Diálogo sin concesiones al fascismo
Por Jaime Caycedo Turriago
La reunión de una comisión del Consejo Nacional de Paz y otras personas
con los dirigentes del parami-litarismo ha puesto de presente el manoseo
del samperismo a los propósitos de diálogo, en su empeño por imponer el
reconocimiento político de los escuadrones de la muerte. Los puntos
primero, tercero y quinto del documento suscrito representan un doble
inconveniente para el desarrollo del diálogo con la guerrilla: plantean,
en su orden, el inicio de un proceso de paz con los paramilitares, el
establecimiento de mesas paralelas para discutir una agenda política, y
la agenda política a resolver con esos sectores. Con este paso, se
estaría dando comienzo a una concepción de simetría entre el movimiento
revolucionario y una expresión de la estrategia contrainsurgente del
Estado como es el paramilitarismo.
Este debate no lo ha dado, internamente, el Consejo Nacional por la Paz,
en sus tres sesiones hasta ahora realizadas. El anuncio de Samper de
haber autorizado a una comisión para entrevistarse con los “paras”,
obedecía a aspectos urgentes de contención humanitaria y de preocupación
por las insólitas amenazas contra el pueblo de Barrancabermeja y el
movimiento sindical petrolero. En ningún caso el Consejo fue informado
de la existencia de un preacuerdo escrito que contenía los términos
arriba mencionados. En la reunión del 23 de julio manifestamos nuestra
preocupación y dejamos constancia, en nombre de las organizaciones que
luchan por la paz, de que el hecho de realizarse una entrevista de tal
naturaleza por razones humanitarias no podía significar que el Consejo
Nacional de Paz concediera estatus político a los paramilitares
responsables explícitos de crímenes de lesa humanidad. Se nos respondió
por intermedio del Ministro de Defensa, quien presidía en ese momento,
que eso no iba a ocurrir. Integrantes de la Comisión se enteraron de la
existencia del preacuerdo cuando estaban en viaje al Nudo de Paramillo.
Esta maniobra bajo cobertura humanitaria, pone en riesgo un proceso más
vasto y complejo. Las fuerzas democráticas de la sociedad colombiana,
que tienen una fuerte estirpe antifascista, exigen transparencia en cada
paso en búsqueda de la paz como lo mostró la Asamblea de la Sociedad
Civil. El Consejo Nacional de Paz, si quiere desempeñar un papel en este
proceso, no puede permanecer indiferente frente a cualquier cosa que se
haga en su nombre. El tema del paramilitarismo debe ser tratado en su
verdadera realidad, de ninguna manera en pie de igualdad con la
insurgencia revolucionaria.
Por eso es negativa la actitud del próximo ministro de Defensa, Lloreda
Caicedo, cuando dice que los militares no deben sentarse a la mesa de
negociaciones. Por el contrario, todo esto está mostrando que los
responsables de la estrategia de guerra integral deben hacer parte de
las mesas de diálogo si efectivamente se quiere un proceso integral y no
fragmentado.
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