Alegaciones presentadas conjuntamente por la Asociación Cultural Ciudad Sostenible y Ecologistas en Acción Valladolid y elaboradas con la participación de Lidón Martínez Navarro.
Introducción
En primer lugar, es preciso felicitar al Ayuntamiento de Valladolid y a los vallisoletanos por la redacción del Plan del Arbolado. Un documento que es necesario y oportuno, si consideramos los problemas que ha habido y las protestas que el vecindario ha manifestado en relación a algunas intervenciones que han sido muy criticadas (las talas de El Pinar, la Avda. de Salamanca). Es necesario un documento de este tipo que permita mejorar los aciertos que el Ayuntamiento ha tenido y aminorar las acciones injustificadas y erráticas del gobierno del arbolado en la ciudad en los últimos años.
Desde hace unos años se ha visto que había una sensibilidad diferente en el Ayuntamiento con la incorporación de nuevas especies arbóreas en las calles y plazas. Frente al dominio del plátano, se ha empezado a utilizar especies hasta entonces desconocidas en nuestra ciudad, con la introducción de nuevas especies y la intención de frenar el dominio absoluto de los plátanos. Al mismo tiempo, es bienvenido un documento que en relación al arbolado urbano empieza a utilizar argumentos científicos y se aleja de la cantinela de las “quejas del vecino” que reclama la tala de un árbol concreto porque “aparca su coche bajo un árbol y los pájaros se lo ponen perdido”. Se aborda la complejidad del problema estableciendo criterios claros e incorpora la necesidad de unas condiciones dimensionales, la variedad de árboles (los tilos, robles, fresnos, y un largo etc.) y los cuidados que éstos necesitan. Lo cual es un paso adelante en la mejora de la calidad ambiental y la diversidad.
Los problemas endémicos de la gestión de la masa arbórea en Valladolid
En el documento se observa que se pone el acento en algunos problemas detectados desde hace tiempo en la gestión del arbolado.
El exceso de poda en el arbolado de Valladolid es una de las patologías endémicas de nuestro arbolado: se ha visto frecuentemente la pérdida de ejemplares a causa de podas muy radicales. Afortunadamente estos problemas se reconocen en el documento, lo cual es un detalle a destacar, ya que ha sido un tema permanente en boca del ciudadano.
Así, por ejemplo:
Se critica afortunadamente las podas de arbolado para ajustarlo al escaso espacio que tiene: “Se aplican podas de reducción sistemáticas”. (pág. 30).
Y también: “Costes periódicos asociados a un exceso de poda”. (pág. 30).
Y todavía más: “Beneficios del arbolado perdidos por exceso de poda, falta de poda de formación, fracaso de plantaciones asociado a defectos de planta o plantación”, (pág. 30).
También se pone de manifiesto la falta de espacio que se reserva al árbol: “Alcorques de tamaño inadecuado”. (pág. 30).
La falta de técnicos formados adecuadamente
El grave problema de la gestión del arbolado por las unidades municipales es la ausencia de personal formado adecuadamente. Faltan técnicos especialistas, formados en los temas correspondientes de tipo biológico y forestal. La acción municipal ha dependido en demasiadas circunstancias de los conocimientos, el saber y la voluntad de las empresas externas contratadas. Hay una falta de detalle en las características que han de tener los equipos que se encarguen de los árboles urbanos, y la composición de dicho equipo que ha de servir en las oficinas municipales. Afortunadamente hay alguna frase en el PdA que apunta a la idea de mejorar la formación del equipo técnico municipal. Pero no se dice nada en lo relativo a la contratación de técnicos con formación adecuada.
“Formación: aumento de la formación técnica en arboricultura, a nivel municipal y en las empresas de mantenimiento”. (Pág. 31).
Desde nuestro punto de vista el Plan supone una buena oportunidad para reconsiderar la utilización masiva de “sopladores de hojas” por su consumo energético, por el ruido que generan, y porque noa parece tan necesaria le recogida generalizada de hojas.
La encuesta
La encuesta cuyos resultados se describen en las pág. 33 y siguientes posee muy poca precisión y sus conclusiones no son fiables, entre otras cosas, a causa de la edad de las personas encuestadas. El principal reproche que se puede hacer a esta encuesta es la desproporción entre las franjas de edades, existiendo un mayor peso en la proporción de personas encuestadas que son mayores de 61 años, con un 65% de representación, frente a otras franjas de edades que deberían tener mayor representación, acorde con su proporción en el censo. De esta manera, la opinión de los mayores de 61 años está sobre representada y por el contrario las franjas de edades de los jóvenes no tienen la representación que sería exigible.
Las preguntas dirigen al encuestado a una respuesta determinada, de modo que la forma de preguntar induce o fuerza la respuesta. Véase la pregunta de la encuesta:
“Dado que los árboles pequeños no generan beneficios ambientales o económicos, sino sólo estéticos, ¿Estarías de acuerdo en limitar su uso?”
Esta pregunta está mal planteada, ya que no es cierta la premisa de que los arboles pequeños no generan beneficios ambientales o económicos de forma absoluta, tal y como se plantea en la pregunta.
Es sorprendente que la encuesta detecte una entusiasta respuesta del ciudadano a favor de la colocación en los alcorques de especies herbáceas de flor, con más de un 66% a favor de esa solución y luego no hay una respuesta proporcional al entusiasmo detectado en el Plan de Arbolado.
La poda
Es lamentable (no comprendemos) que se acepte el podado llamado de “cabezas de gato” de los plátanos (pág. 54) con la argumentación de “No debe eliminarse totalmente de la ciudad ya que este tipo de poda tiene un valor cultural”.
Afortunadamente se habla de un tipo de “poda a extinguir”, pero no debería aceptarse de ninguna manera. Dicha poda debe desaparecer a causa de la fealdad de los resultados, las infecciones que provoca y la evidencia de que se ha convertido en una actividad rutinaria, que se hace ahora porque se hizo en el pasado, sin llegar a comprender su sentido último. Hay que tener en cuenta que el propósito de dicha poda era la formación de un techo vegetal horizontal sobre áreas de reunión, verbenas, ferias, etc. Esto obligaba a una poda radical todos los años y esto seguido por una tarea muy laboriosa de entrelazar las ramas formando una red o un tejido de ramas que proporcionaba una cubrición vegetal total del espacio estancial. Dicho propósito está abandonado en la actualidad, pues desde hace muchos años se ha dejado de realizar la labor de formación de una techumbre vegetal, hace muchos años que ya no se realiza, es decir, el entrelazamiento de las ramas para cubrir la totalidad del espacio no se lleva a cabo desde hace mucho tiempo, si bien la poda radical se sigue realizando anualmente, como una rutina, que nadie sabe cortar. No tiene sentido pues respetar una poda muy cuestionable con el argumento de la cultura, cuando es el propio ayuntamiento, quien ha olvidado la cultura que lo sustentaba, ya que ha abandonado la costumbre de formar el techado que lo podría justificar.
Por otro lado, se dice que la poda está aceptada socialmente, sin justificar de donde sale dicha aseveración. En todo caso hay un 14% de ciudadanos que apuntan a la poda como un problema específico del arbolado de la ciudad.
La tala sin justificar
Hay una ausencia total de justificación en las talas de arbolado que aparecen en los anexos pág. 478 y siguientes. La sorpresa es que se determina la tala de varios árboles sin dar ninguna razón y no se aportan las causas reales de la decisión de talar. ¿Cuál es el problema? ¿Enfermedades de algunos ejemplares? ¿Tamaño inadecuado frente a un monumento? ¿Especies inadecuadas? No se sabe. Analizados algunos de los árboles que se pretenden talar lo que vemos es que se trata de ejemplares intensamente maltratados por la urbanización. Como, por ejemplo, los 14 árboles del Paseo de Farnesio condenados a desaparecer.
Basta un análisis somero para ver que el problema se encuentra esencialmente en la pequeñez de los alcorques y la reducción hasta límites increíbles de la mediana donde se encuentran algunos de ellos. Son también un problema las raíces que han levantado el pavimento a causa del pequeño tamaño de los alcorques que alojan dichos árboles. Hay que tener en cuenta la inadecuación de esos alcorques, la estrechez de la banda central, que ha sido recortada a favor del tráfico y en contra de los árboles de forma desconsiderada. El problema no es el árbol, el problema es la urbanización, realizada desde la perspectiva del tráfico de coches y camiones. La mediana ha sido recortada varias veces hasta convertirla en un lugar en el cual los árboles han sido maltratados con reducciones cada vez mayores de los alcorques, hasta dar lugar a unas dimensiones extraordinariamente improcedentes. A causa del pequeño tamaño de los alcorques, el material del pavimento (placas de hormigón) que aprisiona las raíces y el paso de vehículos a pocos centímetros del tronco, los árboles sufren.
La respuesta adecuada en estos casos no es la tala del árbol, sino la reforma completa de la urbanización de la calle, con la ampliación generosa de la mediana, la eliminación de las placas de hormigón y la mejora sustancial de las condiciones del suelo en el que se encuentran dichos árboles. Pues el problema no es el árbol, el problema es la escasa dimensión de la mediana. Si no se aborda una nueva urbanización de ese espacio, no cabe volver a plantar ningún árbol en dichos emplazamientos.
Es muy positivo que el Plan del Arbolado prevea 58 intervenciones en dicho paseo de Farnesio (pág. 93), pero hay una cierta ingenuidad en esa cifra, hay algo de fantasía, de autoengaño, pues hacer realidad esas plantaciones requerirá una inversión muy grande en reformar la urbanización, de lo que no se habla. Es más un deseo lo que allí se expresa, que la capacidad real de materializar lo previsto por el plan en esa calle.
Por último, habría que hacer hincapié en la coordinación y colaboración necesaria con otras áreas del Ayuntamiento, en este caso con Vías y Obras.
Las especies de árboles
Además de árboles, hay que recordar que hay otros elementos vegetales que acompañan al árbol, lo que parece olvidar el Plan del Arbolado. Estamos hablando de los arbustos. El arbusto es un elemento muy adecuado para cubrir determinadas superficies. El arbusto debería tener un tratamiento similar al que recibe el árbol en este plan.
Parece interesante una apuesta decidida por especies que no necesiten riego, más allá de por ejemplo los cinco primeros años hasta que hayan arraigado bien.
El arbusto es una alternativa mucho más adecuada que la pradera de césped. Son menos consumidores de agua, menos dependientes del riego, que no necesitan, ya que consumen menos agua de riego que el césped; aguantan bien la sequía al tener raíces más profundas, al tiempo que sirven de protección a la pequeña fauna, que habita en la ciudad. La plantación de arbustos a los pies de los pinos evitaría los riegos excesivos y así se resolvería la patología de las raíces superficiales del pino que, según este plan, generan su vuelco. Debería haber una mayor atención sobre los arbustos...
No se entiende la calificación de especie “no recomendada” que se aplica al ailanto, aduciendo que está en el “catálogo de especies invasoras” (pág. 194), cuando es una especie bien aclimatada a nuestra ciudad, como se pone de manifiesto con observar los ejemplares que tenemos en nuestras calles y el control de su extensión es perfectamente factible.
Se entiende todavía menos la calificación de varias especies en la categoría de restringidas o limitadas, como por ejemplo el cedro del Líbano o los arces negundo, de los cuales tenemos ejemplares excelentes en la ciudad, como lo es el cedro de San Pablo y los arces de la Plaza de los Arces. El problema parece ser más bien que han de ser plantados en lugares apropiados.
Muchas de las especies de árbol que se manejan son de procedencia foránea, a veces de origen muy lejano. Es cierto que muchas de esas especies llevan cientos de años en nuestro territorio. Se quiere indicar con esta observación que muchas de las especies, que están aclimatadas a la ciudad, no pertenecen a nuestro ámbito cultural, como por ejemplo el ginko biloba, de origen japonés. El fresno es un árbol perfectamente aclimatado al territorio y al clima, pero curiosamente se recomienda una subvariedad llamada “raywood”, lo que nos lleva a especies foráneas otra vez, ya que el otro nombre del “Fraxinus angustifolia raywood” es fresno del Caucaso. Y en un juego de malabares, que suponemos tiene su origen en un error de mecanografía, en el “Fraxinus angustifolia raywood” se añade “Mejor cultivar Westhof’s Glorie”, que nos lleva al fresno común, lo cual es desconcertante (pág. 199).
No hay ningún problema en introducir especies foráneas si se hace de forma prudente y limitada, pero sería recomendable que fueran minoritarias, ya que existiendo otras que pertenecen al territorio y están aclimatadas a él, lo adecuado es que se recomendaran de forma más intensa. Recientemente hemos visto como el Ayuntamiento colocaba tulíperos de Virginia en calles estrechas a pocos metros de la fachada de los edificios, lo que generará problemas en un futuro cercano. El tulípero de Virginia es el Liriodendrun tulipifera que aparece como “Especies a potenciar” (pág. 200). Se trata de árboles muy hermosos, pero su gran tamaño los hace recomendables solo para espacios muy grandes y con mucha agua. Afortunadamente aparecen como especies a potenciar varios tipos de encinas y robles (quercus). La humilde encina o el olivo podrían ser alternativas más adecuadas.
Los espacios residuales o carentes (provisionalmente) de uso
El Ayuntamiento pierde la oportunidad de crear un plan del arbolado que incluya un tema lateral, pero relativamente importante: los espacios dotacionales que están en manos de la municipalidad, algunos desde hace muchos años, y que se encuentran sin uso. Algunos de ellos llevan así más de 25 años. Son numerosas las parcelas dotacionales vacías en Valladolid. Los planes parciales han venido cediendo parcelas dotacionales al Ayuntamiento para que se construyeran en ellas escuelas, guarderías, centros de día, comercios, etc.
Sin embargo, esas parcelas no han sido utilizadas por el Ayuntamiento y permanecen vacías desde hace muchos años, algunas en el centro de los barrios. El Ayuntamiento debería realizar un plan de plantación de arbolado en algunas de dichas parcelas, con el objeto de generar áreas estanciales. El ejemplo a seguir lo tenemos en la chopera del parque Ribera de Castilla, un espacio de gran éxito popular y de poco coste. La municipalidad tiene en estos espacios una ventana de oportunidad, ya que puede mejorar la calidad del espacio y al mismo tiempo mejoraría el medioambiente.
La organización del servicio municipal
El documento Plan del Arbolado debería ahondar en varios aspectos que deja a un lado de forma muy elocuente:
1. La organización del servicio de Parques y Jardines, recursos humanos (número de empleados, tipo de técnicos, división en subgrupos, especialidades, niveles de capacitación, tareas encomendadas, fechas o periodos en los cuales han de llevarse a cabo).
2. La adecuada proporción entre tareas que han de llevar a cabo los servicios municipales y las tareas que pueden externalizarse, encomendándose a empresas externas.
3. El presupuesto que debe manejar la Concejalía para poder gestionar el arbolado y en general el patrimonio vegetal que debe poseer una ciudad como Valladolid.
4. El calendario del Plan del Arbolado no existe. Si se pretende realizar un plan director del arbolado con vigencia para 20 años, lo apropiado sería haber realizado un calendario de actuaciones, detallando año por año lo previsto por el plan y lo presupuestado. Se diría que se pretende dejar las manos libres a la municipalidad para hacer mucho, poco o nada en este campo, según vengan las cosas, sin aceptar un compromiso temporal y económico.
5. Parece necesario apostar por nuevas actuaciones en los barrios, empezando por los más desatendidos y por los polígonos que apenas tiene árboles y las aceras son intransitables.
Hay que considerar que en muchas ciudades el problema del arbolado radica en un servicio de parques y jardines mal dotado, escasamente financiado y/o ineficiente.
El mecanismo interior del Plan de Arbolado
El Plan de Arbolado no tiene un apartado que aborde los objetivos generales o particulares. ¿Qué pretende el Ayuntamiento con el Plan de Arbolado? ¿Cuáles son los criterios que dirigen la redacción del texto? ¿Qué indicaciones han recibido los redactores del texto por parte del Ayuntamiento? ¿Cuáles son las prioridades? Se da la paradoja de que hay un apartado de objetivos, que hace referencia a los objetivos de la encuesta, pero el propio Plan de Arbolado no tiene objetivos explícitos.
Lo mismo pasa con la definición de las políticas que desarrollará el Ayuntamiento en el sector del arbolado, en el sentido de conocer cómo materializará el Ayuntamiento los objetivos. Es decir, hay que saber qué quiere hacer el Ayuntamiento, en qué tiempos y los recursos que destinará para conseguir esos objetivos. El Plan del Arbolado debería definir con precisión los objetivos, los criterios, las prioridades y las políticas.
El texto del Plan del Arbolado que se presenta a la ciudadanía hurta la forma en la que se toman las decisiones en el sector del arbolado. Un plan de estas características debería dejar bien claro cuáles son las directrices políticas, qué cosas quiere hacer el ayuntamiento y en qué fechas o periodos temporales y cuáles son las decisiones que han de decidir los políticos y cuáles son las decisiones que dependen de los técnicos.
No hay ninguna indicación sobre los autores materiales del Plan del Arbolado.
El Monte San Cristóbal
No parece adecuada la propuesta de crear aparcamientos para coches cuando a medio largo plazo hay que desincentivar al ciudadano a utilizar el vehículo privado, máxime en actividades de ocio. Parecería más razonable aprovechar para crear y mejorar vías de acceso ciclista al área desde barrios cercanos al cerro.
Respecto a la instalación de mobiliario urbano de juegos o de actividades para mayores conviene tener en cuenta que muchas de estas instalaciones en nuestra ciudad están infrautilizadas, necesitan un mantenimiento elevado y, en cualquier caso, son la introducción de más elementos ajenos al paisaje. Parece mucho más sensata la introducción de mesas de picnic (resistentes, no como algunas instaladas cuya vida útil ha sido muy corta) que siempre son bien acogidas y se utilizan (véase parque Ribera de Castilla, Fuente el Sol…).
Respecto a la elección de especies para la repoblación sorprende la idea de plantar más cipreses para dar continuidad a las masas existentes de la especie exótica, mucho más acertada parece las de pinos, robles, enebros, almendros… que se contemplan en el resto de la propuesta. Se echa en falta la mención a especies arbustivas o de matorral utilizadas con éxito en Fuente el Sol donde las condiciones y objetivos pueden ser similares.
Respecto a la cartelería, la experiencia demuestra que cuanta menos mejor por problemas de durabilidad. Parece mucho mejor invertir en papeleras o señalética modesta instando a usarlas.
El Rebollar
De las actuaciones contempladas en este recinto solo cabe señalar que el campo de tiro y el circuito de motocross parecen muy cuestionables (por contaminación, ruido, emergencia climática y por el fin del uso de combustibles fósiles). Son posibles usos alternativos más respetuosos con el medio ambiente, como circuito de mountain bike o el tiro con arco. Todos estos usos, incluso los propuestos, afectan a la conservación de la flora y fauna, pero no de una forma tan intensa como los actuales. Se entiende la necesidad de atender demandas populares de ocio, pero también han de asumirse los irreversibles cambios a los que la emergencia climática nos lleva y la necesidad, prioritaria, de conservación y mejora de los habitats naturales de nuestro entorno.