Sin Tregua / N°12 Diciembre 2005 / Enero 2006

Sección: Movimiento Estudiantil

1) Elecciones y lucha estudiantil en UBA
UBA: hacer crecer la organización estudiantil desde las bases

Durante la segunda semana del mes de noviembre se realizaron elecciones en la Universidad de Buenos Aires. Cuando comenzó el segundo cuatrimestre, el escenario político de la UBA parecía prever un retroceso de la izquierda. Pero a último momento emergieron nuevas alianzas electorales y permitieron dar vuelta la tortilla, asegurando la conducción de la Federación Universitaria (FUBA), y de un buen número de Centros de Estudiantes y consejeros superiores.
Es importante destacar que este proceso se produjo en el marco de la disgregación de las fuerzas cada vez menos dispersas de la socialdemocracia (allí ubicamos al MNR, a las distintas variantes de ARI, a las numerosas escisiones de la Franja, como el QRS en medicina, y la misma Franja que intenta resucitar, entre otras). A diferencia de lo sucedido en los últimos años, esta última elección un reagrupamiento de estas fuerzas hubiera representado una amenaza real. Si el mismo finalmente no fue posible, se debió a que sus negocios representaron límites concretos para llegar a un acuerdo. Igual no hay que perder de vista que, no sólo este sector pasó a ser mayoría en 6 de las 13 facultades de la UBA, sino que se reposicionaron, y hoy están en mejores condiciones para negociar con mayor margen y fuerza en las próximas elecciones, así como en el próximo congreso de la FUBA.
Como decíamos, contra varios pronósticos, los distintos frentes de “izquierda” no cayeron, sino que quedaron un poco más fortalecidos. En Filosofía y Letras, las fuerzas que conducen la FUBA (PO, los dos MST, EVET y, cada vez mas sólidamente adentro, la CEPA-PCR) fueron divididas, el PO - MST1 por un lado y el PCR - MST2 por el otro, conservando el primer frente la conducción por sólo ocho votos.
Estas fuerzas políticas que se aseguraron un año más al frente de la FUBA, hasta el momento no han logrado construir una alternativa política sólida. Desde que alcanzaron su presidencia en el 2001, gracias a diversas alianzas que fueron variando año tras año, aprovecharon estos espacios para intervenir en la coyuntura nacional, pero aún sin poder plasmar en el interior mismo de la universidad la necesaria construcción de una fuerza social que trascienda esta anquilosada Federación Los vacíos políticos que esto ha generado en los últimos años, están siendo ocupados por fuerzas que, aunque aún deslegitimadas, fueron rearmándose lentamente junto a un sector importante de docentes y graduados (claustro que responde mayoritariamente a la socialdemocracia).

Elecciones y unidad docente estudiantil
Si consideramos las elecciones universitarias como la expresión del desarrollo de un proceso político, estas nos otorgan indicios ciertos, sin quedarnos en la foto, sobre las causas profundas del reposicionamiento que alcanza cada facultad en el juego político de la UBA. A lo largo del año las distintas fuerzas desarrollan su trabajo político que varía producto no sólo de sus concepciones, sino también de la correlación de fuerzas con la que cuente tanto en relación a los organismos permanentes de los estudiantes, como dentro de la propia institución académica.
Cuando se desatan luchas como las protagonizadas este año por docentes y estudiantes, siempre resurge el debate en el movimiento estudiantil sobre como establecer la unidad entre ambos sectores. Suele suceder que cuando los estudiantes no logran fortalecer sus herramientas organizativas a partir de luchar y organizarse por sus reivindicaciones más sentidas, terminan subordinados a las decisiones de los docentes. Esto parece no ser un problema, hasta que los docentes terminan resolviendo el conflicto con una negociación propia sin que el movimiento estudiantil pueda ejercer evidencia alguna.
Es necesario que podamos revertir esta tendencia que también estuvo presente en el último conflicto.
Para ser representante de una Gremial docente, como AGD (UBA), los acuerdos con los sectores conservadores incrustados en la universidad, parecen ineludibles en el actual contexto político. Esta es una condición fundamental para entender el rol que debe jugar el gremio estudiantil en procesos de lucha conjuntos, la libertad de ataduras con la que cuentan los estudiantes para la acción política debe dinamizar y fortalecer estas luchas.
El problema que venimos señalando en notas anteriores es como en el movimiento estudiantil quedamos encorsetados cuando quienes formamos parte de los organismos permanentes, como son los Centros de Estudiantes, no somos capaces de trascendernos nosotros mimos abriendo el cauce a la participación política en los procesos de masas. Esta debe ser la base desde la cual elaborar un programa más avanzado para toda la UBA que pueda estar articulado con la gremial docente.

FUBA: ¿un gigante sin cuerpo?
En la actualidad se observa una marcada debilidad de la conducción, que sigue sin poder llenar la FUBA de contenido. Hoy un realineamiento de la socialdemocracia podría poner en riesgo su continuidad. Pero, lo más preocupante es que la política de la izquierda "combativa" para evitarlo es continuar haciendo congresos fuera de época de clases, a espaldas del conjunto de los compañeros.
Desde M-IR consideramos necesaria abrir la conducción con la conformación de un marco de alianzas más amplio. Esto implica que en el trabajo cotidiano adquiera el carácter de Frente Único, y se abran más espacios de participación de los estudiantes. El frente único en los congresos sería solo defensivo.
El desafío sigue siendo lograr construir un marco fuerte que imprima otra lógica, desde las bases, y modifique la lógica burocrática en la que tienden a caer este tipo de organismos.
Ejemplo de esto último fue la permanente incapacidad que mostró la conducción de esta Federación para intervenir en forma legítima en las Asambleas Interfacultades surgidas al calor de la última lucha universitaria. Actuó frenando las voluntades que surgieron desde las bases en el proceso de lucha por el paro docente. Este proceso significó una prueba de hasta donde podía darse una apertura de los distintos centros de estudiantes y la FUBA al activismo. La articulación de este activismo con las conducciones sigue siendo la condición de posibilidad para alcanzar una contundente política de masas para cada facultad y la coordinación que los estudiantes podemos alcanzar con las distintas formas de lucha que se da el conjunto de los trabajadores y el pueblo.