Níkolas Stolpkin
CEPRID
Nos hemos adentrado en un siglo que tecnológicamente se ha acelerado exponencialmente y que, junto con la pandemia del COVID-19, ha acelerado ciertas tendencias que ya venían ejecutándose y que hoy pretenden instalarse para quedarse (trabajos "online", estudios "online", pagos "online", atención médica "online", ventas "online", etc).
> continuarAlberto Cruz
CEPRID
India es, en sí mismo, casi un continente. Con alrededor de 1.400 millones de habitantes, tantos o más que China, es el otro grande del mundo actual en cuanto a población y fuerza económica. Sin embargo, aquí terminan las semejanzas. Mientras en el primero el año 2020 terminó con tres grandes éxitos (vencer la pandemia, erradicar la pobreza absoluta y ser el único país que recupera su economía) en India estos tres parámetros van cuesta abajo. Y, de repente -para nosotros- asistimos atónitos a la impresionante movilización de los agricultores indios, que había sido precedida por una huelga general histórica, que pone de manifiesto que cuando se lucha, la ruptura con el pasado existe.
> continuarMailer Mattié
Instituto Simone Weil/CEPRID
[El aislamiento humano] hoy reina en todas partes y no ha llegado aún la hora de su fin. Hoy todos aspiran a separar su personalidad de las demás personalidades, a gozar individualmente de la plenitud de la vida. Sin embargo, los esfuerzos de los hombres, lejos de alcanzar sus fines, conducen a un suicidio total, ya que, en vez de conseguir la plena afirmación de su personalidad, los seres humanos caen en la soledad más completa. En nuestro siglo,todos los hombres se han fraccionado en unidades. Cada cual se aísla en su agujero, se aparta de los demás, se oculta con sus bienes, se aleja de sus semejantes y aleja a sus semejantes. Amasa riquezas él solo, se felicita de su poder y de su opulencia, y el insensato ignora que cuanta más riqueza reúne, más se hunde en una impotencia fatal. Porque se ha habituado a contar solo consigo mismo y se ha desligado de la colectividad; se ha acostumbrado a no creer en la ayuda mutua, ni en su prójimo, ni en la humanidad, y tiembla ante la sola ideade perder su fortuna y los derechos que ésta le otorga. Hoy este espíritu humano empieza a perder de vista, cosa ridícula, que la verdadera garantía del individuo radica no en su esfuerzo personal aislado, sino en su solidaridad. Este terrible aislamiento terminará algúndía, y entonces todos los hombres comprenderán que su separación es contraria a todas las leyes de la naturaleza, y se asombrarán de haber permanecido tanto tiempo en las tinieblas, sin ver la luz.
Fiódor Dostoievski. Los hermanos Karamazov, 1880.
> continuarMailer Mattié
La democracia es una obligación universal
El profesor Giuseppe D’Angelo (1) ha tenido la gentileza de obsequiarme un ejemplar de su libro publicado en Italia, titulado Il monaco rosso. Salvador de la Plaza. Un intellettuale dimenticato (Edizioni Paguro, noviembre de 2017). Una amplia y documentada biografía del escritor y político venezolano (1896-1970), a cuya obra, en relación con el tema petrolero, dediqué algunos años de trabajo cuando estudiaba en la Universidad de los Andes, en Mérida.
> continuarMailer Mattié
Instituto Simone Weil/CEPRID
Rousseau publicó en 1755 sus reflexiones en torno a las causas de las diferencias que separan a los seres humanos, escritas un año antes en ocasión del concurso convocado por la Académie des Sciences, Arts et Belles-Lettres de Dijon sobre estas interrogantes: a) ¿Cuál es el origen de la desigualdad entre los hombres?, y b) ¿Está autorizada por la ley natural? (1).
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Instituto Simone Weil/CEPRID
La humildad consiste en saber que en eso que llamamos “yo”, no hay ninguna fuente de energía que permita elevarse. Ya no se sorprende uno entonces de las bajezas humanas, incluso las propias, del mismo modo que no nos sorprende el hecho de no ver a los hombres caminar sobre los lagos; y sin embargo, se sabe que la vocación propia del hombre es caminar sobre los lagos.
Simone Weil (Cahiers, II)
> continuarMailer Mattié
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En el LXXIII aniversario de su muerte
Para subordinarse a la facultad del amor, las demás facultades deben encontrar ahí cada una su bien propio; y particularmente la inteligencia, que es la más valiosa después del amor. Simone Weil (Carta a un religioso, 1942)
La espiritualidad –para la que Weil exigió el tratamiento riguroso de un concepto científico- es la conciencia de la verdad sobrenatural: una condición de la inteligencia que determina la diferencia infinitamente pequeña entre la conducta humana y la conducta animal.
> continuarMailer Mattié
Instituto Simone Weil/CEPRID
Simone Weil reconoció, poco antes de morir, que su única vocación había sido buscar la verdad, tarea ancestral a la que consagró su corta e intensa vida. Fue, en consecuencia, la principal motivación de su obra, cuya comprensión exige no solo una aguda atención: también –y sobre todo-, alejar el pensamiento de los errores que imponen las ideologías y derribar el muro que impide acercarse al auténtico conocimiento, sin el cual toda acción –o indignación-, individual y colectiva, resulta estéril, ineficaz e inútil, con independencia de los propósitos, la fuerza disponible o la sangre que se derrame.
> continuarMailer Mattié
Instituto Simone Weil/CEPRID
“La expresión no es más que un comienzo. La acción es un instrumento mucho más poderoso para modelar las almas”. Simone Weil (Echar raíces, 1943)
“Si el bien es la unión de los contrarios, el mal no es lo contrario del bien”. Simone Weil (Cahiers, III)
El conjunto de la obra de Simone Weil constituye una unidad complementaria que integra, por un lado, el análisis crítico de la civilización moderna y, por otro, la inspiración necesaria para su radical transformación. Complementariedad inherente, desde luego, a la relación entre los diferentes campos de estudio a los que dedicó –en espera de la verdad- una máxima atención del pensamiento: el trabajo, la religión, la ciencia, la técnica, las necesidades humanas y las obligaciones, la historia, el conocimiento en antiguas civilizaciones, el uso y las formas de la opresión y de la fuerza, la libertad, la destrucción del pasado, los partidos políticos y la propaganda, el marxismo y el nexo entre lo sagrado, eterno y universal con la vida profana aquí en la Tierra.
> continuarMailer Mattié
Instituto Simone Weil/CEPRID
"El Estado es una cosa fría que no puede ser amada, pero mata y destruye todo lo que podría serlo; así obliga a amarlo, a falta de otra cosa. Tal es el suplicio moral de nuestros contemporáneos."
Simone Weil (Echar raíces, 1943)
Es vital para los seres humanos participar activamente en una colectividad que proporcione raíces; es decir, que asegure vínculos con el pasado y posibilidades comunes de futuro: un criterio de verdad que le permitió a Simone Weil diseccionar la sociedad moderna e inspirar su porvenir.
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