Sección:
Clase trabajadora
1) Empresarios y Burócratas de la mano...
Ningún Pacto Social, aumento salarial
Desde
hace semanas -incluso antes de la salida de Lavagna- el gobierno
viene trabajando para sellar un acuerdo de "paz social"
entre las cámaras empresariales y la burocracia de la CGT.
El objetivo es atar de pies y manos la lucha salarial de los trabajadores.
Hace
unos meses atrás, la UIA y la CGT acordaban la necesidad
de realizar un "pacto social" para controlar la puja
salarios-precios. Por aquel entonces desde el gobierno se desestimó
tal necesidad, considerando que la inflación no estaba
como problema central de la economía argentina y porque
consideraba que ese diálogo no hacía más
que ponerla en primer plano, lo cual era contraproducente.
Ahora, parece que el gobierno no sólo saluda esta iniciativa
UIA-CGT sino que ha comenzado, también a delinear algunos
proyectos que alentarían una nueva versión del Pacto
Social. "El diagnóstico del titular de Hacienda (Roberto
Lavagna, en ese momento) es que los precios suben porque se produjo
un defasaje entre el crecimiento del consumo y la capacidad productiva
para hacer frente a esa mayor demanda. La solución de fondo,
repite, es generar las condiciones para un aumento de la inversión.
Pero, mientras tanto, hay que hacer algún movimiento para
resolver el problema en el corto plazo. Por esa razón,
Lavagna estaría de acuerdo en esta oportunidad con que
avance un acuerdo de cúpulas que defina reglas de juego
en materia de precios y salarios". (Página/12, 1/11/05).
Entre las propuestas que barajaba Lavagna -y que hasta el momento
no han sido desestimadas- se prevé una reducción
del gasto público real (no realizar ninguna erogación
extra para fin de año -como se hizo en años anteriores
con una suma "especial" para Navidad a jubilados y "beneficiarios"
de planes sociales-) y una nueva Ley de Accidentes de Trabajo
cuyo borrador lo llevaba el equipo de Lavagna; mientras que ya
se redujo de 180 a 150% el monto de las indemnizaciones por despido.
¿Por
qué se plantea el Pacto Social?
La intención de empresarios y burócratas sindicales
es prevenir y controlar la puja distributiva y garantizar las
ganancias patronales, sellando un acuerdo por arriba para que
no se disparen las luchas por abajo.
Si bien han aparecido luchas que han significado hitos en la pelea
salarial, como fueron las luchas de telefónicos y subtes
entre otras, lo cierto es que el conjunto de nuestra clase no
ha salido aun a pelear por un salario igual a la canasta familiar.
Por ello, sostenemos que el Pacto Social actuaría más
como medida preventiva y no porque actualmente haya un desborde
de luchas salariales.
La UIA planteaba dos motivaciones por las cuales llevar adelante
este acuerdo: “La primera es que teme que se desate un proceso
de fuertes reivindicaciones salariales que termine erosionando
la rentabilidad obtenida desde la devaluación. Es decir,
quiere proteger lo que ganó hasta ahora.(...) La segunda
motivación, en el corto plazo, es su inquietud por una
eventual espiralización de la inflación”.
(Página/12, ídem).
Por su parte, la CGT busca ponerse a la cabeza de la negociación
salarial, acordando recetas ancladas en indicadores económicos,
que lejos están de responder a las necesidades salariales
de los trabajadores. La CGT, en su planteo de conciliación
de clases, pretende atar a los laburantes de pies y manos para
garantizar el modelo de acumulación capitalista, basado
en la superexplotación, la precariedad laboral y salarios
de hambre.
No menos conciliación expresa la CTA, que si bien no se
ha sentado a sellar ningún pacto social -porque tampoco
la invitaron- en los hechos consolidó el mayor acuerdo
con el gobierno al cerrar todos los conflictos de estatales y
docentes con sumas que no superan siquiera el límite de
la pobreza.
La
realidad es una sola
El 70% de los trabajadores tiene ingresos inferiores a los 800
pesos, que está por debajo de la canasta de pobreza, el
30% de los que trabajan gana por encima de la canasta de pobreza
y sólo el 10% de ellos gana más de 1500 pesos. Este
es el resultado de la última Encuesta Permanente de Hogares
del INDEC, donde se habla de un fenómeno social "nuevo"
(comillas nuestras), el de la "pobreza con empleo" (Clarín
11/11/05). Por ello la necesidad de prevenir la disputa por la
puja distributiva; de esta manera lo que pretende acordar la UIA
con la CGT es que la crisis la sigamos pagando los trabajadores.
Un documento del mismo Ministerio de Trabajo aporta un elemento
interesante, a contramano de los argumentos patronales: "Pese
a la baja productividad, la rentabilidad empresaria creció
de manera extraordinaria, pues no dependió de la inversión
en innovación productiva sino de otros factores como la
modificación de los precios relativos generada por la devaluación
y la suba de los precios internacionales". Es decir que ninguno
de ellos está perdiendo, lejos de ello siguen manteniendo
importantes márgenes de ganancia. En el mismo documento
se aclara que "un aumento salarial puede producirse con cargo
al excedente extraordinario heredado sin provocar necesariamente
inflación" (negritas nuestras). Queda claramente definido,
de esta manera, la trampa a la que recurren reiteradamente empresarios
y economistas al decir que el aumento salarial genera inflación,
y que en esa carrera pierde el salario. Más bien continúa
acentuándose lo que desarrollábamos en anteriores
números de ST, que mientras "los precios suben por
ascensor, nuestros salarios lo hacen por escalera".
Vamos
por las ganancias patronales
Así salíamos a la calle con el ST Nº10, proclamando
la necesidad de los trabajadores de avanzar en la unidad de clase
en la lucha por el salario y en disputar a la patronal su acumulación.
Las luchas que desarrollaron distintos sectores nos permitieron
acumular en experiencia. Construir políticas de frente
único es el desafío principal que las distintas
corrientes políticas tenemos para la recuperación
de sindicatos, juntas internas y cuerpos de delegados, para profundizar
el desarrollo de los organismos ya arrancados de las manos a los
burócratas. La fragmentación de nuestra clase es
una estrategia que utiliza la patronal, y su conciliador la burocracia
sindical, para seguir manteniendo su margen de ganancia y disciplinados
a los trabajadores, y muchas veces nuestros propios sectarismos
estimulan la dispersión y división de nuestra clase
y del campo popular. Allí reside la importancia del frente
único. Hace unos meses atrás señalábamos
que este año se caracterizaría por la lucha salarial;
la realidad lo ha demostrado. Sólo priorizando la unidad
en los organismos de clase, la acumulación de experiencia
en organización y la lucha por una parte cada vez más
importante de trabajadores, nos permitirá torcer el brazo
a la patronal, al estado y a la burocracia sindical.
Desde M-IR estamos convencidos del papel protagónico que
tiene el sector industrial de nuestra clase en la disputa abierta
por las ganancias patronales. Poco a poco empiezan a aparecer
conflictos en distintas fábricas de diferentes ramas industriales
y de variada dimensión por cantidad de laburantes. Apostar
al desarrollo de estas luchas, priorizando la organización
de los trabajadores en sus lugares de trabajo, dirigiendo el conflicto
sobre las bases de la democracia obrera, no sólo permitirá
lograr nuestras reivindicaciones inmediatas sino que nos permitirá
dar un salto cualitativo en la lucha de clases.
Mariana Santos