Mailer Mattié
Instituto Simone Weil/CEPRID
En el LXXIII aniversario de su muerte
Para subordinarse a la facultad del amor, las demás facultades deben encontrar ahí cada una su bien propio; y particularmente la inteligencia, que es la más valiosa después del amor. Simone Weil (Carta a un religioso, 1942)
La espiritualidad –para la que Weil exigió el tratamiento riguroso de un concepto científico- es la conciencia de la verdad sobrenatural: una condición de la inteligencia que determina la diferencia infinitamente pequeña entre la conducta humana y la conducta animal.
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Instituto Simone Weil/CEPRID
Simone Weil reconoció, poco antes de morir, que su única vocación había sido buscar la verdad, tarea ancestral a la que consagró su corta e intensa vida. Fue, en consecuencia, la principal motivación de su obra, cuya comprensión exige no solo una aguda atención: también –y sobre todo-, alejar el pensamiento de los errores que imponen las ideologías y derribar el muro que impide acercarse al auténtico conocimiento, sin el cual toda acción –o indignación-, individual y colectiva, resulta estéril, ineficaz e inútil, con independencia de los propósitos, la fuerza disponible o la sangre que se derrame.
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“La expresión no es más que un comienzo. La acción es un instrumento mucho más poderoso para modelar las almas”. Simone Weil (Echar raíces, 1943)
“Si el bien es la unión de los contrarios, el mal no es lo contrario del bien”. Simone Weil (Cahiers, III)
El conjunto de la obra de Simone Weil constituye una unidad complementaria que integra, por un lado, el análisis crítico de la civilización moderna y, por otro, la inspiración necesaria para su radical transformación. Complementariedad inherente, desde luego, a la relación entre los diferentes campos de estudio a los que dedicó –en espera de la verdad- una máxima atención del pensamiento: el trabajo, la religión, la ciencia, la técnica, las necesidades humanas y las obligaciones, la historia, el conocimiento en antiguas civilizaciones, el uso y las formas de la opresión y de la fuerza, la libertad, la destrucción del pasado, los partidos políticos y la propaganda, el marxismo y el nexo entre lo sagrado, eterno y universal con la vida profana aquí en la Tierra.
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"El Estado es una cosa fría que no puede ser amada, pero mata y destruye todo lo que podría serlo; así obliga a amarlo, a falta de otra cosa. Tal es el suplicio moral de nuestros contemporáneos."
Simone Weil (Echar raíces, 1943)
Es vital para los seres humanos participar activamente en una colectividad que proporcione raíces; es decir, que asegure vínculos con el pasado y posibilidades comunes de futuro: un criterio de verdad que le permitió a Simone Weil diseccionar la sociedad moderna e inspirar su porvenir.
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A Sara Zaida
“La inspiración es espera. Dará frutos en la espera.”
Simone Weil (El conocimiento sobrenatural, 1942)
Los problemas del mundo actual, dividido en deudores y usureros, se diferencian muy poco, en realidad, de las preocupaciones fundamentales a las que Simone Weil consagró la máxima atención del pensamiento y su devoción por la humanidad; virtudes, ambas, cuya unidad solo se expresa en la grandeza de la verdadera filosofía.
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“El sistema de gobierno más perfecto es aquel que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política”- Simón Bolívar (Discurso de Angostura, 1819)
“Ningún ser humano puede sustraerse a sus obligaciones en circunstancia alguna sin cometer un crimen, salvo en el caso de que al ser incompatibles dos obligaciones reales se vea forzado a incumplir una de ellas. La imperfección de un orden social se mide por la cantidad de situaciones de ese tipo que entraña”. Simone Weil (Echar raíces, 1943)
El origen de Venezuela como nación en el siglo XIX, supuso asumir la mayor parte de la imprudencia, los excesos, las carencias y los errores del mundo moderno. El desarrollo del Estado y la subordinación de las obligaciones al derecho fueron, en realidad, causas de desorden y desequilibrio en el pensamiento y en la acción desde el principio de la vida republicana.
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