El Imperio contraataca

El golpista venezolano Juan Guaidó es el resultado de una década de asidua preparación en las fábricas de cambio de régimen de la élite del Gobierno de Estados Unidos, advierte hoy aquí un análisis periodístico.

Antes del 23 de enero, cuando el diputado opositor se autoproclamó presidente ‘encargado’, menos de uno de cada cinco venezolanos había oído hablar de Guaidó, afirman los reporteros estadounidenses Dan Cohen y Max Blumenthal, autores del trabajo publicado en el blog digital de análisis Gray Zone.

Que el imperialismo yanqui y europeo (incluido el español) están empeñados en hacerse con Venezuela para someterla a sus perversas necesidades, se cae de la mata. Desde la ideológica hasta la material, las (sin)razones de los imperialistas son múltiples; ésta, sin duda, es la más importante:

“El Parlamento de Venezuela exige a las fuerzas armadas que den un paso al frente” (1), “La oposición venezolana apela de nuevo a una reacción del Ejército”… Ya no se cortan. Los medios corporativos legitiman de manera abierta un golpe de estado contra Nicolás Maduro. Igual que hicieron en abril de 2002 contra Hugo Chávez. ¿Recuerdan aquel editorial del diario español “El País” titulado “Golpe a un caudillo”

No se puede ser más caradura (así le llamamos para no utilizar una expresión más contundente que le define mucho mejor). Nos referimos al neofalangista y líder de Ciudadanos Alberto (Primo de) Rivera.

Hoy, el escualido Juan Guaidó se ha autoproclamado “presidente interino” de Venezuela. Con su actitud tan ridícula, tamaño majadero pretende usurpar el poder que Nicolás Maduro ostenta legítimamente por decisión popular.

Lo llamativo del caso (aunque no sorprendente) es que el citado Rivera, que no cesa de llamar golpistas a los independentistas catalanes sin serlo, tiene la desfachatez de anunciar a los cuatro vientos sin que nadie se lo pregunte que él reconoce a quien pretende dar un golpe de Estado en Venezuela. Por si fuera poca su diarrea mental, además pide al Gobierno de España que reconozca también al tal Guaidó.

Alrededor de 40 efectivos de Guardia Nacional Bolivariana (GNB) se sublevaron esta madrugada en el cuartel de San José de Cotiza, zona popular del norte de Caracas, y llamaron a sus compañeros de armas a levantarse contra el gobierno de Nicolás Maduro. “Señores, aquí está la Guardia Nacional. Miren, lo que ustedes querían, pueblo de Venezuela, aquí está unida para restablecer el hilo constitucional. ¿Ustedes querían esto? Nosotros también. Ya basta”. Hicieron un llamamiento a que la gente saliera en la calles a sublevarse pero la población ignoró sus reclamos golpistas.

A pesar de que el imperio y sus aliados repitieron hasta la saciedad en todos los escenarios posibles, incluyendo el Consejo de Seguridad de la ONU, que el objetivo de tan vasta y desigual operación militar era el establecimiento de la “democracia” y la preservación de los derechos humanos de unos supuestos rebeldes libios que ellos mismos armaron e introdujeron al territorio libio a través de la frontera con Egipto, resulta evidente que el objetivo real era tomar posesión de las reservas de petróleo, y privatizar la industria petrolera del país, transfiriendo el control y la propiedad de la riqueza petrolera de Libia a manos extranjeras.

El imperio está tratando de aplicar en Venezuela un escenario bélico de similares características al que instrumentó en el 2011 en Libia, con la sola substitución de la OTAN por una fuerza multilateral regional que llevan años tratando de conformar, porque es totalmente imposible que sean meramente casuales las coincidencias y similitudes de hechos como los anteriormente reseñados, con algunas de las acciones injerencistas que ha venido desarrollando el imperio en los últimos días, con el propósito de defenestrar a la Revolución Bolivariana.

El vicecanciller de Venezuela William Castillo desestimó hoy las acusaciones del diario español ABC en un artículo que se refiere a la supuesta presencia de ”torturadores cubanos” en la nación suramericana.

A través de su cuenta en Twitter, el encargado de Comunicación Internacional del Ministerio de Relaciones Exteriores rechazó además que la publicación negó el derecho a réplica solicitado por la Embajada venezolana en el país europeo.

El diario ABC de España asegura sin pruebas, sin evidencias, sin argumentos que en Venezuela hay 46 mil ‘torturadores cubanos’. No sólo mienten y ofenden a dos países y dos pueblos, sino que se niegan a dar espacio a la respuesta. Así opera la prensa mercenaria y mercantil, denunció el vicetitular.

El General Mourao no tiene dudas de que el Gobierno del presidente Nicolás Maduro será derribado. “Habrá un golpe dentro de Venezuela”, afirmó. “Y las Naciones Unidas tendrán que intervenir por medio de una fuerza de paz (…) y ahí está el papel de Brasil: liderar esa fuerza de paz”, aseguró.

Produce malestar el viraje que, desde comienzos de siglo, Venezuela ha dado para protagonizar los cambios en el modelo económico global, apostando por relaciones de igualdad entre naciones, así como de la inversión social por encima del financiamiento al sector empresarial.

Por eso la motivación de vías alternas que puedan desencadenar eventos conflictivos tiene mucho que ver con la necesidad de los privados de reducir la capacidad de los Estados-nación de administrar los recursos naturales, ubicados en sus territorios, necesarios para sostener la industria de consumo ya globalizada.

A esa idea se ajusta el asesinato de efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) en medio de una campaña para neutralizar el contrabando de extracción y el narcotráfico en los límites venezolanos con el fin de abordar las estrategias extranjeras que dañan la normalidad económica.

Tal como hemos venido señalando en anteriores trabajos, una guerra de cuarta generación en su variante financiera nos ha venido siendo aplicada por el imperio desde hace ya muchos años, tantos como los años transcurridos desde que el Comandante Chávez declarase de manera expresa el carácter anti imperialista de nuestra revolución, a mediados del año 2004 (1).

Las principales puntas de lanza del imperio en el desarrollo de la guerra bajo esta variante fueron al inicio las llamadas empresas “calificadoras” de riesgo financiero: Moody’s, Standard & Poor’s y Fitch, entre las más connotadas, las cuales sin ningún vestigio de escrúpulos ni de profesionalismo, establecieron el llamado “riesgo país” de Venezuela en niveles muy superiores a los que ellas mismas establecían para otros países de la región con economías comparables a la nuestra, como Colombia, pero agobiada en aquel entonces por una guerra interna de más de medio siglo y hasta de países con economías mucho más pequeñas, como Jamaica y Panamá, no exportadoras de petróleo ni de ningún otro recurso estratégico, por añadidura. Y todo ello en una época en la cual nuestro país, que se encontraba en absoluta paz, había logrado que le certificaran las mayores reservas de hidrocarburos del planeta y disfrutaba de unos precios mundiales del petróleo superiores a los 100 dólares por barril.