Sección:
Movimiento Estudiantil
1)
Elecciones y lucha estudiantil en UBA
UBA: hacer crecer la organización estudiantil desde las
bases
Durante
la segunda semana del mes de noviembre se realizaron elecciones
en la Universidad de Buenos Aires. Cuando comenzó el segundo
cuatrimestre, el escenario político de la UBA parecía
prever un retroceso de la izquierda. Pero a último momento
emergieron nuevas alianzas electorales y permitieron dar vuelta
la tortilla, asegurando la conducción de la Federación
Universitaria (FUBA), y de un buen número de Centros de
Estudiantes y consejeros superiores.
Es importante destacar que este proceso se produjo en el marco
de la disgregación de las fuerzas cada vez menos dispersas
de la socialdemocracia (allí ubicamos al MNR, a las distintas
variantes de ARI, a las numerosas escisiones de la Franja, como
el QRS en medicina, y la misma Franja que intenta resucitar, entre
otras). A diferencia de lo sucedido en los últimos años,
esta última elección un reagrupamiento de estas
fuerzas hubiera representado una amenaza real. Si el mismo finalmente
no fue posible, se debió a que sus negocios representaron
límites concretos para llegar a un acuerdo. Igual no hay
que perder de vista que, no sólo este sector pasó
a ser mayoría en 6 de las 13 facultades de la UBA, sino
que se reposicionaron, y hoy están en mejores condiciones
para negociar con mayor margen y fuerza en las próximas
elecciones, así como en el próximo congreso de la
FUBA.
Como decíamos, contra varios pronósticos, los distintos
frentes de “izquierda” no cayeron, sino que quedaron
un poco más fortalecidos. En Filosofía y Letras,
las fuerzas que conducen la FUBA (PO, los dos MST, EVET y, cada
vez mas sólidamente adentro, la CEPA-PCR) fueron divididas,
el PO - MST1 por un lado y el PCR - MST2 por el otro, conservando
el primer frente la conducción por sólo ocho votos.
Estas fuerzas políticas que se aseguraron un año
más al frente de la FUBA, hasta el momento no han logrado
construir una alternativa política sólida. Desde
que alcanzaron su presidencia en el 2001, gracias a diversas alianzas
que fueron variando año tras año, aprovecharon estos
espacios para intervenir en la coyuntura nacional, pero aún
sin poder plasmar en el interior mismo de la universidad la necesaria
construcción de una fuerza social que trascienda esta anquilosada
Federación Los vacíos políticos que esto
ha generado en los últimos años, están siendo
ocupados por fuerzas que, aunque aún deslegitimadas, fueron
rearmándose lentamente junto a un sector importante de
docentes y graduados (claustro que responde mayoritariamente a
la socialdemocracia).
Elecciones
y unidad docente estudiantil
Si consideramos las elecciones universitarias como la expresión
del desarrollo de un proceso político, estas nos otorgan
indicios ciertos, sin quedarnos en la foto, sobre las causas profundas
del reposicionamiento que alcanza cada facultad en el juego político
de la UBA. A lo largo del año las distintas fuerzas desarrollan
su trabajo político que varía producto no sólo
de sus concepciones, sino también de la correlación
de fuerzas con la que cuente tanto en relación a los organismos
permanentes de los estudiantes, como dentro de la propia institución
académica.
Cuando se desatan luchas como las protagonizadas este año
por docentes y estudiantes, siempre resurge el debate en el movimiento
estudiantil sobre como establecer la unidad entre ambos sectores.
Suele suceder que cuando los estudiantes no logran fortalecer
sus herramientas organizativas a partir de luchar y organizarse
por sus reivindicaciones más sentidas, terminan subordinados
a las decisiones de los docentes. Esto parece no ser un problema,
hasta que los docentes terminan resolviendo el conflicto con una
negociación propia sin que el movimiento estudiantil pueda
ejercer evidencia alguna.
Es necesario que podamos revertir esta tendencia que también
estuvo presente en el último conflicto.
Para ser representante de una Gremial docente, como AGD (UBA),
los acuerdos con los sectores conservadores incrustados en la
universidad, parecen ineludibles en el actual contexto político.
Esta es una condición fundamental para entender el rol
que debe jugar el gremio estudiantil en procesos de lucha conjuntos,
la libertad de ataduras con la que cuentan los estudiantes para
la acción política debe dinamizar y fortalecer estas
luchas.
El problema que venimos señalando en notas anteriores es
como en el movimiento estudiantil quedamos encorsetados cuando
quienes formamos parte de los organismos permanentes, como son
los Centros de Estudiantes, no somos capaces de trascendernos
nosotros mimos abriendo el cauce a la participación política
en los procesos de masas. Esta debe ser la base desde la cual
elaborar un programa más avanzado para toda la UBA que
pueda estar articulado con la gremial docente.
FUBA:
¿un gigante sin cuerpo?
En la actualidad se observa una marcada debilidad de la conducción,
que sigue sin poder llenar la FUBA de contenido. Hoy un realineamiento
de la socialdemocracia podría poner en riesgo su continuidad.
Pero, lo más preocupante es que la política de la
izquierda "combativa" para evitarlo es continuar haciendo
congresos fuera de época de clases, a espaldas del conjunto
de los compañeros.
Desde M-IR consideramos necesaria abrir la conducción con
la conformación de un marco de alianzas más amplio.
Esto implica que en el trabajo cotidiano adquiera el carácter
de Frente Único, y se abran más espacios de participación
de los estudiantes. El frente único en los congresos sería
solo defensivo.
El desafío sigue siendo lograr construir un marco fuerte
que imprima otra lógica, desde las bases, y modifique la
lógica burocrática en la que tienden a caer este
tipo de organismos.
Ejemplo de esto último fue la permanente incapacidad que
mostró la conducción de esta Federación para
intervenir en forma legítima en las Asambleas Interfacultades
surgidas al calor de la última lucha universitaria. Actuó
frenando las voluntades que surgieron desde las bases en el proceso
de lucha por el paro docente. Este proceso significó una
prueba de hasta donde podía darse una apertura de los distintos
centros de estudiantes y la FUBA al activismo. La articulación
de este activismo con las conducciones sigue siendo la condición
de posibilidad para alcanzar una contundente política de
masas para cada facultad y la coordinación que los estudiantes
podemos alcanzar con las distintas formas de lucha que se da el
conjunto de los trabajadores y el pueblo.