Iraq


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Mantener el embargo, mentir a la opinión internacional, ganar tiempo para la guerra

Nota Informativa del CSCA, 16 de mayo de 2002
CSCAweb (www.nodo50.org/csca)

El martes 14 de mayo el Consejo de Seguridad aprobó una nueva resolución sobre el embargo a Iraq, la número 1409. Presentada por EEUU como un beneficio para el pueblo iraquí, la nueva resolución no va a determinar en absoluto un alivio apreciable de la situación humanitaria en el país, mientras le permite a la Administración Bush ganar tiempo para preparar su intervención militar contra Iraq

El martes 14 de mayo el Consejo de Seguridad (CS) de Naciones Unidas (NNUU) aprobaba por unanimidad -con "fuertes reservas" por parte de Siria, en la actualidad miembro no permanente del mismo- una nueva resolución sobre el embargo a Iraq, la número 1409 [1], considerada por el organismo internacional como "el segundo mayor cambio" en el programa humanitario conocido como "petróleo por alimentos" (resolución 986) desde que fuera aprobado la resolución 1284 en septiembre de 1999 [2]. La resolución, negociada a lo largo de todo el año pasado por los miembros del CS -y sobre todo por EEUU y Rusia-, se aprueba pocos días antes de que concluya la undécima fase del programa "petróleo por alimentos", que se renueva semestralmente desde que se pusiera en marcha en diciembre de 1996.

¿Un procedimiento más eficaz?

Los dos ex coordinadores del programa humanitario de NNUU para Iraq, Dennis Halliday y Hans von Sponeck -que dimitieron respectivamente en 1999 y 2000 por considerarlo ineficaz-, han advertido ya sobre la falacia que supone imaginar que las medidas ahora tomadas vayan a suponer una mejora apreciable de la situación humanitaria en el país [3]. El propio embajador ruso en el CS, Sergey Lavrov, lo ha vuelvo a indicar tras aprobarse la resolución: "Solo levantando las sanciones, Iraq podrá reconstruir su economía"[4].

Desde que entrara en vigor el programa "petróleo por alimentos", Iraq puede exportar petróleo, inicialmente cantidades limitadas, en la actualidad ya sin restricción alguna. El dinero obtenido por la venta de su petróleo es ingresado en una cuenta de la BNP en Nueva York, cuenta administrada exclusivamente por el secretario general de NNUU y a la que el gobierno de Iraq no tiene acceso alguno. De esa cuenta, el secretario general paga distintas partidas -la más cuantiosa, la destinada al pago de la llamada "deuda de guerra", antes el 30%, desde hace un año, el 25% de los ingresos obtenidos-, quedando finalmente menos de la mitad del dinero ingresado para poder comprar productos.

Pero ni tan siquiera ese porcentaje puede emplearse en su totalidad para tal fin. Cada contrato firmado por Iraq con empresas de un tercer país tenía que ser aprobado por el denominado Comité de Sanciones (o Comité 661), que reproduce la estructura del CS, es decir, con sus miembros permanente con derecho de veto. Todo contrato que EEUU y Gran Bretaña consideran que incluye productos susceptibles de doble uso (civil y militar) es paralizado. Resultado: en la actualidad más de 5 mil millones de dólares están bloqueados, y no pueden ser empleados para pagar otros contratos y adquirir otros productos. Kofi Annan ha reiterado que esta situación es inaceptable. La consecuencia es que EEUU y Gran Bretaña, pese a que afirmen cínicamente que ya no hay restricción alguna a la cantidad de petróleo que Iraq pueda exportar, han impedido eficazmente -como han denunciado Halliday y Sponeck- la recuperación y normalización socioeconómica del país, al prohibir la entrada en el mismo de artículos claves e imprescindibles para ello: los relativos a los sectores de telecomunicaciones, suministro eléctrico (incluso en Bagdad los cortes de luz diarios en la actualidad son de dos horas, mucho más prolongados fuera de la capital), depuración de aguas, agrícola y petroquímico (de tal manera que Iraq no puede rehabilitar su maltrecha industria petrolífera y bombear y exportar más crudo).

¿Cuál será la situación a partir de ahora? En primer término, la resolución ahora aprobada mantiene el control financiero de Iraq y el reparto porcentual de los ingresos por venta de petróleo; es decir, el primer mecanismo estratégico de lo que hemos denominado el proceso de recolonización del país. El segundo aspecto es su control comercial y tecnológico, que la nueva resolución no solo no alivia si no que atornilla aún más: por el procedimiento ahora aprobado, se ha establecido una nueva relación de artículos considerados de doble uso, la denominada "Lista Revisada de Productos" [5], que incluye en sus más de 300 páginas todos aquellos artículos que, considerados susceptibles de posible uso militar, seguirán sometidos a prohibición por NNUU. Esta lista sigue incluyendo ampliamente (aunque no ya, como antes, las bicicletas, por ejemplo) artículos y productos que, mínimanente manufacturados o de tecnología media, son inexcusables para una mínima recuperación socioeconómica del país. Tras el término "doble uso", EEUU procura restringir al máximo el acceso a la tecnología -y al desarrollo- de Iraq o de cualquier otro país.

A partir de ahora todo contrato firmado por Iraq para la compra de cualquier producto ha de ser -igual que antes- enviado debida y exhaustivamente detallado, por intermediación del gobierno nacional de la empresa correspondiente, ahora ya no en primera instancia, como antes ocurría, al Comité de Sanciones, sino a la Oficina del Programa de Iraq de NNUU (OPI), que a su vez lo remite para su evaluación a la comisión especial de NNUU para el desarme de Iraq (la UNIMOVIC, sucesora de la desprestigiada UNSCOM) y a la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA). Técnicos de la UNIMOVIC y de la AIEA deberán en 10 días revisar el contenido del contrato. Si el contrato en cuestión no incluye ningún artículo de la Lista Revisada de Productos será autorizado por la OPI, pero siempre "sujeto a la aprobación [final] del Comité de Sanciones" (apartado 3 del Anexo de procedimiento). Si por el contrario el contrato incluye algún material o artículo susceptible de uso militar, la OPI podrá rechazar directamente su aprobación o, en caso de duda, enviarlo al Comité de Sanciones, que podrá aprobarlo o rechazarlo finalmente (párrafos 9 y 12). Se establecen asimismo plazos para efectuar las reclamaciones correspondientes ante la OPI por denegación de contratos.

Como puede apreciarse, una amplia lista de artículos considerados de doble uso, la complejidad del procedimiento (aun cuando se determinan plazos para la aprobación o no de los contratos) y, en última instancia, la pervivencia del Comité de Sanciones -con su estructura de derecho a veto- como instancia final decisoria, no va a suponer ni un incremento cualitativo de los productos que van a poder ser importados por Iraq, ni va a aligerar el mecanismo de su entrada, persistiendo sin duda los "cuellos de botella" administrativos que hasta ahora afectaban incluso a los bienes estrictamente humanitarios (alimentos y medicamentos genéricos) aprobados en primera instancia [6].

Mantener el embargo, engañar a la opinión internacional

La clave para la aprobación de la resolución 1409 ha sido la aceptación final por parte de Rusia de la Lista Revisada de Productos. El apreciable cambio de postura de Moscú, que hace un año amenazó con recurrir al veto por tal motivo [7], ha sido motivado por la promesa estadounidense de dar luz verde a los contratos firmados por Rusia e Iraq que, por valor de 700 millones de dólares -del total antes indicado de 5 mil millones-, EEUU y Gran Bretaña tiene bloqueados en el Comité de Sanciones por considerar que son susceptibles de uso militar por Bagdad. La decepción iraquí es mayúscula, que había favorecido comercialmente en estos años a Rusia.

EEUU ha presentado la aprobación de la resolución como un beneficio para el pueblo iraquí, que habrá de ver mejorada su situación cotidiana, y como un avance en el mejor ajuste del régimen de sanciones contra el régimen y no contra la población de Iraq. Sin embargo, como cabe prever, la nueva resolución no va a determinar en absoluto un alivio apreciable de la situación humanitaria de la población iraquí, y su aprobación debe comprenderse, por el contrario, como un éxito de la Administración Bush en su política contra Iraq tras los fracasos del año anterior:

1. Se mantiene el régimen de sanciones contra Iraq por seis meses más. Llas sanciones se perpetúan: la previsión del levantamiento del embargo vuelve a alejarse. Al centrar el debate de la nueva resolución en ajustes muy limitados del programa humanitario "petróleo por alimentos", la Administración Bush logra, como ocurriera con la aprobación de la resolución 986, que el CS eluda abordar una revisión integral del contencioso entre NNUU e Iraq -que incluyera qué le queda a Iraq por cumplir pero igualmente la previsión razonable del fin del embargo-, en la línea de las conversaciones que Iraq y el secretario general de NNUU, Kofi Annan, vienen desarrollando en varias citas durante la primera mitad de este año y que habrán de reanudarse nuevamente en junio, vía de diálogo que, amparada además por primera vez en estos 12 años por la Liga Árabe, irrita profundamente a Washington [8].

2. La opinión pública internacional es nuevamente confundida sobre la previsión de una mejora apreciable de la situación humanitaria en Iraq. La Administración Bush pretende de nuevo acallar las críticas internacionales sobre el grave deterioro de la situación humanitaria en el país como consecuencia de las sanciones, procurando al tiempo hacer caer la responsabilidad de la crisis que vive la población iraquí sobre el régimen de Sadam Husein. Como hemos visto, la resolución ahora aprobada revisa aspectos muy limitados del mecanismos hasta ahora vigente de aprobación de los contratos firmados por Iraq con terceros países; nada más. El núcleo central de las sanciones -el control financiero, comercial y tecnológico- del país perdura.

Ganar tiempo para la guerra

Con la aprobación de esta resolución, EEUU gana tiempo en sus preparativos para lanzar un ataque contra Iraq. Y es que, como ya ocurriera en la anterior renovación del programa humanitario en noviembre pasado, entonces en plena intervención contra Afganistán, la Administración Bush no ha querido tampoco ahora, cuando apenas está cerrada la crisis regional abierta por la ofensiva militar del gobierno israelí contra las Áreas Autónomas palestinas de Cisjordania, arriesgarse a provocar un debate agrio en el seno del CS forzando la aprobación de otros aspectos inicialmente incluidos en lo que se denominaron "sanciones inteligentes" (medidas de control a los países limítrofes a Iraq, mayor control financiero de las exportaciones de petróleo, etc.), como ocurriera hace una año cuando Rusia amenazó con recurrir al veto [9].

La estrategia predominante hoy respecto a Iraq de la Administración Bush es el asalto militar del país el próximo otoño o en los primeros meses del año 2003, incluido el cambio de régimen [10]. Mientras procura cerrar la crisis palestina -con nuevas declaraciones de apoyo a la creación de un Estado palestino-, vencer la resistencia de sus tradicionales aliados regionales -especialmente de Turquía y Arabia Saudí- a una nueva guerra y diseñar con la oposición iraquí un plan de invasión y ocupación de Iraq, EEUU no tiene mayor interés en verse atrapado en debates y compromisos en el seno de una instancia -Naciones Unidas o su Consejo de Seguridad- a la que no reconocerá como autoridad sancionadora cuando decida iniciar su nueva guerra en Oriente Medio. Ni tan siquiera la Administración Bush considera ya relevante -más que como excusa- para desistir de lanzar su asalto final contra Iraq el retorno o no al país de los inspectores de desarme, asunto al que Bagdad no se opone ahora ya tan categóricamente como antes si se estableciera un procedimiento adecuado para ello y en el marco, antes indicado, de una evaluación integral y ponderada de lo que han sido estos 12 años de embargo [11].


Notas:

  1. 1. El texto de la resolución 1409 puede consultarse en: www.un.org/News/Press/docs/2002/SC7395.doc.htm
  2. Una evaluación del programa "petróleo por alimentos" y de la resolución 1284 puede leerse en: La situación humanitaria en Iraq, el programa humanitario 'Petróleo por Alimentos' y los derechos humanos
  3. Como indicaba el manifiesto por ellos promovido y publicado en International Herald Tribune recientemente (Centenares de personalidades y organizaciones de todo el mundo firman un documento exigiendo el fin del embargo contra Iraq y rechazando la amenaza de guerra / No more economic sanctions. The iraqi people have suffered enough!).
  4. The New York Times News Service, 15 de mayo, 2002.
  5. Documento S/2002/515. La aprobación de esta nueva Lista estaba contemplaba en el párrafo 2 de la resolución 1382 del pasado noviembre, aprobada al termino de la anterior fase del programa humanitario.
  6. Sarah Graham-Brown: "Sanctions Renewed in Iraq", MERIP Press Information Note núm. 96 de 14 de mayo, 2002.
  7. Véase: Grave revés para la estrategia de EEUU de imponer en el Consejo de Seguridad una nueva resolución de endurecimiento de las sanciones contra Iraq
  8. Véase Hans von Sponeck: "Iraq: una solución política"
  9. Véase Gran Bretaña y EEUU presentan al Consejo de Seguridad el borrador de una nueva resolución sobre el embargo a Iraq y Grave revés para la estrategia de EEUU de imponer en el Consejo de Seguridad una nueva resolución de endurecimiento de las sanciones contra Iraq
  10. El Pentágono estudia atacar Iraq en noviembre o diciembre próximos
  11. Según expresó Tareq Aziz ante los delegados de la Conferencia de Bagdad en mayo de 2002.



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