Edición 1991, licencia No. 002357 del Ministerio de Gobierno. 

Quincena del 16 al 29 de septiembre de 1998. 

SUMARIO

Resumen VOZ 15 DÍAS  


Economia: 

Hechos & Cifras 

Entre las expectativas y la incertidumbre 
(por Nelson Fajardo) 


Paginas editoriales: 

Enfoque: El hombre de la máscara de hierro 
(por Alvaro Vásquez del Real) 

Editorial: ¿Para donde vamos? 

Mirador: La filosofía Militar. 
(por Carlos A. Lozano Gillén.) 

Cartas 


El G-8 por el derecho a la comunicación  
Festival Internacional de Radioaficionados 

Reforma Política:  
Al estilo Max-Factor 

Declaración del Partido Comunista.  
Resistencia y movilización contra el "ajuste" antipopular. 

Tema central: 
Las rondas de los trabajadores contra los altos impuestos.  La respuesta al asalto pastranista 

Laborales: 
Exitosa reunión de Junta Directiva de Fecode. Paro de maestros por 48 horas.  
El magisterio vuelve por sus fueros 

La página del Partido: 
Temas de debate hacia el 17º Congreso.  
El significado de la prensa revolucionaria 
(Por María del Carmen Garavito) 

La personería del Partido.  
¡A recoger 50.000 firmas! 

Ideología: 
Teóricos marxistas hablan sobre la vigencia del marxismo-leninismo: "No se puede prescindir de Marx, tampoco de Lenin" 
(Por Alvaro Angarita) 

Internacional: 
La cumbre de los NOAL 

La devacle rusa 

"Mientras quede memoraria, habrá esperanzas"  
A 28 años de la Unidad Popular de Chile 

Ultima: 
Agua que no has de beber...  
Anuncian alzas en acueducto 

Día colombiano de los derechos humanos.  
Guerra, violencia y pobreza azotan colombia 

"Mientras quede memoraria, habrá esperanzas"

A 28 AÑOS DE LA UNIDAD POPULAR DE CHILE

Han pasado 28 años del triunfo electoral de la Unidad Popular de Chile, que llevó a la Presidencia de la República al socialista Salvador Allende. También, 25 años del golpe militar fascista de Augusto Pinochet.

En los años 50 y en los números pares de la tercera cuadra de la calle Serrano, aledaña a la principal arteria de la capital, la Avenida Bernardo O’Higgins, se fraguó el más importante referente político de la izquierda, el “Frente del Pueblo”, integrado por socialistas doctrinarios y comunistas.

El paso siguiente sería la creación del Frente de Acción Popular (FRAP), que obedecía no a un simple acuerdo electoral, sino al desarrollo político logrado por la izquierda chilena que conduciría a un proyecto de largo alcance y que tendría en la unidad socialista-comunista el eje y motor de los cambios y triunfo posterior logrado por la Unidad Popular (U.P.), con Salvador Allende. Este último componente político se vería enriquecido con otras fuerzas que hicieron su propio aporte, entre ellas el Partido Radical depurado de los elementos reaccionarios, el MAPU y la Izquierda Cristiana, desprendimientos valiosos de los elementos más progresistas del Partido Demócrata Cristiano, a los que se sumarían sectores independientes y elementos militares retirados, suma que
permitiría la más grande amalgama de una izquierda unida que lograra
contabilizar la organización de 150.000 comités de base que apoyaran e
hicieran posible el triunfo de la candidatura de Salvador Allende. El triunfo de la Unidad Popular no surgía por generación espontánea sino era el fruto de la organización y lucha y búsqueda de la solución de los miles de problemas que han pesado sobre los más necesitados y, por cierto, no venía sólo. Estaba acompañado del contexto internacional progresista más relevante conocido que arrancaba de los años 60, con los logros impulsados por la humanidad progresista inspiradora de la independencia de numerosas colonias en todas las latitudes; de la Revolución Cubana, faro de lucha de contenido anti-imperialista y dignidad nacional, verdadero ejemplo para las juventudes del mundo; la
organización de movimientos populares en el continente; y el propio
movimiento del pensamiento de la época que logró grandes avances en la
cultura y el arte, e impulsó a un conjunto de corrientes de opinión de avanzada cuyo influjo hizo que sectores militares incursionaran en propuestas nacionalistas de gobierno que cuestionaban la hegemonía tradicional norteamericana y la dominación oligárquica interna que les asignaba el papel de “guachimanes” en el cuidado de sus bienes materiales de existencia y privilegios. 

Fusión de lo social y lo político

Paralelo a tan mayúsculo acontecer de la sociedad humana, en Chile se fraguó algo que les molestaba mucho a los reaccionarios de todos los pelajes, la fusión de lo social con lo político, aval necesario para hacer realidad los cambios y clara demostración de elevada conciencia, a lo cual contribuyera la Central Unica de Trabajadores de Chile. Los mil días de existencia de la Unidad Popular demostraron ser los más democráticos que se hayan dado en toda la historia de Chile. Allí se mantuvieron plenamente abiertas todas las instancias electorales reforzadas con la participación de las mayorías, las plenas libertades sindicales pilares éstas del conjunto de las libertades democráticas en general y los derechos humanos. Se logró la libertad más amplia de cultos expresada en la circunstancia que en el gobierno popular se efectuara el Primer Congreso Ecuménico con participación de todas las Iglesias.

En esos mil días de la U.P. no se conoció de torturas ni de desapariciones, ni de asesinatos aleves que serían la constante de lo que vendría con el régimen militar de facto en manos de un dictador sangriento.

La Unidad Popular hizo posible en esos mil días que se efectuaran las reformas estructurales más grandes y beneficiosas con que es posible sueñe un pueblo y que en los actuales días del neoliberalismo, será un sueño que ocurra cada hora, cada día.

La nacionalización de las riquezas naturales, la liquidación de los monopolios y del capital bancario que agobian a pequeños industriales, comerciantes y agricultores los cuales no tienen injerencia  alguna en las decisiones económicas y que tienen en su puño al conjunto de la sociedad: la Reforma Agraria, necesaria para salir de la crisis en el campo y salvaguardia para el medio ambiente ecológico, que significó la participación del campesino y sus familias en los Centros de Reforma Agraria o CERAS, y de todas las instancias democrati-zadoras que hicieron de las reformas del gobierno popular, un conjunto de medidas que tocarían la base del sistema.

Esos mil días

Esos mil días, dejan en manos de los chilenos y de los hombres avanzados una experiencia y legado de vigencia histórica. Ella muestra aristas que no sólo hay que verlas con el dolor de la derrota, sino en la dimensión del análisis espe-ran-zador de los factores internos al movimiento y de aquellas otras lecciones que corresponden a aquellos a los cuales se enfrenta, todo bajo una cosmovisión global de que el capitalismo mundial arrastra a las sociedades a las peores crisis, sufrimientos y calamidades.

La Unidad Popular cuyo programa se proponía pasar del capitalismo  dependiente a un proceso de transición por una vía no capitalista en la  perspectiva hacia el socialismo, exigía ampliar todavía más el arco político mediante una política de alianzas que concordara con otros sectores tanto civiles como militares constitucionalistas que rechazaban la salida antidemo-crática. Un segundo momento era el que las conquistas logradas debían ser defendidas de los elementos más reaccionarios que echaban mano a los métodos legales e ilegales y ante lo cual el estado mayor político de la U.P. por divergencias en su seno, vio desfasada la oportunidad precisa de anticiparse a la asonada armada, a los sabotajes y atentados en el que es el adiós de la burguesía a la legalidad que tanto dice defender.

Digamos que, en su legitimidad, el gobierno popular no tocó todas las
posibilidades previsivas todavía intactas que era posible realizar para aplastar la sedición reaccionaria. La cuestión del poder en manos de quién y de los medios a emplear fue en Chile y seguirá siendo el problema central de todo movimiento político que se proponga llevar a cabo un proceso de profundos cambios estructurales y encuentre asidero en la sentencia marxista de aquello: “cuando los ricos no pueden gobernar como antes y los pobres no pueden vivir como antes”. El reivindicar la memoria es elemento fundamental para reconstruir el proyecto de izquierda sobre nuevas bases, que no parte de cero y que por el contrario cualquier proyecto de izquierda que tenga en cuenta el
respeto a las soberanías nacional y popular, las reformas democráticas que toquen la base del sistema y que considere el impulso a los nuevos valores y de la propia articulación de la cultura nacional, deberá mirarse en lo que representaron esos mil días de la Unidad Popular.