Si a alguien le queda alguna duda sobre los intereses que defiende Juan Guaidó, el autoproclamado “presidente interino” de Venezuela, repasemos algunos nombres de su “gobierno paralelo”.
Carlos Jordá, designado como “director” de Citgo, petrolera venezolana expropiada por el gobierno de Donald Trump, es el director de Delek US: una filial de la israelí Delek, suministradora del Ejército de Tel Aviv.
José Ignacio Hernández, nombrado «procurador especial», es abogado de la minera canadiense Crystallex, que pleitea para apoderarse –precisamente- de Citgo, como pago de una supuesta indemnización negada por la justicia venezolana.
Carlos Vecchio, el supuesto “embajador” en Washington, fue, durante años, el representante de la ExxonMobil, petrolera con una larga historia de litigios contra Caracas.
Son solo tres nombres entre muchos otros miembros del llamado “gobierno paralelo”: altos ejecutivos de petroleras, mineras y entidades bancarias, unidas en la codicia por las inmensas riquezas de Venezuela.
El Presidente de la República, Nicolás Maduro,repudió la alianza criminal del diputado en desacato, Juan Guaidó, con el grupo paramilitar colombiano Los Rastrojos.
«Tremendo escándalo del autoproclamado y bandido Guaidó. Su alianza criminal con la banda narcotraficante de los paramilitares de los Rastrojos en Colombia, es un escándalo de primer nivel. Ya empiezan a aparecer las pruebas y hay muchas más sobre la vinculación con la violencia colombiana porque son aliados directos», expresó Maduro durante una jornada de orientación e interacción con la Red de Articulación y Acción Social (Raas) en Caracas.
Resaltó que todos los hechos que sucedieron el pasado 23 de febrero terminó rodeado de «escándalos, inmundicia y derrota junto a sus amigos Iván Duque y Álvaro Uribe Vélez que dió la orden a los Rastrojos».
Guaidó y sus secuaces «representan» a Venezuela en la OEA. A ella han mandado una carta dirigida a la presidenta del Consejo Permanente (de la OEA) solicitando que se convoque el «órgano de consulta”
“Cuando la soberanía de un país ha sido afectada de alguna manera o la paz del continente está en peligro, cabe la aplicación del TIAR”, agregó Tarre, la voz de Guaió EEUU UE en la OEA, quien señaló que para activar este mecanismo se requiere primero de la convocatoria del órgano de consulta.
De ser avalada esa solicitud, que requiere de un mínimo de diez votos, se reunirá dicho órgano de consulta, lo que, de acuerdo a Tarre, puede “posiblemente” producirse durante la próxima Asamblea General de las Naciones Unidas, cuyas sesiones comienzan la próxima semana.
Desde agosto de 2018, los grandes medios de la prensa internacional “reportan” la existencia de un éxodo masivo de venezolanos, que supuestamente huyen del hambre y de la “dictadura” del presidente constitucional Nicolás Maduro, dirigente del chavismo.
También según esa prensa, la cantidad de venezolanos que cruzaban diariamente la frontera se elevaba a 18 000. La ONU afirmaba entonces que a finales de 2019 habría 5,3 millones de migrantes y refugiados venezolanos dispersos por toda Latinoamérica y se hablaba de una grave «crisis migratoria» causada por el «régimen chavista».
Pablo Sepúlveda Allende califica el mencionado informe de cobarde, parcializado, deshonesto.
El experto en el campo de los derechos humanos, Alfred de Zayas, calificó como defectuoso y decepcionante el informe presentado por la Alta Comisionada de los Derechos Humanos para las Naciones Unidas (ONU), Michelle Bachelet.
«La visita histórica de Michelle Bachelet a Venezuela tenía potencial, pero el informe, escrito por la misma secretaría que hizo los informes de Zeid (Raad Al Hussein, anterior representante del organismo), es fundamentalmente defectuoso y decepcionante», reza una nota difundida en su portal web.
Destacó que el escrito de Bachelet está «lamentablemente desequilibrado y no saca conclusiones que puedan ayudar al pueblo venezolano».
Resaltó que la visita realizada por Bachelet fue «una oportunidad perdida, porque Venezuela ha solicitado y necesita servicios de asesoría y asistencia técnica, pero de buena fe», al tiempo que señaló que «la Oficina del Alto Comisionado debe darse cuenta de que su credibilidad está en juego».
El también abogado, escritor e historiador estadounidense exhortó a Bachelet sustituir el personal que la asiste, por uno que «trabaje profesionalmente y con imparcialidad».
Desvío de dineros, malversación de fondos de la ayuda humanitaria, inflación de cifras, fraude y amenazas fueron usados por el equipo del autoproclamado presidente interino venezolano Juan Guaidó en Cúcuta para rodearse de lujos, con la excusa de mantener a los militares venezolanos desertores.
El expresidente del Gobierno, el ultraderechista José María Aznar, se ha pronunciado hoy por un intervención militar en Venezuela. En una conferencia junto a su homólogo colombiano, Álvaro Uribe, ha asegurado que «Maduro no va a caer por ninguna negociación y tampoco soplando. Soplando no caen los dictadores, caen de otras formas». Además, ha advertido de los riesgos de la inacción política, que produce «unos resultados devastadores».
¿Guardar las formas? ¿Para qué? Si los imperialistas yanquis hacen lo que les da la gana y ningún organismo ni justicia internacional les hace nada. La impunidad con que saquean y destruyen numerosos pueblos del mundo resulta realmente in saltante. ¿Para qué carajo sirve la ONU, por poner un ejemplo, o la Corte Penal Internacional (CPI). Pues la ONU, con su antidemocrático manera de funcionar (el derecho al veto de cinco países es una tiranía en toda regla), para bien poco en cuanto a favorecer a los más débiles se refiere. En cuanto a la CPI, para castigar igualmente a los débiles; los cuantiosos y atroces crímenes provocados por el imperio en gran parte del mundo siempre quedan impunes.
Éxodo, crisis humanitaria, hambruna … La propaganda de guerra contra la Venezuela bolivariana usa los sentimientos «al peso» para condicionar a la opinión pública, dirigiendo la «indignación». La atención se centra en los jóvenes, atraídos por imágenes de aparente transgresión «contra el poder». Las grandes agencias que estudian el condicionamiento cultural, los profesionales de la CIA, como los cazadores de marcas de las grandes empresas multinacionales, estan concientes de cuáles son las claves para actuar: especialmente en Europa, donde, con la complicidad de cierta izquierda, se han convertido en conceptos impronunciables los parámetros propios de la lucha de clases, que requiere una consecuencia entre las palabras y los hechos.
Y así, es suficiente difundir la máscara de «anonymus» en las redes sociales, para capturar la «rebelión» de algunos jóvenes indignados desde el teclado. Basta con abarcar en todos los sentidos la definición de «libertario» para hacer del fascismo venezolano un movimiento «antiautoritario». Basta con vincularse con algunas multinacionales del humanitarismo, mejor si son de la marca católica, para recaudar dinero a plena potencia: dinero que va a ser asignado no «a las ollas de solidaridad», como anuncian algunos sitios de la oposición en Italia, sino a la oferta de mercenarios que hemos visto actuar durante las famosas «guarimbas».