CEPRID

ALEPO, LA MÁRTIR HA SIDO LIBERADA Y SUS RUINAS ATESTIGUAN LA CRUELDAD DE LA ESTUPIDEZ HUMANA

Lunes 16 de enero de 2017 por CEPRID

TRIBUNAL DIGNIDAD, SOBERANÍA, PAZ CONTRA LA GUERRA

CEPRID

Después de Damasco, Alepo era una hermosa ciudad, la más habitada, desarrollada y pujante de Siria. Hoy es mártir devastada y sus ruinas atestiguan la crueldad de la estupidez humana, las ambiciones geopolíticas del imperio y sus aliados europeos, el ansia de dominación neocolonial y el doble rasero de Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania, Canadá, Israel, entre otros que proclaman la lucha frontal contra el terrorismo, pero arman, entrenan y financian a los terroristas que, con sus criminales acciones, colaboran y apoyan las tesis de Occidente para derrocar al gobierno de Bashar al Asad y reemplazarlo con uno que defienda y sirva los intereses norteamericanos y de sus socios de la UE.

El 19 de julio del 2012, los terroristas del Estado Islámico (ISIS por sus siglas en inglés o Daesh en árabe), el Frente al Nusra (filial de Al Qaeda en Siria, hoy llamado Ejército de la Conquista), el autodenominado Ejército Libre Sirio y otras organizaciones terroristas y mercenarias, han sido creadas, armadas, entrenadas y/o apoyadas de varios modos por algunas potencias occidentales (Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña) y regionales (Arabia Saudita, Turquía, Qatar, Jordania, Israel, principalmente). La estrategia del imperialismo y sus socios, en estos casi seis años de cruenta guerra en Siria, y de otras organizaciones similares se apoderaron de la ciudad siria de Alepo. Durante todo este tiempo cometieron atentados y crímenes abominables, implantaron el terror y una serie de abusos contra la población civil de esa urbe. Los hipócritas gobernantes de Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y de otras potencias occidentales y regionales, así como la gran prensa occidental y burguesa mundial casi no se preocuparon por las víctimas de los terroristas ni por las condiciones carcelarias, imposiciones brutales y otros vejámenes y violaciones contra los habitantes de esa ciudad, sostuvo el periodistas y analista peruano Wilder A. Sánchez Sánchez

Es preciso señalar que la Comisión independiente de la ONU informó que los terroristas que se dicen “combatientes impidieron la evacuación de civiles” El documento indica que los terroristas se hacían pasar por civiles, "aumentando así el riesgo para los civiles de resultar muertos o heridos".

Alepo ha sido liberada. Sin duda es una importante victoria militar para el régimen de Bashar al Asad. Es un triunfo de hondas repercusiones políticas y de enorme significado para el pueblo sirio ya que la expulsión de los terroristas de Alepo, podría convertirse en el principio del fin de la guerra civil que ha cobrado más de 300 mil muertos y millones de desplazados.

La estrategia del imperialismo y sus socios ha sido derrotada. En estos casi seis años de cruenta guerra en Siria, busca, en primer lugar el derrocamiento del Presidente Bashar Al-Assad y, enseguida, el desmembramiento de ese país árabe en tres partes o territorios separados, por lo menos, para lograr sus objetivos geopolíticos y de dominación en la región y en el mundo, afirma Sánchez.

Desde el mes de setiembre el Ejército de la República Árabe Siria, con el apoyo de algunos militares iraníes, de las milicias del Movimiento de Resistencia Islámica Hezbolá de El Líbano (que no es una organización terrorista sino revolucionaria) y de la aviación rusa, reinició y aceleró el cerco a la ciudad de Alepo y luego fue retomando uno a uno los poblados aledaños que estaban en poder de los terroristas, y en las últimas semanas los barrios de Alepo Oriental. Entonces, los hipócritas “defensores de los derechos humanos” de las potencias occidentales lanzaron la infamia de que el Ejército sirio estaba cometiendo masacres contra la población civil de Alepo y matando por hambre a sus habitantes, e intentaron, en el Consejo de Seguridad de la ONU, aprobar un proyecto de Resolución para obligar a Siria y a Rusia a paralizar sus operaciones militares; en realidad lo que pretendían era dar tiempo a los terroristas (especialmente a los que eufemísticamente llaman “rebeldes moderados”) a que se reorganicen y fuguen a otras zonas de Siria; la resolución fue vetada en el Consejo de Seguridad por Rusia y China y no prosperó. El Ejército sirio continuó su avance, y, por fin, el 12 de diciembre, la ciudad de Alepo fue liberada.

Ese día, por la noche, los habitantes de Alepo Oriental, luego de la expulsión de los terroristas, celebraron jubilosos la liberación y hasta caravanas de vehículos recorrieron la ciudad. Esto echa por tierra las infamias de los gobernantes, políticos y de la prensa burguesa internacional (e incluso de cierta prensa y analistas de izquierda).

Por su parte, el periodista francés Thierry Meyssan, Director de la Red Voltaire en su trabajo El síndrome del este de Alepo, decía que “mientras las grandes potencias que impartían órdenes a los yihadistas en el este de Alepo fingen interesarse por la suerte de los habitantes de la ciudad para sacar de allí a sus propios militares, nadie parece entender realmente el drama que los sirios han vivido en esa ciudad. Contrariamente a las declaraciones de los dirigentes occidentales, no son los bombardeos lo que ha llevado sufrimiento a la población de Alepo sino la ocupación de una parte de su ciudad por un ejército de yihadistas extranjeros que impuso el reino de su versión de la «sharia». Algunos pobladores sufren ahora un grave disturbio sicótico: el síndrome del este de Alepo.

Meyssan agregaba que al cabo de 4 años y medio de guerra, la población del este de Alepo ha sido finalmente liberada de la ocupación yihadista por la ofensiva del Ejército Árabe Sirio, con ayuda del Hezbollah, de Irán y de Rusia. La mayoría de los 120 000 pobladores liberados han sido registrados por el Estado sirio. La mayoría, pero no todos.

Asombrosamente, y a pesar de que el Estado sirio les ofrece alimentos, atención médica y alojamiento, este último por el momento precario, algunos habitantes del este de Alepo dicen que «no confían en el Estado». ¿A qué le temen? El hecho es que no han sido arrestados y que, por el contrario, están siendo acogidos como hijos de la Patria siria que permanecieron largo tiempo prisioneros del enemigo.

Como si hubieran olvidado la libertad en que vivían antes de la «primavera árabe» y como si nada hubiese sucedido durante los 4 últimos años, esas personas repiten la retórica de las transmisiones de Al-Jazeera de 2011. Afirman que la República es una dictadura, que tortura niños, masacra a los sunnitas, etc.

Se observa en ellos, por primera vez a escala de una ciudad, un fenómeno ya muy conocido a escala individual. Como el niño o la esposa maltratados por un padre o un marido cruel, y que a pesar de ello justifican ese comportamiento brutal, algunos habitantes del este de Alepo repiten ahora el discurso de los yihadistas que los oprimían.

En 1973, el siquiatra sueco Nils Bejerot analizó el shock sufrido por los clientes de un banco retenidos como rehenes durante un asalto. El incidente se convirtió en una verdadera pesadilla. Dos policías resultaron heridos, uno de ellos gravemente. El primer ministro Olof Palme trató inútilmente de razonar con los criminales que amenazaban con matar a todos los rehenes. Sometidos a una terrible presión, los rehenes no optaron por rebelarse sino que prefirieron tratar de ganarse la simpatía de sus captores para escapar a una muerte que parecía probable. Y así acabaron los rehenes repitiendo el discurso de sus captores. Trataron de convencer a la policía para que no tomara el local por asalto y una de las mujeres capturadas como rehenes incluso se enamoró de uno de los criminales. Ese fenómeno es lo que hoy se designa como «síndrome de Estocolmo», por el nombre de la ciudad donde tuvo lugar el incidente.

Finalmente, la policía recurrió a gases somníferos, logrando así detener a los bandidos y salvar a los rehenes. El secuestro de estos últimos duró 6 días, pero se mantuvieron afectados por el síndrome durante mucho tiempo, al extremo de negarse a comparecer como testigos en el subsiguiente juicio. La joven anteriormente mencionada mantuvo la relación amorosa con su captor mientras este estuvo tras las rejas.

El año pasado, el sicólogo clínico Saverio Tomasella mostró que el «síndrome de Estocolmo» es «la marca de una gravísima afectación de la interioridad del ser humano que ha vivido, directamente e impotente, el rapto de su identidad subjetiva».

No debemos por lo tanto creer que los habitantes del este de Alepo que hoy sufren ese síndrome van a recuperar rápidamente su contacto con el mundo real. Debemos, por el contrario, ofrecerles una total seguridad y dar prueba, una vez más, de gran paciencia. Aunque el deber de cada sirio es, en primer lugar, aportar respaldo y socorro a los soldados y a todos los que resistieron a la ocupación yihadista, esos civiles siguen siendo –por encima de todo– conciudadanos, hijos de la Patria siria, según opinión de Thierry Meyssan.

Hace pocos días la periodista María Finóshina entrevistó en Damasco al Presidente de la República Árabe Siria, Bashar Al-Assad. La entrevista ha sido difundida en la televisora rusa RT y publicada en su página web con fecha 15 de diciembre. Al Assad dijo: "Alepo es la última carta que Occidente podía jugar en el campo de batalla sirio" Añadía que "La derrota de los terroristas en Siria es también la derrota de los países que los han dirigido, sobre todo Estados Unidos El presidente sirio habla sobre el apoyo que recibe hoy el Estado Islámico de Occidente y explica cuál es la estrategia de combate del Gobierno sirio contra el terrorismo. Además, señala qué papel desempeñan los medios en el conflicto sirio, y de qué depende la estabilidad de los países pequeños como Siria.

Desde España, Roberto de la Madrid sostenía que Rusia y Siria han derrotado a los terroristas y preguntaba: ¿Se ha imaginado usted la siguiente pesadilla? Que si se mueve para un lado, pierde la vida, si se mueve para el otro, pierde la vida, que si se queda, es peor.

Es más seguro que pierda la vida. Que si corre para el sur, está mal, para el norte, también. Que haga lo que haga, todo está mal, porque el infierno lo rodea. Y que lo más probable es que si se mueve de ahí o si no se mueve, va a morir.

Esa pesadilla se llama Alepo, y no es un sueño, es real. Tenemos en Detrás de la Razón, testimonios de viva voz, grabados en ese foco rojo, que exigen al mundo detener la sangre. Pues esta pesadilla que le digo, es la que viven 100.000 personas, reporta un informe desesperado de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Es tan así que, 122 países han votado en la Asamblea General de Naciones Unidas (AGNU) para que se exija un alto al fuego en ese infierno, Alepo, Siria. Temen que haya matanzas. La primera pregunta es si todo esto es cierto.

Si no hay manipulación. Rusia y China vetaron una resolución similar, como miembros del máximo órgano, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU). Advierten que la resolución de la ONU está politizada porque justo ahora que está ganando el Ejército de Siria, un alto al fuego serviría a los rebeldes y terroristas para tomar aire, reagruparse y continuar.

Lo cierto es que el terrorismo está casi en la lona, perdido, tendido. Alepo, la parte que es el infierno, el este, ha sido rescatada. El Ejército de Siria ha informado que incluso la Ciudad Vieja ya está liberada y bajo control del Gobierno.

Recordemos que la fuerza siria ha avanzado rápido por la tenacidad del Ejército del Gobierno, pero sobre todo por el apoyo aéreo de la Fuerza Aérea de Rusia y sus bombardeos, y también por el apoyo de las fuerzas voluntarias iraquíes, fuerzas del Movimiento de Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá) y de los asesores militares de Irán.

¿Cuántos días faltan para que Alepo regrese a la normalidad? ¿Qué pasará con los civiles que huyeron? ¿Los terroristas serán capturados? ¿Acabará el conflicto de los rebeldes, pues cómo distinguirlos cuando dejan las armas y se hacen pasar por ciudadanos o civiles? ¿Cómo resolverá Rusia la confrontación que hoy podría tener en la ONU, cuando el mundo pide alto al fuego y Rusia se opone? Interrogaba Roberto de la Madrid.

Sobre Siria y la cruenta guerra se lanzan una sarta de mentiras a través del poder mediático mundial con el fin de desacreditar a Rusia y su firme lucha contra el terrorismo.

John Wight, el autor de un políticamente incorrecto e irreverente libro sobre Hollywood - Sueños que mueren - publicado por Libros Cero, en Counterpunch expresaba en su trabajo: Siria y la escolta de mentiras traducido para CEPRID por María Valdés que “La muerte y heridas de un equipo de personal médico ruso en un ataque con cohetes en un hospital de campaña militar en Alepo plantea de nuevo la cuestión de quién está prestando activamente el apoyo al terrorismo en Siria, la gente que se muestra en Occidente como "moderados" en una inversión monstruosa de la verdad.

Es tal la naturaleza goebbelsiana de la cobertura mediática occidental del conflicto en Alepo que el Frente al-Nusra (ahora Ejército para la Conquista del Levante) ha pasado de ser una organización terrorista, que en su metodología y objetivos es indistinguible del ISIS, en una versión de la resistencia francesa o de los partisanos de la Segunda Guerra Mundial. En el proceso, los únicos moderados reales implicados en el conflicto en Siria -el Ejército Árabe Sirio, Rusia, Irán y otros aliados- han sido demonizados, acusados de atacar y aterrorizar a la población civil, incluidos los niños, cuando lo que han hecho ha sido, en realidad, liberarlos.

La historia no será amable con aquellos que han propagado la mentira de que en Siria hay o ha habido una “revolución democrática. Por el contrario, el país y su pueblo han sufrido los estragos de unos jeméres rojos islámicos con una clara visión, e intención, de “purificar” una sociedad multicultural y multirreligiosa que las comunidades minoritarias son capaces de documentar en esta parte del mundo más allá de uno o dos milenios.

La inmensa mayoría de los sirios, sin cuyo apoyo el gobierno habría colapsado mucho antes de ahora, rechazan completamente la ideología de estos extremistas, miles de ellos que no son sirios y que han caído sobre el país desde todo el mundo musulmán y más allá como una plaga de langostas, aprovechando la desestabilización de la región provocada por Washington y sus aliados en los últimos años.

El aspecto siniestro del conflicto en Siria, lo que eleva el ataque al hospital de campaña militar ruso, es el grado en que estos llamados rebeldes han contado con la ayuda de las potencias occidentales y regionales. ¿Cómo, si no es así, vamos a explicar la forma en que han sido capaces de sobrevivir durante tanto tiempo? ¿Quién les ha estado suministrando armamento, dinero, materiales, además de apoyo de inteligencia y logística?

Rusia, en particular, ha sido vilipendiada en Occidente por su papel en el conflicto. En efecto, una ofensiva de propaganda anti-rusa neomacartysta se ha desarrollado en toda Europa en respuesta a la misión militar de Rusia en el país. Se trata de una ofensiva propagandística que se ha intensificado en las últimas semanas en paralelo con la operación para liberar Alepo. Hemos visto cómo los medios de comunicación rusos han sido atacados, sus ingresos bancarios congelados y los comités parlamentarios –como en el Reino Unido- acusándoles de “propaganda prorrusa”. También hemos visto al portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, John Kirkby, negarse a responder preguntas de la corresponsal de RT precisamente por ser de este medio.

Una insidia de este nivel, sin precedentes, contra Rusia, demonizando a su gobierno, es intrínsecamente deshonesta.

Ya es suficiente.

Ya no es creíble, y mucho menos ético, describir a las personas que participan en actos de asesinato en masa y masacres en París, Londres, Bruselas, o en los EEUU como terroristas mientras que al mismo tiempo se describe a los responsables de lo mismo en Siria como "rebeldes". De hecho, es obsceno allá de toda medida.

Al igual que Afganistán, o Irak, o Libia, en Siria se ha presentado a experimentos extremistas como “resistencia o revolución” mientras que a los que luchan contra ellos se les presenta como “terroristas”. Ni George Orwell lo habría hecho mejor que lo que lo están haciendo los medios de comunicación occidentales en este sentido. El enemigo de los británicos, o de los franceses, o de los estadounidenses es la hipocresía de sus propios gobiernos y los medios de comunicación acólitos.

Siria, gracias a la tenacidad de sus fuerzas armadas, no será destruida del mismo modo que los países ya mencionados - Afganistán, Irak y Libia – ni su sociedad desfigurada y su desarrollo y cultura destrozados. Puede que se tarden años en ver todo reconstruido, dada la magnitud y brutalidad del conflicto en que está envuelta, pero se logrará.

Lo que nunca será reconstruido es la reputación y la integridad de los que han escrito una nueva página en los anales de la mentira y la duplicidad, quienes han justificado las acciones de Occidente cuando se trata de Alepo y el conflicto más amplio en Siria.

Parafraseando a Winston Churchill, en Occidente, y cuando se trata de Siria, la verdad está protegida por un guardaespaldas de las mentiras”.

Los terroristas han sido derrotados en Alepo y lo están siendo en todo el territorio Sirio, pero si Estados Unidos, la UE Israel y Arabia Saudí no se unen a Siria, Irán y Rusia, el terrorismo tendrá larga vida. ¿Será verdad que en Medio Oriente comenzó la III Guerra Mundial?

MORIR EN ALEPO

Simón Zavala Guzmán, poeta de Ecuador, Sudamérica.

Alepo vive todos sus días y sus noches con la muerte a cuestas. No hay siquiera un despiadado silencio para que los niños duerman un trocito de sueño. Deben olvidar por segundos el terror que los aflige, pero no, no es posible. Niños, ancianos, mujeres, hombres, perros, vacas, gatos, lloran diariamente (también los animales lloran) la muerte de los suyos sin que alguien les mitigue el sufrimiento, y la muerte de los otros, que también mueren a cada instante, y la de los árboles y riachuelos y la de las flores y la de las canciones que en Alepo sabían entonar cuando el sol se ponía en las tardes. Todo es muerte. La espléndida Alepo ya no existe. Es una chimenea con un humo denso que enluta la memoria.

Bana Alabed tiene siete años y no quiere morir. Su alma está en verano. Es muy temprano para que ella muera como han muerto miles de niños. Para dormir trata de contar ovejas en su pequeña mente, pero no, no aparecen las ovejas. Entonces con el miedo en sus entrañas y los ojos extremadamente abiertos cuenta explosiones. Y una, y otra, y otra, y otra, y no puede dormir. Las matemáticas son fáciles de aprender de esa manera. En su cuenta de trino escribe con desesperación: “paren los bombardeos ya, quiero dormir, estoy cansada”. Nadie le contesta. Sólo el silencio fúnebre que le rodea y que le grita: “no esperes un milagro Bana Alabed, no esperes”.

Oye el silbar de las balas que cruzan por sus brazos, por sus piernas, por su cabecita de pequeña diosa. Casi no puede respirar. Inhala el vacío. El aire está envenenado de pólvora sanguinaria y olores putrefactos de cadáveres anónimos. Todo es muerte a su alrededor. Siente el infierno.

Está aprendiendo a morir y reza. No sabe a quién, pero reza. Su madre Fatemah mira a Bana Alabed que está aterrorizada. Mira con tristeza a sus otros tiernos hijos. Con desesperación y casi llorando escribe un trino: “Querido mundo, hay bombardeos intensos ahora mismo, ¿por qué calláis? ¿por qué? ¿por qué?. El miedo nos está matando a mí y a mis hijos”. “No sé si moriremos esta noche”. Nadie contesta. Nadie. La noche está partida en pedacitos de luces que titilan intermitentemente como fuegos artificiales. Pero en Alepo los fuegos son de verdad y matan. Queman la piel y las hojas de los árboles y las flores de los parques y el pavimento.

No hay un “querido mundo”, Fatenah, la humanidad es sorda, ciega y muda. No hay humanidad Fatenah, ni para los que sufren de distintas maneras. Y peor, para los que luchan por soñar y ser libres. Las calles de Alepo están llenas de barricadas y de cadáveres y no hay cómo pasar porque un disparo escondido puede romperte más la vida y el origen. Tú lo sabes ya. Pero hay que resistir aunque sea muerto. Vendrá la luminosidad y el cielo de Alepo será inmensamente azul. Todos regresarán para sembrar los campos, los lechos, los recuerdos.

Omran Daqneesh sabe que pronto llegará el invierno en Siria y se congelará hasta su sombra. Omran, sentado en la ambulancia con su rostro ensangrentado, con su pequeño cuerpo cubierto de harapos, lleno de magulladuras, ha salvado su inocente vida por ahora. Su tierna vida. Su vida que ha estado a punto de desaparecer. Busca las manos de sus padres en este extravío. No encuentra sus juguetes. Busca a su hermano mayor y no está. Sólo es un niño que quiere vivir y jugar, porque los niños viven cuando juegan.

Intuye que si no lo matan las bombas lo matará el invierno. No piensa sólo intuye porque el miedo le habla. No sabe que su hermano Alí ha muerto en el bombardeo. Y que ya no lo puede abrazar como lo hacía. Omran es un ángel de cinco años y ha envejecido demasiado rápido. Todavía está atenazado a la muerte. Su mirada está perdida. No entiende nada de esta sinrazón. De esta locura.

El cielo ya no existe para Omran. Sólo sabe del fuego de la guerra y del hielo del invierno que vienen a buscarlo apresuradamente. Piensa que morirá. No, no piensa. Intuye. Pero queda su rostro ensangrentado y sus heridas como un fatal testimonio, Omran, para siempre y para escarnio del mundo que te quiere segar la vida.

Bana Alabed mirando al cielo escribe: “Tengo mucho miedo. Voy a morir esta noche. Estas bombas van a matarme”. Nadie contesta Bana Alabed. Nadie. Amanecer en Alepo es un milagro para algunos. Y los milagros están muy escasos.

Alepo es un matadero donde no van quedado ni las piedras. Ríos de sangre corren por sus calles que son como largas arterias desangrándose. Los niños y los padres y los abuelos no cuentan ovejas para dormir cuentan explosiones y bombas. Y trinan. Y trinan desesperadamente para asirse a una puerta, a una pared, a una salida para huir a un refugio seguro.

No hay un “querido mundo” Fatemah ni hay un refugio seguro. Hay un mundo de asesinos. Los que matan y los que observan impávidos matar. Y los milagros se están terminando Bana Alabed, flor eterna de Siria.

Omram, todavía queda una remota esperanza: un manicomio también puede morir en la crueldad de la lucha. Algún momento tendrán una camisa de fuerza los usureros de la guerra, los industriales de las armas, los estafadores políticos, los ladrones del poder, el mal paridos.

Algún momento. Se los digo, entrecortadamente, con un nudo en la garganta, porque se me quiebra la voz y las lágrimas me brotan, porque escribo esto con supremo dolor. Por esa Siria que ustedes llevan en el corazón y en su inocencia.

No tengo una arma para defenderlos. No tengo trinos de ninguna clase. Sólo la palabra. Estas palabras que están agonizando con ustedes.

Bana Alabed y Omran, sé que no morirán jamás aunque los asesine la jauría. No morirán.

El régimen sirio, con la invalorable colaboración de Rusia, Irán y el Hezbolá expulsó a los terroristas de Alepo. Un comunicado del Ejército Sirio declaraba: “Gracias a la sangre de nuestros mártires y a los sacrificios de nuestras valerosas fuerzas armadas, así como las fuerzas auxiliares y aliadas de Rusia, Irán y Hezbolá, el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas anuncia el retorno de la seguridad en Alepo y tras de su liberación del terrorismo y de los terroristas y la salida de los que seguían allí.

“Esta victoria representa un giro estratégico…Subraya la capacidad del Ejército sirio y sus aliados para ganar la batalla contra los grupos terroristas y plantea las bases de una nueva fase para sacar al terrorismo de todo el territorio de la República Árabe Siria”.

Cabe esperar el retorno a la paz y con ella el respeto a la vida.

Correo electrónico: tribunalpazecuador@yahoo.com


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