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La integralidad de la lucha contra la violencia a la mujer

Otra vez noviembre, y el tema de la lucha contra la violencia a la mujer tomó preponderancia en la agenda de las instituciones públicas, los partidos políticos, el movimiento de mujeres, las academias, medios de comunicación y demás. Es bueno que así sea. Lo malo es que el abordaje del tema se vuelve masivo por temporada, como con espíritu de zafra.

Nos convoca una vez más el reconocimiento a Minerva, Patria y María Teresa Mirabal, y Rufino de la Cruz, asesinados aquel 25 de noviembre del 1960, fue el hecho que desató el colapso de la dictadura de Trujillo en República Dominicana. En omenaje
al legado de las hermanas Mirabal, el 25 de noviembre es declarado, primero por el movimiento de mujeres y después por las Naciones Unidas, como el día de la No Violencia contra la Mujer.

Oportuna ocasión para reforzar la lucha contra todo tipo de violencia a la mujer: la que ejerce el sistema capitalista desde el Estado y demás instancias que le sostienen, entre otras la iglesia, medios de comunicación, la escuela y la familia. Reproductores de violencia contra todas y todos. A violencia múltiple, lucha integral. No permitamos que se desvíe el tema y nos hagan creer que violencia contra nosotras solo la ejercen nuestras parejas, o ex parejas; hay otras agresiones expresadas en forma física, con la muerte en el peor de los casos; otras veces, violencia emocional o patrimonial. Hemos avanzado en el debate del tema y logrado que sea parte de la agenda pública. Registramos conquistas, pero insuficientes.

La lucha contra la violencia a la mujer debe ser convertida en movilización y organización y éstas en vías para más y mejores políticas públicas para avanzar en la toma de conciencia y liberación definitiva.

Todas las manifestaciones de violencia contra las mujeres tienen el sello de la misma fábrica: “made in capitalismo”, todo el sistema social de propiedad privada con sus implicaciones culturales. Es una historia vieja, y “por vieja y amarga se la cuento”, parafraseando a Neruda. Colocar en la agenda del debate otras dimensiones de la violencia contra la mujer es una urgencia. Especialmente, la directa violencia de Estado. Las distintas manifestaciones de la violencia de clases. El cómo somos excluidas, discriminadas y/o expulsadas de la toma de decisiones, del mundo del trabajo; cuando nos son negados los más primarios derechos como alimentación y vivienda digna; salud, educación, seguridad, entre otros.

Los “otros derechos”, los sexuales y reproductivos, también son parte de la agenda pública, y en consecuencia,son bandera de lucha, organización y movilización de las mujeres, la clase trabajadora y la sociedad en general.

Más aun, particularmente en nuestro país, hace mucho tiempo debimos colocarlos en las carpetas de discusión en las filas de las organizaciones revolucionarias en general. No es un tema para pensarlo y discutirlo “cuando hagamos la revolución”. Es
ahora. Como la revolución misma, que es hoy tarea cotidiana. Urge integrar a nuestra militancia revolucionaria el tema de la violencia integral contra la mujer. Las ideas se combaten con ideas, en la cotidianidad. Ahora. No hay que esperar “a que lleguemos al poder, o a que triunfe el socialismo”.

La militancia integral implica luchar contra todas las formas de violencia que ejerce el capitalismo contra nosotras de manera particular y contra todos los oprimidos en general. Si los derechos culturales, sexuales y reproductivos son criminalizados
–como en la actual Constitución de la República-.

Si la violencia es inherente al sistema capitalista, que chorrea explotación y sangre por todas partes, entonces integral debe ser la lucha –y los métodos de lucha- contra el propio sistema.


*Presidenta del Miuca Acción por el Cambio.

 

 
 
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