Como se relataba en Novecento, aquella gran película de Bertolucci, «los fascistas no son como los hongos… que nacen así en una noche». Desde AGORA País Llionés venimos año a año denunciando el blanqueamiento del fascismo dentro del Estado español, gracias a las acciones e inacciones de un régimen del 78 heredero directo del franquismo, al que se le siguen permitiendo homenajes con participación de militares y miembros de las fuerzas de seguridad. También advertimos del peligro que supone para la sociedad que aquel no sea detenido en todos los ámbitos, desde el institucional hasta, principalmente, en las calles, pasando por medios de comunicación, centros de estudio, etc.

Sin embargo, el capitalismo mundial, en su carrera hacia el abismo, ha tenido a bien por estos lares mostrarlo con una nueva voz específica, permitiendo así a toda la derecha radicalizar su discurso y presentar abiertamente todo aquello que ya pensaban, pero que pocas personas decían por miedo a ser tachadas de extremistas. A nosotras poco nos importa que se llamen VOX o Partido Popular, Ciudadanos o Hazte Oír. Lo realmente importante es que han conseguido llevar a la calle, capas populares incluidas, la legitimación del discurso del odio y la xenofobia, criminalizando a las víctimas mientras se ensalza a los agresores. Así se carga contra el extranjero, es decir, contra el migrante pobre, porque nada se dice aquellos forasteros ricos que invierten en sus campañas; también contra la mayoría de las mujeres, a las que quieren sumisas y cosiendo en su casa, o en la de la señora rica que puede permitirse no estar empoderada; contra gays, lesbianas, transexuales; o contra cualquiera que tenga una postura política liberadora que pueda suponer una amenaza a su victoria en la guerra de clases. 

Aunque ahora, desde cierta izquierda se lleven las manos a la cabeza, todo esto ha sido posible gracias a su connivencia y permisibilidad, mirando para otro lado ante una construcción nacional de hondas raíces imperialistas que impone su carácter unitario, que rechaza la diversidad de culturas y que oprime a pueblos enteros. Nosotras no olvidamos que por su españolismo se posicionan al lado del A POR ELLOS ¡OE! Ya pueden enterrar su discurso de las burguesías locales porque, hoy por hoy, ya es más que patente que solo desde la soberanía y la autodeterminación se puede romper con este Estado monárquico, profundizando en sus contradicciones.