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Libro "Antifémina" Colita: "Me he quedado solita, sin amigos, sin familia, sin historia, y eso no se lleva bien"

Lunes 28 de marzo de 2022

La prestigiosa fotógrafa celebra la recuperación de ’Antifémina’, el libro que hicieron en los setenta con Maria Aurèlia Capmany y fue destruido por la censura franquista.

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Retrato de la fotógrafa Colita. — Archivo fotográfico de Colita

BARCELONA 26/03/2022 LÍDIA PENELO Público

Cansada de ver cómo se definía la feminidad y como los mecanismos del sistema convertían a las mujeres en cosas, la escritora y activista Maria Aurèlia Capmany le propuso a Colita hacer un libro para exponer el territorio de las mujeres, abrir el foco y mostrar a cuantas más mejor, y de distintas edades y condición. El resultado fue Antifémina, un volumen que se publicó en 1977, con textos de Maria Aurèlia Campany y fotografías de Colita; y que es una especie de ensayo visual feminista que no superó la censura. Se editaron 3.000 ejemplares pero enseguida fueron retirados. "Antifémina se adelantó a su tiempo, salió en una época en la que el franquismo estaba muy vivo y cuando vieron lo que habían hecho convirtieron el libo en confeti, literalmente. Entonces, ahora, Francesc Polop, el responsable de llevar mi archivo, decidió recuperar el libro. Antifémina llevaba 50 años metido en un cajón, por eso digo que este libro es una resurrección", apunta Colita en el estudio donde está su archivo.

Lo que pasó con Antifémina fue un caso de censura flagrante, pero no era el único que sucedía por aquel entonces. Quizás por eso Colita quita hierro al asunto: "¡He convivido con la censura toda mi vida, he estado en los juzgados con acusaciones de pornografía por fotografiar unas monjas en tanga que se azotaban con silicios! Entonces hacíamos cosas más bestias que ahora... A la revista Reportes llegaron unos silicios por si queríamos hacer algo, y lo hice. Ahora sería inconcebible hacer una cosa así, sería políticamente incorrecto, y entonces lo hacíamos para provocar. No es por ponerme medallas de haber sido una niña mala, pero hacíamos cosas que ahora no se nos pasarían por el coco".

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Colita en La Pedrera, en Barcelona, en 1978. — Archivo fotográfico de Colita

Después de 43 años de la publicación original, el volumen editado por la editorial Terranova y el Ayuntamiento de Barcelona, que mantiene el diseño y la maqueta primigenia, resulta absolutamente vigente. Y cuando Maria Aurèlia Capmany escribe que "la mujer es un ser marginado tanto si se hace monja como si se hace prostituta, tanto si envejece como si lucha denodadamente para conservar la juventud", sus palabras siguen preñadas de sentido.

Colita que nació con el nombre de Isabel Steva Hernández en la Barcelona de 1940, descubrió la palabra feminismo con Maria Aurèlia Capmany "El texto de Maria Aurèlia no ha pasado de moda para nada, es impresionante y triste al mismo tiempo, porque han pasado los años y todo esto sigue vigente. No hemos avanzado a la altura que han avanzado otras cosas, el feminismo no. Continúan matando gente. Antes también, y quizás no nos esterábamos tanto. Si lo que mataran fueran hombres, las tías que matan hombres estarían en la cárcel condenadas a cadena perpetua. En los años 40, cuando la mujer estaba mucho más sometida al hombre, pegar una paliza a una mujer estaba mucho más justificado porque la mujer era propiedad del hombre. Creo que antes había más mujeres maltratadas, ahora creo que matan menos porque se vigila más, pero en un pueblo de la sierra de Cáceres, ¿tú te crees que la Guardia Civil hacía algo si mataban a una tía? En eso hemos avanzado, pero no lo suficiente porque siguen matando a tías, y eso no se puede soportar", subraya Colita.

Colita que nació con el nombre de Isabel Steva Hernández en la Barcelona de 1940, descubrió la palabra feminismo con Maria Aurèlia Capmany.

"Ya naces con un cabreo y dices: Esto no puede ser, yo no me quiero casar, yo quiero trabajar y ser libre. Pero la palabra feminismo la aprendí con Maria Aurèlia, de repente caí del guindo con ella. Ella tenía tesis, y yo dije, claro es esto, por qué, ¿a qué conduce tirarte piedras a tu propio tejado? Es de idiotas", sostiene la fotógrafa. Colita en los setenta junto a mujeres fuertes como Ana María Moix, Carmen Alcalde y Lidia Falcón, entre otras, impulsaron la revista Vindicación Feminista, aunque con la Transición y la instauración de la democracia en cierto modo su lucha feminista perdió fuelle. A lo que Colita comenta: "Con Vindicación Feminista hicimos realidad un sueño que duró poco porque se acabó el dinero, pero fue una gran revista, un paso adelante. Con la Transición se abrieron muchos frentes de izquierdas y había que atender un poco todo: al feminismo, al comunismo, a la amnistía, al Estatut de autonomía, se abrieron un montón de frentes y tenías que estar en todas partes, quizás por eso se diluyó, nos crecieron los enanos y había mucho trabajo. Y a pesar de que siguió vigente lo del feminismo, quizás lo descuidamos un poco. Una lástima que no pudiéramos sacar adelante Vindicación Feminista".

Distinguida con el Premio Nacional de Fotografía en 2014, premio al que renunció por plantar cara al ministro Wert y para denunciar el estado de la cultura y la educación, la carrera de Colita acumula muchas distinciones y reconocimientos. Y al hablar de cómo empezó, afirma que la fotografía la eligió a ella: "Yo no sabía que estaba dotada para eso, pero de repente mi papá me regaló una camarita de baquelita y hacia fotos a mis perritos, a mi papá, a mi mamá, a la torre de la Garriga... Mi padre me traía las fotos reveladas los fines de semana, y era un momento absolutamente maravilloso para mi, lo que más ansiaba. Entonces conocí a Oriol Maspons, que veraneaba en la Garriga, me llevaba a hacer fotos, y con él aprendí muchas cosas, me divertía, y pensé si con esto tan divertido se ganan la vida yo también. Y luego me puse a trabajar un año con Xavier Miserachs y aprendí de laboratorio, luego conocí a Paco Rebés y a partir de ahí...".

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Prostitutas en el barrio chino de Barcelona, en 1969. — Archivo fotográfico de Colita

Creció como persona y como profesional junto a Català Roca, Oriol Maspons, Xavier Miserachs y Leopoldo Pomés. Todos fueron sus amigos, aprendió de sus miradas y lamenta que de todos ellos ya no queda ninguno: "Me he quedado solita, y eso no se lleva bien. Te quedas sin amigos, te quedas sin familia, te quedas sin historia, y a medida que tu vida es más larga, más pierdes. Es duro de llevar, y te acuerdas de ellos y los echas de menos mucho. Y lo que hago ahora es buscar amigos que tengan sesenta años. Espero que me duren".

Colita ya no hace fotos pero vive para cuidar de su archivo. "Un día tienes que decir basta porque ya no estás tan bien como habías estado toda tu vida. Y esto hay que saberlo y hay que reconocerlo, como si fueras un trapecista que un día de repente se cae, y decide no volver a subirse al trapecio. Y yo tenía mucho trabajo que hacer con el archivo con Francesc, entonces empecé a cuidar del archivo. A veces sí que voy por la calle y digo mira una foto, pero no la hago", cuenta sin pesar esta mujer que admite que siempre ha sido una especie de niña mala que ha buscado divertirse. Para ella, "la vida debería ser como una película de los Monty Python", y de una belleza rotunda como la del arte de Carmen Amaya.

Repasando proyectos y exposiciones pasadas sale a colación la relación entre Madrid y Barcelona, y asegura que "no tengo nada en contra de una relación entre Madrid y Barcelona tan buena como la que había en los años setenta, ¡daba gusto! Ahora lo que pasa es que está ganando la batalla una cosa que se llama rencor, yo no tengo rencor. Bueno, por un nazi o por Putin, sí, pero no entiendo por qué hemos llegado a este punto. Yo pienso que com més siguem més riurem (cuantos más seamos más nos divertiremos). Ni entiendo la desunión ni participo de ella, a lo mejor dirán que soy superficial pero me importa una mierda".

Precisamente, en el Teatro Español de Madrid se puede visitar hasta mediados de julio la muestra Colita Flamenco, una exposición en la que se pueden disfrutar de las fotografías que Colita hizo a Antonio Gades, La Chunga, Paco de Lucía, Pepe Mairena, José Menese, Lola Flores, Juan Talega, La Piriñaca, Enrique Morente, Miguel Poveda y, por supuesto, a Carmen Amaya. Y en Barcelona, a pesar de que las imágenes que aparecen en Antifémina no han conseguido encontrar un espacio en la ciudad donde exhibirse (una pena mayúscula), sí se han colado algunas en la galería Rocío Santacruz. En dicho espacio se puede visitar Colita - Dona situació límit, una exposición prácticamente inédita de 32 fotografías de Colita, cuyas copias vintage originales, tiradas por la fotógrafa, se expusieron por primera vez en 1985 en la Sala de exposiciones de La Caixa de Barcelona, con la colaboración del Ayuntamiento de Barcelona, y bajo el título: Situació límit de la marginació de la dona. Una muestra que demuestra la vigencia de lo que hicieron Colita y Maria Aurèlia Capmany en los setenta y que grita a voces que antiféminas, somos todas.

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