Xarxa Feminista PV

El feminismo que no ves

Lunes 12 de junio de 2023

El que tú o yo no las veamos no significa que no existan y estén luchando desde hace años por un feminismo de clase, antirracista y disidente que transforma y no coloniza

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Manifestación de protesta de trabajadoras del hogar.

Violeta Assiego 11 de junio de 2023 elDiario.es

Suceden a nuestro alrededor decenas y decenas y decenas de movilizaciones a favor de los derechos de las mujeres y prácticas feministas, que no vemos. Las protagonizan esas mujeres que están en los márgenes y son borradas (estas sí que son borradas), cuya única lucha de poder es “poder ser y existir” con respeto a su dignidad y su libertad, a sus cuerpos y sus vidas. Mujeres que se organizan al margen del feminismo blanco y cishetero –el liberal, el socialdemócrata y el progresista– que monopoliza una agenda que no representa las luchas y preocupaciones de las mujeres a las que no se cuestiona su ciudadanía y cuyas condiciones materiales no están resueltas. La agenda feminista no es única, como tampoco lo es el feminismo.

Hay feminismo más allá de las listas electorales, de los partidos políticos y de las instituciones y organizaciones sociales. Quizá me atrevería a decir que es ahí, en ese más allá, en las periferias y no en la academia, donde se han ido gestando, desde hace décadas, las prácticas y las bases teóricas de las luchas feministas, las antirracistas y las disidentes. Esas cuyo pensamiento se adueñan otras y otros sin reconocer, y por tanto ignorar, la genealogía de mujeres luchadoras que están detrás de enfoques críticos como, por ejemplo, el de la interseccionalidad. Si hay feminismo que no vemos, es importante que nos preguntemos si es porque hay un feminismo y feministas que acaparan el protagonismo y se ponen delante de esas otras mujeres que habitan y repueblan de potencia feminista los márgenes y las periferias.

Entre estas mujeres potentes y poderosas están las que trabajan para sostener nuestras vidas y las de nuestros seres queridos, pero también nuestra economía, la que cotiza y la sumergida. Mujeres trabajadoras todas ellas, las del campo y del trabajo doméstico, los cuidados y las otras. Mujeres que quieren sindicarse para que sus luchas por una vida y un trabajo dignos tengan interlocución con quienes tienen la capacidad de hacer los cambios políticos y jurídicos necesarios.

Tiene sentido, mucho sentido, que sindicalismo y feminismo se den la mano; buena prueba de ello es el Sindicato de Trabajadoras del Hogar y los Cuidados que empieza su camino bajo este modelo de organización. Un sindicato que como ellas mismas explican en su web y en sus intervenciones públicas, viene a quebrar la idea tradicional de sindicato para crear un espacio sindical donde escucharse, acompañarse y romper con el aislamiento que este tipo de trabajos les impone. Un sindicato que es una red de apoyo tejida para reclamar y asegurar derechos que nunca están en las agendas políticas ni electorales desde otros liderazgos de mujeres feministas y otros procesos colectivos.

El feminismo que no ves está compuesto por mujeres que, desde los márgenes y las periferias, no quieren que otras decidan por ellas, que están cansadas de las instituciones y organizaciones que las revictimizan y no van a esperar más a que la academia les dé permiso para poder hablar con voz propia. Mujeres migrantes, pobres, racializadas, trans, locas, putas, desahuciadas… que defienden sus derechos porque son los de todas, porque ninguna mujer debe vivir la precariedad, la pobreza y la indignidad, ninguna. Si bien son las mismas, siempre son las mismas, sobre las que se recrudece la violencia del patriarcado mientras se les niega la agencia, la autonomía y la ciudadanía para denunciar, defender sus derechos y hacer políticas transformadoras. Decía Costanza Cisneros, de Territorio Doméstico, en las Jornadas “El feminismo sindicalista” organizadas por La Laboratoria, que “organizarse ya es comenzar a vencer”, y estas mujeres, las más explotadas y oprimidas, están organizadas. Da igual que haya quien quiera borrarlas del mapa feminista, ellas encarnan en sus vidas, sus cuerpos y sus voces la esencia de un movimiento emancipador y de derechos humanos. Nunca se callaron y no lo van a hacer ahora. El que tú o yo no las veamos no significa que no existan y estén luchando desde hace años por un feminismo de clase, antirracista y disidente que transforma y no coloniza. Cuando nos llevemos las manos a la cabeza por un posible gobierno PP-Vox piensa en ellas y aprendamos de su feminismo, el de las oprimidas, las que más pierden siempre mientras cuidan nuestras vidas y limpian nuestra mierda.

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