Hechos y cifras
Durante el período 1.996 y 1.997 fueron privatizados el Banco Popular,
Chivor, Beta-nia, Termocartagena, Termo-tasajero, Gas Natural, EPSA,
Cerromatoso e Invercolsa, por un valor total de dos billones 346.910
millones de pesos. Estas y muchas otras privati-zaciones hechas por el
gobierno Samper no solucionaron el déficit fiscal que aumentó en
detrimento de la economía nacional y el bienestar social, pero a favor
de la guerra.
Según fuentes del Banco de la República, las tasas efectivas de
captación entre 1.992 y 1.997 fueron de 27.4, 26.5, 37.9, 33.4, 31.2, y
24.0 por ciento respectivamente. Por su parte, las tasas efectivas de
colocación estuvieron, para el mismo período, en 34.5, 35.8, 45.0, 44.2,
42.0 y 32.4 por ciento. Así, los Márgenes de Inter-me-diación en el
tiempo mencionado se ubicaron en 7.0, 9.3, 7.1, 10.8,10.9 y 8.4 puntos.
De esto se puede deducir claramente que ganan los pulpos financieros y
los «ahorradores» escasamente frenan la desvalorización de su dinero que
se ve golpeado por la inflación. Por lo tanto no hay ahorro real.
Desde 1.995 hubo un aumento de los inventarios de la producción que hace
disminuir la producción al punto de llegar a una caída sostenible
negativa con un porcentaje de decrecimiento del 4.2 por ciento al
terminar 1.997 y con pocas perspectivas de reacti-vación hasta la
actualidad. Ello se debe al deterioro productivo complementado con la
baja capacidad de consumo de las grandes mayorías colombianas que viven
de un ingreso precario.
La relación entre desigualdad y rebelión es realmente estrecha y actúa
en ambas direcciones. Es evidente que la percepción de la desigualdad
constituye uhn ingrediente común a las rebeliones sociales, pero también
es importante reconocer que la percepción de la desigualdad y, de hecho,
el contenido de este escurridizo concepto, dependen sustan-cialmente de
las posibilidades de una rebelión real. (Sobre la desigualdad económica.
Amartya Sen. Folio 1.997. Pág. 13).
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