Edición 1991, licencia
No. 002357 del Ministerio de Gobierno.
Quincena del 16 al 29 de septiembre de 1998.
SUMARIO
Resumen VOZ 15 DÍAS
Economia:
Hechos & Cifras
Entre
las expectativas y la incertidumbre
(por Nelson Fajardo)
Paginas editoriales:
Enfoque: El hombre de la máscara de
hierro
(por Alvaro Vásquez del Real)
Editorial: ¿Para donde vamos?
Mirador: La filosofía Militar.
(por Carlos A. Lozano Gillén.)
Cartas
El G-8 por el derecho a la comunicación
Festival Internacional de Radioaficionados
Reforma Política:
Al estilo Max-Factor
Declaración del Partido Comunista.
Resistencia y movilización contra
el "ajuste" antipopular.
Tema central:
Las rondas de los trabajadores contra los altos
impuestos. La respuesta al asalto pastranista
Laborales:
Exitosa reunión de Junta Directiva de
Fecode. Paro de maestros por 48 horas.
El magisterio vuelve por sus fueros
La página del Partido:
Temas de debate hacia el 17º Congreso.
El significado de la prensa revolucionaria
(Por María del Carmen Garavito)
La personería del Partido.
¡A recoger 50.000 firmas!
Ideología:
Teóricos marxistas hablan sobre la vigencia
del marxismo-leninismo: "No se puede prescindir de Marx, tampoco de
Lenin"
(Por Alvaro Angarita)
Internacional:
La cumbre de los NOAL
La devacle rusa
"Mientras quede memoraria, habrá esperanzas"
A 28 años de la Unidad Popular de
Chile
Ultima:
Agua que no has de beber...
Anuncian alzas en acueducto
Día colombiano de los derechos humanos.
Guerra, violencia y pobreza azotan colombia |
Enfoque
EL HOMBRE DE LA MASCARA DE HIERRO
Por Alvaro Vásquez del Real.
"Cuando se revuelve es cuando hiede”, escribía alguna vez
Lenin para
burlarse de los reaccionarios que tan pronto se vislumbran cambios
sociales o políticos, claman al unísono contra ellos. Es
lo que está pasando ahora con motivo de los progresos que se han
dado en dirección a buscar la vía del diálogo con
vistas a una posible salida política del conflicto armado. Tan pronto
empiezan a concretarse propuestas, iniciativas y acercamientos, el coro
inmarcesible de las fuerzas retrógradas de nuestra sociedad se levanta
con santa indignación para apostrofar y descalificar cualquier avance
en esta complicada vía de las posibilidades de negociación.
Ya no es posible, como señalabamos en la nota anterior, seguir con
el retirnelo de que la guerrilla no
tiene nada que decir ni proponer, que no es en definitiva un núcleo
político y que no tiene propuestas de futuro y de proyección
nacional. ¡Ahora lo que se combate es precisamente que hay demasiadas
propuestas!. Como tanto le preocupa a la parlamentaria María Isabel
Rueda en Semana, “hay demasiadas paces”. Se pretende parar en seco el conjunto
de variadas propuestas que se vienen presentando por distintos sectores
sociales en un positivo empeño por avanzar hacia la paz. Lo cierto
es que quienes suponían que este tema de la paz era algo tranquilo
y sin arrugas, en una vana ilusión por ignorar que se trata de
cuestiones que tienen que ver con los problemas de la democracia,
de la
justicia social y en fin de cuentas, del poder político,
tendrán que convencerse que éste es el escenario de una ardua
confrontación para la cual hay que aportar los más significativos
elementos que van desde la formulación programática hasta
la movilización y la organización de las fuerzas progresistas
y avanzadas. La lucha por la salida política es un furioso
choque entre las fuerzas democráticas y las que se oponen a cualquier
cambio. Que en fin de
cuentas refleja la contradicción principal de la sociedad
colombiana que busca superar la etapa de la violencia para abrirse paso
hacia un sistema en el cual los sectores populares accedan al protagonismo
político para cambiar el destino nacional. De allí que no
sea nada extraño que la falange de la derecha, el
militarismo y los ultras del inmovilismo y de la reversa, hayan
puesto el grito en el cielo para oponerse a cualquier camino que supere
esta etapa. Que si algo tiene que cambiar, que sea para atrás,para
los buenos tiempos semifeudales en que los viejos hidalgos de la tierra
y del poder eran señores de la vida y del destino de los desposeídos.
Por estos días toda esa expresión del atraso se está
pronunciando, echando mano de todos los argumentos y epítetos posibles.
Están contra Maguncia, rechazan el despeje de los cinco municipios
para montar la mesa de los diálogos con las FARC, condenan las propuestas
hechas por el comandante Pablo Beltrán sobre nuevas posibilidades
de territorialidad,
consideran imposible negociar el canje de prisioneros, se persignan
santamente ante la presencia del diablo de la “sociedad civil”,
que actúa, se organiza y trabaja por explorar todas las eventualidades
de paz.
El campeón de esta cruzada medieval es el recién regresado
señor Lemos,
quien representa los más notorios sectores de la ultra-derecha
y las más
rancias escuadras del autoritarismo luego de cuatro años
de uso y abuso
de la cómoda diplomacia del gobierno de Samper, ahora pretende
aceitar
su oxidada armadura de fierro para romper lanzas en defensa de los
intereses del conservadurismo.Pero además de este espécimen
del museo de
la historia están otros que con uno u otro argumento están
alineados del
lado de la derecha, y que acuciosamente defienden a la reacción
política.
El señor Lemos ahora las emprende, desde las páginas
editoriales de El
Tiempo, contra lo que se ha llamado la sociedad civil, a la cual
compara con los “pacifistas” de épocas anteriores, los cuales, según
Lemos, son “el aliado involuntario pero eficacísimo de la guerra
a muerte que los violentos le han declarado a la comunidad”. De esta
manera, con el pretexto de combatirlos, Lemos y sus congéneres dan
el toque de alerta a sus huestes para que se pongan en pie de guerra contra
el movimiento cada vez más amplio y más decidido de los que
están dispuestos a unirse para contribuir a una salida política
del conflicto. Como en el conocido novelón de Dumas, Lemos se ha
puesto todos los arreos, agregando la máscara de hierro de la narración
para hacerse invulnerable, por cualquier punto, a los cambios que el país
cada vez considera más necesarios y urgentes. |