Existe el mito de que entre mujeres no nos contagiamos enfermedades de transmisión sexual (ETS). Muchas personas así lo creen. Hay muy poca literatura sobre las ETS que esté pensada para las mujeres que tienen relaciones sexuales con mujeres y tampoco hay personal cualificado en la materia entre l@s profesionales de la salud pública (además de la dificultad añadida de hablar de nuestras prácticas sexuales con estas personas). Esto supone un peligro para nuestra salud.
El punto de partida puede tener su origen en la idea de que las mujeres no somos realmente seres sexuales, que las relaciones lésbicas no son sexuales y que, por tanto, no se transmiten enfermedades contagiosas ni parásitos. O puede ser el resultado de la creencia de que el sexo con hombres es “sucio” y entre mujeres es “limpio”. Lo cierto es que la mujer puede coger cualquier enfermedad contagiosa si su compañera sexual ya la tiene.
Algunas de las ETS más frecuentes son:
Parásitos: piojos (ladillas, pulgas y piojos de la cabeza), sarna, lombrices intestinales...
Infecciones vaginales: monilia (hongos, candidiasis), tricomoniasis, vaginitis no específicas...
Hay infecciones vaginales que no son contagiosas como las hemorroides y la cistitis y la disfunción en las glándulas de Bartolino.
Virus: VIH (virus de inmunodeficiencia humana), hepatitis, herpes, gonorrea, sífilis, verrugas venereas, chancro, granulona inguinal, linfogranulona venéreo...
Para conocer estas enfermedades habría que tener en cuenta:
cómo prevenirlas: mantener la uretra y la vagina limpias de excrementos y de orina; no compartir vibradores, dildos, hortalizas y demás juguetes sexuales o usarlos con condones y lavarlos después de utilizarlos (los objetos sexuales de cuero son más difíciles de limpiar); no meter las manos sucias en el ano o en la vagina; tener en cuenta las barreras protectoras para hacer el cunilingus (chupar o lamer el clítoris, labios internos y externos y vagina) o anilingus (chupar el ano), podemos utilizar los cuadrantes de látex, el plástico adherente para envolver alimentos o cortar un preservativo o guante de latex; usar los guantes de látex o dediles para la penetración...etc; y hacernos pruebas específicas de ETS habitualmente.
cuáles son sus síntomas: picor, escozor o inflamación en el ano o vagina; flujo anormal o maloliente en la vagina; secreción uretral amarilla o verdosa; llagas, úlceras, ampollas o verrugas en el ano, boca, vagina o alrededores; sensación de querer orinar o defecar frecuentemente sin conseguirlo... La detección precoz puede evitar que otras mujeres contraigan la enfermedad.
el tratamiento que requieren (que difiere en cada caso, ya sea usando la medicina convencional o alternativa).
cómo se trasmiten: el chupar, lamer, el sexo de tu amante implica cierto riesgo ya que se ponen en contacto las mucosas bucales con las secreciones vaginales o posibles restos de menstruación; también en los juguetes sexuales pueden quedar restos de fluidos vaginales o menstruales; el contacto buco-anal tiene el riego de contagiar otro tipo de enfermedades a través de las heces (como la hepatitis B); las heridas en la vagina o en la mano suponen un riego en la penetración y en el frotamiento vaginal; en ocasiones podemos arrastrar fluidos con los dedos y depositarlos en otras mucosas infectándolas...
Es una responsabilidad para nosotras estar informadas sobre el tema. Nuestra salud está en juego.
Bibliografía:
“El don de Safo. El libro de la sexualidad lesbiana” de Pat Caligia. Ed. TALASA.
“Manual de sexo lésbico” de Wendy Caster. Ed. ALERTES.
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