Neo-mesianismo supremacista en Israel y en USA: apuntando a fabricar las Profecías testamentarias de Apocalipsis y Juicio (I)
Lunes 31 de diciembre de 2012 por CEPRID
Tamer Sarkis Fernández
CEPRID
Este escrito ha sido planteado y desarrollado desde el respeto hacia el judaísmo ortodoxo no talmúdico y anti-sionista, opositor radical al Estado de Israel y a la organización criminal transnacional que lo creó, que lo financia, que lo arma y que lo rige. Su postura opositora, librada desde dentro y fuera de Israel, es objeto de silencio mediático. Pudiendo vivir a la cómoda sombra del artefacto, estas personas se mantienen firmes sobre una castigada, vapuleada, base de ideas.
Significado medular del neo-mesianismo
Podemos definir al neo-mesianismo supremacista a modo de ideología fundamentada en un telos de actuación social y política -demografía, habitat, procreación, matrimonio, segregación, rito y culto, Estado, legislación, judicatura, ejército, guerra...-, tenida por necesaria en consonancia al cumplimiento terrenal de las Profecías de devastación “transmitidas” al “Pueblo de Dios” principalmente por Daniel, Ezequiel, Jeremías e Isaías. Tales Profecías fueron “recogidas” (o inventadas, fabuladas, transfiguradas...) por los rabinos escribas de aquellos “formatos en rollo” que siglos más adelante quedarían compendiados como Torah. Según esta clase de salvacionismo, la tiniebla desatada antecede a la luz; una luz que alumbrará con plenitud al grupo de Escogidos cuando la humanidad quede ordenada en una jerarquía política y laboral precisa.
Obviamente, estos hombres y mujeres clave, políticos, magnates mediáticos, financieros, religiosos..., lejos de creer superficialmente que las Profecías destructivas aparecerán en escena ex nihilo (llovidas directamente del cielo como el maná), se auto-conciben como elementos activos en la gestación y desarrollo de éstas. De modo que son ellos quienes se auto-introducen en escena. Y habiéndose, por lo demás, fraguado suficiente poder productivo sobre acontecimientos: tanto poder de producción material como también poder de producción virtual gestadora de acontecimientos reales -”espectáculo” en el lenguaje de los situacionistas.
Esta intervención humana realizadora de “aquello que está escrito”, o intermediación entre la facticidad histórica y “su Sentido transmundano”, significa que nos hallamos ante un caso ejemplar -de manual- relativo a aquello que la Sociología denomina “profecía auto-cumplida”:
Estos señores salvacionistas parten de la fe en el desenlace bélico que finiquita la historia humana y porta el Paraíso Terrenal sobre las ruinas y escombros mundanos barridos por la mano del dios torahico. Y, comportándose con arreglo a la creencia, amañan, anudan y emprenden todo cuanto pueden en el sentido de consumarla, escribiendo ellos mismos sobre la superficie del Planeta aquello escrito en arameo allá por los finales del siglo IV a.C.
Sólo que, claro está, la parte dedicada a la resurrección de los muertos y al neo-poblamiento no se va a cumplir. Así que, de heredar la Tierra, nada de nada. Pero eso poco importa: ellos se rigen por la expectativa y de momento van haciendo que la realidad copie a la ilusión:
“Primaveras árabes” en pro de reforzar el aislamiento sobre Siria.
Preparación del ataque sobre Irán.
Empujones e incentivos dados en ese rumbo a la Administración estadounidense y al Departamento de Estado.
Proyecto estadounidense del “Gran Oriente Medio” bajo directrices israelíes.
Introducción de mercenarios en el sentido de tratar de reventar a Líbano desde dentro.
Obrar por la agudización de las contradicciones con Rusia.
Influencia en la surrealista hipertrofia de gasto USA en presupuesto militar -situada ya en torno al 80% de la recaudación del Fisco.
Etc.
Dice el axioma de “profecía auto-cumplida” o “Teorema de Thomas” que cuando un grupo o colectivo está convencido de un Mito y tiende a comportarse como si fuera real, la idea acaba siendo real por lo menos en sus consecuencias. La probabilidad de realización se incrementa en el caso que nos ocupa, teniendo en cuenta que este actor neo-mesiánico posee voluntad de ello (cree en su propia “Ontología diferencial” y en su Destino particular de Grupo Elegido), y se ha dotado de amplia capacidad para diseñar y forzar los acontecimientos (Voluntad + Capacidad = Poder en la genial fórmula sintética de Norberto Ceresole).
Calado socio-político y carácter de clase del neo-mesianismo
La meta-ideología neo-mesiánica no pasa de ser anecdótica al interior del espectro sociológico israelí, siendo Israel el país con un mayor porcentaje poblacional de ateísmo (alrededor del 46-48%). Mientras, esta meta-ideología es subalterna en la Tsahal y en el resto del ejército (aunque importante entre la oficialía militar de rango superior), al tiempo que el Mossad advierte contra los “peligros de auto-inmolación” que ésta entraña para la seguridad y futuro del propio Israel.
Su bastión está hasta cierto punto en el Ejecutivo israelí, con “personalidades” sucesivas críptica o descaradamente ejecutoras del plan neo-mesiánico, desde Shamir a Barack pasando -algo menos- por Olmer y por supuesto por Netanyahu. Todos los que en el curso de las últimas décadas han sido primeros ministros israelíes provienen de la jerarquía militar de alta graduación. El dato no podía ser otro: en la época del neo-mesianismo apocalíptico, Israel es el instrumento de la guerra, y no la guerra instrumento de Israel. No está regido por la Razón de Estado. Su Razón es, en cambio, prestar servicio bélico a una “hoja de ruta” trazada y desplegada desde fuera de Israel por una Orden mesiánico-supremacista. Dicha Orden actúa asociada por conveniencia recíproca tanto con el Hegemonismo de la burguesía monopolista estadounidense y su necesidad hiper-destructora, como con la red política que trata de fundamentarse en el calvinismo evangélico, cuyo dirigirse hacia procurar la venida de “la Redención” necesita de Israel. Volveré más adelante sobre toda esta interconexión de actores, donde se inter-fusionan religiones, “visión política de Estado” y necesidades materiales del Hegemonismo estadounidense.
Al interior de Israel, el neo-mesianismo es profesado por una parte cada vez más importante de la casta política, tiene ganado a un sector entre los Cuadros de la Administración civil, enraíza con elementos de la jerarquía militar, nada a sus anchas en el importantísimo archipiélago de las Escuelas Talmúdicas y, claro está, en parte se bombea desde las palestras, los programas y la prensa del rabinismo hegemonista.
La ideología produce, finalmente, también desde los ordenadores, imprentas y espacios de conferencia con que trabaja aquella minoría que, entre la amplitud de estudiosos ortodoxos, recibe sueldo del Gobierno por dedicarse a “estudiar la Torah”. Este reclutamiento/compra entre las filas del judaísmo ortodoxo supone para el Gobierno estar adquiriendo ideología y “legitimidad”, según la Constante de que “quien paga manda”.
Considerando este modesto panorama de adscripciones, está claro que no dimana del interior de Israel la fuerza del neo-mesianismo ni su colocación en un plano político de decisividad (sin ir más lejos, con el actual Ejecutivo israelí, quien envía a Ehud Barack a pedirle a Obama que acelere los preparativos contra Irán y “se comprometa”). Y es que, por mera cuestión de amenaza aniquilatoria, es más que difícil que la meta-ideología cale en Israel.
Otros jerarcas militares, los servicios secretos, la población..., emiten su miedo a ser tragados por “la espiral de fuego” desatada. Precisamente son también mandos militares israelíes quienes denuncian “el apresuramiento” contra Irán. Así como desmienten la falsa imagen de “irracionalidad” con que la camarilla gubernamental y gran parte de la prensa tratan de intoxicar a los israelíes azuzándoles para aplaudir y para colaborar en la “necesidad acuciante de ataque” como “única defensa posible” contra el estereotípico “Régimen de los Ayatolah que quiere borrar a Israel del mapa”.
No podría ser de otro modo: entre amplios sectores de la Oficialía del Ejército no ha podido caer “simpático” el neo-mesianismo en líneas generales, pues dicho aparato se dedica profesionalmente a tasar las fuerzas propias y las ajenas, haciéndose más consciente y más sensible al peligro de dar pasos en falso.
¿Pero a quién NO importa en realidad la fulminación de vida y estructuras en Israel?: para empezar, a muchos de los propios neo-mesiánicos. No en vano, esa liquidación es una Profecía también..., hasta que sea Yahvé quien instituya el Israel “entero y completo” regional.
Digámoslo sin ambajes: el neo-mesianismo judaico no es la ideología dominante en el grueso de la burguesía parasitaria de Estado y financiera israelíes. El neo-mesianismo es la ideología dominante en parte del Capital monopolista judaico no afincado en Israel (aunque financie generosamente, llevado por eso mismo que estamos tratando, las estructuras, instituciones y poderío militar israelí). A fecha de hoy, el Estado de Israel en su conjunto de clases dominantes, no es soberano de sí. La delirante corporación político-empresarial-financiera-bursátil guardiana de “la Alianza”, es decir, veladora por el merecimiento judaico de “la Tierra Prometida”, es quien ordena, en dicha dirección, los pasos de ése su artefacto. Artefacto cuya función queda sujeta a ayudar en la materialización de ese “destino”.
Pero más concretamente -y más importante aún-, el neo-mesianismo judaico es la meta-ideología dominante en el seno de la fracción más aventurerista y agresiva del Capital monopolista estadounidense (un segmento de las finanzas y bursátil, complejo militar-industrial, fondos de inversión a la reconstrucción, extracción petrolera e hidrocarburos, explotación minera y agro-industria). Ello más allá de que uno u otro componente “humano” en este campo de fracción sea o no sea judío.
Correlativamente, esta meta-ideología domina en el seno de los representantes políticos y administrativos de la mencionada fracción ultra-belicista, y lo hace bajo forma pseudo”cristiana”: apelando a la necesaria “reunión” de los judíos en “la tierra de Israel” que debe preceder a la venida del Cristo Redentor y al Perdón de los judíos (temática destacada en el protestantismo evangélico-calvinista. Volveré sobre ello más adelante).
Peripecias y putchs del neo-mesianismo en Israel
Empezamos a tener atisbo sólido de cómo el neo-mesianismo daba “un gran salto adelante” en la escena política israelí, cuando en los ochenta Yitzaak Shamir (sucesor de Shimon Peres, un sionista laico de la línea Internacional socialdemócrata), enuncia su proyecto de crear una Confederación Económica Arabo-Israelí. El inicio de inversiones, la relajación de fronteras, el manejo unilateral israelí sobre la División Regional del Trabajo y procesos productivos, la asignación planificada de las importaciones/exportaciones, etc., iba a ser un pack que debía conformar el Caballo de Troya con el que descargar un protagonismo regional económico que a su vez sirviera para anudar nuevos lazos de dependencia en los países árabes.
Todo este plan no es más que la procuración de una “consigna” antiguo-testamentaria según la que Jehová no resolverá las cosas definitivamente para Israel, hasta que “su Pueblo” domine materialmente la existencia social de todo el Oriente Medio comprendido en el Eretz Israel, o Tierra Prometida.
Pero Shamir -viejo matarife del Irgun y después de la Hagana hasta su abandono, especializado en sembrar de atentados masivos espacios civiles-, exhibía una política demasiado “sesgada” tanto exterior como en “asuntos palestinos”. Por no decir que arrastraba una trayectoria demasiado escandalosa y repulsiva incluso para los perros guardianes árabes de aquel entonces. Así que los cantos de sirena a propósito de la unión económica y comercial que acercara los puntos de la zona en un sistema de epicentro/satélites, no sedujeron.
De todos modos, Shamir y su Gabinete medrarán en favor del fortalecimiento común de la llamada “derecha religiosa” y del llamado “sionismo conservador” al interior de la coalición Likud, cargando las tintas del confesionalismo.
Cohetáneamente, se infla de presupuesto y se da más cancha propagandística y de difusión a los rabinos instalados en el supremacismo, y así van calando en sociedad sus palabras pronunciadas desde la palestra o escritas en columna de prensa. Palabras que claman por la total ética de matar a un no judío si es para bien de judíos y los frutos cosechados suman más que la pérdida en concepto de “valor de la persona” (valor medido usualmente por el rasero del servicio y utilidades que el gentil rendía o podía rendir a judíos: utilitarismo supremacista). No digamos ya si el gentil resulta ser además árabe (los ahbaroshim en la narrativa testamentaria, o literalmente “ratas”...). En este último caso, asesinar es virtuoso per ser aunque no dé “rendimiento inmediato”.
En la actualidad, un grupo de rabinos se enfrenta a un proceso penal, acusados por la judicatura israelí. En las sinagogas se habían dedicado a declarar exactamente esto. Añadiendo, además, que matar a un palestino “porque sí” jamás es porque sí, ya que, si se hace, se hace subyaciendo en cualquier caso el agrado de Jehová y su íntima inspiración al hecho (resonancias rituales, pues, navegando en las palabras de esos rabinos).
El proceso penal hoy en resolución da testimonio de la brecha ideológica entre poderes, así como de la lucha entre ambas especies de supremacismo (el neo-salvacionista y el sionista clásico laico) por direccionar el campo de lo jurídico:
Leyes, normas y proverbios rabínicos -quienes al fin y al cabo eran los Jueces tradicionales en la Antigüedad-, Versus una Ley estatal diametralmente demarcada también por la tradición rabínica y por las directrices que el poder rabínico pauta, pero que contiene y dirime contradicciones más complejas entre “grupos y corporaciones de poder”.
Creo que aludir a los “matices” de orden jurídico que afloraron en el transcurso de este caso vuelve entendible esto que digo: por ejemplo, para las leyes israelíes no es delito que un judío mate a un no judío siempre que alegue haberlo hecho bajo percepción subjetiva de estar siendo amenazado. Pero, aunque dictaminando la legalidad del hecho, ese mismo Estado no consiente escuchar (y mucho menos aún de boca del poder ideológico rabínico) que el hecho es en sí (sin mediación de noción subjetiva de amenaza) una hipótesis cuya práctica no debe llamar a contradicción ética para el buen judío.
Es evidente que a los Jueces gerifaltes del Estado de Israel, quienes advierten de la incorrección e incluso proceden a su punición, les importa menos que nada los palestinos (como no sea para mal, claro), y ¾ de lo mismo les sucede con los gentiles en general. Pues la lucha ideológica de fondo que aquí se dirime tiene bastante poco que ver con la suerte y la integridad de los no judíos. Y sí guarda en cambio estrecha relación con no dejarse determinar, por ejemplo en materia de “política exterior” (relaciones con los gentiles y actuaciones respecto de estos), por la pétrea rigidez testamentaria de unos cuantos rabinos (o bien por su capricho). Cuando lo cierto es que el aparato sionista necesita actuar y dictaminar con arreglo a una Racionalidad pragmática de Real Politik, en lugar de por una inflexibilidad de dogmas ancestrales.
No pueden ser jamás unos rabinos quienes inscriban sobre la piel social qué es lo ético y virtuoso. Sino que estas categorías, en lo principal, tienen que ser pensadas por el israelí a contraluz de la Razón de Estado, mientras quedan a recaudo de la privacidad familiar y doméstica, en lo que versa de aquellas dimensiones secundarias y no comprometedoras.
“Matar a Rabin”: segundo asalto y, ahora sí, auténtico “gran salto adelante” del neo-mesianismo en lo que se refiere a colonizar la política ejecutiva israelí. He subrayado el talante pragmático y práctico del sionismo -siempre atento, eso sí, a su plan/objetivo matricial-; idiosincrasia que Rabin encarnaba hasta el punto de decidir abrir camino político a poner varios territorios en manos de los agentes sionistas de la “Autoridad” “Nacional” “Palestina” entonces en gestación, además de frenar (por el momento) el expansionismo demográfico colonial.
Pero restar tierras israelíes significaba cometer sacrilegio, porque esa “amputación” o separación entre hassedin (“Creyentes”) y Tierra Santa sólo puede determinarla Jehová (como Prueba interpuesta a su Pueblo o como Castigo a su desobediencia). Rabin pagó con la vida la suplantación que protagonizaba y la idolatría política a que arrastraba a los seguidores judíos de su política abierta.
La ejecución de Rabin -a manos de un hassedin, o “creyente, profesor de la Fe”- significa la firma de divorcio entre el modelo típico procedimental del sionismo (belicismo y expansionismo “racionales”, hipotecados en su movimiento a los parámetros de “seguridad” y “éxito”) y el belicismo típico del judeo-testamentarismo. El último es considerable “racional” tan sólo desde el estrecho sentido de ser tácticamente belicista dentro de una estrategia englobante Grand-Belicista, agitando deliberadamente una espiral retro-alimentada in crescente de ofensiva-respuesta-ofensiva, que los estrategas y técnicos de gubernamentales van soplando hasta alcanzar la confrontación mundial.
Así, los Gobiernos consecutivos post-Rabin dejan de “conformarse” con bombardear al azar para sembrar el Terror entre la población del Líbano meridional (el ejército sionista llevaba practicando el bombardeo ciego, indiscriminado, desde 1973), y pasan a lanzarse a una serie de Operaciones de agresión, inauguradas en 1996 -apenas transcurrido medio año desde la muerte de Rabin- con la Operación Uvas de la Ira (de cuya barbarie el infernal judaico-hegemonista corresponsal de Antena 3, Enrique Cimmermann, dijera textualmente al concluir una de sus “noticias”: “Quien se atreve a provocar la ira de Yahvé, tarde o temprano acaba pagando”).
Esta serie de Operaciones -Uvas de la Ira, Paz para Galilea, Sansón..., a las que cabe añadir la Operación Plomo Fundido contra Gaza y sus habitantes y por supuesto la actual “Operación Columna de nube”-, presentan una nada casual resonancia bíblica de nombres. Además, se proyectan en su mayor parte contra el área de Líbano que, según la meta-narrativa del salvacionismo judaico, Israel tiene que incorporar políticamente a sí mismo, con objeto de “restituir” la integridad del falaz “antiguo Reino de Israel y Judea”.
Por otro lado, constituye importante imperativo de la Torah el “destruir el País de los Cedros -Líbano- hasta que no quede allí madera para construir un solo navío”, y el neo-salvacionismo lo mantendrá siempre en Agenda. Hoy mismo, Israel está detrás de los contingentes mercenarios salahfistas que están ocupando y aterrorizando áreas enteras libanesas a fin de provocar la involucración defensiva de Hezbu-Allah, pudiendo por esa vía quedar Irán involucrado y aprovechándose este hecho vulpinamente alentado para pasar a Dimensiones bélicas cualitativamente mayores.
También parece haber sido obra de bandas salahfistas la sucesión de cohetes lanzados recientemente desde la Franja de Gaza contra el sur de Israel, y que, carentes de cualquier atisbo de ocasionar daño significativo, sí han servido sin embargo de coartada al inicio de una matanza ritual más de palestinos. ¿Qué hacían los salahfistas campando y operando a sus anchas en una escuálida línea de terreno controlada palmo a palmo por las milicias de Hamas?. ¿En qué alianzas, que han venido contando con padrinazgo turco-egipcio, ha estado tomando parte esta organización palestina? (organización que, dicho sea de paso, ha reconocido “finalmente” al Estado de Israel y el derecho del artefacto mesiánico-supremacista a existir).
Sin ir más lejos, leamos entre líneas el significado de “Cortina de nube”, nombre para la operación israelí todavía en curso contra Gaza. Alude a la ayuda prestada por Jehová a los israelitas durante su “éxodo” desde Egipto. Su dios cubría a los evadidos tras una columna de fuego que les alumbraba durante la noche, y, durante el día, los tapaba de sus enemigos, tendiendo en retaguardia una columna de nube que hacía indetectables a los israelitas. Flotando con la genocida “columna de nube” actual, los Maeses de ceremonias ven pronunciarse a Jehová.
Es tremendamente ilustrativo respecto de la cuestión que estoy tratando, el nombre “Operación Sansón”, puesto que Sansón es el prototipo de “mártir” suicida judeo-testamentario, a quien no importó morir atrapado en su propio acometer de muerte indiscriminada contra hombres, ancianos, mujeres y niños filisteos que festejaban reunión..., pues ello es honrar a Jehová. Toda una síntesis de ethos neo-mesiánico, ideología a la que da también igual ocho que ochenta en cuanto a la suerte de los propios judíos israelíes se refiere, dado que sembrar la hiper-destrucción es, a sus ojos, aportar en primera persona hacia aquello que Jehová ha establecido que tiene que suceder tarde o temprano.
En nuestros días, el neo-mesianismo testamentario sirve objetivamente a las necesidades super-belicistas de largo impacto albergadas por el Hegemonismo USA. La Super-potencia, enferma hasta la médula de saturación de capitales, hecho que la frena en su re-activación de la Acumulación ampliada capitalista, necesita librar una guerra a fin de re-ordenar las condiciones políticas mundiales que le permitan “exportación” masiva y rentable de capitales al exterior.
Es en esta tesitura “crítica” donde el neo-mesianismo hace de “tonto útil” a la Administración Obama o a la que pueda venir, en tanto que, con su fe delirante, presta un foco de “punto regional caliente” desde donde desatar una “gran” guerra inter-imperialista. O al menos por el momento, ir sucediendo las agresiones imperialistas (Somalia, Sudán, Afganistán, Irak, Libia, Siria, Irán...) con provisión financiera neo-mesiánica afincada en USA, y así mismo con la cobertura que prestan las bases militares en Israel de cara a cubrir las espaldas navales y aéreas a lo largo del arco mediterráneo oriental.
Desde luego el Nuevo Edén no va a crecer tras las guerras de vasto alcance en preparación, ni Yahvé va a poner a pastar a la oveja junto con el lobo y a la gacela con el león... Pero no cabe duda de que USA sí va a tener su oportunidad para hacer crecer el fruto post-bélico si una victoria al menos relativa le significa facilidades para la imposición de novedosas condiciones a la inversión del Capital sobre-acumulado.
El neo-mesianismo sirve también objetivamente a las burguesías judaicas inversionistas e importadoras de Capital Circulante, no estadounidenses -anglosajonas y más ampliamente “occidentales”- operativas desde fuera de Israel, y frenadas hoy en seco por la implacable competencia china.
Finalmente, el neo-mesianismo se sitúa en plena línea de provecho en lo que se refiere a la burguesía burocrática israelí más cínica y a sus elementos políticos más conservadores y/o más “igualitaristas” (en especial dentro del campo aristobrero social-imperialista israelí), quienes saben perfectamente que, tras la retirada masiva de “fondos de apoyo” USA acompañando a la crisis financiera estadounidense, la economía israelí se ve mermada por su propia naturaleza parasitaria, necesitándose de nuevas agresiones de rapiña o de multiplicar las “rebeliones” árabes hechas a medida, para así llegar a realizar una transferencia de plusvalías extorsionadas que en su conjunto garanticen un “Estado del Bienestar” que siga dando de mamar a tanto ciudadano israelí.
De lo contrario, esa ciudadanía se echará cada vez más a la calle por conservar su “bienestar” en vías de pérdida, y el conflicto se desplazará al interior de la propia sociedad ocupante y de sus distintas clases. El fuego de la guerra y su botín esperan, así, ser contra-fuegos social y bombero de “indignación”.
CEPRID
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