Piezas teatrales
Comparsas

Al parecer las hijas de Eva llevan más de veinte siglos representando el sexo débil ya están cansadas de cargar con el papel secundario. El mundo actual exige productividad, eso es lo importante….que provenga de quien provenga no interesa…no hay distinción de sexos.

Durante ya veinte largos siglos las mujeres han tenido que soportar los maltratos y caprichos de una sociedad constituida por un pensamiento patriarcal, que a su vez en aras de la supremacía de la condición de macho, ha convertido a lo masculino, al varón en un prototipo de macho lleno de represiones y carencias; no aceptando encontrar en sí mismo (en su condición de macho), características tales como la ternura, la afectividad, la entrega, la sensibilidad; incluso piensa que tales características son privativas del género femenino.

No es nuestra pretensión hacer una apología a la liberación; no obstante este trabajo aspira hacer una reflexión en torno al papel que deben ejercer las mujeres y los hombres en la sociedad, donde cada uno tenga el derecho a ser respetados y por sobre todo la posibilidad a ser ellos mismos. Es ver el lado sensible de todos aquellos seres humanos que sueñan y buscan un espacio, una sociedad más justa, más libre y más comprometida con el proyecto colectivo.

"UTOPÍA: EL SUEÑO SIN SUEÑO", es el intento de un colectivo de actores/actrices, seres humanos creadores por entender y reflexionar por medio de un hecho artístico y estético acerca de los sueños, la utopía y el lugar que pueden asumir las mujeres y los hombres en una sociedad como la nuestra, con privilegios y castraciones. Es un pretexto para aportar a la construcción de nuevas identidades de lo femenino y lo masculino, a ese Sueño o Sueños que pueden asumir las mujeres y los hombres en conjunto donde impere el respeto por el otro.

Los Sueños son un espacio en el cual podemos imaginar y recrear posibles mundos, pero, para poder soñar se hace necesario cerrar los ojos y arrancarle a la realidad un fragmento de espacio y reconocernos. Es el encontrar en la historia de la humanidad: el sueño, el lugar, el punto donde se fragmento nuestro espacio colectivo. Durante mucho tiempo hemos tenido la moral del sometimiento -Mujeres- y la moral de la caballerosidad - Hombres: Ahora los tiempos están madurando por la moral de la justicia.

Es el confrontar el Sueño por el cual algunas mujeres y algunos hombres han emprendido la lucha para denunciar y evidenciar el pensamiento machista que de hecho las excluye y desconoce, como a todo aquello que no pertenece a su paradigma. Es poner en signo de pregunta algunos constructos culturales y sociales que, por haber permanecido en el tiempo se asume como naturales; desde un machismo que ha colonizado la diferencia con sus formas de dominación y exclusión; transformando la alteridad por sinónimo de inferioridad.

 

LA OBRA:

Melisandra como siempre ha llegado al puerto donde persistentemente espera el regreso del barco que la sacará de allí, el tiempo pasa lento en este lugar. El puerto se ha convertido en su cómplice, su refugio en sus días de fuga y de sueños. La extrémese la voz de Rafael, su esposo, vuelve con sus reproches de siempre, repeticiones de tiempos ya pasados. El sonido de la voz de Rafael nuevamente le ha hecho romper a Melisandra en muchos pedazos sus sueños, se negaba a reconocer en si misma el dolor de siempre, lleno de soledades y miedos, dolor detenido en el tiempo y en el espacio, mientras Rafael y su machismo le anula, niega y desconoce su existencia, como ser con derechos y posibilidades. Él controla cada uno de sus pasos, revolotean entre sus cosas, en su vida para encontrar una mínima sospecha de aquel sueño, de la utopía. A Melisandra no le queda más que refugiarse en su soledad para hacer la pregunta inexpugnable, ¿Qué cómo, cuando y donde? Y el sólo responde quizás, quizás, quizás

El sueño cae cual ancla al océano, se rompió la esperanza de partir; sólo quedan los fragmentos que representaban las partes que componían su vida, el reflejo de ilusiones y desilusiones ya experimentadas. Con su figura escuálida hacia el horizonte del mar, refleja la nostalgia que pretende ahuyentar, que desde hace mucho tiempo era su única compañía. Sueña con la huida, lo había aprendido del abuelo, como también a soñar en medio del miedo que la circundaba.

El miedo de encontrarse con los recuerdos la paralizo, quería sufrir de amnesia, en ellos, se hallaba su casa, sus hijos, y la existencia que nunca le preguntaron sí quería tener. Sólo escucha que las cosas como tú son para quererlas, mientras recibía la flor de Rafael quien retumba en su profundo amor; nuevamente el sonido de aquel barco recordaba sin temor alguno la huida, el querer irse en busca de la vida y dejar, sí dejarlo, como quien abandona una casa, dejar, dejarlo, avanzando los pasos sin echarle una ojeada a los objetos perdidos, recorrer la vida, echarle una hojeada, recibir por última vez el aire, porqué buscaba, buscaba otra manera de olvidar. Muchas noches los llamó y la miran con su eterna mirada de regreso, aunque todo regreso es implacable... ¡Si los sueños hablaran, si hablaran los sueños!. Para Melisandra a pesar del tiempo, aun sigue convencida de querer acabar con el terror y el miedo que le producía vivir el mundo que le toco vivir. Más sin embargo Rafael calla sus sueños. Vienen los recuerdos, su primera cita, su primer tango, el nacimiento del primer hijo, el colegio, ponen en retrospectiva su vida. Donde aparecen todas las frustraciones y los miedos de su formación con los constructos culturales propios de una sociedad machista. Sociedad que ha dado líneas de comportamiento para las mujeres como objeto que vende y a los hombres como prototipos de macho dueño del mundo, que hace la guerra mientras las mujeres paren sus hijos e hijas.

Rafael y Melisandra, sienten en su interior algo que se quiebra con un pequeño grito de agonía, huyen, salen, casi huyen, huyendo, Buscando, husmeando... su cuerpo y su piel son un grito, una herida que era necesario sanar. Pero la humanidad se llena de muerte e insensibilidad, cae en vacío y el silencio, sus voces son ahogadas por una sociedad inmersa en el mutismo absoluto de una cultura inmediatista, inmersa en la demagogia de los medios de comunicación, donde, los seres humanos aun extienden las pequeñas manos hacia las golosinas, mofándose ellos mismos de tal niñería: pendiendo de esa caña de paja que es su vida, y se burlan de seguir todavía pendientes de ella. El ser Humano no es más que una caña, la más débil de la naturaleza. Un vapor, un soplo, una gota de agua vasta para matarle. Más sin embargo para Melisandra es claro toda su realidad es una mujer que cree aun en el sueño pero sabe que en otro tiempo cualquier lugar era... ahora ya no lo es... los sueños han muerto... ya no se desea, no se espera, se perdió la esperanza de llegar a ese lugar, al paraíso prometido. Y cuando lo piensa, también se le ocurre que es... que somos exiliados de este lugar.

La sociedad les pide a hombres y a mujeres que se cobijen en la soledad. Para verlos ensordecidos ciegos, mudos de sueños por el estruendo y los aguijones de los grandes hombres. Y así nunca más poder divisar, nunca más poder encontrar los árboles de ceibo ni los atardeceres que se convertían en remolinos en el corredor del tiempo, ni mucho menos buscar ser perdonados por nuestros más tenaces enemigos, ni tampoco por aquellos a quienes amamos profundamente. De esta manera vuelven los antiguos miedos y la soledad se instaura, aun quedan los sueños, si los sueños hablaran para no perder la memoria del dolor de vivir en este mundo, de este lugar que hay que salir a buscar.

"Jamas nos fue posible encontrar la vía de retorno desheredas por el cielo caminamos, alguien nos arrojo al fuego, y la flecha ardiendo con filosos cuchillas cerceno nuestro sueño, era la señal para detenernos pero en que lugar de la noche levantaríamos nuestro propio reino"

 
 
 

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