EL TURNO DE IRÁN
Lunes 24 de diciembre de 2007 por CEPRID
Ricardo Rodríguez CEPRID 24 - XII - 07
Si Irán no va a Washington, Bush y el Pentágono irán a Teherán.
De acuerdo a los corresponsales en Washington del diario israelita Haarezt, al embajador de la entidad sionista en la capital de los EEUU, Sallai Meridor, le faltó el tiempo para instigar su campaña de insidias entre los invitados al convite de Anápolis, en Maryland, enfatizando los graves peligros del “programa militar nuclear iraní”. Naturalmente, el diplomático sionista argumentó que el proyecto de enriquecimiento iraní implica una amenaza existencial para los judíos que han invadido Palestina. Dejó claro a los asistentes a la ronda, que de continuar el gobierno de Irán con su programa nuclear, los judíos en tierras palestinas se enfrentan al segundo Holocausto en los últimos 70 años.
Entre brindis y brindis, frases banales y eufemismos por doquier, la inefable Condoleezza Rice deslizó entre bastidores a los ingenuos participantes - delegados de 50 países - que, en realidad, el objetivo principal del convite no era resolver los problemas creados por la invasión sionista a Palestina sino que formar un amplio frente contra los “radicales y terroristas” en Oriente Medio. Quizás, lo único sustancioso de la reunión en relación a Palestina, fue concretar planes para que el ejército de ocupación invada la Franja de Gaza en fecha próxima y trate de liquidar a toda la cúpula de Hamás y su brazo político que representan al gobierno legalmente elegido por el pueblo palestino. Para esta acción, cuentan con el apoyo del colaboracionista Abbas y su grupo encaramado en la cúpula de la Autoridad Palestina en Ramalla.
Al final, la agenda anti-iraní fue lo más relevante del cenáculo ideado por los neoconservadores de la Casa Blanca con la pésima noticia llegando de Australia de que el gobierno de derecha de John Howard, un aliado incondicional de Bush, había perdido las elecciones y, además, su cargo en el parlamento a manos del laborista Kevin Rudd. El nuevo Primer Ministro, poco esperó para declarar que retiraría muy pronto sus tropas de Irak, asestando de entrada un duro golpe a la política imperial de USA y Gran Bretaña en la zona. A Bush lo han abandonado a la fecha sus principales ministros y asesores, buena parte de sus ilustres consultivos internos que se asociaron a la política de guerra después de los ataques de Al Qaeda en Washington y Nueva York y en el exterior, Berlusconi, Aznar, Blair, los impresentables mellizos polacos y otras perlas de menor calibre.
Terminada la farsa en la Escuela Naval de Anápolis, una vez más, para el pueblo palestino, quedaba ilustrado que el único camino posible para su liberación es la lucha decidida y la resistencia a la ocupación foránea. Jamás la entidad invasora sionista y sus amos imperialistas cederán un ápice en los grandes objetivos esenciales que representan el origen del litigio creado artificialmente: la retirada total e incondicional de los territorios palestinos ocupados en la guerra de los “Seis Días” en 1967, el derecho a la compensación y el retorno de todos los palestinos expulsados de sus tierras y hogares, el estatus de Jerusalen como capital del Estado Palestino, la cuestión de las fronteras y del agua de Palestina, pasando por la destrucción del vergonzoso muro y la evacuación total de todos los asentamientos ilegales y anexiones de los invasores en los territorios ocupados.
Así, el trabajo político de zapa acometido por los generales y políticos de la entidad sionista y del imperio en Anápolis, tuvo más que ver con la agenda del Pentágono en relación a Irán para el año 2008 que con la tan cacareada justicia para el pueblo palestino. Las maniobras políticas de los titiriteros apuntaron a aislar a Irán, a intentar romper su alianza con Siria, cercar aún más a Hamás en Gaza, al Frente Popular para la Liberación de Palestina y a la Yihad Islámica de Palestina y a boicotear el consenso presidencial en el Líbano apoyando a los grupos armados sunitas y a los falangistas en contra de Hizbullah y sus aliados.
En síntesis, los EEUU imponen y dibujan mediante maniobras políticas, sobornos y guerras la política en una amplia zona del mundo. Un panorama neocolonialista ficticio que en Oriente Medio contempla la alianza de “los buenos y moderados” con la genocida entidad sionista como punta de lanza contra los “extremistas y malos terroristas” que incluye al Gobierno de Irán y organizaciones políticas populares de liberación nacional como Hamás e Hizbullah y, de esta manera, preparar las condiciones para el ataque final contra la República Islámica de los Ayatollas en Irán. Además, responsabilizan a Irán de todo cuanto sucede en Palestina, en el Líbano y de una serie de cargos en cuanto a su papel en la guerra de Irak.
Así, los neo conservadores afanan la estrategia política-diplomática como pieza indispensable para crear condiciones de opinión pública favorable al ataque contra Irán. Paralelamente, colocan a punto el andamiaje de su maquinaria militar cuyas acciones comienzan a deslumbrarse poco a poco sin poder resolver el fracaso en Irak del cual ni la escalada de sus tropas los puede salvar. También en Afganistán la situación es precaria. Todo parece indicar que más temprano que tarde, las fuerzas de los EEUU y la OTAN podrían seguir el mismo destino que se adelanta en Irak toda vez que Kim Sengupta, corresponsal del The Independent de Londres, aseguró a mediados de noviembre que los talibanes ya controlan nuevamente la mitad del país. Un diplomático occidental citado por el diario El País de España, aseguró en la misma fecha “que producida la retirada de las tropas de los EEUU y de la OTAN, el presidente Hamid Karzai duraría en el cargo menos de diez días”.
Lo curioso es, que tanto Bush como la Secretaria de Estado de los EEUU y sus aliados sionistas tenían conocimiento de un Informe secreto elaborado por la Oficina de Cálculo de la Inteligencia Nacional (NIE) que agrupa a las 16 organizaciones de espionaje e inteligencia de los EEUU. La evaluación, hecha pública a comienzos de diciembre, concluye en la primera línea del texto “que Irán detuvo o suspendió –dicen- en el año 2003, su programa militar secreto para la elaboración de bombas nucleares”, lo cual pone en evidencia toda la política de agresión económica y amenazas implementadas por los neoconservadores estos últimos años.
Otra vez, una gruesa estafa al mundo entero y a la ONU que se ha prestado a aprobar sanciones económicas sin pruebas de ninguna índole. En esencia, el informe de inteligencia del NIE, preparado desde hace un año, contradice y refuta de plano todo lo que el gobierno de los EEUU y la entidad de Israel han proclamado desde hace 4 años. De alguna manera, el Informe representa un golpe certero a la credibilidad de los Servicios de Inteligencia y Espionaje de la entidad de Israel, justo dos meses después que la aviación de guerra judía supuestamente destruyera una planta nuclear en construcción en Siria sobre la cual el espionaje secreto americano no tenía la menor idea de su existencia. Este hecho, tensa las relaciones entre los organismos de inteligencia de la entidad sionista (Mosad) y sus pares americanos (CIA-ASN). Tan pronto como el informe salió a luz pública el Ministro de la Guerra israelita, Ehud Barak, descartó sus conclusiones y declaró públicamente que no “acepta como válido el informe estadounidense”. Paralelamente uno de los políticos más extremistas y desquiciados del sionismo como el inmigrante ilegal ruso Avigdor Lieberman, desde su cargo de Vice primer ministro, expresa que “se mantiene la posibilidad de un ataque” y “que sin el apoyo de los EEUU, Israel actuaría solo”.
En apariencia, se agravan las disputas entre el bloque agresor ya que los sionistas no permiten que nadie fuera de ellos conduzcan las relaciones internacionales de los EEUU en la zona. Por otra parte, la Ministra de RREE de la entidad judía, Tzipi Livni, ex ejecutiva del Servicio Secreto sionista (Mosad) e hija de un conocido ex dirigente de la desaparecida organización terrorista Irgun, dijo en la Conferencia de la OTAN en Bruselas el 7 de noviembre recién pasado que “no tengo dudas de que Irán continua tratando de obtener armas nucleares”. Y es que el problema no son las armas nucleares iraníes que no tiene ni desea fabricar, sino el hecho evidente que Irán se ha convertido en el gran actor político del Medio Oriente y se levanta como un escollo infranqueable para los EEUU y los sionistas es sus descabelladas ambiciones de dominio total de la estratégica zona.
Aunque el informe del NIE destaca que “esas actividades se encuentran temporalmente suspendidas”, también asegura que el objetivo final de Irán continua siendo impulsar el desarrollo de armas nucleares sin citar verificaciones en absoluto para fundamentar ambas aseveraciones. Sin embargo, el propio presidente Bush salió al camino del informe del NIE para aclarar “que nada ha cambiado y que todas las opciones (políticas, económicas, diplomáticas y militares) se mantienen sobre la mesa”. Este informe, es quizás el reflejo más patente de las graves contradicciones en el seno del imperio en cuanto a qué tratamiento debe darse a un país como Irán. De cualquiera forma, para el conjunto de los fundamentalistas cristianos que dominan en Washington, con desarrollo o sin desarrollo nuclear aunque este tenga carácter pacífico y se encuentre dirigido a la producción de energía eléctrica, la cuestión esencial en la política imperial es el cambio de régimen en las esferas del poder en Teherán. Para tal efecto trabajan aceleradamente en varios frentes.
Teniendo en cuenta que el último Informe de la Agencia Internacional de Energía Atómica sobre Irán es muy favorable a los persas, la histeria imperialista se ha desatado en la cúpula del imperio y definitivamente los “halcones” –que esperaban impacientes el fracaso de las negociaciones diplomáticas y pacíficas para resolver el contencioso a punta de misiles- han puesto manos a la obra y afinan su maquinaria de muerte y destrucción. Con frecuencia utilizan los mismos argumentos que diseminaron por el mundo para atacar a Irak, seguros que las sanciones económicas no sirven y que ni China ni Rusia se prestarán esta vez para ser embaucados por un analfabeto funcional. Tampoco muchas multinacionales europeas con pingües negocios en Irán.
En octubre del año 2004, el Director General de la Organización Internacional de la Energía Atómica y Premio Nobel de la Paz, Mohamed El Baradei, afirmó que “Irán no posee un programa de armas nucleares” y enfatizó más adelante que “lo que yo he visto en Irán es un país tratando de obtener acceso a la tecnología para enriquecer uranio y esto no tiene ningún peligro”. El último informe del organismo, que data de noviembre del 2007, después de visitar los inspectores todos los sitios que tienen relación en Irán con el desarrollo nuclear, no encontró evidencia alguna de las alegaciones esgrimidas por los EEUU o los sionistas. De cualquier manera, la opción militar se mantiene vigente y ahora podría girar hacia la fabricación de un “incidente trampa” similar a los que la CIA nos ha tenido acostumbrado durante tantos años para justificar su “guerra preventiva”.
La obsesión de la ultraderecha fundamentalista que maneja los hilos del imperio y su sólida plataforma de apoyo en el movimiento sionista estadounidense por controlar y someter a Irán, arranca desde que la CIA instauró al Sha Reza Palhavi en un cruento golpe de Estado a comienzo de los años 50, colocándose Washington en uno de los flancos de la antigua URSS. Hoy la URSS no existe, el Sha fue derribado por la revolución islámica del Ayatolla Komeni en 1979, el Kremlim es medio socio de la Casa Blanca en la política mundial de explotación y saqueo a los pueblos pero aún existe el petróleo en Irán que posee la cuarta reserva mundial del oro negro y las segundas de gas natural.
Por otro lado, la principal aspirante demócrata a la Casa Blanca, la senadora por Nueva York, Hillary Rodham Clinton, una importante pieza en el entramado de poder e influencias del sionismo internacional en la sede del imperio, afirma que “si Irán en los hechos, está dispuesto a terminar con su programa de armas nucleares, renuncia a promover el terrorismo, apoya la paz en el Medio Oriente y juega un papel constructivo en la estabilización de Irak, los EEUU están preparados para ofrecer a Irán un cuidadoso y calibrado paquete de incentivos”. ¡Qué tal! Bien podría ser esta mujer la que reemplace a Bush en la Casa Blanca.
El otro candidato que pinta para finalista, el republicano ex Alcalde de Nueva York, R. Gulliani va por los EEUU gritando que a Irán hay que bombardearlo ahora, antes de que sea demasiado tarde. Naturalmente, no le interesa mucho el tema de Irán pero sí el aumento sideral de las ganancias de la industria de guerra que apoya generosamente su campaña para llegar a la Casa Blanca.
Menos la fecha del ataque a Irán –que se supone podría efectuarse entre abril y agosto del 2008 – al alto mando imperialista al parecer ha descartado una invasión al estilo Afganistán o Irak ya que carece de tropas frescas en las cantidades necesarias y las pocas que tiene en reserva podrían estar siendo preparadas para ser utilizadas en ataques contra los enclaves talibanes y de Al Qaeda en la porosa frontera entre Pakistán y Afganistán si las condiciones allí empeoran. Al parecer, la autorización para esta “invasión limitada” de tropas especiales y comandos especializados ya ha sido acordada por el dictador Pervez Musharraf y los “retornados líderes” de la oposición Benazir Bhutto y Narwas Sharif (ambos escapados de la justicia por sistemáticos actos de corrupción) que ven con creciente preocupación la pérdida de terreno, control y popularidad en un país de capacidad atómica con 165 millones de habitantes entre los cuales varios millones profesan las variantes salafistas y fundamentalistas del Islám.
Si las cuestiones no se complican en Pakistán, los neoconservadores y los generales del Pentágono sólo tienen dos opciones abiertas para el ataque antes de que Bush abandone la Casa Blanca derrotado en ambas guerras que inició y terminando su mandato con los peores índices de popularidad en la historia de los presidentes de los EEUU, tanto en su país como en el resto del mundo.
a) Un ataque masivo con misiles durante 48 horas contra todos y cada uno de los centros nucleares iraníes en superficie o bajo tierra. Este ataque contemplaría entre unos 20 a 30 blancos incluyendo, plantas nucleares, laboratorios, centros de investigación y el Cuartel General de la Guardia Revolucionaria en Teherán. En lenguaje militar lo que se denomina “golpes quirúrgicos”;
b) Un ataque masivo durante 10 días de los centros nucleares, sitios de baterías de misiles, silos de cohetería, bodegas de armamentos, centros de mando y comunicaciones, radares, aeropuertos y cuarteles militares tanto del ejército, la marina, la aviación y la Guardia Revolucionaria, fábricas de armas e industrias claves e infraestructuras como centrales telefónicas, eléctricas, medios de comunicación de masas, puentes, túneles y otros blancos menores. Este ataque intensivo comprendería unos 2 mil blancos. O sea, guerra de aniquilación total sin invasión contemplada más allá de algunas puntuales operaciones de comandos con tareas específicas.
La necesaria comprobación in situ de la efectividad de los ataques es casi imposible en la opción a) ya que los blancos se encuentran a 40 metros bajo tierra, muy protegidos por gruesas planchas de acero rodeadas de cemento armado muy resistente y construidas las instalaciones sobre roca de granito. El uso de bombas nucleares tácticas de penetración podría garantizar que todas las infraestructuras nucleares bombardeadas (16 en total) han sido razonablemente destruidas. Pero esto, tampoco es verificable.
El general retirado Joseph Hoar, ex comandante de CENTCOM, levanta muchas dudas sobre la efectividad de cualquier ataque de los EEUU a Irán y establece que “las fuerzas armadas de los EEUU no poseen armas apropiadas para destruir enclaves profundamente enterrados y que Washington –además- no posee buenos datos de inteligencia sobre los esferas nucleares iraníes y menos sobre los sectores clandestinos”.
La entidad sionista, a pesar de su potencia militar, tampoco se encuentra en capacidad de atacar por su cuenta como lo hizo anteriormente en Irak contra la planta nuclear de Osirak. La respuesta de Irán podría ser demoledora.
Ahora bien. La base principal del ataque contemplado por el Pentágono contra Irán, obligatoriamente debería provenir principalmente de la Quinta Flota de Guerra de los EEUU estacionada permanentemente en Bahraein y que tiene como misión el patrullaje de todo el Golfo Pérsico, el Golfo de Omán, el Mar de Arabia, el Canal de Suez y parte del Océano Índico.
Esta flota de guerra, seguramente el complejo de máquinas de matar más poderoso del planeta, que protege los mayores yacimientos de petróleo del mundo y las rutas de salida del combustible hacia Occidente, está compuesta como mínimo por tres Portaaviones nucleares, (el USS Harry S. Truman, el USS Enterprise y el USS Nimitz). Otro portaaviones, el USS Kearsarge, que opera cerca de la zona se puede agregar a la flota con todo su grupo de buques escoltas. Junto a ellos navegan varios grupos de modernos destructores dotados de múltiples baterías de misiles Crucero, varias naves porta helicópteros de combate, media docena de acorazados, nuevas naves que portan aviones espías como el Predator y el Scaneagle que vuela a 10 mil metros de altura, dotado de cámaras de infra rojos para proveer de información de inteligencia en tiempo real durante 20 horas diarias a los diferentes grupos de combate naval. En total unas 90 naves de guerra y de aprovisionamiento con un contingente de miles de hombres. Casi el 40% de toda la capacidad naval de guerra de los EEUU.
A este poderoso grupo de ataque naval habría también que agregar el portaaviones británico HMS Illustrious, que encabeza una docena de naves de guerra como el destructor HMS Edimburgh y la fragata lanza misiles HMS Westmister.
Esta impresionante flota de guerra viaja acompañada de una monumental formación de barcos de abastecimiento de combustible y municiones que pueden dotar a la escuadra de 177 mil barriles de petróleo, de 2.150 toneladas de municiones de todo tipo y tamaño y centenares de toneladas de alimentos para el consumo del personal de combate a bordo. Se supone que junto a esta expedición de guerra, navegan bajo la superficie varios submarinos atómicos y convencionales y un número indeterminado de limpia minas y diversos buques de desembarco anfibio con dotaciones preparadas para desembarcar en cualquier geografía. Portan, además, unos 500 aviones de combate, cazas y bombarderos contando las fuerzas de ataque que USA tiene desplegadas en sus múltiples bases de la zona. Irán por su parte, con un territorio de 1.650.000 de kilómetros cuadrados y 65 millones de habitantes, posee cantidades suficientes de misiles crucero de última generación para defender su soberanía. Se encuentran la mayaría de ellos bajo tierra, en silos situados estratégicamente a lo largo de toda la costa del Golfo Pérsico hasta el Mar de Arabia. Desde Abadán en el norte del Golfo, casi en la frontera con Irak, su línea costera hasta poco más al sur de la ciudad de Chabahan, serpentea un litoral montañoso y escarpado de 1.800 kilómetros. Otros cohetes están situados en unidades móviles bien camuflados en las cadenas montañosas cercanas a las aguas del Golfo. Casi dos mil kilómetros de abruptos contornos muy cerca de la costa con lugares propicios para ocultar silos de misiles y que, además, entrega una considerable ventaja táctica sobre naves operando en aguas del Golfo. Desde la frontera norte donde comparten aguas con Irak hasta el Estrecho de Hormuz, el Golfo Pérsico no es más que un gigantesco lago. En los sistemas de defensa de sus costas destacan sus baterías múltiples de “Gusanos de Seda”, misiles chinos de la generación anterior, pero tremendamente efectivos en el combate tierra-mar con un radio de alcance modificado de 50 a 70 kilómetros.
El Estrecho de Ormuz en medio del Golfo, es una ruta obligada de todos los súper tanques petroleros y de la Quinta Flota de Guerra americana y tiene sólo 50 kilómetros de ancho. La inteligencia militar americana calcula que en la zona del Estrecho, las unidades élite de la Guardia Revolucionaria iraní tiene emplazados, además de los “Gusanos de Seda”, centenares de misiles “Exocet” franceses. Recordemos que el ejército argentino tenía sólo cinco “Exocet” en la Guerra de Las Malvinas y sólo dos bastaron para hundir dos poderosos buques de guerra de su Majestad. Los analistas militares sudamericanos expresaron con posterioridad a la guerra en el sur del continente americano, que, de haber tenido suficientes misiles Exocet, los argentinos, hubieran podido hundir toda la flota británica con relativa facilidad.
Sólo el lanzamiento de centenares de minas sobre las aguas del Golfo en las inmediaciones del Estrecho de Hormuz, haría prácticamente imposible no sólo la navegación sino también su limpieza a pocos kilómetros de los emplazamientos de la cohetería iraní con escenario de guerra total de por medio.
Entre los “Gusanos de Seda” y los “Exocet”, los iraníes también poseen considerables cantidades de remozados “Scud” de alcance intermedio en plataformas móviles. El “Scud” es un misil sin mucho prestigio, con poca efectividad y francamente obsoleto, pero fue un dolor de cabeza para el ejército americano en la primera guerra del Golfo. En el año 2005, de acuerdo a la información proporcionada por la Agencia de Noticias France-Presse, Irán compró a la República Democrática de Corea 18 misiles balísticos rusos SS-N-6. Los coreanos modificaros estos misiles que originalmente eran lanzados desde submarinos. Ahora se encuentran emplazados en plataformas móviles de lanzamiento y han sido rebautizados como BM-25-S. Originalmente fueron diseñados para lanzan un artefacto nuclear de un megatón.
Pero las perlas de la cohetería moderna iraní son los misiles supersónicos crucero rusos de última generación contra los cuales, según los expertos, las modernas naves de guerra americanas no tienen defensas, ni efectivas ni adecuadas. Ellos son el SS-N-22, también conocido como “Sunburn” (Quemadura de Sol) que alcanza una velocidad de más de 2 mil kilómetros por hora (2.5 Mach), dos veces la velocidad del sonido y utiliza tecnología furtiva con una carga explosiva en su cabeza de una tonelada y un alcance efectivo de poco más de 180 kilómetros. La explosión de su carga en impacto produce una gigantesca energía cinética y devastadores daños tanto a la nave como al personal a bordo. Es capaz de realizar múltiples maniobras bruscas y esquivar con relativa facilidad misiles enemigos lanzados en su intercepción.
Los expertos en este tipo de tecnología califican al “Sunburn” “como el misil más letal del mundo”. Su cabeza explosiva puede destruir cualquier buque de guerra y posiblemente también hundir un portaaviones nuclear, ya que en sus paneles de mando puede seleccionar un portaaviones en medio de un abanico de naves de protección. Es lejos, el cohete crucero supersónico más sofisticado que existe actualmente desconociéndose el número de estos artilugios que posee Irán emplazados a todo lo largo de las cadenas montañosas de sus de 2 mil kilómetros de costa en el Golfo Pérsico. Fue específicamente diseñado por científicos militares rusos para derrotar las defensas de los grupos de combate naval dirigidos por portaaviones atómicos.
El Pentágono piensa que el sistema de defensa por radar “Aegis” incorporado a sus flotas de guerra es inoperante contra el “Sunburn” y que también podría esquivar el sistema de defensa americano más avanzado denominado “Phalanx”, que emplea una batería de seis cañones que disparan proyectiles de uranio empobrecido de grueso calibre a razón de 3 mil por minuto por cada boca. Este sistema de última generación enlaza con los aviones “Awacs” que a su vez se conectan a satélites militares para trazar con mayor precisión la trayectoria de una o varias amenazas. La otra estrella de la cohetería moderna iraní es el SSN-X-26 también bautizado como “Yakhonts” con un radio de vuelo de casi 350 kilómetros lo que coloca a toda la Quinta Flota estadounidense fácilmente a su alcance. Su velocidad de vuelo es de Mach 2.9. Este misil crucero supersónico de última generación ha sido especialmente diseñado para el combate de tierra a mar contra formaciones similares o iguales al grupo naval que controla el Golfo Pérsico. Ambos misiles son capaces, además, de vencer los sistemas de radares “Aegis” activando su tecnología furtiva y evasiva en los últimos kilómetros antes de dar en el blanco volando a menos de 10 metros sobre el nivel del mar.
Otros misiles destacados en el arsenal iraní es el recientemente probado “Ashoura” con un alcance de 2 mil kilómetros, lo cual coloca a todas las bases de los distintos cuerpos de las fuerzas armadas de los EEUU en el Oriente Medio a su alcance. También posee el misil “Shihab III” que técnicamente es capaz de alcanzar suelo israelita en Palestina pero su efectividad no es aún confiable.
Este es, a grandes rasgos, el escenario convencional previo a una conflagración entre los EEUU e Irán o entre la entidad de Israel y los EEUU contra Irán. ¿Qué podría suceder si Irán es atacado ya sea por los EEUU o por los sionistas?
Los juegos de guerra en los potentes ordenadores del Pentágono vienen siendo activados desde hace muchos años con resultados diversos pero fundamentalmente, los generales que forman el Estado Mayor Conjunto, reciben tal número de variantes que tienden a optar por posiciones diferentes pero no antagónicas. Sabido es que aproximadamente la mitad de este cuerpo superior de las fuerzas armadas de los EEUU se opone a lanzar una guerra contra Irán. Sus posiciones arrancan de preguntas sin respuestas adecuadas y del peligro a que se expone la Quinta Flota de Guerra en el Golfo. ¿Cuál será la respuesta de Irán a un ataque preventivo sobre sus instalaciones nucleares? ¿Cuál será el papel que jueguen en esta respuesta –si la hay- de sus más cercanos aliados, Hizbollah en el Líbano y Hamas en Palestina? ¿Qué hará Siria? ¿Qué harán las milicias chiítas pro iraníes en Irak? ¿Tiene Irán células durmientes enclavadas en los EEUU que pudiese activar con rapidez? ¿Cuánto subirá el barril de petróleo que ya se encuentra en la cifra de los US$100?
Obviamente, el concepto de “guerra preventiva” se encuentra aún muy vigente tanto en los planes de la entidad sionista que lo aplica cada día contra el indefenso pueblo palestino y hace poco más de un año contra el pueblo libanés. Iniciada la supuesta agresión a Irán, los persas tendrían dos alternativas de defensa: la primera, de manera convencional, respondiendo con utilización escalada de sus misiles hacia varios blancos en Irak, bases americanas en la zona y contra las naves de la Quinta Flota. La segunda, que no excluye la primera, de manera asimétrica, lanzamiento de misiles contra los blancos anteriormente mencionados y ataques kamikazes en todo el planeta contra objetivos estadounidenses.
En el año 2002, se efectuaron los primeros grandes “juegos de guerra” en el 5º subterráneo del Pentágono, en la pomposa Situation Room o Sala de Incidentes, en relación a dos supuestos países del Golfo. Uno de aquellos países era Irak y para su efecto, los ordenadores rectificaron la información de 1991, dispuestos en la primera guerra del Golfo. Sólo actualizaron lo que habían programado anteriormente a los discos duros.
El segundo país, era más que obvio que se trataba de Irán, aunque no lo mencionaba por su nombre. El ejercicio de denominó “Millenniun Challenge” y estaba diseñado para evaluar con precisión los daños y bajas que hipotéticamente recibiría que Quinta Flota de guerra de los EEUU estacionada en aguas del Golfo Pérsico, con posterioridad al ataque con misiles contra instalaciones iraníes en las profundidades de su territorio.
El “Millennium Challenge” ha sido uno de los más grandes “Juegos de Guerra” elaborado por el Alto Mando del Pentágono. En los simuladores cibernéticos desfilaron 13.500 tropas de los EEUU localizadas en 17 puntos diferentes de la zona en cuestión. El ejercicio virtual se extendió por un período de tres semanas y tuvo un costo de 250 millones de dólares. Para los generales en el Pentágono se trataba de de un “conflicto militar asimétrico”. El hombre designado al mando de las hipotéticas fuerzas persas fue el Teniente General Paul Van Riper de la Infantería de Marina de los EEUU y la fuerza militar de los EEUU estaba comandada por el general William Kernan, ambos miembros, en la época, del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas de los EEUU.
Iniciadas las hostilidades en tierra, el general Van Ripen aferrándose al concepto de “guerra asimétrica” utilizó una serie de estrategias de ataque contra la Quinta Flota de guerra. Desde pequeños botes inflables cargados de explosivos, lanchas y buques civiles también cargados de explosivos como medios de ataque, aviones en ataques kamikaze y misiles “Gusanos de Seda” lanzados desde silos escondidos las montañas en la costa iraní del Golfo.
El resultado de los costosos juegos, fue la destrucción total de la Quinta Flota de Guerra de los EEUU. Atrapada y sin poder maniobrar, escapar o esconderse en el Golfo bajo una lluvia de misiles “Exocet” y “Gusanos de Seda”, los americanos probaron en sus naves lo que los rusos habían probado en sus helicópteros en la guerra de Afganistán. Irán podía rematar la faena atacando con misiles “Sunburn” y Yokhonts las bases anexas o conexas que tiene el alto mando estadounidense en una amplia zona. O sea, otro Pearl Harbour, pero esta vez en el Medio Oriente. De ahí a una guerra total de consecuencias impredecibles hay un palmo.
Los ordenadores del imperio no atinan a establecer ¿cuál será respuesta de Irán a una “ataque preventivo” de los EEUU? ¿Qué papel jugaría la entidad de Israel en el ataque? ¿Qué sucederá si la Quinta Flota de Guerra de los EEUU es destruida por la cohetería iraní en aguas del Golfo Pérsico como justa respuesta a la agresión? ¿Qué hará Siria frente a un escenario de esta naturaleza? ¿Qué hará Hizbullah y Hamas? Un ataque preventivo a Irán por los EEUU bien podría sellar una alianza táctica de varias organizaciones sunitas con Al Qaeda a la cabeza con organizaciones fundamentalistas chiítas, enterrando momentáneamente sus diferencias que datan desde poco después de la muerte de Mahoma en el año 632 DC.
La mayoría de los historiadores y periodista familiarizados con la guerra de Afganistán (1979-1989) concuerdan que, el rumbo del conflicto comenzó a cambiar tan pronto los americanos pusieron a disposición de los servicios secretos pakistaníes los famosos misiles “Stinger”. El ISI paquistaní derivó los cohetes a los guerrilleros afganos a cambio del control de las zonas de producción o comercialización de opiáceos y heroína. Y los guerrilleros afganos comenzaron la tarea de derribar grandes cantidades de MI-17, MI-18 y MI-25, los formidables helicópteros de combate rusos. De alguna manera y teniendo en cuenta los grandes esfuerzos del pueblo afgano por combatir a los invasores, podría afirmarse que el “Stinger” americano cambió el curso que tenía la guerra.
Hoy, podría argumentarse que la cohetería rusa (“Sunburn” y Yakhonts”) y los “Gusanos de Seda” chinos, a modo de venganza por la afrenta de Washington en Afganistán, podrían derrotar totalmente las pretensiones americanas en la zona. Con más que suficientes misiles anti-buques de cualquier tipo, Irán se encuentra en capacidad de cerrar completamente el tráfico de naves a través del Estrecho de Ormuz por semanas y quizás por meses, impidiendo el suministro de petróleo a Occidente y causando una crisis económica mundial de proporciones desconocidas antes que la inoperante ONU pudiese intervenir. El Comandante de la Guardia Revolucionaria Iraní, calificada oficialmente como “organización terrorista” por Washington, General Mahmoud Chaharbaghi, expresó en octubre del 2007, que “Irán posee 11 mil misiles listos y dispuesto para frenar cualquier intento de ataque”.
Mientras tanto, las presiones, los sobornos, las amenazan y las sanciones económicas no han funcionado y lo más seguro es que no funcionen. Los científicos iraníes aprenden cada día un poco más las complejas operaciones técnicas para enriquecer el uranio para uso de un programa civil orientado al desarrollo de combustible para sus plantas eléctricas y que se encuentra enmarcado dentro de los parámetros y las normas de no proliferación nuclear –según repite el gobierno de Teherán permanentemente- y descartan cualquiera negociación para detener el proceso de enriquecimiento.
A solo una semana de haber desclasificado el informe secreto del NIE, el Secretario de Defensa norteamericano, Robert Gates, expresó en el Foro sobre la Seguridad Regional en el Golfo Pérsico que se desarrolló en Manama, “que Irán fomenta la inestabilidad y el caos, su política exterior es desestabilizadora y una amenaza para los intereses de los EEUU, para los intereses de cada país de Medio Oriente y de todos aquellos que se encuentran al alcance los misiles balísticos en posesión de Irán”. Y dicho esto, de inmediato reclamó a los países participantes -la inmensa mayoría de ellos de la rama sunita del Islam- “un esfuerzo multilateral para desarrollar sistemas regionales de defensa anti-misiles que provean un escudo protector y defensivo” a la región. O sea, un paraguas antimisiles que protejan las reservas de petróleo y gas de los Emiratos Árabes, de Arabia Saudita, de Kuwait y de otros países vecinos supuestamente amenazados por la cohetería iraní. Naturalmente, estas ventas, cuyos montos no se han revelado, las haría la industria de guerra estadounidense y se sumaría a las ventas de 30 mil millones de dólares ya acordados a la zona en armas.
Y mientras el jefe del Pentágono vendía sus sistemas de misiles y armas a los multimillonarios dictadores de la Península Arábiga, la región más caliente del planeta, el Ministro del petróleo iraní, Gholamhossein Nozari, anunciaba que su país no volvería a utilizar el dólar como moneda de transacción en sus operaciones de venta de petróleo. “En estos momentos, las ventas de petróleo en dólares han sido completamente paralizadas en línea con la política de vender crudo en monedas que no sean el dólar”, refiriéndose al euro o al yen. A esta política podría sumarse Venezuela en primer lugar y otros países productores.
El año 2008 será decisivo en uno u otro sentido. Como 1979, 2008 presenta todas las características de un año axial.
Ricardo Rodríguez es periodista y escritor chileno. Ha publicado en la Editorial Txalaparta “¿Cuántas veces en un siglo mueve sus alas el colibrí?” Marzo 1999; “El desafío de Bin Laden” Septiembre 2002 y “La Ruta del Esqueleto” Marzo 2006.
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