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El cambio climático en la agenda mundial

¿Qué hacer para detener el cambio climático mundial?
Para lograr que la temperatura global no suba más de dos grados centígrados las emisiones de los países desarrollados deberían reducir sus emisiones un 30% en 2020 y 80% en el 2050, según estimaciones de organismos especializados. La
suscripción de tratados internacionales en la búsqueda de soluciones globales no es suficiente ya que los marcos legales son blandos en cuanto a sanciones. Solo son declaraciones de buena voluntad, que no llegan a cumplirse porque su cumplimiento
es cuestión de moral y buena fe.

La probabilidad de que se apliquen medidas efectivas para reducir tales emisiones es incierta, porque para lograrlo no solo se requiere emplear energías limpias sino que los países que más emplean combustibles fósiles, carbón, gas, petróleo y sus derivados deberían modificar radicalmente su sistema económico basado en la producción descontrolada, en el consumismo, el despilfarro, de energía y de materias primas, la industria bélica, la carrera espacial…

El Worldwatch Institute informa que el incremento del consumo mundial en las últimas décadas pasó de US$ 4.8 billones en 1960 a US$ 20 billones y está altamente concentrado: 60% en EE UU, Canadá y Europa, donde vive menos del 12% de la población. Si se incluye al Japón y otros países industrializados llegan al 80% de la producción, consumo y renta
concentrados en naciones con menos del 20% de la población mundial, como señalan los informes de la ONU. ¡Un mundo severamente insostenible! (5). En el sistema económico que privilegia la producción en masa con alto gasto de energía ,que estimula el consumismo exagerado, difícilmente se alcanzarán los objetivos que se proponen la Convención sobre Cambio Climático y el Protocolo de Kyoto.

La utopía de la tecnología y la geoingeniería

La gravedad del cambio climático a nivel planetario está motivando nuevas iniciativas tecnológicas y de geoingeniería muchas de ellas caen en el ámbito de la ciencia ficción: árboles artificiales, parasoles gigantes, fertilización del océano, erupciones volcánicas provocadas…

La idea del físico Klaus Lackner de la Universidad de Columbia de construir “árboles artificiales” que serían capaces de succionar CO2 del aire a una velocidad superior a los árboles verdaderos. Consiste en construir “hojas artificiales” que son
unas láminas de plástico impregnadas de carbonato de calcio, con capacidad de extraer el CO2. Los limpiadores de CO2
que se basan en una química similar y sencilla ya se usan para reciclar las exhalaciones humanas de submarinos y transbordadores espaciales. Estas “hojas artificiales”absorben CO2 como una esponja; luego viene la extracción del CO2
de esta esponja, mediante un lavado de ese material con agua en una cámara de vacío. ¿Pero, qué hará con el CO2?
La opción es reinyectar en el subsuelo mediante bombas, en depósitos de petróleo, acuíferos salinos o en el basalto volcánico debajo de todos los océanos. (6)

En el ámbito de la geoingeniería se proponen ideas que tienen diverso enfoque tecnológico y altísimos costos: parasoles gigantes con millones de espejos para reflejar la luz solar; siembra de nubes artificiales para retener los rayos solares; árboles artificiales; fertilización de los océanos; provocar erupciones volcánicas; provocar un cambio orbital mediante una explosión de una bomba de hidrógeno… todo esto sería una acción demencial que tendrían efectos desastrosos sobre la Tierra.

Estas iniciativas de geoingeniería deberán ser analizadas con todo rigor científico por las consecuencias que podrían traer para todo el planeta. Decisiones de esa magnitud y potenciales repercusiones continentales y planetarias deberían ser consideradas en las instancias técnicas como el IPCC y en foros políticos como las conferencias de las Naciones Unidas. La aplicación unilateral de “soluciones de geoingeniería” traería consecuencias desastrosas para la paz mundial, como guerras
de posesión por las fuentes de agua dulce, los bosques, los mares…

Los cambios climáticos derivan de las características de la atmósfera, que en conjunto constituye un sistema sensible, no homogéneo. Las alteraciones que ocurren en cualquier parte de la atmósfera pueden causar efectos troposféricos globales incontrolables, que producen los cambios climáticos que soporta el mundo actual. Todo esto exige considerar el megaproblema climático con rigor científico y técnico y en el marco de la ética de la Tierra. Las soluciones no provendrán no solo de las innovaciones tecnológicas sino de cambios profundos en los sistemas de producción y consumo de los países
desarrollados, pero también de lo que hagan los países del tercer mundo.

Referencias
5. Porto-Goncalves, W. Del efecto invernadero y los efectos del capitalismo. En: América Latina en Movimiento No. 412,
septiembre 206.
6. National Geographic, agosto 2010

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