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Libro: Jeanne Deroin. Una voz para las oprimidas. Vida, revolución y exilio de Sara Sánchez

Sábado 16 de diciembre de 2023

Laura L. Ruiz 14 DIC 2023 El Salto

“La figura de Jeanne Deroin demuestra que el movimiento sufragista no fue solo burgués”

La investigadora y fotógrafa Sara Sánchez publica ‘Jeanne Deroin. Una voz para las oprimidas. Vida, revolución y exilio’ para reivindicar la figura de la primera mujer que se presentó a unas elecciones en Francia, en 1849.

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Sara Sánchez antes de la presentación de su libro. DAVID F. SABADELL

La investigadora y fotógrafa Sara Sánchez (Madrid, 1980) sabe muy bien de qué habla cuando nombra a las oprimidas, las invisibilizadas y la desigualdad. En París, estuvo inmersa en una iniciativa para recuperar las vidas y obras de las mujeres sansimonianas, un germen del socialismo, y desde 2014 trata de visualizar a las mujeres en la historia con el proyecto #LuchadorasYPioneras. También con su trabajo dentro del Ministerio de Igualdad en la anterior legislatura. Con la tesis de su doctorado en Estudios Feministas y de Género, Sánchez ha logrado el cum laude y el premio de la Asociación Española de Investigaciones de Historia de Mujeres (AEIHM), lo que ha convertido su trabajo académico en un libro divulgativo. Bajo el título Jeanne Deroin. Una voz para las oprimidas. Vida, revolución y exilio (Editorial Comares), Sánchez tiene el objetivo de reivindicar a una feminista, sufragista, líder de la lucha obrera, animalista y relevante personaje tanto en su Francia natal como en la Inglaterra del exilio del siglo XIX.

¿Cómo llegaste a Jeanne Deroin?

Pues es curioso. Siempre he sido una apasionada del siglo XIX y de París. En 2010 comencé el proyecto fotográfico Discovery Sophie, para tratar de reivindicar a mujeres que habían transgredido las normas de género de la época. Una crítica al modelo de mujer que planteaba Rousseau, esa Sophie sumisa al hombre, el ángel del hogar. Aunque fuera una recreación de época, tenía una investigación histórica detrás que fue ganando terreno. Así acabé llegando a Flora Tristán, a las sansimonianas y a la primera mujer que se presenta a las elecciones en Francia en 1849, Deroin, de quien no había una biografía o un libro dedicado solo a ella, hasta ahora.

Pero Deroin es mucho más que una pionera sufragista.

Mucho más. Comencé a investigar y descubrí que fue una líder obrera, y que, además, estuvo interesada por el bienestar animal y por la dieta vegetariana. Y todo esto siendo toda su vida pobre. Ella era analfabeta, se formó de manera autodidacta y quiso ser maestra, porque todas estas socialistas sabían que el cambio pasaba por formar a las niñas. Le costó mucho esto porque no tenía una formación reglada ni había estudiado dentro de la Iglesia, algo exigido en su momento.

¿Se casó?

Lo hizo, pero firmando una especie de contrato de plena igualdad con su marido. Ella provenía de un grupo de mujeres que criticaban la institución del matrimonio, defendían el derecho al divorcio y, el sansimonismo, defendía el amor libre. Este es un tema de plena actualidad, pero es que Deroin y sus compañeras lo abordaron en la década de los años 30 del siglo XIX. Ellas se enfrentaron al retroceso que supuso el Derecho Napoleónico, que quitaba el divorcio establecido por la Revolución Francesa.

Algo que en España fue vanguardia, como el trabajo de Mujeres Libres, y que en Francia ya estuvieron un siglo antes reivindicando. Imagino que hay más paralelismos.

Sí, Deroin escogió ser maestra porque era una de las pocas salidas profesionales que tenían las mujeres de la época y todos los trabajos feminizados eran muy precarios. Deroin trabajó como lavandera, costurera, planchadora, con frío, un bajo salario, pero siempre tuvo claro que la educación era algo necesario tanto para las niñas como para los niños de la clase obrera.

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La investigadora y fotógrafa Sara Sánchez. DAVID F. SABADELL

Otro trabajo que ejerció que ayudaba a difundir esas ideas de emancipación fue el de periodista.

Sí, ella participa en el periódico La Femme Libre y está presente en otros en el periodo revolucionario de 1848. Lo mismo en el exilio británico, donde dirige el primer periódico feminista publicado en dos idiomas, inglés y francés. Ahí ella plantea dos secciones donde habla de vegetarianismo y de bienestar animal. Hoy día ya se sabe que hay una fuerte unión entre el movimiento sufragista y la defensa de los derechos animales, pero el interés de Deroin llega medio siglo antes de esto.

¿Contó con el apoyo de sus compañeros para ser candidata electoral?

Las socialistas intentan presionar a los republicanos para que digan si esos derechos de los que hablan cubren a la mujer pero estos dejan claro que no y prohíben que una mujer sea representante. Ella intenta llevar su candidatura a término, pero se lo impiden por ley. Su objetivo era desenmascarar a sus compañeros socialistas diciendo que si no apoyaban la igualdad de la mujer con el hombre es que realmente no eran demócratas.

Muchas veces la invisibilidad de las mujeres en la Historia viene por la falta de documentación, ser personajes aislados o no tener hitos relevantes, pero en el caso de Deroin no es así.

Es que además de ser la primera mujer candidata, fue promotora y líder de una unión de organizaciones obreras que aglutina a 104 entidades. Ese fue el motivo por el que fue encarcelada, perseguida y obligada a marchar al exilio inglés. Pese a todo esto en Francia es conocida a nivel sindical pero no mucho, es una barbaridad. Hay libros corales o artículos de investigación donde es mencionada, muchos y desde hace décadas, pero muy poco fuera de la Academia. Ella está incluida en la historia del feminismo desde hace años pero es importante incluirla en la del movimiento obrero.

¿Qué ha pasado en su caso para que tú, investigadora española, hayas sido la primera en hacer un libro centrado en ella, en su pensamiento y en su vida?

En este caso se une el machismo generalizado, que invisibilizó a todas, pero se añaden circunstancias personales como vivir en la pobreza prácticamente toda su vida, tener tres hijos siendo viuda, un hijo dependiente por enfermedad y que era muy discreta, siempre puso el bien común por encima de su reconocimiento. Incluso, cuando sus compañeros le pidieron que no dijera que ella lideraba la unión de organizaciones obreras, ella lo hace. Eso es durísimo. Además tenía enemigos como Pierre-Joseph Proudhon, un machista recalcitrante que se opuso a la candidatura de Deroin y que, al liderar el movimiento obrero francés durante esa época, influyó en que ella no se involucrara más en la I Internacional.

En Inglaterra acaba en el Soho, conocido como ‘la pequeña Francia’ por la cantidad de exiliados de esos años de represión.

Sí, coincide con la familia Marx y con muchos más que se organizan en el apoyo mutuo para sobrevivir. Incluso Deroin ayuda a los exiliados de la Comuna de París cuando llegan a Inglaterra. Pero aún así, es una desconocida en el movimiento del socialismo inglés o el movimiento obrero británico pese a que estaba presente. Pese a ser una figura respetada, sobre todo por parte de William Morris, el fundador de la Liga Socialista, es una parte de su vida muy desconocida. Me he llegado a encontrar en museos carteles de la época en los que aparece y no estaba documentado ni su nombre.

Vivió casi 90 años. ¿Qué legado, aunque tenga poca visibilidad, dejó?

Jeanne Deroin fue sembrando ideas que luego cosecharon en épocas posteriores otras activistas. Como el movimiento sufragista, desmitificando que fuera un movimiento totalmente burgués. Su contacto con las feministas estadounidenses, que dieron lugar a que estas plantearan candidaturas electorales. Ella defendió que si las mujeres no tenían derechos, por qué sí obligaciones como pagar impuestos. Un argumento que usaron las sufragistas después. O el pensamiento animalista, por el que se interesó mucho antes que otros compañeros.

La investigación pasa por España, Francia, Inglaterra. ¿Cuáles fueron tus fuentes?

Fue muy emocionante leer las cartas, de su puño y letra, en la Biblioteca Histórica de la Villa de París, sus periódicos y sus familiares me ayudaron a completar algunos datos biográficos. Ella tuvo una hija y una nieta que siguieron sus pasos en el feminismo y su familia ha estado vinculada al movimiento obrero. También pude hacer un trabajo de campo buscando las casas donde había vivido. Su tumba es muy probable que fuera destruida por los bombardeos en la II Guerra Mundial, y no la he podido localizar. En la última casa, donde vivió más tiempo y falleció, pude contarle a la actual propietaria quién era Deroin. Y ahora mismo está implicada en el reconocimiento y en dar a conocer quién fue esta feminista y socialista, con una placa en la fachada y otras iniciativas. Una experiencia muy bonita.

¿Cuánta diferencia hay entre el machismo en el movimiento obrero de la época y el actual?

Hay diferencias, pero es verdad que todavía cuesta. El libro es crítico con sus compañeros pero es lo que se encontró. Ya sabemos que vamos a tener en contra a los reaccionarios, los ultras, la Iglesia, la derecha, pero el problema son los palos en las ruedas de los propios compañeros. Ella, en una de las publicaciones, escribió: “Con la emancipación de la mujer vendrá la emancipación del trabajador”. Lo que ella vivió a mitad del siglo XIX, lo he vivido yo en la militancia hace años: tener que escuchar que primero vendrá la liberación de la clase obrera y luego ya el resto, como el feminismo. Que ellas ya tuvieran ese discurso de que una cosa tiene que ir de la mano de la otra era muy avanzado.

¿Qué es lo más cercano y lejano que una mujer militante podría tener con Deroin y las sansimonianas?

La espiritualidad es algo que puede chocar a un lector o lectora ahora, y es que tenían un mensaje que unía el socialismo utópico con el cristianismo primitivo. Trato de explicarlo en el libro para entender el marco teórico en el que se movían. Por otro lado, hay muchas cosas que son similares a hoy. Por ejemplo, los ataques en prensa que recibía ella y sus compañeras con las caricaturas en los periódicos. Incluso hicieron una obra de teatro para atacar a las socialistas o campañas violentas en el club de mujeres hasta lograr cerrarlos por las autoridades.

El ejemplo actual más claro de campaña de desprestigio ha sido Irene Montero. Ella te acompañó en la presentación del libro el pasado día 12 en Madrid. Tras tu etapa trabajando a su lado, ¿qué deseas de Igualdad en la nueva legislatura?

Espero que no den ningún paso atrás en Igualdad. Que no se vuelva a hablar de lacra como están haciendo en lugar de violencia estructural contra las mujeres. Espero que no se vuelva a marcos ya superados o cuestiones ya censuradas por las instituciones internacionales como poner el foco en las mujeres y en la denuncia. Espero que no dejen fuera a ninguna mujer. La historia del feminismo es una historia de avances y retrocesos, pero espero que no estemos entrando en una época de retrocesos.

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