Elecciones generales 10N ¿y a partir del 11 qué?

Por segunda vez en lo que va de año tenemos unas elecciones generales en el Estado español, las cuartas en los últimos cuatro años, lo que pone de manifiesto la inestabilidad política del Régimen del 78, incapaz de superar el estallido de la crisis económica del 2008, de solventar sus problemas territoriales y de llegar a acuerdos políticos para la formación de un gobierno estable.

Esta nueva fecha en el saturado calendario electoral, supone una ocasión más en la que el soberanismo leonés no puede apoyar ninguna candidatura que suponga realmente avances para el futuro del País Llionés y sus habitantes.

Las candidaturas del PP, Ciudadanos y VOX mantienen una línea recentralizadora del poder estatal —con los dos primeros apoyando la recuperación de algunas transferencias y los últimos directamente abogando por la supresión de la organización autonómica del Estado—, eliminando así el escaso poder político concedido a casi todos los pueblos del Reino de España y concentrando, si cabe, mayor poder en la metrópoli madrileña. Mientras, un PSOE que parece que ya olvidó sus referencias al federalismo, trata de calmar los ánimos de soberanía del pueblo catalán más que de caminar hacia un modelo completamente descentralizado el cual incluya un verdadero derecho de cada pueblo a elegir como gobernarse. Por último, en Unidas Podemos continúan con su calculada ambigüedad, prometiendo reconocer a las naciones del Estado y su derecho de decidir, si bien no se posicionan sobre si leoneses y leonesas podríamos acceder a una simple comunidad autónoma dentro del régimen actual, lo que, unido a sus luchas internas y declaraciones contradictorias en varios temas durante el último año, parece que no despierta muchas ilusiones entre el electorado.

Por parte de los partidos autodenominados leonesistas, el PREPAL vuelve con su ritual de candidaturas simbólicas y la UPL, después de verse reforzada con el aumento de electores en las pasadas elecciones autonómicas, ha tomado esta vez la decisión de presentarse. Su única premisa dice ser la “defensa” del pueblo leonés, pero poco se puede esperar más allá de una fe ciega en los mecanismos del capital de la España que nos vacía. Y eso que llevamos unos años demoledores para la mayoría trabajadora leonesa en temas sociales y económicos, con especial sangría ─por cuanto afecta en mayor medida según más vulnerable sea la situación en la escala social─ en la sanidad y la educación, en especial en el mundo rural.

Viendo que las políticas neoliberales aplicadas hasta ahora no han supuesto solución a los problemas sociales, sino que los agravan, es descorazonador que en nuestro país no exista un instrumento electoral común que sea mínimamente útil a grandes capas de la población, sabiendo ya de por sí, las limitaciones que el juego electoral tiene para la gestión del verdadero poder político.

Desde AGORA País Llionés deseamos que, una vez pasadas estas sucesivas citas electorales —donde alguna gente sacraliza el voto depositando todas o gran parte de sus esperanzas— se pueda volver a hablar con normalidad entre las personas que componemos los movimientos sociales de nuestro país para, partiendo de la conciencia de clase, amplificar la lucha social con vistas a construir un futuro que, de lo contrario, se presagia bastante oscuro en las tierras leonesas.