopular. Segundo: usted no debe ser visto por las fuerzas religiosas como una extranjera o una persona no religiosa. Tercero: esta persona no debe ser vista como una extensión de los EEUU. Ahora mismo, yo soy calificado como una extensión de los EEUU, pero jamás en el grado en que ella era calificada”. Las palabras del dictador hablando a la revista americana “Newsweek”, no dejan lugar a dudas.

Los acuerdos secretos negociados entre el dictador, Benazir Bhutto y la Casa Blanca, a decir de muchos, contemplaban, primeramente, la amnistía gubernamental y la anulación de las causas en tribunales para Benazir y su familia. Este hecho, se materializó a finales de octubre del 2007, mediante un decreto especial denominado Ordenanza Nacional de Reconciliación que anula las causas judiciales abiertas a ella y su familia, de manera que la ex Primera Ministra pudiese retornar al país sin problemas con la justicia. Convocación de elecciones para el 8 de enero del 2008. Prohibición de llamar o hacer manifestaciones contra la actual dictadura. Para dividir aún más a la oposición, la dictadura, aceptó que el partido político de Nawaz Sharif también participara en las elecciones. Renuncia del dictador Musharraf, del cargo de Comandante en Jefe del Ejército y que ejerciera como civil su autoproclamación como Presidente y posterior candidatura. Nombramiento de un nuevo Comandante en Jefe del Ejército aprobado por los EEUU, cargo que recayó en el General Ashfaq Parvez Kayani, que se coloca al frente de un ejército de más de medio millón de hombres y con un estimado de 50 bombas nucleares dentro de su arsenal. Naturalmente, el general Kayani, ejerció de máxima autoridad del ISI entre el 2003 y el 2007.

Pero quizás la parte más importante de las negociaciones contra-natura a tres bandas, tenían que ver con las ambiciones de los EEUU en Pakistán. La vieja historia de las potencias imperiales decidiendo qué debe suceder a miles de miles de kilómetros de distancia de Washington y Londres. Descarado intervencionismo de la superpotencia en los asuntos internos de un país lejano significa casi siempre, por la supina ignorancia de las condiciones locales, tragedia para un pueblo. No satisfechos con el inmenso daño que la invasión ha causado a la población civil en Afganistán y a la población fronteriza y haber desestabilizado toda una amplia zona estratégica, Bush y el Pentágono, necesitaban que Benazir ganara a toda costa las elecciones, se convirtiera nuevamente en Primera Ministra y autorizara a la potencia imperial penetrar libremente en territorio de Pakistán.

La invasión, podría traer consecuencias gravísimas, entre ellas la fractura irreparable del Ejército de Pakistán y dar ínfulas a muy activos movimientos separatistas. Con la intención de aplastar la insurgencia talibán en la frontera, bombardear los lugares en que se esconden los islamistas ortodoxos y efectivos de Al Qaeda y realizar intensas operaciones de búsqueda de la cúpula de la organización salafista, los EEUU presionan desde hace tiempo para lograr la aprobación de sus designios. Y de paso, que agentes del FBI y la CIA, reciban autorización gubernamental para interrogar al científico nuclear, Dr. Abdul Qadeer Khan, actualmente bajo arresto domiciliario por órdenes del gobierno. La Casa Blanca desea conocer todas las circunstancias de la venta de tecnología nuclear por el científico a Irán, Libia y a Corea del Norte. Los planes de Bush han estallado como un pompa de jabón y lo único que ha quedado es un reguero de muertos y mutilados y un país al borde del colapso.

Ricardo Rodríguez es periodista y escritor. Ha publicado en la Editorial Txalaparta “¿Cuántas veces en un siglo mueve sus alas el colibrí?” Marzo 1999; “El desafío de Bin Laden” Septiembre 2002 y “La Ruta del Esqueleto” Marzo 2006


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