Edición 1992, licencia No. 002357 del Ministerio de Gobierno. 

Quincena del 30 de Septiembre al 13 de Octubre de 1998. 

SUMARIO

Resumen VOZ 15 DÍAS  


Economia: 

Hechos & Cifras 

¿Son incompatibles las propuestas de las FARC con el proceso de globalización? 


Paginas editoriales: 

Enfoque: Guerrilla y neoliberalismo 
(por Alvaro Vásquez del Real) 

Editorial: ¿Es hora de reforma política? 
(por Omer Calderón) 

Mirador:El libro de Rangel 
(por Carlos A. Lozano Gillén.) 


Cartas 
Nacionales:

La Cumbre Social contra la Pobreza, por la Equidad y la Paz.

El despeje es inminente.

La convención del ELN.


Tema central: 

17 Congreso del Partido Comunista Colombiano.

Habla el secretario general del Partido Comunista Jaime Caycedo Turriago.

Saludos al 17 Congreso.

En Arauca.


Laborales: 

Convocado Paro Estatal Indefinido para las primeras semanas de octubre.

Contunden paro de 48 horas.

Urdanidia Amador Borges, de la FSM

El Concordato preventino de Dalhom.


Breves

 Derechos Humanos:

Procuraduría absuelve ex alcaldes de urabá, la revista Cambio los condena.


Ideología:

El hombre nuevo ese es Allende
(por Dauro Tótoro Daulis)


Regionales:

Desarrollo Comunitario.  
Tapetes rojos en Ciudad Bolívar.

Paramilitares en Antioquia.
A vuelo de la impunidad


Aniversario de la muerte de Neruda
Última página:

En libertad dirigentes populares de Viotá.

Economía. 
 
¿Son incompatibles las propuestas económicas de las FARC con el proceso de globalización?

Anotaciones a un artículo del economista Salomón Kalmanovitz, miembro de la Junta Directiva del Banco de la República, ex izquierdista y ahora especie de gurú del neoliberalismo criollo,escrito en Portafolio del 31 de agosto de 1998.

El pasado 31 de agosto de 1998, en la página 12 del diario económico Portafolio de la Casa Editorial El Tiempo, el profesor ex marxista y actual miembro del Estado Mayor de la burguesía financiera colombiana (la Junta Directiva del Banco de la República), escribió un artículo superficial sobre lo que él denomina “el programa económico de las FARC”, al cual es necesario
hacerle algunas precisiones. Hasta ahora no se conoce con precisión una propuesta sistemática de las FARC sobre economía, fuera de los puntos económicos que contiene la Plataforma Mínima de diez puntos y la tentativa
frustrada de Tlaxcala por discutir el programa de apertura económica de Gaviria. Por lo tanto no es exacto considerar que existe elaborado un programa económico, en estricto sentido, por parte de la insurrección armada. El grueso de sus propuestas son ante todo, de carácter social y político, dentro de las cuales se involucran algunos elementos de carácter económico como la
política hacia el agro (cuya piedra angular es una auténtica Reforma Agraria), la defensa nacionalista de los recursos naturales, la protección del mercado y el trabajo nacionales, y algo que sibilinamente deja por fuera el profesor Kalmanovitz, la propuesta de desarrollo científico y tecnológico del país.

Analogías inexactas

Naturalmente que las propuestas tampoco son programáticamente socialistas, ni dejan entrever una defensa a ultranza de un cualquiera modelo soviético de economía. Sin embargo en la crítica de Kalmanovitz se evidencia cierta mala fe y algunas analogías inexactas. 
1.) No es exacto que el concepto de competencia desleal se asocie al miedo a la obtención de beneficio y menos aún que sea de naturaleza católico-medieval. Es un concepto que existe en las normativas del comercio internacional contemporáneo adoptadas en la Organización Mundial del Comercio (OMC). El dumping, por ejemplo, se considera desleal no porque genere beneficios a
quien lo practica, sino porque es una manera de vender en los mercados de importación a precios inferiores a los de los costos de la casa matriz, con el fin de excluir otros competidores. El señor Bill Gates es interpelado por la justicia de Estados Unidos (que no tiene nada de medieval) no por los éxitos comerciales y financieros de Microsoft, sino por prácticas monopólicas que asfixian nuevos competidores y como afirmaba el juez Sporkin, “constituyen una amenaza al bienestar del pueblo de los Estados Unidos de América” (Time, february 27, 1995).
2.) Kalmanovitz además amalgama la idea inicial de la propuesta de la insurrección armada sobre proteger la industria nacional de la desigual competencia internacional, con la del temor al beneficio económico o con una supuesta propuesta del modelo cepalino de industrialización por
sustitución de importaciones, sobre la cual se extiende con pedantería profesoral en buena parte de su artículo. En realidad la referencia de las FARC a este punto no es nueva y no tiene nada que ver  con el temor al beneficio. se remonta más bien a una genuina teoría económica latinoamericana, creada por el profesor Prebich desde los años cuarenta, quien descubrió mediante series estadísticas, que existía un deterioro histórico de los “términos de intercambio” entre los productos industriales y materias primas que perpetuaba una división
internacional del trabajo desfavorable a los países periféricos.

Las propuestas de las FARC

Con todos los defectos teóricos que tal concepción pudiese tener, fue fecunda para el pensamiento y práctica económica de América Latina y reflejó no tanto el temor a competir y a obtener beneficio, sino un verdadero proyecto histórico de industrialización en la región, sobre cuya evaluación predominan en el mercado de novedades de los paradigmas económicos, las versiones diabolizantes de la ortodoxia neoliberal. 
3.) Las propuestas de las FARC referidas al campo económico, reflejan las mismas aspiraciones que la insurrección armada plantea respecto a lo político: la necesidad de construir un país realmente democrático y moderno, con una economía viable sobre sólidos pilares industriales. En este sentido las propuestas de defensa patriótica de los recursos naturales, de promoción de un
proceso de industrialización auténtico y de desarrollo científico y tecnológico de Colombia, recogen las aspiraciones de sectores laborales y del capital nacional que estiman necesario encauzar la economía colombiana hacia un modelo endógeno y de acumulación autocentrada, lo cual aún es posible, incluso tomando en consideración las nuevas realidades del proceso de globalización.
Como lo demuestran otras experiencias históricas actuales (Cuba, China Popular, Vietnam, India) la búsqueda de modelos económicos compatibles con los intereses nacionales, de ninguna manera significa una tendencia a la autarquía. El carácter progresista de la propuesta es enmascarado de mala fe por el cosmopolita Kalmanovitz, al compararlo con el modelo corporativista y
falangista de Laureano Gómez.

La maniobra del profesor

En el artículo de Kalmanovitz hay una voluntad transparente de descalificar de entrada las propuestas económicas del programa de las FARC, y de filtrar en la agenda de negociaciones lo que el profesor considera como lo único progresista, la Reforma Agraria. Así quiere a la insurrección armada del debate sobre lo económico, con la ortodoxia propia de sus arrogantes pares de la Junta Directiva del Banco de la República, los cuales son un buen reflejo de las inautenticidades nacionales. Así como la democracia colombiana no lo es ni en apariencia ni en esencia, tampoco su sistema económico representa un triunfo histórico del capitalismo moderno, como lo pretenden los  administradores de esta economía de mercado de pacotilla. La insurrección armada que habla de la crisis nacional y que tiene su concepción global sobre
la misma, tiene también su palabra que decir sobre el fracaso histórico del sistema capitalista en Colombia y sobre las seudoélites que lo han venido agenciando. La agenda allí no puede ser cerrada, como le gustaría al profesor Kalmanovitz, porque el campo de la economía no es el de la pedantería tecnocrática que emiten las cotorras repetidoras de los paradigmas anglosajones, sino que la ciencia económica, hoy más que nunca, tiene el carácter con que la identificaron los grandes clásicos desde el Siglo Diecinueve, incluyendo a Carlos Marx. La ciencia económica se ha construido sobre la base de esta pregunta fundamental: ¿Cómo se genera y cómo se distribuye la riqueza de las naciones? Mientras su intención sea ésta, para la
economía el problema de la producción y el reparto de la riqueza socialmente generada, seguirá siendo un problema de correlación de fuerzas. Por eso, los clásicos la apellidaron política.