Durante
décadas la política hidrológica se ha basado en la
construcción de infraestructuras, cuya finalidad era
incrementar los recursos disponibles mediante obras de
regulación. Las obras más rentables ya están
realizadas y los costes sociales y ambientales se hacen
insoportables, por lo que hay que cuestionar la política
de construcción de grandes embalses y trasvases. La
política hidrológica del siglo XXI debe tener como eje
la gestión ecológica de la demanda y no el aumento de
la oferta. |
Ecologistas en
Acción pide a las administraciones que realicen
una política del agua planificada desde las
disponibilidades hídricas y condicionantes
ambientales que contemplen los siguientes
objetivos: |
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- Establecimiento como
prioridad el incremento de la eficiencia en la
utilización del agua. Reparación y mantenimiento de las
redes de distribución, y apoyo al establecimiento de
técnicas de riego eficientes y de prácticas agrícolas
mejor adaptadas a cada clima. |
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- Garantía de calidad
del agua y satisfacción de la demanda ambiental en las
cuencas, con especial protección ambiental del dominio
público y la conservación de los ecosistemas de ribera.
Impedir que se sigan construyendo edificaciones e
instalaciones en los cauces y zonas de influencia directa
de los mismos. |
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- Abandono de la
construcción de grandes embalses y trasvases. |
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- Evitar la
sobreexplotación de las aguas subterráneas, adecuando
su explotación a la capacidad de recarga de los
acuíferos. |
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- Protección efectiva de
todas las zonas húmedas, valorando sus múltiples
beneficios: regulación de avenidas, usos recreativos,
alta biodiversidad. |
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- Evitar la excesiva
concentración de actividades económicas que sean
grandes consumidoras de agua, en zonas que sean
deficitarias. |
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- Completar la red de
depuración de aguas residuales en municipios. Que las
industrias depuren adecuadamente sus vertidos. |
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