El desempantanamiento del equipo directivo de Fecode
El magisterio vuelve por sus fueros
Pudo más la constancia en la pelea del magisterio que las maniobras del
grupo dussanista, en vano intento por impedir que Fecode volviera por
sus fueros. Casi un año tuvieron que esperar para que las autoridades
laborales refrendaran la decisión adoptada por las bases del magisterio
tras las elecciones directas del 3 de octubre de 1997, dando al traste
con una dirección mayori-tariamente gobiernista.
De nada -o más bien poco- sirvió que los amigos de Boris Montes de Oca,
quien sucedió en la presidencia de Fecode al reelecto senador Jaime
Dussán, demandaran las justas electorales por el hecho de haber perdido
casi toda su vocería, al pasar de once a cuatro los cupos en el Comité
Ejecutivo de la Federación Colombiana de Educadores, la más grande
organización sindical del país.
Mediante resolución 001745 expedida el 27 de julio, el Director Regional
del Trabajo, Pablo Édgar Pinto Pinto, confirmó en sus cargos a todos los
líderes del magisterio que fueron elegidos al Comité Ejecutivo de
Fecode. El acto administrativo no tiene apelación, despejándole por fin
el panorama a los educadores colombianos luego de un período demasiado
largo de interinidad.
Tarcisio Mora Godoy, quien al momento de conocerse la resolución
definitiva se encontraba en Washington representando a Feco-de en la
Internacional de la Educación, se ratifica así en la presidencia de la
federación con un resonante triunfo, pese al saboteo: en su
pronunciamiento, el portavoz del Ministerio de Trabajo realiza un amplio
reconocimiento a la autonomía sindical, uno de tantos compromisos
adquiridos por el gobierno colombiano con la Organización Internacional
del Trabajo, OIT.
Julio Ibargüen, presidente encargado de Fecode y quien aún espera su
reconocimiento tras una demanda similar durante el anterior período del
Ejecutivo, manifestó su complacencia por la actitud que asumieron los
educadores al defender con la movilización la autonomía de la
organización.
La cartera de asuntos laborales jamás debió aceptar las impug-naciones
del grupo perdedor, si se tiene en cuenta que las elecciones se
ajustaron a los estatutos de la federación. Un tribunal de garantías
electorales, además, esclareció las dudas que se presentaron, como era
su función. De allí en adelante ningún ente diferente estaba en
condiciones de meter las manos en el asunto.
Con la decisión ganó perdiendo el magisterio en su conjunto. Casi un año
de parálisis administrativa, la mayor pérdida. Pero, igualmente casi un
año remozada movilización de los maestros en su permanente lucha en
defensa de la educación pública, contra la privatización y por la
autonomía sindical.
Y el mayor logro: la inminente inserción de nuevo, con todo, del
magisterio en las gestas que libran los trabajadores colombianos contra
las nefastas políticas del gobierno de turno.
Se da por descartado, pues, que Fecode asumirá de lleno las
orientaciones del Comando Nacional Unitario que integran las tres
centrales obreras y los pensionados, preparándose para sumarse a las
luchas contra el inminente atraco a los salarios de los trabajadores y
contra el recorte del situado fiscal, en particular de la educación.
Buena esa por Tarcisio Rivera, Widney Chávez y Raúl Arroyave, entre
otros de los líderes por su empeño en rescatar a Fecode para el
magisterio.
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