Xarxa Feminista PV

MUJERES VIBRANDO

Viernes 14 de enero de 2005

MUJERES VIBRANDO

Nosotras nos masturbamos ahora, nos masturbábamos antes y estoy segura de que, tras este emocionante aprendizaje, lo seguiremos haciendo después. Nos masturbábamos con nuestras manos, y ahora también con nuestros vibradores; me explico:

Una de nosotras rompió el maleficio. Se hizo con un completo “Kit super satisfaction” y esporádicamente nos hablaba de sus placenteras experiencias. Supongo que poco a poco a todas nos fue picando el gusanillo. Cuando llegó la fecha del cumpleaños de una del grupo decidimos regalarle el vibrador; no el kit completo, sino el básico. El resto de nosotras, con más o menos ansiedad, tuvo que esperar su turno ya que se convirtió en un objeto que debía serte regalado por tu cumpleaños. Por fin me llegó a mí y, muy bien aconsejada por mis amigas, comencé a usarlo. Ahora me pregunto por qué no lo había estado utilizando desde mucho tiempo atrás. ¡¡Qué maravilla!!. El vibrador es rápido o no, dependiendo de las apetencias del momento, se mueve con una gracia y un salero que eso no hay quien lo aguante sin correrse, y aunque tenga esa forma tan fálica, no es sustituto de una polla, no es una polla que siempre se tenga a mano. Es un “aparato” (que nombre tan feo para algo tan delicioso) que nos ayuda a convertir nuestras masturbaciones en unos ratitos de enorme disfrute. Es un juguete que alimenta nuestra imaginación. Es un gran dedo, una prolongación de nuestro propio dedo.

Mi vibrador tiene tres velocidades, la verdad es que casi todos las tienen. Me gusta introducirlo en mi vagina en la más lenta de ellas. Después voy aumentando la velocidad y estimulo mi clítoris ayudándome con los dedos (nunca hay que olvidar la calidez que proporciona el contacto directo). Nada es tan fácil como correrse con un vibrador. No tiene mucho mérito pero es divertido y gratificante.

Tenemos el vibrador, buenos coños, imaginación y ganas de disfrutar. Cada una combina los ingredientes a conveniencia. Una prefiere usarlo en la ducha, otra es capaz de vibrar y leer a la misma vez, una no lo introduce apenas en su vagina y otra lo mete hasta el fondo: por ahora hasta aquí llegan nuestras experiencias aunque esperamos seguir avanzando en el saludable mundo de la “autosatisfacción”. Nos hacía ilusión compartirlo con vosotras. Ah!, olvidaba deciros que el rollico del vibrador nos ha servido de excusa para hablar de nuestra sexualidad e ir conociéndonos mejor, y convirtiéndonos en mujeres más libres.

MHC- Tanit (Murcia)

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