Venezuela.- El petro, ensayo y error
Martes 25 de febrero de 2020 por CEPRID
Pasqualina Curcio Curcio
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Nació en diciembre de 2017. Respaldado por el Estado venezolano cada petro equivale a 1 barril de petróleo, en términos monetarios a US$ 60. Se creó como respuesta al bloqueo financiero que el gobierno de EEUU ha impuesto contra el pueblo de Venezuela. Era necesario en aquel momento, y lo sigue siendo, contar con un sistema de compensación de pagos que sorteara el “SWIFT” (alcabala impuesta por la Reserva Federal a las personas y gobiernos que requieran realizar transacciones financieras).
Con la fortaleza de su tecnología encriptada se concibió como una divisa para ser usada en el intercambio comercial y financiero sin necesidad de pasar por la zona estadounidense convirtiéndose de esa manera en una amenaza inusual y extraordinaria para el gobierno de Donald Trump, no por casualidad amenazó a todo aquel que osara a transar con la novedosa cripto.
Al pasar el tiempo, en agosto de 2018, se le otorgaron dos funciones adicionales al petro.
Por una parte se le dio la función de instrumento financiero para resguardar nuestros activos ante el criminal ataque que ha sufrido el bolívar y que ha derivado en una pérdida permanente de su valor. En ese contexto quienes tenían o tienen capacidad de ahorro pueden adquirir petros para resguardar el valor de su dinero.
También se le concedió la función de “unidad de cuenta”. Desde agosto de 2018 sería referencia para todos los precios de la economía, incluyendo el salario. Se anunció que el salario mínimo sería 1/2 petro y en cuanto a los precios de bienes y servicios se realizó un intento para fijar los de la canasta alimentaria.
Fue una muy buena idea otorgarle la función de unidad de cuenta al petro. En un escenario de hiperinflación inducida, permitiría que la relación precios-salarios, a través del petro, se mantuviese igual, aunque los precios de los bienes en bolívares aumentasen consecuencia del ataque a la moneda. Con esta función, teóricamente no quedarían rezagados los salarios con respecto a los precios de los bienes, los cuales se ajustaban y se siguen ajustando, de manera inmediata cada vez que el dólar criminal varía.
No obstante, en el intento y en el diseño se cometieron tres errores.
Errores
En el ejercicio para fijar los precios de los bienes en petros se impuso la burguesía. Fue una puja entre los dueños del capital de la industria de alimentos y el gobierno en representación del pueblo y de la clase asalariada. En esa lucha, que en definitiva fue de clases, ganó la burguesía. Al sumar el precio, en petros, de los 25 rubros de alimentos acordados, resultaba 0,319168 petros. En otras palabras, los alimentos de un hogar para 7 días era casi el salario mínimo mensual que se había fijado en 0,5 petros.
El segundo error fue el hecho de que mientras la burguesía ajustaba en tiempo real los precios de los bienes y servicios en la misma proporción y velocidad en que lo hacía y lo sigue haciendo el dólar criminal, el salario, en lugar de actualizarse quedaba rezagado. Eso ocurrió porque aunque el salario era 1/2 petro, llegó un momento en que el BCV, otra vez entrampado en su cuento monetarista, en lugar de actualizar la relación bolívar-petro, la mantuvo fija en 80.000 bolívares/petro, lo cual sin sorpresa alguna fue estrictamente respetado por la burguesía para efectos del cálculo y pago de los salarios mínimos que quedaron por largo tiempo congelados en BsS 40.000 mensual. Por su parte, el Estado patrono también fue muy respetuoso del medio petro de salario a BsS 40.000.
Ambas funciones atribuidas al petro, la de instrumento financiero y la de unidad de cuenta requerían una tasa de conversión del bolívar con respecto al petro. Por ejemplo, si el salario se fijó en 1/2 petro, debía hallarse alguna manera para convertir ese 1/2 petro en bolívares. Surge aquí el tercer y más grave error de la ingeniería del petro: el hecho de haber anclado el bolívar al petro, lo que en su momento, octubre de 2018, alertamos y denominamos la paradoja del bolívar-petro https://pasqualinacurcio.wixsite.com/pasqualinacurcio/single-post/2018/10/27/Paradoja-bol%C3%ADvar-petro
Es el caso que al anclar el bolívar al petro de la manera como se hizo, no solo se pusieron a competir ambas monedas, ya que mientras el petro se apreciaba el bolívar se depreciaba y viceversa, sino que además, en la metodología para el anclaje, se usó como referencia el tipo de cambio criminal, o sea el arma del enemigo. Es así que en agosto de 2018, se dijo que un petro equivalía a un barril de petróleo, en términos monetarios, a US$ 60, entonces ¿cómo saber a cuántos bolívares equivaldría un petro? Si para ese momento 1 dólar equivalía a 60 BsS y un petro a US$ 60, al multiplicar 60 BsS/US$ por 60 US$/petro resultaba 3600 BsS/petro.
Dado que el imperialismo no ha cesado en sus agresiones (ni lo hará mientras insistamos como pueblo en transitar hacia un modelo de justicia social e igualdad de manera independiente y soberana) han persistido los ataques al bolívar. Hoy, según los portales criminales, 1 dólar equivale a 80.000 BsS, por lo tanto nos resulta que cada petro equivale a 4.800.000 BsS, es decir, el bolívar con respecto al petro se depreció 133.233% desde agosto 2018 como consecuencia de la manipulación política del tipo de cambio del bolívar con respecto al dólar que a su vez, erróneamente está siendo usado como referencia para el cálculo del precio del bolívar con respecto al petro.
Adicionalmente, la metodología de anclaje del bolívar al petro generaba otra paradoja. Una eventual apreciación del petro como consecuencia del aumento del precio del petróleo implicaría a su vez una depreciación del bolívar con respecto al petro, lo cual resulta una gran contradicción por el hecho de que en un país petrolero como lo es Venezuela, los aumentos del precio del petróleo se vean reflejados en una pérdida de valor de su moneda, el bolívar.
Ensayo
La emisión de 8.000.000 de medios petros en diciembre de 2019, tanto a pensionados como a trabajadores de la administración pública; el hecho de que el petro haya sido usado como medio de pago para adquirir directamente bienes y servicios; y los anuncios del pago de las prestaciones sociales en petros, se vislumbran como un suceso esperanzador que busca corregir los errores que desde su origen arrastra, particularmente su función de ancla del bolívar. Por lo tanto iniciando el 2020, se vislumbra también como una posibilidad de combatir el ataque a la moneda, objetivo que hemos insistido es estratégico en esta guerra económica.
Hemos venido sosteniendo que la estrategia para el combate debe centrarse en blindar la moneda con la cual se marcan todos los precios y salarios de la economía, para ello es necesario forjarle un escudo fijando su valor en activos tangibles, verificables y medibles. Hemos sugerido el oro.
Pareciera que el petro, cuyo valor está respaldado 50% en petróleo, 20% en oro, 20% en coltán y 10% en diamantes, está ensayando cómo sustituir al bolívar, moneda en la que, por ahora, se fijan los precios y salarios de la economía.
Combatir el ataque a la moneda sigue siendo el objetivo estratégico y principal en el marco de esta guerra no convencional que el imperialismo ha declarado contra el pueblo venezolano.
Kurt Tidd, jefe del Comando Sur de los EEUU en 2018 planteó, como parte de sus objetivos para derrocar la revolución bolivariana: “Alentar la insatisfacción popular aumentando el proceso de desestabilización… Incrementar la inestabilidad interna a niveles críticos, intensificando la descapitalización del país, la fuga de capital extranjero y el deterioro de la moneda nacional, mediante la aplicación de nuevas medidas inflacionarias que incrementen ese deterioro…”
De manera confesa, una de las estrategias del enemigo ha sido atacar nuestra moneda para inducir la hiperinflación con todo lo que ello implica: pulverización del salario, desplome del poder adquisitivo, disminución del consumo nacional de bienes y servicios, contracción de la producción nacional, desfinanciamiento de la administración pública, precarización de todos los servicios públicos, deterioro de la calidad de vida. En la doctrina del caos constructivo de las guerras no convencionales, la moneda es esa variable que al ser manipulada o atacada desencadena un caos en todos los ámbitos de la economía.
Aplicando la lógica: si el ataque a la moneda es lo que desata toda la desestabilización económica y por lo tanto social y política, nosotros debemos impedir, a toda costa que su precio sea manipulado por un tercero. Debemos fortalecerla, blindarla, forjarle un escudo.
Ahora bien, ¿cuál moneda es la que debemos fortalecer? Aquella que se utiliza para fijar los precios de todos los bienes y servicios de la economía, incluso el salario. ¿Cómo debemos fortalecerla? Respaldando su valor en activos tangibles, verificables y medibles que, por cierto, tenemos de sobra. El ataque a la moneda como arma no convencional se vale de la condición fiduciaria de las monedas, es decir, del hecho de que su precio se basa en algo tan etéreo como es la “confianza” (fiducia significa confianza). El enemigo lo que hace es incidir sobre la confianza/desconfianza a la moneda y manipula su precio. Al respaldarla en activos verificables, su precio dependerá de algo medible.
Llámese bolívar soberano, petro, petro-bolívar, bolívar-oro o petro-bolívar-oro; sea encriptada, virtual, hecha con papel reciclable, papel de alta seguridad, con plata o con chapitas, lo que estratégicamente nunca debemos perder de vista es que la moneda que se use para fijar y pagar todos los precios y salarios en la economía debe respaldarse en activos verificables para impedir que manipulen su “confianza”.
Pareciera, con el ensayo de diciembre, que el petro, respaldado directamente en petróleo, oro, hierro y diamantes, busca cumplir ese rol de moneda de circulación nacional con la que se fijen precios, salarios y además se use en las transacciones diarias.
Al respecto nos permitimos hacer algunas sugerencias relacionadas con el aspecto económico. Lo legal se lo dejamos a los constitucionalistas y a los constituyentes. De lo tecnológico que se encarguen los expertos en la materia.
Bolívar/Petro
O es el bolívar o es el petro. Las dos monedas no podrán circular a lo interno de la economía. Se encontrarán con el Señor Gresham quien demostró que cuando dos monedas circulan simultáneamente, la más fuerte desplazará a la más débil. Mientras siga siendo atacada la confianza del bolívar a través de portales criminales y mientras el petro mantenga su precio respaldado en activos (a lo que sugerimos se eleve la ponderación del oro y del diamante por encima del petróleo y del hierro) el petro irá desplazando al bolívar. Constitucionalmente es un aspecto a resolver.
La única manera de que ambas monedas convivan es que el bolívar sea la de circulación nacional, por supuesto respaldada directamente en activos (preferiblemente oro) y no indirectamente como erróneamente fue anclado al petro. Por su parte, el petro, también respaldado directamente en activos, debe ser usado solo como divisa sin que circule internamente. La conversión entre ambas monedas no debería ser un anclaje sino que dependerá del precio que cada una tenga en función de los activos que las respalden.
Petro-salario
Si la intención es que el petro sustituya al bolívar, debe hacerlo fijando no solo los precios de los bienes y servicios, sino también el salario que deben ser pagados en petros. El criterio para fijar el salario en petros no debe ser referenciándose al salario en dólares de otros países para luego con una “regla de tres” calcularlo en petros. El criterio en Revolución es que el salario mínimo debe cubrir, por lo menos, toda la canasta básica.
Bajo ningún concepto se puede justificar que en Revolución sea la clase asalariada la que asuma el costo de la guerra económica. Entre las tantas políticas que le permitieron a Chávez disminuir 57% la pobreza en menos de 10 años se encuentran dos: 1) ajustar los salarios en la misma proporción que el aumento de los precios. De esa manera fue cerrando la brecha entre los precios y los salarios, y 2) controlar los precios de aquellos bienes muy necesarios producidos y distribuidos por monopolios transnacionalizados.
Es inconcebible que hoy, en Revolución, a la clase asalariada, que representa el 97% de la población ocupada (alrededor de 12 millones de trabajadores) solo le corresponda el 18% de todo lo que se produce, mientras que la burguesía, que es el 1% de la población (alrededor de 400.000 personas) se apropie del 41% de todo lo que se produce. Hay mucho margen para aumentar los salarios, es un asunto de redistribución en el que la burguesía debe ceder su exagerada ganancia.
Saquemos cuentas, hoy con 18 panes tipo canilla el dueño de la panadería, por poner un ejemplo, paga el salario mínimo de un mes de quien horneó los panes, pero quien horneó los panes necesita trabajar 2 días para comprar 1 de los panes que horneó. Seguramente son horneados decenas de panes al día.
Con ½ petro no se cubre la canasta básica.
Petro-efectivo
Un aspecto a resolver, si es que el petro sustituirá al bolívar, es el efectivo. Antes de la guerra económica, alrededor del 10% de la cantidad total de dinero correspondía al papel moneda. Con la escasez de efectivo, consecuencia de la hiperinflación inducida, la bancarización aumentó y la mayoría de las transacciones se hacen de manera electrónica, no obstante, sigue circulando en papel moneda el 1% del total de dinero de la economía.
Petro-reservas
El enemigo no descansa y no descansará mientras no logre su objetivo, es por ello que en esta guerra no convencional no podemos confiarnos en que solo con una medida, como por ejemplo, respaldando la moneda de circulación nacional, sea suficiente.
Hemos insistido en que el fortalecimiento de la moneda de circulación nacional, llámese bolívar-oro, petro, petro-bolívar o petro-bolívar-oro, debe estar necesariamente acompañado con la recuperación de nuestras reservas internacionales. Para ello es urgente recuperar las exportaciones petroleras, o sea la producción petrolera. Además hemos propuesto monetizar el oro en las bóvedas del BCV y aumentar nuestras reservas en oro.
Fue un grave error haber liberado el mercado cambiario. Es una licencia para que se fuguen nuestras divisas en detrimento de nuestras reservas internacionales que desde agosto de 2018 hasta la fecha han disminuido 21%, lo que además es muestra de que no han llegado las tan esperadas inversiones extranjeras por el hecho de haber levantado el control cambiario.
Nadie dijo que sería fácil construir el socialismo bolivariano del siglo XXI, mucho menos bajo permanente asedio. Somos conscientes de ello. O inventamos o erramos, pero corrijamos.
Pasqualina Curcio Curcio. Profesora Titular. Departamento de Ciencias Económicas y Administrativas. Universidad Simón Bolívar-Venezuela
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