Formación y desaparición de los polos hegemónicos en la economía mundial
Lunes 18 de septiembre de 2023 por CEPRID
SERGEY GLAZYEV
Observatorio de la Crisis
El nuevo orden económico se diferencia del imperial en la restauración de la soberanía nacional y del derecho internacional. Esto predetermina una diversidad mucho mayor del panorama geopolítico. Al mismo tiempo, aumentará la importancia de factores de integración no económicos como la cultura, la proximidad de civilizaciones, los valores espirituales y el destino histórico común.
Según el diccionario de la lengua rusa, la palabra polo (del griego pólos) es el lugar donde termina el eje imaginario de la Tierra: los polos sur y norte «[1]. Tanto para la geografía como para la geometría sólo puede haber dos polos, pero no es así para la geopolítica moderna, en que el concepto “mundo multipolar” gana popularidad.
Habiendo hecho esta reserva terminológica, en el futuro utilizaremos el concepto mundo multipolar con cautela, basándonos en las diferentes interpretaciones de diferentes pensadores.
1. Cambio de polos económicos globales durante la transición de los sistemas económicos mundiales
Para Giovanni Arrighi, autor de la teoría sobre los ciclos largos del desarrollo socioeconómico global, [2] el concepto polo (geopolítico) se aplica cuando la élite de un país tiene una influencia decisiva en el desarrollo de la economía mundial. Arrighi [3] explicó el desenvolvimiento de la economía capitalista mundial en cinco ciclos sistémicos de acumulación de capital: hispano-genovés, holandés, inglés, estadounidense y actualmente asiático.
Durante unos quinientos años de capitalismo, las élites gobernantes hispano-genovesas, holandesas, inglesas y estadounidenses se han ido sustituyendo entre sí como la fuerza que impulsa el desarrollo de la economía capitalista.
Con excepción del primer ciclo – en el que el capital genovés formó la base financiera de la rápida expansión del Imperio español – todos los demás ciclos se caracterizaron por el dominio de un solo país, cuyas relaciones de producción e instituciones sirvieron de ejemplo para el resto.
Con el tiempo, la eficacia del país hegemónico inexorablemente disminuye en la periferia surge un nuevo líder con relaciones de producción e instituciones cualitativamente más eficientes pasando el dominio global al nuevo país. Sin embargo, antes de ser desplazado el anterior líder instiga una guerra contra sus principales competidores, para mantener su hegemonía mundial.
Los ciclos sistémicos seculares de acumulación de capital descubiertos por Arrighi, con sus correspondientes épocas de desarrollo, se diferencian no sólo por quienes son los países hegemónicos, sino también por sus sistemas de gestión de la reproducción y del desarrollo económico.
Para estudiarlos, el autor introdujo la concepción de Estructura Económica Mundial (WES en inglés), un concepto que define como las instituciones nacionales e internacionales se interrelacionan con un sistema que asegure las relaciones económicas y la reproducción ampliada del capital [4].
Las instituciones creadas por el país líder, tienen tal influencia que regulan el mercado internacional y sus relaciones económicas y financieras También sirven como modelo para los países de la periferia que buscan alcanzar al líder importando el modelo que les ha sido impuesto. Por tanto, el sistema institucional de la estructura económica mundial (WES) impregna toda la reproducción de la economía, incluyendo sus componentes nacionales, regionales e internacionales.
Los ciclos sistémicos de acumulación de capital son una de las formas que adquiere el ciclo de vida de la estructura económica mundial. Los ciclos de acumulación de capital hispano-genovés, holandés, inglés, estadounidense y asiático descritos por Arrighi son manifestaciones de los ciclos de vida del comercio y la manufactura. Se diferencian tanto en sus sistemas de gestión, reproducción y desarrollo económico.
Hasta ahora, la historia ha demostrado que la transición de uno a otro ciclo, se ha producido mediante guerras mundiales y revoluciones sociales, durante las cuales el obsoleto sistema de gestión es derrotado y el país victorioso forma uno nuevo.
Las nuevas estructuras difieren no solo en el tipo de organización del comercio internacional, sino también en el sistema de relaciones e instituciones que permiten al país líder alcanzar superioridad global y conformar un nuevo régimen de comercio y relaciones económicas internacionales.
Dicho de otro modo las estructuras económicas mundiales están determinadas por los sistemas institucionales de los países centrales que dominan las relaciones económicas y forman el núcleo del sistema económico mundial. Al mismo tiempo, en su periferia pueden reproducirse otros sistemas de organización de las economías nacionales y regionales, menos eficaces e incluso arcaicos.
Las relaciones entre el centro y la periferia del sistema económico mundial se caracteriza por intercambios económicos desiguales a favor del centro, que aprovecha su situación privilegiada debido a su superioridad económica, tecnológica y organizativa. Estos beneficios los reciben en forma de renta intelectual, monopolística, empresarial y por las primas de emisión en el mercado accionario. Por lo tanto, los países centrales forman el centro de la economía mundial, dominan las relaciones económicas y determinan el desarrollo socioeconómico global.
La lógica de la competencia geopolítica en el sistema-mundo capitalista determinó el dominio de un país dentro del ciclo de vida de una u otra estructura económica mundial (WCS). Esta estructura ha sido implementada por la élite gobernante con una legislación que garantice la reproducción ampliada del capital.
En este contexto la soberanía nacional brinda a las élites nacionales oportunidades para una acumulación ilimitada de capital. Para lograrlo utiliza el sistema crediticio bancario, la emisión de un moneda nacional y otros instrumentos financieros destinados a proteger el mercado interno y los derechos de propiedad.
Aunque los tratados internacionales pueden prever la protección de los derechos de propiedad y de la inversión extranjera, en la práctica las garantías de su cumplimiento dependen de la influencia geopolítica de cada país.
Desde, los acuerdos de Westfalia (que preparó el camino para la adquisición de soberanía nacional por parte de los Estados). Hasta la actualidad, no ha sido posible crear estructuras supranacionales o interestatales que se acerquen un poco a la eficacia de los sistemas nacionales que permitan asegurar la reproducción y acumulación del capital de los países más poderosos.
Incluso si los países son civilizadamente cercanos, las diversas coaliciones y alianzas son incomparablemente menos fuertes que las instituciones de los estados soberanos. Cuanto más poderosos sean estos estados más oportunidades tendrán la élites nacionales de hacer realidad sus intereses en las relaciones internacionales, incluido el enriquecimiento mediante intercambios económicos desiguales.
La relación directa entre el poder de los Estados-nación y la acumulación de capital a través de intercambios económicos internacionales desiguales fortalece el poder del país que lidera la formación socioeconómica capitalista. De esta manera la élite gobernante aumenta sus poder utilizando la superioridad de su Estado y maximiza sus ganancias en las relaciones económicas internacionales.
Así es como ha evolucionado el sistema-mundo capitalista, cuyo centro se ha desplazado sucesivamente del norte de Italia a España, los Países Bajos, Gran Bretaña y los Estados Unidos. En este proceso, los estados que perdieron el liderazgo se transformaron en periféricos y desde otras centros empezaron a surgir los nuevos países líderes.
El ciclo de vida del sistema-mundo capitalista consta de fases de expansión material y financiera. En la primera fase, gracias a la eficiencia del sistema de gestión, el país que forma el núcleo del nuevo WES logra un importante avance, con una larga ola de crecimiento, sostenido fundamentalmente por las tecnologías que modernizan su economía.
En la actualidad, los países centrales de la antigua estructura económica (WCS) se está desmoronando. Vive una crisis estructural acompañada de una depresión y de una sobre-concentración de capital en industrias obsoletas tecnológicamente. Ante este crisis sistémica el viejo orden se niega a perder su hegemonía por cualquier medio: incluso provocando una nueva guerra mundial.
El debilitamiento del actual centro crea oportunidades para el avance del país líder que esta formando el núcleo de una nueva estructura económica mundial (WCS). Como resultado historico, este nuevo país construye gradualmente su posición dominante.
De esa manera Holanda obtuvo el dominio mundial después de la guerra hispano-británica. Gran Bretaña lo obtuvo después de las guerras napoleónicas y Estados Unidos después de la Primera y Segunda Guerra Mundial. En nuestros días la guerra híbrida global desatada por Washington está contribuyendo objetivamente al avance económico de China, que constituye el núcleo de una nueva WES.
Históricamente en la segunda fase del WES, el país de su núcleo tiene la oportunidad de imponer las condiciones del intercambio financiero y económico internacional, el uso de su moneda y la construcción de infraestructuras de transporte.
En la fase de expansión financiera, el dominio del país central se convierte en una hegemonía global, que sustenta su poderío en las ganancias provenientes de la explotación de los recursos de la periferia a través de un intercambio comercial desigual, la manipulación de los precios, la inversión del capital y la fuga de cerebros.
La otra cara de esta hegemonía es el crecimiento de la deuda pública y la caída de la productividad de la economía con la especulación financiera como actividad preferible a la inversión productiva. En ese momento el antiguo sistema de dominación entra en la fase final de su ciclo de vida.
De este análisis se deduce que el sistema-mundo capitalista es unipolar en el período de madurez de la WES y multipolar en el período de su cambio y declinación. Durante la formación de una nueva estructura economía mundial aparecen uno o varios países, que compiten tanto con el país hegemónico saliente, como entre sí. De esta competencia, emerge un líder global que tiende a aumentar constantemente su poder.
En nuestra época, sin embargo, además de los países capitalistas centrales también está Rusia, que sin ser un país capitalista desarrollado, ha logrado conservar su influencia con diversas formas de organización socioeconómicas y politicas , pero cuyo papel Giovanni Arrighi ignoró por completo.
2. Rusia como polo independiente de influencia mundial
A lo largo de toda la era del capitalismo, comenzando con el ciclo secular genovés-español de acumulación de capital, Rusia actuó como un polo independiente de influencia mundial lejos de occidente.
El sistema mundial saliente después de la segunda guerra mundial fue bipolar: Estados Unidos y la URSS controlaron cada uno un tercio de la economía mundial, y el tercio restante era campo de rivalidad. En el sistema colonial que lo precedió, el Imperio ruso se opuso exitosamente a los británicos, controlando la mayor parte de Eurasia, Alaska y el Pacífico Norte.
En el ámbito comercial y manufacturero, con la modernización de Pedro el Grande, Rusia se puso al día en el desarrollo tecnológico y llegó a superar en escala productiva al entonces líder mundial, Holanda. Ese reino moscovita había heredado las tradiciones culturales de los imperios bizantinos y de los llamados imperios de la Horda.
Así, al menos desde el siglo XVII, Rusia constituyó un polo independiente de influencia mundial que existió en paralelo a sus países competidores y a los sucesivos centros del WES Occidental.
Hacemos este análisis refiriéndonos únicamente a un período bien documentado. Desde el siglo XVII hasta el presente se puede rastrear el ritmo del cambio en las estructuras económicas y tecnológicas mundiales. Sus regularidades permiten hacer una previsión fiable en el desarrollo de la economía mundial hasta finales de este siglo.
Sin embargo, la previsión del papel de Rusia sigue siendo incierta. Después de la llegada de los Romanov, Rusia se vio envuelta en relaciones complejas y contradictorias con los Estados europeos, que en diferentes momentos actuaron como aliados o como oponentes.
Rusia era vista por occidente como una fuerza reaccionaria que obstaculizaba los procesos de liberalización en las relaciones sociales y de producción y la democratización de los sistemas políticos estatales.
Las élites gobernantes de los estados europeos temen a Rusia y periódicamente se unen contra ella, buscando aplastarla y desmembrarla. Desde el establecimiento del sistema colonial y la hegemonía mundial británica, Rusia siempre ha sido vista como un polo de influencia mundial opuesto a Occidente.
Por su parte, los líderes del Estado ruso trataron a los cambiantes polos del sistema-mundo occidental ya sea como un socio, o como un adversario, como un enemigo, o como un maestro.
Finalmente los ciclos sistémicos de acumulación de un capitalismo de siglos de antigüedad afectaron negativamente a Rusia. Nuestro país era una periferia hasta que la URSS dejó de participar en el proceso capitalista por completo. Ahora Occidente está tratando de obtener todo lo acumulado por el estado ruso durante el periodo soviético.
Tenemos que admitir que la actual elite gobernante rusa no ha desarrollado ninguna actitud definida hacia Occidente. La discusión entre occidentalizadores y eslavófilos continúa hasta el día de hoy. Si los primeros asocian la posición especial de Rusia con su atraso y abogan por superarlo sobre la base de la integración con Occidente, los segundos están convencidos que Rusia debe contribuir a terminar con el sistema liberal capitalista y pos-humanista que está profundamente arraigado en occidente.
Hoy esta disputa política ha perdido cierta relevancia entre los rusos debido a la guerra provocada por la OTAN y el Occidente colectivo. Esta guerra y sus consecuencias, de hecho, está contribuyendo al fin a la era del dominio occidental capitalista en el preciso momento que el centro de la economía se desplaza al sudeste asiático, donde aparecen los nuevos polos de influencia mundial.
3. Los Polos del nuevo orden económico mundial
El cambio del actual sistema-mundo está en total concordancia con los patrones de este tipo de procesos históricos [5]. La última etapa comenzó con el colapso de la URSS y está terminando hoy con el colapso de la Pax Americana.
En total conformidad con esta teoría, para mantener su hegemonía global, la élite gobernante estadounidense ha desatado una guerra mundial híbrida, buscando aplastar o crear el caos en los países que están fuera de su control: China, Rusia, Irán.
Estados Unidos ya ha perdido la guerra comercial y económica ante China. Al final del actual plan quinquenal, la República Popular China alcanzará la soberanía tecnológica y ocupará el primer lugar en el mundo en potencial científico y técnico. Por tanto, aparece cada vez más claro que EEUU no podrá ganar la guerra híbrida debido a la eficiencia cualitativamente mayor del sistema de gestión creado por los comunistas chinos.
Por otra parte al incautar las reservas de divisas rusas, Washington ha socavado la confianza en el dólar y está perdiendo rápidamente su hegemonía en la esfera monetaria y financiera.
Al mismo tiempo, China se está convirtiendo en el mayor inversor del mundo. La gigantesca inversión en los países de «Un cinturón, una ruta» (BRI) es muchísimo mayor que la financiación de la iniciativa estadounidense “para la región Indo-Pacífico». La magnitud del proyecto estadounidense palidece en comparación con la BRI, que prevé movilizar de 4 a 8 billones de dólares, en los próximos años.
La cartera de inversiones del BRI también ha eclipsado el muy publicitado Plan Marshall que financió la reconstrucción de Europa occidental después de la Segunda Guerra Mundial. Basta comparar los 8 billones del BRI con el PLan Marshall que al valor actual del dólar, puede estimarse en apenas 180 mil millones de dólares (12 mil millones hace 70 años) [6].
Después del colapso de la URSS, la élite gobernante estadounidense se apresuró en declarar su victoria y el “fin de la historia”[7]. Esta euforia terminó definitivamente con la crisis financiera global de 2008, que marcó los límites del ciclo estadounidense de acumulación de capital.
La era de dominio global estadounidense duró un poco más que la del Imperio Británico, que en la práctica terminó con la crisis financiera de 1929. La Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial enterraron al Imperio Británico, que no pudo resistir la competencia con sistemas de gestión mucho más efectivos existentes en la URSS y en los Estados Unidos; países que formaron los dos polos que reemplazaron al antiguo sistema colonial.
Hoy, en todos los indicadores macroeconómicos, China ya supera a Estados Unidos. Casi no ha sido afectada por la recesión global de la última década.
En agosto de 2010 los chinos desplazaron a Japón como la segunda economía más grande del mundo. En 2012, China superó a Estados Unidos en el comercio exterior con un total de 3.82 billones de dólares de intercambio. De esta manera desplazó el liderazgo de 60 años de los estadounidenses en el comercio transfronterizo mundial.
A finales de 2014, el producto interno bruto de China, medido en paridad de poder adquisitivo, era de 17,6 billones de dólares, superando al de Estados Unidos (17,4 billones de dólares), que fue la economía más grande del mundo desde 1872.[8]
China se está convirtiendo en un centro mundial de ingeniería y tecnología. La proporción de ingenieros y científicos chinos en el mundo alcanzó el 20% en 2007, duplicándose en comparación con el año 2000. Es significativo que muchos de estos profesionales regresaron a China desde el Silicon Valley estadounidense, desempeñando un papel importante en el auge del espíritu innovador de su país.
Según todas las previsiones, en 2030 habrá en el mundo 15 millones de ingenieros y científicos, de los cuales 4,5 millones (un 30%) serán científicos, ingenieros y técnicos chinos [9]. Para 2030, China ocupará el primer lugar en inversión en el desarrollo científico y tecnológico. Su participación en el volumen del gasto global será del 25%[10].
Entre 2000 y 2016, la participación de China en publicaciones globales en ciencias físicas, ingeniería y matemáticas se cuadruplicó, superando largamente a los estadounidenses. En 2019, China superó a Estados Unidos en registro de nuevas patentes (58.990 frente a 57.840). No sólo a nivel macro, sino también a nivel micro, las empresas chinas superan a los estadounidenses en actividad innovadora. Así, por tercer año consecutivo, la empresa china Huawei Technologies, con 4.144 patentes, está muy por delante de la estadounidense Qualcomm (2.127 patentes).
China es el líder mundial en pagos móviles, con Estados Unidos en sexto lugar. En 2019, el volumen de estas transacciones en China ascendió a 80,5 billones de dólares. El volumen previsto de pagos móviles de su población es de 111 billones de dólares.
La permanente emisión de dinero de la Reserva Federal estadounidense está relacionada con operaciones especulativas en el mercado financiero, que nunca llegan a los consumidores finales. La participación del dólar en los acuerdos internacionales está cayendo, mientras que la participación del Yuan crece sistemáticamente.
Al mismo tiempo, el continuo crecimiento de la pirámide de deuda pública estadounidense y los billones de dólares producidos por las burbujas financieras de los “derivados” (que se han duplicado desde la crisis financiera de 2008) no deja lugar a dudas que el colapso del sistema financiero en dólares está cercano.
El aumento en más de cuatro veces de la base monetaria después de 2008 no se tradujo en una recuperación de la economía estadounidense, ya que la mayor parte de la oferta monetaria se destinó a inflar las burbujas financieras. Al mismo tiempo, China ha logrado una monetización mucho mayor aumentando la inversión en su sector económico productivo real, creando circuitos de acumulación de capital mucho más eficientes.
Las razones del desarrollo acelerado de la República Popular China radican en la estructura institucional del nuevo WES, que proporciona una gestión cualitativamente más eficiente del desarrollo económico.
Combinando las instituciones de planificación central y la competencia de mercado, el nuevo orden económico mundial (WES) ha dado un salto cualitativo en la eficacia de la gestión en comparación con los sistemas anteriores del orden mundial: el soviético con planificación centralizada y nacionalización total; y el estadounidense, con el dominio de una oligarquía financiera y de corporaciones transnacionales.
Esto se evidencia no sólo por las tasas de crecimiento récord de la economía china (durante las últimas tres décadas) sino también porque la República Popular está a la vanguardia del progreso científico y tecnológico.
Otros países que utilizan las antiguas instituciones de la estructura económica mundial han mantenido artificialmente su economía: Japón mediante una fuerte revaluación del Yen y Corea del Sur ha logrado sobrevivido a duras penas a la crisis económica provocada por la oligarquía financiera estadounidense en 1998.
Por otra parte el Vietnam moderno ha adoptado la experiencia China y la India se pone al día en el frente tecnológico, mientras Etiopía muestra tasas de crecimiento récord con la participación activa de inversores chinos.
Independientemente de la forma dominante de propiedad (estatal, como en China y Vietnam, o privada, como en Japón o Corea), la estructura económica mundial se caracteriza por una combinación de instituciones de planificación estatal, auto-organización del mercado, control estatal sobre la principales parámetros de la reproducción de la economía y una iniciativa privada que debe respetar el bien común.
Aunque, las estructuras políticas son fundamentalmente diferentes (desde la llamada democracia India hasta el gobierno del Partido Comunista más grande del mundo, el Chino) la prioridad de los intereses públicos sobre los privados permanece sin cambios. Esta prioridad se expresa en estrictos mecanismos de responsabilidad personal de los ciudadanos deben cumplir con la observancia de las leyes y aportar con su trabajo a los objetivos nacionales.
Por tanto, lo más probable es que Estados Unidos pierda la guerra híbrida mundial desatada por su elite gobernante. El resultado será la formación de un nuevo orden económico en que la competencia se realizará entre una variedad comunista y la demócrata burguesa. Esta competencia estará determinada por su eficacia comparativa para aprovechar las oportunidades y amenazas del nuevo orden tecnológico.
Es probable que la principal competencia en el nuevo orden económico mundial se desarrolle entre China y la India, que hoy son líderes en términos de desarrollo económico – y junto con sus aliados- reclaman una buena mitad de la economía mundial.
Esta competencia será pacífica y se regirá por el derecho internacional. Todos los aspectos de este orden, comenzando por el control de la seguridad global y terminando con la emisión de monedas mundiales, se basará en tratados internacionales. Los países que se nieguen a aceptar este nuevo orden quedarán aislados en áreas relevantes de la cooperación internacional.
La economía mundial se volverá más compleja. La restauración de la importancia de la soberanía nacional y la diversidad de los sistemas nacionales de regulación económica se combinarán con la importancia de organizaciones internacionales con poderes supranacionales.
La competencia entre las variedades comunista y “democrática” de la estructura económica mundial no será antagónica. Por ejemplo, la iniciativa china «Un cinturón, una ruta» y la ideología del «destino común de la humanidad» involucra a muchos países con diferentes sistemas políticos (la UE han creado zonas de libre comercio con el Vietnam comunista).
El desarrollo de la crisis financiera global va objetivamente acompañado del fortalecimiento de China y el debilitamiento de Estados Unidos. Como señala el Dr. Wang Weng: “La comunidad global ve a China creciendo mientras que Estados Unidos se contrae en casi todos los aspectos importantes: inversión internacional, fusiones, adquisiciones, logística y divisas. La globalización se está volviendo cada vez menos americanizada y cada vez más chinenizada”.
En el curso de esta transformación, los países de la periferia del sistema financiero centrado en Estados Unidos, incluidos la UE y Rusia, sufrirán significativamente. La única pregunta es la escala de estos cambios. En circunstancias favorables, el Gran Estancamiento de las economías de los países occidentales, que dura más de una década, se prolongará durante varios años más, hasta que el capital que quede (tras el colapso de las burbujas financieras) se invierta en la producción de un nuevo orden tecnológico, y pueden “ensillar” una nueva ola larga de Kondratiev.
En caso de un curso desfavorable de los acontecimientos, la permanente impresión de moneda sin respaldo provocará una inflación galopante, lo que puede conducir la desorganización de la economía y una caída en el nivel de vida de la población acompañada de una crisis política.
La elite del poder estadounidense tendrá dos opciones. La primera es aceptar la pérdida de dominio global y olvidarse de conformar y controlar un gobierno mundial como aspiraba hasta hace poco. En el caso que EEUU tome esta decisión deberá negociar con los estados nacionales las condiciones para invertir capital y con ello tendrá la oportunidad de participar- como un actor destacado- en la formación de un nuevo orden económico mundial.
La otra posibilidad es escalar la guerra híbrida mundial que ya está librando, en conjunto con la OTAN. Pero, como han expresado todos los expertos internacionales Estados Unidos objetivamente no podrá ganar esta guerra aunque el daño que infrinja a la humanidad puede ser catastrófico, incluso fatal.
De cualquier manera los procesos de destrucción del sistema de reproducción del ciclo estadounidense de acumulación de capital se acelerarán a medida que los países explotados por la élite gobernante de Estados Unidos se salgan de su control.
Si volvemos a recurrir a analogías históricas podríamos estimar que esta guerra híbrida liderada por Estados Unidos puede durar unos siete años más. Hasta ahora, estas analogías se han confirmado sorprendentemente.
La primera fase, que coincide con la última etapa del ciclo de vida del actual orden económico mundial, comienza con la perestroika en la URSS en 1985 y termina con su colapso en 1991. En el ciclo anterior, comenzó con la Primera Guerra Mundial en 1914 y finalizó en 1918 con el colapso de cuatro monarquías europeas que obstaculizaban la expansión global del capital británico. La hegemonía de Gran Bretaña duró dos décadas, hasta el Acuerdo de Munich, que marcó el inicio de la Segunda Guerra Mundial.
En esta fase, el orden económico mundial saliente alcanza los límites de su evolución, mientras que en su periferia aparece el núcleo de la formación de un nuevo orden económico. En este ciclo, surgieron tres formatos políticos: socialista en la URSS, capitalista en Estados Unidos y nacional-corporativo en Japón, Italia y Alemania.
Actualmente también están surgiendo tres formatos políticos: socialismo con características chinas; nacionalismo democrático burgués indio y una dictadura globalista mundial, que decidió apretar el gatillo con una guerra en Ucrania después del coronavirus. Como la última vez, esta fase dura aproximadamente dos décadas, comenzando con el colapso de la URSS y el establecimiento temporal de la Pax Americana en 1991.
Finalmente, el último período de transición que estamos viviendo está asociada con la destrucción del núcleo de la WES dominante y el surgimiento de una nueva estructura, cuyo núcleo forma un nuevo centro para el desarrollo de la economía mundial.
En esta fase, el país líder de la WCS saliente (EEUU) está desatando una guerra híbrida mundial para mantener su hegemonía, pero el resultado más previsible es que los países de la nueva WCS ganen el liderazgo global.
Si consideramos el golpe nazi en Kiev y la imposición de sanciones financieras contra Rusia como el comienzo de la guerra híbrida mundial desatada por Estados Unidos, entonces la fase final del actual período de transición comienza en 2014, y su finalización debería esperarse para el próximo año. Es en 2024 cuando deberíamos esperar el pico de la agresión estadounidense contra Rusia.
Cabe señalar que este año también marca el cambio del ciclo político ruso con nuevas elecciones presidenciales.
Analogías históricas
Consideremos con más detalle la analogía histórica del cambio anterior en las estructuras económicas mundiales, que comenzó con la participación de los países líderes en la Primera Guerra Mundial.
Después de la revolución socialista en Rusia, surge un prototipo de una nueva estructura económica mundial con ideología comunista y planificación estatal.
Una década y media después, para superar la Gran Depresión, en Estados Unidos se implementa el New Deal, un tipo diferente de capitalismo con la ideología del llamado Estado de bienestar y la regulación monopolista estatal de la economía.
Paralelamente, en Japón, Italia y luego en Alemania, se está formando su tercer tipo, con ideología nazi y una economía corporativa estatal-privada.
Todos estos cambios tienen lugar en el período final del ciclo británico de acumulación de capital y de la economía mundial colonial subyacente. La élite del poder del Reino Unido, que ocupa un lugar central en el sistema económico global, está tratando de resistir los cambios que socavan su dominio global.
Los británicos aplican un bloqueo económico contra la URSS para provocar una hambruna masiva. En Alemania fomentan un gobierno nazi anticomunista para contrarrestar la influencia de la URSS y los servicios secretos británicos colaboran con la ascensión de Hitler al poder. Con las mismas intenciones y en previsión de obtener grandes dividendos, las empresas estadounidenses invierten fuertemente en la modernización de la industria alemana[12].
Esperando repetir su éxito al desencadenar la Primera Guerra Mundial, cuyo umbral fue el ataque japonés a Rusia, provocado por Londres, los británicos llevan a cabo su geopolítica tradicional según el principio de «divide y vencerás», provocando una guerra entre Alemania y la URSS.
En la Primera Guerra Mundial, todos los principales competidores de Gran Bretaña en Eurasia se habían auto-destruido: los imperios ruso, alemán, austrohúngaro, otomano y chino.
Sin embargo, inmediatamente después del estallido de la Segunda Guerra Mundial, queda clara la superioridad cualitativa del Tercer Reich sobre todos los países europeos, incluida Gran Bretaña, tanto en la eficiencia de la gestión de la economía como en la movilización de todos los recursos disponibles para fines militares.
Las tropas británicas sufren derrotas humillantes no sólo por parte de Alemania, sino también, su aliado los EEUU que es enfrentado por Japón en los vastos territorios del Sudeste asiático. Al comienzo del conflicto las. capacidades organizativas y tecnológicas de Japón superaban a la alianza angloamericana.
Y, aunque Gran Bretaña, gracias a las relaciones aliadas con Estados Unidos y la URSS, estuvo entre los ganadores, después de la Segunda Guerra Mundial perdió todo su imperio colonial: con más del 90% de su territorio y población.
En ese momento, el más eficaz resultó ser el sistema soviético de gestión del complejo económico nacional, que realizó tres milagros económicos a la vez: la evacuación de empresas industriales de la parte europea a los Montes Urales y Siberia, la reconstrucción de nuevas regiones industriales en seis meses; el aumento de la productividad laboral y de la rentabilidad de los activos. Adelantó de esta manera los indicadores de la Europa unida por los fascistas, y finalmente una vez terminada la guerra realizó una rápida reconstrucción de ciudades e instalaciones de producción completamente destruidas por los ocupantes.
En EEUU el nuevo rumbo impuesto por Roosevelt aumentó significativamente las capacidades de movilización de la economía estadounidense, lo que les permitió derrotar a Japón en el Pacífico. En la Europa occidental de la posguerra, Estados Unidos no tenía competidores: al aislar militarmente a la URSS con la OTAN, la élite gobernante estadounidense de hecho privatizó los países de Europa occidental, incluidos sus reservas de oro.
En los países del Tercer Mundo, las antiguas colonias de estados europeos se convirtieron en una zona de rivalidad entre las corporaciones estadounidenses y los soviéticos. El desarrollo mundial tuvo lugar en un formato de la guerra fría con dos potencias mundiales, la soviética y la estadounidense, que tenían modelos tecnocráticos similares y políticos diametralmente opuestos, para gestionar el desarrollo socioeconómico. Cada uno de ellos tenía sus propias ventajas y desventajas.
Un panorama similar está surgiendo en la actualidad. La nueva estructura económica mundial emergente también tiene tres variantes posibles.
El primero de ellos ya se formó en la República Popular China bajo el liderazgo del Partido Comunista Chino. Se caracteriza por una combinación de instituciones de planificación estatal y auto-organización del mercado, control estatal sobre los principales parámetros de reproducción de la economía con la ideología del bien común y la iniciativa privada. El modelo chino ha demostrado una asombrosa eficiencia en la gestión, el desarrollo de la economía, en una magnitud muy superior al sistema americano.
Esto ha sido evidente en las tasas de desarrollo varias veces más altas en los sectores industriales avanzados durante las últimas tres décadas, y ha sido nuevamente confirmado por los indicadores de desempeño en la lucha contra la epidemia.
Un segundo tipo de economía mundial se está formando en la India. Mahatma Gandhi y Jevaharlal Nehru sentaron las bases de la variedad india del sistema integral sobre la base de su cultura. La Constitución de la India posterior a la independencia define su economía como socialista. Esta norma se implementa prácticamente con planificación estratégica, normas de política social y regulación financiera. Las directrices para la emisión de dinero son fijadas por una comisión especial que, basándose en las prioridades planificadas de la política socioeconómica, determina los parámetros para la refinanciación de instituciones y bancos de desarrollo para las pequeñas empresas, la agricultura, la industria, etc.
La nacionalización del sistema bancario, llevada a cabo por el gobierno de Indira Gandhi, permitió alinear la gestión de los flujos financieros con los planes para el desarrollo de la economía. Las prioridades elegidas impulsaron el desarrollo de áreas clave para la formación de un nuevo orden tecnológico y, poco antes de la pandemia de coronavirus, India ocupó el primer lugar en términos de crecimiento económico.
Al igual que en China, en la India el Estado regula los procesos de mercado para mejorar el bienestar de las personas, estimulando la inversión en el desarrollo de la producción y el desarrollo de nuevas tecnologías. Al mismo tiempo, las restricciones monetarias y financieras mantienen el capital dentro del país y la planificación estatal dirige la actividad empresarial hacia la producción de bienes materiales.
La tercera variedad del nuevo orden económico mundial existe por el momento como un objetivo de una oligarquía financiera global, centrada en Estados Unidos, que lucha por dominar el mundo. Desde las entrañas del estado profundo de EEUU se inician la formulación teórica de este orden mundial. De hecho la pandemia les permitió crear instituciones que tratan de controlar el comportamiento de la humanidad.
La Fundación Billy Gates logró el control de la OMS en materia de vacunación de la población. Al mismo tiempo, la vacunación se utilizó para promover una tecnología de programación biológica desarrollada desde hace mucho tiempo con el fin de reducir la tasa de natalidad. (Esta tecnología combina los logros de la bioingeniería y la informática)[13].
En otras palabras, la tercera versión de un nuevo orden económico se plantea la formación de un gobierno mundial bajo el liderazgo de la élite estadounidense en interés de una oligarquía financiera que controla no sólo la emisión de una moneda mundial, sino tambien los bancos transnacionales , las grandes corporaciones y el mercado financiero global.
Se trata de una continuación de la tendencia de la globalización liberal, complementada con tecnologías autoritarias para controlar a la población de países privados de soberanía nacional. Este proyecto descrito en muchas distopías ( desde el famoso «1984» de Orwell hasta las imágenes religiosas modernas de la llegada del Anticristo) es un «campo de dominación electrónico» con las nuevas tecnologías.
Cada una de las variedades del nuevo orden económico mundial implica el uso de tecnologías de la información avanzadas, que son el factor clave del nuevo orden tecnológico. Todos estos avances se basan en el procesamiento de big data y sistemas de inteligencia artificial para gestionar no sólo los procesos de producción no tripulados, sino también a las personas con su regulación económica y comportamiento social.
Los objetivos de esta regulación los establece la élite gobernante, cuya formación predetermina las características esenciales de cada una de las variedades mencionadas del nuevo orden económico mundial.
En China, el poder lo ostenta la dirección del Partido Comunista, que organiza la regulación de la economía para mejorar el bienestar del pueblo y dirige el comportamiento social hacia el logro de un objetivo político: construir un socialismo con características chinas.
Los mecanismos del mercado están regulados de tal manera que las estructuras tecnológicas y de producción más eficientes que ganan en la competencia deben destinar sus beneficios de manera proporcional al crecimiento del bienestar social. Al mismo tiempo, en las medianas y grandes corporaciones, incluidas las no estatales, existen organizaciones partidistas que controlan el comportamiento del personal directivo con los valores morales de la ideología comunista.
Se fomenta, por un lado, el aumento de la productividad laboral y la eficiencia productiva, la modestia y productividad de gerentes y propietarios, y se castigan los abusos de posición dominante en el mercado, la manipulación especulativa, así como el despilfarro y el consumo parasitario.
Para regular el comportamiento social, se está desarrollando un sistema de crédito social. Según su diseño, las oportunidades sociales de cada ciudadano dependerán de su calificación, que se ajusta constantemente en función del balance de buenas y malas acciones. Cuanto mayor sea la calificación, más confianza ganara la persona cuando postule a un trabajo, un ascenso, un préstamo o a un cargo de autoridad.
Esta peculiar modernización del sistema soviético, que acompañaba a las personas durante toda su vida laboral, tiene sus lados positivos y negativos, cuya evaluación está fuera del alcance de este artículo.
La segunda variedad del nuevo orden económico mundial está determinada por el sistema político “democrático”, que puede variar significativamente en diferentes países. Está más desarrollado en Suiza, donde las principales decisiones políticas se toman en referendos populares. Su encarnación más significativa para la economía mundial es la India y, tradicionalmente, en los países de la socialdemocracia europea.
En la mayoría de estos países, el sistema se ve gravemente afectado por la corrupción y es sujeto de la manipulación de las grandes empresas, que pueden ser patrióticas o compradoras. La introducción de la conocida tecnología de la información de contabilidad distribuida (blockchain) en el sistema de elecciones de representantes podría mejorar la eficiencia de este sistema político, eliminar el fraude electoral y garantizar la igualdad de acceso de los candidatos a los medios de comunicación.
Con el respaldo legal adecuado las tecnologías de la información modernas se podrían utilizar desarrollando un mecanismo automático de responsabilidad y cumplimiento de las autoridades públicas elegidas en los procesos electorales.
Cuanto más educados y activos sean los ciudadanos, más eficazmente funcionará un sistema político democrático. Su principal área problemática es la dependencia de la formación de la élite gobernante de estructuras corporativas compuesta por clanes que no están interesadas en la transparencia y la honestidad de las elecciones.
Finalmente, la tercera variedad del nuevo orden económico mundial está determinada por los intereses de la oligarquía financiera, que pretende dominar el mundo, mediante la globalización liberal, que consiste en la erosión de las instituciones nacionales para regular la economía y subordinar su reproducción a los intereses del capital internacional.
La posición dominante en la estructura de este último orden mundial la ocupan varias docenas de clanes familiares americanos y europeos entrelazados que controlan los mayores holdings financieros, los organismos encargados de hacer cumplir la ley, los servicios de inteligencia, los medios de comunicación, los partidos políticos y el poder ejecutivo[14].
Este núcleo de la elite gobernante estadounidense está librando una guerra híbrida con todos los países que no controla, utilizando un amplio arsenal de tecnologías financieras, informativas, cognitivas y biológicas para desestabilizarlos y provocar el caos. El propósito de esta guerra es la formación de un sistema global de instituciones bajo su control que regule la reproducción no solo de la economía mundial, sino de toda la humanidad a través de las modernas tecnologías de la información, las finanzas y la bioingeniería.
El principal problema de este sistema político es la total irresponsabilidad e inmoralidad, de una élite hereditaria que ha adherido a puntos de vista malthusianos y racistas.
Al mismo tiempo, el sistema oligárquico globalista excluye a los dos primeros, que pueden llegar a coexistir pacíficamente. El ejemplo de esto último es que después de la segunda guerra la URSS y Estados Unidos crearon sistemas políticos que competían entre sí, dividiendo el mundo en zonas de influencia y evitando la confrontación directa.
Por lo tanto, existen tres escenarios predictivos para la formación de un nuevo orden económico mundial. Su base material común es un nuevo orden tecnológico, cuyo núcleo es una combinación de tecnologías digitales, de información, de bioingeniería, cognitivas, aditivas y nanotecnológicas. Con su ayuda hoy se crean; producción totalmente automatizada; sistemas de inteligencia artificial que gestionan bases de datos ilimitadas; microorganismos, se crean plantas y animales transgénicos; y se clonan seres vivos y se regeneran tejidos humanos.
Sobre esta base tecnológica, se están formando instituciones de una estructura económica mundial integral que deberían garantizar una gestión consciente del desarrollo socioeconómico tanto de los Estados soberanos como, potencialmente, de la humanidad en su conjunto. Esto se puede lograr mediante una combinación de planificación estratégica estatal y competencia de mercado basada en asociaciones público-privadas.
Dependiendo de quién regule la actividad de las entidades económicas autónomas, se formara una de las variedades del nuevo orden económico mundial descrito anteriormente. Los dos primeros -comunista y democrático burgués- pueden coexistir pacíficamente, compitiendo y cooperando sobre la base del derecho internacional.
El tercero, el oligárquico, es antagónico a los dos primeros, ya que implica el establecimiento de una dominación mundial heredada por varias docenas de clanes familiares americano-europeos, incompatibles con los valores democráticos o comunistas.
¿Cuál de estos tres escenarios seguirá la evolución de la humanidad? Esto dependerá del resultado de la guerra híbrida lanzada por la élite gobernante estadounidense contra estados soberanos.
De los tres escenarios de formación de un nuevo orden económico mundial descritos anteriormente, el dominio de la oligarquía capitalista mundial parece el menos probable.
Todo hace pensar que la guerra mundial híbrida provocada por la élite gobernante de los Estados Unidos está condenada a la derrota debido fundamentalmente a la eficiencia cualitativamente mayor de la República Popular China y al desinterés de la gran mayoría de los países. en esta guerra.
En un escenario de crisis de la economía mundial, los mecanismos de reproducción del ciclo estadounidense de acumulación de capital se seguirán erosionando y, en consecuencia, su poder económico se debilita. No hay duda que la élite estadounidense utilizará cualquier medio para mantener su dominio global. Intentará orientar el curso de los acontecimientos hacia la formación de un gobierno mundial, del que habló recientemente el ex Primer Ministro británico Henry Brown[15].
La pandemia de miedo al coronavirus, al calentamiento global y a la catástrofe medioambiental, avivada por los medios de comunicación, está preparando a la opinión pública para ese escenario. Sin embargo, el interés de la oligarquía financiera estadounidense oculta no es más que fortalecer su hegemonía en el sistema financiero global y preservarlo, sin dejar ninguna posibilidad de desarrollo independiente a otros países.
Para mantenerlos en una posición dependiente, la tradición geopolítica anglosajona cuenta con herramientas para enfrentar a países rivales, provocar conflictos sociopolíticos, organizar golpes de estado , alentar los separatismos y caotizar países y regiones no controlados.
Para minimizar los riesgos que esto conlleva para Rusia, la UEEA, Eurasia y la humanidad en su conjunto, es necesario formar una coalición contra la guerra híbrida capaz de infligir un daño inaceptable al agresor.
Los participantes potenciales en la coalición contra la guerra híbrida incluyen a todos los países que no están interesados en una nueva guerra mundial y a la gran mayoría de la humanidad.
En primer lugar, están los países contra los que se dirige el principal golpe de la agresión estadounidense: Rusia y China. También están los países que han crecido utilizando las nuevas tecnologías, como la India y los países de la antigua Indochina. Además, potencialmente están aquellos países que puedenformar un nuevo centro para el desarrollo como Japón, Corea y los estados pos-soviéticos que conservaron la soberanía.
A diferencia de los países del «núcleo» del orden económico mundial existente, que impone al mundo un sistema de relaciones financieras y económicas como base de la globalización liberal, el «núcleo» emergente del nuevo orden económico mundial es muy diverso.
Esta característica se manifiesta en el tipo de relaciones compartidos por los países constituyentes del nuevo orden Internacional : libertad de elegir los caminos del desarrollo, negación del hegemonismo, soberanía de sus tradiciones históricas y culturales.
La formación de un nuevo orden económico mundial se lleva a cabo sobre una base igualitaria, mutuamente beneficiosa y de consenso. De acuerdo con estos principios, se están creando nuevas asociaciones económicas regionales -la OCS, la UEEA, el MERCOSUR, la ASEAN-China, las instituciones financieras internacionales: (el Banco de Desarrollo y el fondo de reservas de divisas de los BRICS, el Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras, el Banco Euroasiático de Inversión en Infraestructuras, el Banco de Desarrollo.
La acción coordinada de países en organizaciones internacionales tan grandes como la OCS y los BRICS es un modelo de cooperación cualitativamente nuevo que rinde homenaje a la diversidad en contraposición a las formas universales de la globalización liberal. Su principio fundamental es el firme apoyo a los principios y normas universalmente reconocidos del derecho internacional, el rechazo a la política de presión energética y la violación de la soberanía de otros Estados.
Los principios del orden internacional, compartidos por los países del «núcleo» emergente del nuevo orden económico mundial, son fundamentalmente diferentes de los característicos de las estructuras económicas mundiales anteriores formadas por la civilización de Europa occidental, según S. Huntington.»no por la superioridad de las propias ideas, valores morales o religión (a la que se convirtieron las poblaciones de sólo unas pocas otras civilizaciones), sino más bien por la superioridad en el uso de la violencia organizada» [16].
La reestructuración del sistema monetario y financiero mundial es de importancia clave para la transición a un nuevo orden económico mundial. La nueva arquitectura de las relaciones monetarias y financieras internacionales debe basarse en una base jurídica.
Los países emisores de monedas de reserva mundiales deberán garantizar su estabilidad respetando ciertas restricciones sobre el monto de la deuda pública y los déficits en la balanza de pagos y comercial. Además, deberán cumplir con los requisitos establecidos en el derecho internacional para la transparencia de los mecanismos que utilizan en la emisión de sus monedas, brindando asi la posibilidad de intercambiar sin obstáculos todos los activos negociados en su territorio.
4. La configuración de los polos en el nuevo orden económico mundial
Con base en lo anterior, la configuración de la multipolaridad de la economía mundial hasta finales de este siglo probablemente será la siguiente.
1. Un núcleo bipolar de un nuevo WES con dos polos: China y la India en competencia. Entre ambas naciones se producirá la mitad del crecimiento del PIB.
2. Su periferia cercana (ASEAN, Pakistán, Irán).
3. El núcleo de la parte capitalista del viejo sistema imperial en colapso. Estados Unidos y Gran Bretaña con sus satélites, que conservara una influencia significativa.
4. La Unión Europea, Turquía y el mundo árabe, deambulando entre los núcleos del viejo y el nuevo mundo, cuyas posibilidades de influencia dependerán de su capacidad para deshacerse de los dictados estadounidenses.
5. Fragmentos del antiguo sistema contiguos al núcleo de la nueva estructura económica, que, muy probablemente, se integrarán en ella, una vez liberados de la dependencia de Washington (Japón, Corea del Sur, Taiwán).
6. Una periferia de materias primas (África, Asia Central, América Latina).
7. Rusia y la UEEA, que, dependiendo de la política económica actual, pueden entrar en el núcleo de la nueva estructura económica o permanecer en la periferia de materias primas, donde actualmente se encuentran.
8. Organizaciones internacionales que aseguren la consolidación del nuevo WES (integral) (BRICS, SCO, EAEU, ASEAN), cuya influencia crecerá.
9. Organizaciones internacionales utilizadas por Estados Unidos para mantener su hegemonía (OTAN, etc.), cuya influencia se desvanecerá rápidamente con el fin de la guerra híbrida global.
El nuevo orden económico se diferencia del imperial en la restauración de la soberanía nacional y del derecho internacional. Esto predetermina una diversidad mucho mayor del panorama geopolítico, en el que los estados nacionales y sus asociaciones de integración pueden crear diversas configuraciones de relaciones internacionales, tratando de ocupar los nichos más convenientes para ellos en las relaciones económicas mundiales. Al mismo tiempo, aumenta significativamente la importancia de factores de integración no económicos como la cultura, la proximidad de civilizaciones, los valores espirituales y el destino histórico común.
En consecuencia, aumentará la influencia de los polos que se incorporen a esta nueva configuración integral. Su multipolaridad tendrá una connotación civilizatoria, confirmando el concepto de un mundo multipolar de civilizaciones[17].
La posición de Rusia en el mundo multipolar que se está formando a raíz del cambio de la WES sigue siendo incierta. Para salir de la actual posición periférica entre los núcleos del antiguo y el nuevo estructura económica mundial, es necesario un cambio fundamental en la política económica, la implementación de una estrategia de desarrollo prioritario basada en un nuevo orden tecnológico, basado en las instituciones y métodos de gestión. del WES integrado[18].
Notas
[1] Diccionario moderno de palabras extranjeras Krysin. V. V. Vinogradov RAS. – Moscú: AST-PRESS, 2014. – 410.
[2] Glazyev S. Gestión del desarrollo económico: un curso de conferencias. Moscú: Prensa de la Universidad de Moscú, 2019. 759 p.
[3] Giovanni Arrighi G. El largo siglo XX: dinero, poder y los orígenes de nuestros tiempos. Londres: Verso, 1994.
[4] Glazyev S. Estructuras económicas mundiales en el desarrollo económico global // Economía y métodos matemáticos. 2016. V. 52. N° 2; Glazyev S. Resultados aplicados de la teoría de las estructuras económicas mundiales // Economía y métodos matemáticos. 2016. V. 52. N° 3; El autor de este material ha registrado la hipótesis científica “La Hipótesis del cambio periódico de las estructuras económicas mundiales” (Certificado No. 41-N sobre el registro por parte de la Academia Internacional de autores de descubrimientos e invenciones científicas bajo la dirección científica y metodológica de la Academia Rusa de Ciencias Naturales, publicado en 2016).
[5] Glazyev S. La última guerra mundial. Estados Unidos empieza y pierde. Moscú: Knizhny Mir, 2016.
[6] Steinbock DUS – La guerra comercial con China y sus impactos globales. – World Century Publishing Corporation e Institutos de Estudios Internacionales de Shanghai, China Quarterly of International Strategic Studies. 2018 vol. 4. No. 4. págs. 515–542.
[7] Fukuyama F. El fin de la historia y el último hombre. Moscú: AST, 2010.
[8] Por qué China se está apoderando del ‘siglo americano’ (por Dilip Hiro) // The Asia Times. 19 de agosto de 2020.
[9] 2030 Zhongguo: manxiang gongtong fuyu (China 2030: Hacia la prosperidad para todos) / Centro Nacional de Investigación de la Universidad de Tsinghua / Ed. Hu Angang, Yan Yilong, Wei Xing. Beijing: Renmin University Press, 2011, página 30.
[10] Perspectivas y prioridades estratégicas para el ascenso de los BRICS / ed. V. Sadovnichy, Yu. Yakovets, A. Akaev. M.: Universidad Estatal de Moscú – Instituto Internacional Pitirim Sorokin-Nikolay Kondratiev – INES – Comité Nacional de Investigación BRICS – Instituto de América Latina RAS, 2014.
[11] Wang Wen. China no verá morir la globalización // The Belt and Road News. 16 de junio de 2020.
[12] Charles Higham. Comerciar con el enemigo: una exposición del complot monetario nazi-estadounidense 1933-1949. Nueva York, 1983.
[13] Bill Gates habla de “vacunas para reducir la población”, 4 de marzo de 2010.
[14] Coleman D. Comité de los 300. Secretos del gobierno mundial. Moscú: Vityaz, 2005.
[15] El Salvador de Gran Bretaña propone un gobierno interino mundial // RIA Novosti. 28 de marzo de 2020
[16] Huntington S. El choque de civilizaciones y la reconstrucción del orden mundial (1996) es una de las obras geopolíticas más populares de la década de 1990. Partiendo de un artículo de la revista Foreign Affairs, describe de una manera nueva la realidad política y la previsión del desarrollo global de toda la civilización terrestre. La publicación contiene el famoso artículo de F. Fukuyama «El fin de la historia».
[17] A. Dugin. Teoría de un mundo multipolar. – M.: Movimiento euroasiático, 2013. – 532 p.
[18] S. Glaziev. Salta hacia el futuro. Rusia en las nuevas estructuras tecnológicas y económicas mundiales. – M.: Knizhny Mir, 2018. – 768 p.
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