Palestina


*Edward W. Said, árabe nacido en Jerusalén en 1935, es ensayista y profesor de Literatura Inglesa en la Universidad de Columbia (Nueva York).

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'Hoja de Ruta', ¿hacia dónde?

Edward Sa'id *

20 de junio de 2003. Al Ahram Weekly, núm. 642, 12-18 de junio 2003
Traducción: Loles Oliván, CSCAweb (www.nodo50.org/csca)

"Una premisa no declarada subyace en la muy modificada aceptación israelí del plan y en el evidente compromiso de EEUU con ella: el éxito relativo de la resistencia palestina. Ello es verdad se deploren o no algunos de sus métodos, su desorbitado coste, y las muchas víctimas que ya se ha cobrado de nuevo en otra generación de palestinos que no se han rendido frente a la arrolladora superioridad del poder de Israel y de EEUU".

En el curso de las entrevistas que Bush concedió a los medios de comunicación árabes en los últimos días de mayo repitió mucho de lo mismo aunque, como de costumbre, hizo hincapié en generalidades y no en cuestiones concretas. [Bush] Se reunió con los dirigentes palestinos e israelíes en Jordania y, con anterioridad, con los principales gobernantes árabes, excluido Bashar al-Asad, por supuesto [1]. Todo ello forma parte de lo que ahora parece como un importante empuje estadounidense. Que Ariel Sharon haya aceptado la "Hoja de ruta" [2] (con algunas reservar para rebajar su aceptación) parece un buen augurio para un Estado palestino viable.

Se supone que la visión de Bush (la palabra tiene como un eco de ensoñación sobrenatural para lo que pretende ser un plan de paz práctico, definitivo y en tres fases) se va a realizar mediante una Autoridad reestructurada, la eliminación de toda violencia e incitación contra los israelíes, y la instalación de un gobierno que satisfaga los requerimientos de Israel y del denominado Cuarteto [EEUU, Naciones Unidas, la UE y Rusia], promotores del plan. Israel por su parte, se compromete a mejorar la situación humanitaria, a aliviar las restricciones y a levantar los toques de queda aunque no se especifica dónde ni cuándo.

Supuestamente, para junio de 2003, la Fase Uno verá también el desmantelamiento de los últimos 60 asentamientos construidos de las colinas (denominados "asentamientos avanzados ilegales", establecidos desde marzo de 2001) aunque nada se dice sobre desmantelar los otros en los que viven 200.000 colonos en Cisjordania y Gaza, por no decir nada de los 200.000 más de la anexionada Jerusalén Oriental. La Fase Dos, descrita como una transición desde junio a diciembre de 2003, se centrará de manera singular en la "opción de crear un Estado independiente palestino con fronteras provisionales y atributos de soberanía", sin que se concrete ninguna de ambas cosas, culminado en una conferencia internacional que aprobará y después creará un Estado palestino de nuevo con "fronteras provisionales". La Fase Tres deberá poner fin al conflicto por completo también por medio de una Conferencia Internacional cuya labor será fijar las cuestiones más espinosas de todas: refugiados, asentamientos, Jerusalén, fronteras. El papel de Israel en todo este [proceso] es cooperar; la carga real se sitúa sobre los palestinos que deben seguir dando buenos resultados en una sucesión rápida, mientras la ocupación militar sigue más o menos en el mismo sitio aunque aliviada en las principales áreas invadidas durante la primavera de 2002. No se prevé ningún elemento supervisor y la aparente simetría de la estructura del plan deja a Israel encargado de lo que ocurra posteriormente, si es que ocurre algo. En lo que respecta a los derechos humanos palestinos -en la actualidad, no ya ignorados, sino suprimidos- no se deja constancia en el plan de ninguna rectificación específica: aparentemente depende de Israel continuar o no como hasta ahora.

¿Una 'esperanza real' para la paz?

Por una vez, dicen los comentaristas habituales, Bush está ofreciendo una esperanza real para el arreglo de Oriente Medio. Las filtraciones calculadas de la Casa Blanca han sugerido una lista de posibles sanciones contra Israel si Sharon sigue demasiado intransigente, pero ello ha sido negado rápidamente y han desaparecido. Un emergente consenso mediático presenta los contenidos del documento -muchos de ellos [recuperados] de anteriores planes de paz- como el resultado de la confianza recién descubierta de Bush tras su triunfo en Iraq. Como en la mayor parte de las discusiones del conflicto palestino-israelí, los clichés manipulados y las suposiciones inverosímiles más que la realidad del poder y de la historia vivida, configuran la corriente del discurso. Se rechaza a los escépticos y a los críticos por anti-americanos, mientras que una parte considerable de la dirección judía organizada [estadounidense] ha denunciado que la "Hoja de ruta" exige demasiadas concesiones a Israel.

Sin embargo, la prensa del stablishment sigue recordándonos que Sharon ha hablado de una ocupación, algo que nunca había concedido hasta ahora, y ha anunciado, de hecho, su intención de poner fin al dominio israelí sobre tres millones y medio de palestinos. Pero ¿es consciente siquiera de con qué se propone acabar? El comentarista del [diario israelí] Ha'aretz , Gideon Levy escribía el 1 de junio que como muchos israelíes Sharon no sabe nada "sobre la vida bajo el toque de queda en las comunidades que han estado asediadas durante años. ¿Qué sabe él de las humillaciones de los puestos de control, o sobre la gente a la que se fuerza a viajar por caminos y carreteras de fango con riesgo para sus vidas cuando tratan de llevar a una mujer de parto al hospital, de la vida al borde de la inanición, de una vivienda demolida, de los niños que ven a sus padres golpeados y humillados en medio de la noche?"

Otra escalofriante omisión de la "Hoja de ruta" es el gigante "muro de separación" [3] que Israel está construyendo en estos momentos en Cisjordania: 347 kilómetros de cemento que corre de norte a sur, de los que 120 han sido ya levantados. Tiene 25 pies de altura y 10 de ancho; su coste se calcula en 1.6 millones de dólares por kilómetro. No es que el muro simplemente divida a Israel de un supuesto Estado palestino sobre la base de las líneas fronterizas de 1967: de hecho abarca nuevas porciones de tierra palestina, en algunos casos hasta cinco o seis kilómetros seguidos. Está rodeado de zanjas, alambre electrificado y fosos; hay torres de vigilancia en intervalos regulares. Casi una década después del fin del apartheid de Sudáfrica un horrible muro racista se está elevando con apenas una mirada furtiva de la mayoría de los israelíes o de sus aliados estadounidenses quienes, les guste o no, van a pagar la mayor parte de su coste.

Los 40.000 habitantes palestinos de la ciudad de Qalqilya con sus casas están a un lado del muro, la tierra que cultivan y de la que viven está al otro. Se estima que cuando el muro se haya acabado -presumiblemente mientras EEUU, Israel y los palestinos estén discutiendo sobre los procedimientos en los meses venideros- casi 300.000 palestinos habrán quedado separados de sus tierras. La "Hoja de ruta" silencia todo esto, como silencia la reciente aprobación de Sharon de [otro] muro en la parte oriental de Cisjordania que, de construirse, reducirá el territorio palestino disponible para el Estado del sueño de Bush aproximadamente al 40% del área. Esto es todo lo que Sharon tiene en mente.

Una premisa no declarada subyace en la muy modificada aceptación israelí del plan y en el evidente compromiso de EEUU con ella: el éxito relativo de la resistencia palestina. Ello es verdad se deploren o no algunos de sus métodos, su desorbitado coste, y las muchas víctimas que ya se ha cobrado de nuevo en otra generación de palestinos que no se han rendido frente a la arrolladora superioridad del poder de Israel y de EEUU.

Renuncia palestina

Se han dado todo tipo de razones para la emergencia de la "Hoja de ruta": que el 56% de los israelíes la respaldan, que Sharon se ha doblegado finalmente a la realidad internacional, que Bush necesita una cobertura árabe-israelí para sus aventuras militares en todas partes, que los palestinos han recobrado el sentido y han parido a Abu Mazen (el nombre de guerra de Abbas que solía ser mucho más familiar) y otras. Algunas son verdad pero yo afirmo todavía que si no hubiera sido por el inquebrantable rechazo de los palestinos a aceptar que son "un pueblo derrotado", como un jefe del Estado Mayor israelí lo describió recientemente, no habría plan de paz. Sin embargo, cualquiera que crea que la "Hoja de ruta" ofrece realmente algo que se parezca a un arreglo o que aborda las cuestiones básicas está equivocado. Como en muchos de los previos discursos sobre la paz , descarga la necesidad de moderación, de renuncia y de sacrificio directamente sobre los hombros palestinos negando así la densidad y la absoluta solemnidad de la historia palestina. Leer entre líneas la "Hoja de ruta" supone confrontarse a un documento sin ubicación que no conoce ni su tiempo ni su lugar.

La "Hoja de ruta", en otras palabras, trata no tanto de un plan para la paz como de un plan para la pacificación: trata de poner fin a Palestina como problema. De allí la repetición del término actuación en la prosa inexpresiva del documento; en otras palabras, cómo se espera que se comporten los palestinos casi en el sentido social de la palabra. Ni violencia, ni protestas, más democracia, mejores dirigentes e instituciones, todo basado en la noción de que el problema que subyace ha sido la ferocidad de la resistencia palestina en vez de la ocupación que la ha causado. No se espera nada comparable de Israel excepto que tiene que renunciar a los pequeños asentamientos a los que me he referido anteriormente, conocidos como "puestos avanzados ilegales" (una clasificación completamente nueva que sugiere que algunas implantaciones en territorio palestino son legales) y que, sí, los principales asentamientos deben ser congelados pero de ninguna manera eliminados o desmantelados. No se dice ni una palabra de lo que desde 1948 y de nuevo desde 1967 han soportado los palestinos a manos de Israel y de EEUU. Nada sobre el subdesarrollo de la economía palestina que describe la investigadora estadounidense Sara Roy en su próximo libro. Demoliciones de viviendas, el arrancamiento de árboles, los 5.000 prisioneros o más, la política de asesinatos selectivos, los cierres desde 1993, la ruina general de la infraestructura, el increíble número de muertos y mutilados; todo ello y más se obvia sin una palabra.

La truculenta agresión y el obstinado unilateralismo de los equipos de EEUU y de Israel son ya bien conocidos. El equipo palestino apenas inspira confianza integrado como está de la cohorte reciclada y anciana de Arafat. De hecho, la "Hoja de ruta" parece haber sacado a flote a Yaser Arafat pese a todos los estudiados esfuerzos de Powell y sus asistentes para evitar que se le visite. A pesar de la estúpida política de Israel de intentar humillarle recluyéndole en un recinto severamente bombardeado, sigue reteniendo el control. Sigue siendo el presidente palestino electo, maneja los cuartos (que no son muchos) y debido a su posición nadie del presente equipo reformado (que salvo dos o tres nuevas y significativas adquisiciones son todos miembros removidos del viejo equipo) puede igualar al anciano en carisma y poder.

'Abu Mazen' y Arafat

Tomemos a Abu Mazen para empezar [4]. Lo conocí en marzo de 1977 en mi primera reunión del Consejo Nacional [de la OLP] en El Cairo. Hizo, y con diferencia, el discurso más largo, a la manera didáctica que debía haber perfeccionado previamente siendo profesor de secundaria en Qatar, y explicó a los parlamentarios palestinos reunidos las diferencias entre sionismo y disidencia sionista. Fue una intervención notable ya que muchos palestinos no tenían una noción real en aquella época de que Israel se había creado no solo por sionistas fundamentalistas que eran anatema para cualquier árabe, sino por varios tipos de pacifistas y activistas también. Mirando hacia atrás, el discurso de Abu Mazen lanzó la campaña de encuentros de la OLP -la mayoría secretos- entre los palestinos y los israelíes que mantuvieron extensos diálogos en Europa sobre paz y algún efecto considerable en sus respectivas sociedades para la configuración de las bases que hicieron posible Oslo.

Sin embargo, nadie dudó de que Arafat había autorizado el discurso de Abu Mazen y la subsiguiente campaña, que costó las vidas de hombres valerosos como Issam Sartawi y Said Hammami. Y mientras los participantes palestinos surgían del núcleo central de la política palestina (por ejemplo, Fatah), los israelíes eran un pequeño grupo marginado de vilipendiados partidarios de la paz cuyo coraje se hizo loable por esa razón. Durante los años beirutíes de la OLP entre 1971 y 1982, Abu Mazen estaba asentado en Damasco pero se unió al exilio de Arafat y de su equipo en Túnez en la siguiente década. Le vi allí varias veces y me chocó su bien organizada oficina, sus tranquilas maneras burocráticas y su evidente interés por Europa y EEUU como escenarios donde los palestinos podrían hacer un trabajo útil para promocionar la paz con los israelíes. Tras la Conferencia de Madrid de 1991, se dijo que había reunido a funcionarios de la OLP y a intelectuales independientes [palestinos] en Europa y que los convirtió en equipos para preparar los expedientes de las negociaciones en temas como el agua, los refugiados, la demografía y las fronteras en previsión de lo que se convertiría después en las reuniones secretas de Oslo de 1992 y 1993 aunque, por lo que yo sé, ninguno de los expedientes se utilizó, ninguno de los expertos palestinos estuvo directamente implicado en las conversaciones, y ninguno de los resultados de esa investigación influyó en el documento final que surgió [en los acuerdos de Oslo].

Los israelíes se presentaron en Oslo con un conjunto de expertos apoyados por mapas, documentos, estadísticas y al menos 17 borradores previos de lo que los palestinos acabarían por firmar, mientras que los palestinos desgraciadamente restringieron sus negociadores a tres hombres completamente diferentes de la OLP, ninguno de los cuales sabía inglés ni tenía un bagaje en negociaciones internacionales (ni de ningún tipo). La idea de Arafat al parecer fue presentar un equipo fundamentalmente para mantenerse a si mismo en el proceso, especialmente tras su salida de Beirut y su desastrosa decisión de apoyar a Iraq durante la Guerra del Golfo de 1991. Si tuvo otros objetivos en mente, no los preparó eficazmente, como siempre ha sido su estilo. En las memorias de Abu Mazen y en otros relatos sobre las anécdotas de las discusiones de Oslo, al subordinado de Arafat se le acredita como el arquitecto de los acuerdos aunque nunca salió de Túnez; Abu Mazen llega incluso a decir que le llevó un año tras la ceremonia de Washington (en la que apareció junto a Arafat, Rabin, Peres y Clinton) para convencer a Arafat de que con Oslo no se había conseguido un Estado. Sin embargo, muchos informes de las conversaciones de paz subrayan el hecho de que Arafat estuvo moviendo todas las palancas igualmente. No es extraño entonces que las negociaciones de Oslo convirtieran el conjunto de la situación de los palestinos en algo mucho peor. El equipo estadounidense dirigido por Dennis Ross, un antiguo empleado del lobby israelí -un empleo al que ahora ha regresado- apoyó rutinariamente la posición israelí que tras una década entera de negociaciones consistió en devolver el 18% de los TTOO a los palestinos en unas condiciones altamente desfavorables, manteniendo el ejército de Israel como encargado de la seguridad, de las fronteras y del agua. Naturalmente, el número de asentamientos se ha más que doblado.

Desde que la OLP regresó a los TTOO en 1994, Abu Mazen ha seguido siendo una figura de segunda fila, conocido universalmente pos su "flexibilidad" con Israel, su servidumbre a Arafat, y su carencia total de base política organizada a pesar de ser uno de los fundadores originales de Fatah y un antiguo miembro y secretario general de su Comité Central. Hasta donde yo sé, no ha sido nunca elegido para nada y por supuesto no para el Consejo Legislativo Palestino. La OLP y la Autoridad Palestina (AP) bajo Arafat son todo menos transparentes. Poco se sabe del modo en que se han tomado las decisiones, o cuánto dinero se gasta, a dónde va, y quién al lado de Arafat tiene algo que decir al respecto. Todo el mundo está de acuerdo, sin embargo, en que Arafat, un diabólico micro-administrador y un monstruo del control, sigue siendo la figura central en todos los medios significativos. Por ello el ascenso de Abu Mazen a la posición de primer ministro reformador que tanto satisface a estadounidenses e israelíes, es considerada por la mayoría de los palestinos, como un chiste, la forma de que el anciano siga reteniendo el poder mediante la invención de un nuevo truco por decirlo de alguna manera. Abu Mazen es considerado generalmente como alguien insípido, moderadamente corrupto, y sin claras ideas propias excepto que quiere agradar al hombre blanco.

Como Arafat, Abu Mazen no ha vivido en ningún sitio salvo en el Golfo, Siria y Líbano, Túnez y ahora, en Palestina ocupada; no sabe otro idioma que el árabe y no es más que un orador o una presencia pública. En contraste, Mohamed Dahlan, el nuevo jefe de la seguridad procedente de Gaza -la otra proclamada figura en quien los israelíes y los estadounidenses han puesto una gran esperanza- es más joven, más inteligente y un poco menos rudo. Durante los ocho años que dirigió una de las 14 ó 15 organizaciones de seguridad de Arafat, Gaza era conocida como Dahlanistán. Dimitió el año pasado solo para ser reclutado para el trabajo de ser el "jefe de la seguridad unificada" [5] por los europeos, los estadounidenses y los israelíes, incluso a pesar de que, por supuesto, él también ha sido siempre un hombre de Arafat. Ahora se espera de él que castigue a Hamas y a la Yihad Islámica, una de las exigencias reiteradas de Israel tras la que yace la esperanza de que producirá algo parecido a una guerra civil palestina, una chispa a los ojos del ejército israelí [6].

Creo que no importa cuán asidua y flexiblemente actúe, Abu Mazen va a estar limitado por tres factores: uno, por supuesto, Arafat, quien todavía controla Fatah, que en teoría es también la base de poder de Abu Mazen. Otro es Sharon, que probablemente estará respaldado por EEUU durante todo el trayecto. En una lista de 14 observaciones sobre la "Hoja de ruta" publicada en Ha'aretz el 27 de mayo, Sharon señalaba los estrechísimos límites que pueden interpretarse como "flexibilidad" por parte israelí. El tercer factor es Bush y su séquito; a juzgar por su manejo de la posguerra en Afganistán e Iraq, no tiene ni el estómago ni la altura para la construcción nacional que ciertamente se requerirá. La base de la derecha cristiana de Bush en el sur ya ha puesto reparos ruidosamente a presionar a Israel y el muy poderoso lobby pro israelí de EEUU, con su dócil adjunto -el Congreso de EEUU ocupado por Israel- ya se ha puesto en marcha contra cualquier insinuación de coerción contra Israel, aunque ello será crucial ahora que ha comenzado una fase final.

La sociedad palestina, Ave Fénix

Puede parecer quijotesco que diga, incluso si el panorama inmediato es severo desde una perspectiva palestina, que no son del todo oscuras. Vuelvo a la tenacidad que mencioné anteriormente, y al hecho de que la sociedad palestina -devastada, casi arruinada, desolada de tantas maneras- es, como el Ave Fénix [7], todavía capaz de renacer y sobreponerse. Ninguna otra sociedad árabe es tan bulliciosa y tan sanamente ingobernable y ninguna está más llena de iniciativas cívicas y sociales y de instituciones en funcionamiento (incluida la de un milagroso y vital conservatorio de música). Incluso a pesar de que [los palestinos] están desorganizados y en algunos casos llevan miserables vidas apátridas y de exilio, los palestinos de la diáspora siguen enérgicamente comprometidos con los problemas de su destino colectivo y todos los que yo conozco están siempre intentando de algún modo avanzar en la causa. Solo una minúscula fracción de esta energía ha hallado alguna vez su camino en la AP, que excepto para la muy ambivalente figura de Arafat, ha seguido siendo extrañamente marginal para el destino común. Según encuestas recientes, Fatah y Hamas se dividen el apoyo de cerca del 45% del electorado [8] palestino, con el restante 55% evolucionando de manera bien distinta hacia formaciones políticas mucho más esperanzadoras.

Una de ellas en particular me parece significativa -yo mismo me he unido a ella- en tanto que constituye en este momento la única formación popular genuina que se diferencia claramente tanto de los paridos religiosos y de sus políticos fundamentalmente sectarios, como del nacionalismo tradicional ofrecido por los antiguos (más que nuevos) activistas del Fatah de Arafat. Se llama la Iniciativa Nacional Palestina (INP) [9] y su principal figura es Mustafa Barguti, un médico formado en Moscú cuya principal trabajo ha sido el de director del Comité de Asistencia Médica Rural que ha proporcionado asistencia sanitaria a más de 100.000 palestinos de áreas rurales. Ex [miembro] incondicional del Partido Comunista, Barguti es un organizador que habla poco y un dirigente que ha superado los centenares de obstáculos físicos que impiden el movimiento palestino o los viajes al extranjero para reunirse con casi todos los individuos y organizaciones independientes relevantes con un programa político que promete la reforma social así como la liberación a través de las líneas doctrinales. Singularmente libre de retórica convencional, Barguti ha trabajado con israelíes, europeos, estadounidenses, asiáticos y árabes para construir un movimiento de solidaridad envidiablemente bien dirigido que practica el pluralismo y la coexistencia que predica. La INP no abraza una militarización sin dirección de la Intifada. Ofrece programas de formación para los desempleados y servicios sociales para los excluidos porque ello da respuesta a las circunstancias actuales y a la presión israelí. Sobre todo la INP, que está a punto de ser reconocida como partido político, trata de movilizar a la sociedad palestina del interior y del exilio para unas elecciones libres -elecciones auténticas que representen los intereses palestinos en vez de los de Israel o de EEUU. Este sentido de autenticidad es lo que parece faltar en la vía cortada de Abu Mazen.

La visión [para la INP] no es la de un Estado provisional manufacturado en el 40% del territorio [ocupado palestino], abandonados los refugiados y con Jerusalén retenida para Israel, sino un territorio soberano liberado de la ocupación militar mediante la acción popular que involucre a árabes y judíos donde sea posible. Porque la INP es un auténtico movimiento palestino en el que la reforma y la democracia se han hecho parte de su práctica cotidiana. Muchos cientos de los más destacados activistas e independientes palestinos ya se ha afiliado y se han empezado a celebrar reuniones de organización y a planearse muchas más tanto en el exterior como en Palestina a pesar de las terribles dificultades para sortear las restricciones de Israel a la libertad de movimiento.

Es un consuelo pensar que, mientras las negociaciones formales y las discusiones siguen, existen multitud de alternativas informales no cooptadas, de la que la INP y una creciente campaña de solidaridad internacional son ahora sus principales componentes


Notas de CSCAweb:

1. Véase en CSCAweb: Cumbre en Sharm el-Sheij: otra vuelta de tuerca en el reordenamiento regional
2. Véase en CSCAweb:
Documento: "Hoja de ruta para una solución permanente al conflicto palestino-israelí basada en dos Estados"
3. Véase en CSCAweb:
Loles Oliván: En el aniversario de la ocupación de Gaza y Cisjordania: el 'Muro del Apartheid' expresa la naturaleza racista del Estado de Israel | Israel formaliza su política de 'apartheid' y cantonalización de la población y los Territorios palestinos con el inicio de la construcción de un muro en torno a Cisjordania | Ilan Pappé: El muro en el corazón de Palestina
4. Véase en CSCAweb:
Ali Abunimah: Dos artículos sobre las 'reformas' palestinas. ¿Quiénes son estos hombres que venden Palestina a precio de saldo ? y ¿Por qué Israel está tan excitado respecto al 'primer ministro' Abu Mazen?
5. Véase en CSCAweb:
Loles Oliván: "La cuestión de fondo de la reforma palestina: democracia y lucha nacional"
6. Véase en CSCAweb:
Aplicando la 'Hoja de ruta': Israel atenta contra al-Rantisi a fin de provocar el enfrentamiento interpalestino
7. En el original inglés, como "el tordo halado de Hardy" que hace referencia a los personajes literarios de Thomas Hardy quienes se hundían en el fango y salían renovados y con el alma limpia de todos sus conflictos. Son personajes caracterizados además por ser especialmente cándidos y proclives a ser engañados por no albergar maldad.
8. Véase en CSCAweb:
Mantener la Intifada: encuesta de opinión palestina
9. La Iniciativa Nacional Palestina fue presentada públicamente por Haider Abdel Shafi, Mustafa Barguthi e Ibrahim Dakkak, el 17 de junio de 2002 en Ramala. El principal objetivo de la INP es la realización de los derechos nacionales palestinos y de una paz duradera y justa, lo que exige, en el contexto actual, el establecimiento de una dirección de emergencia nacional, la celebración inmediata de elecciones democráticas a todos los niveles del sistema político y la reforma política, administrativa y de otras estructuras institucionales, con el fin de satisfacer las necesidades del pueblo palestino.


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