La “solución final” de la Unión Europea para la inmigración clandestina
Domingo 17 de mayo de 2015 por CEPRID
Alejandro Teitelbaum
ALAI/CEPRID
Hace siglos que los pueblos africanos son víctimas de la codicia y el salvajismo de varios Estados europeos. Comenzaron cazándolos como animales para enviarlos como esclavos a América y a Europa. En el siglo 19 y principios del 20 esos mismos Estados ocuparon la mayor parte del territorio africano y se lo repartieron como si fuera una tierra de nadie, sin tener para nada en cuenta las fronteras étnicas y políticas de los Estados ancestrales ni sus respectivas culturas, lo que fue la semilla de conflictos étnicos que duran hasta la actualidad.
En África, en la segunda mitad del siglo 20, cuando se cumplió el proceso de la descolonización, surgieron líderes como Patrice Lumumba, Kwame Nkrumah, Amílcar Cabral, Jomo Kenyatta y Thomas Sankara, que bregaron por una vía independiente y de progreso para sus pueblos, contraria a los intereses de las ex metrópolis y de sus grandes empresas. Todos ellos fueron derrocados o asesinados, como Lumumba y Cabral y Sankara, y reemplazados por dirigentes dictatoriales, corruptos y serviles de las grandes potencias neocoloniales.
De manera que la explotación de los recursos naturales y humanos por parte de esas grandes potencias continuó igual o peor que durante la época colonial.
Pero la brutalidad y crueldad de las intervenciones, de las guerras de agresión y crímenes de guerra y de lesa humanidad cometidos por las grandes potencias – Estados Unidos y Francia en particular- creció en forma exponencial en Africa y en Cercano Oriente en los últimos tiempos, lo que llevó a la dislocación de Estados como Afganistán, Irak y Libia y a una interminable guerra en Siria. La razón invocada fue la neutralización de “Estados terroristas” en los que, además, había que restablecer la democracia y los derechos humanos. Y, de paso, apoderarse de sus recursos naturales, entre ellos el petróleo y minerales estratégicos como el coltan.
(Véase de John Pilger, en castellano http://www.rebelion.org/noticia.php?id=196530; en francés http://www.legrandsoir.info/la-renaissance-du-fascisme-sous-une-forme-moderne.html; en inglés: http://johnpilger.com/articles/why-the-rise-of-fascism-is-again-the-issue)
El resultado es que ahora reina el caos en toda la región, donde controlan grandes extensiones territoriales grupos de un salvajismo extremo poderosamente equipados con el armamento que han “regado” en la zona las grandes potencias durante años de conflictos.
Así es como cientos de miles de personas, hombres, mujeres y niños buscan el camino más corto para entrar en Europa atravesando el Mediterráneo tratando de huir de una región donde los muertos por la guerra, el hambre y las enfermedades y los desplazados se cuentan por millones.
Después de la catástrofe de Lampedusa de octubre de 2013 (366 ahogados) Italia puso en marcha el operativo “Mare Nostrum” para socorrer a los migrantes, incluso más allá de las aguas territoriales europeas, lo que permitió salvar decenas de miles de vidas. Costo del operativo 9 millones de euros por mes. Italia pidió ayuda a los otros países europeos, que miraron para otro lado.
Finalmente la Unión Europea en octubre de 2014 puso en marcha el operativo Tritón, supervisado por Frontex el organismo europeo de vigilancia de las fronteras, limitando su radio de acción a las aguas territoriales europeas, es decir para no socorrer a los náufragos más allá de dichas aguas territoriales e impedir abordar las costas europeas a quienes logran ingresar a dichas aguas territoriales. Costo de la operación 3 millones de euros mensuales, un tercio del costo del Operativo Mare Nostrum.
Ignorando el Convenio internacional para la seguridad de la vida humana en el mar, de 1974, en el que las Partes se obligan "a garantizar la adopción de las medidas que exijan la vigilancia costera y el salvamento de personas que se hallen en peligro en el mar. Dichas medidas comprenderán el establecimiento, la utilización y el mantenimiento de las instalaciones de seguridad marítima que se juzguen necesarias y viables".
Ante al escándalo internacional provocado por el vertiginoso aumento de naufragios y muertes, los jefes de Estado y de Gobierno europeos se reunieron en Bruselas el 23 de abril.
Ya antes de que tuvieran lugar la reunión del 23 de abril, Amnesty International de Francia hizo el siguiente comentario sobre la misma: “Después de las revelaciones del “Guardian” sobre las conclusiones provisorias de la Cumbre, “Tritón” sigue siendo la norma, su presupuesto será duplicado, siempre inferior al de “Mare Nostrum”, pese a que se prevé más navíos con migrantes clandestinos. El área de despliegue seguirá siendo el mismo. La Unión Europea se dispone posiblemente a adoptar una de las peores decisiones, muy lejos de nuestro llamado urgente a establecer una operación de salvamento de gran envergadura”.
Decididamente, la Unión Europea está a favor de una “Solución final” del problema, mucho más barata que las cámaras de gas y los hornos crematorios.
Los Estados europeos son responsables por los inmensos daños causados a los pueblos africanos desde hace siglos, equivalentes a un genocidio, y sus actuales líderes son directamente imputables de crímenes contra la humanidad, como todos aquéllos que ocuparon cargos de responsabilidad en los Estados que participaron en las recientes guerras de agresión, por lo menos desde la Guerra del Golfo (1990-1991) y la invasión a Afganistán (llamada «Operación Libertad Duradera») comenzada en noviembre de 2001.
Hay una continuidad criminal plurisecular.
Los dirigentes tienen que responder por sus crímenes y los Estados tienen la obligación de reparación por los daños causados y que siguen causando.
CEPRID
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