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Chile: Agua y Constituyente

Sábado 29 de septiembre de 2012 por CEPRID

Rodrigo Mundaca

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La Constitución es un texto que recoge los principios y mecanismos de organización del Estado, los derechos y deberes de los ciudadanos, su amparo ante las injusticias cometidas por el Estado o por entidades privadas. La Constitución es además una declaración de principios que refleja las ideas y las aspiraciones del Estado, tiene como fin último, fijar ciertos límites y patrones de acción entre los diferentes poderes del Estado, es decir, la Constitución norma la relación entre lo legislativo, judicial y el poder ejecutivo, formándose a partir de ella, las bases generales para el gobierno de una determinada nación.

En Chile, la Constitución que norma la vida de todas y todos los ciudadanos, fue elaborada el año 1980, en plena dictadura militar, impuesta por la fuerza, y ratificada a través de un acto fraudulento, es profundamente antidemocrática, ya que le confiere poder de veto a una minoría, restringiendo la diversidad política, no reconoce derechos humanos fundamentales, como el acceso a la educación, la salud, la vivienda, el trabajo y la previsión, ha secuestrado la soberanía política, ya que a través del sistema electoral conocido como Binominal ha consagrado el duopolio Concertación-Alianza.

La Constitución actual, se ha encargado de avalar los abusos del mercado, ha profundizado las desigualdades, y ha regalado nuestros recursos naturales, permitiendo además que se destruya el medio ambiente. El artículo 19, número 24, señala “ Los derechos de los particulares sobre las aguas, reconocidos o constituidos en conformidad a la ley, otorgarán a sus titulares la propiedad sobre ellos”, para mejor interpretación, somos el único país del mundo que otorga el derecho de propiedad privada al agua, y esta situación es inmutable, ya que se encuentra consagrada en la Constitución, y cualquier cambio que se intente, se encuentra con el infranqueable muro de los famosos quórum calificados, es decir, quórum de mayoría de Diputados y Senadores en ejercicio, para su aprobación.

¿Agua y Constituyente? La lucha por recuperar las aguas requiere de un marco Constitucional que consagre a las aguas como un bien nacional de uso y dominio público, y su acceso un derecho humano esencial e irrenunciable, en rigor, todas las luchas que se libran y despliegan en el territorio nacional, deben imbricarse con la lucha por una nueva Constitución que emane del ejercicio de la soberanía popular.

Recuperar el agua es un imperativo moral, y como imperativo que es, debe estar contenido en una nueva carta constitucional que establezca:

1.- El agua es un bien derivado de la naturaleza, esencial para la vida, no sólo humana, si no de todos los seres vivos del planeta.

2.- El derecho al agua es un Derecho Humano fundamental e irrenunciable, y su acceso debe estar garantizado por el Estado, el que además debe establecer prelaciones de uso y aprovechamientos, es decir, agua para consumo humano, caudales ecológicos, riego para la producción de alimentos y otros usos productivos.

3.- El agua es un bien social y cultural, y no un bien económico o mercancía susceptible de privatización, comercialización o exportación para fines de lucro.

4.- El agua debe ser excluida de los acuerdos de comercio.

5.- La nueva constitución debe asegurar la protección y manutención de las fuentes de agua en beneficio de las generaciones presentes y futuras.

6.- La gestión del agua debe basarse en principios de equidad, sustentabilidad y proporcionalidad.

7.- Los recursos hídricos son bienes públicos, patrimonio de la nación, administrados por el Estado y la comunidad.

La Constitución que rige nuestras vidas se ha encargado de enajenar y mercantilizar nuestros recursos naturales, avalar los abusos del mercado y profundizar las desigualdades, no reconoce a los pueblos originarios, ni tampoco sus derechos colectivos, esta constitución que nos rige, ha hecho del binominal, el mecanismo para transformar a la clase económicamente dominante, en clase políticamente dominante, y no van a faltar los diputados y senadores, que defiendan su extracción popular, sin embargo, una vez instalados en el congreso por obra y gracia del binominal, simplemente se han puesto al servicio de los poderosos, o censurado cualquier debate que atente contra sus privilegios, como se encargó de confirmarlo escalona (con minúscula), “deliberar en torno a la convocatoria de una asamblea constituyente es ponerse a fumar opio”.

Como señalara José Martí, “hacer lo fácil, teniendo bríos para intentar lo difícil, es despojar de dignidad al talento”, mantener el estado de cosas actual, en particular la Constitución del 80, es facilitar los privilegios a los de siempre, es continuar con la política del gatopardo, es decir, todo cambia, para seguir igual, una vez más, de NOSOTROS DEPENDE.

Rodrigo Mundaca es Ingeniero Agrónomo y Secretario de MODATIMA.


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