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Panamá, Año IV, No. 91
22 al 28 de agosto de 2005
Seguramente en el transcurso de las próximas semanas proliferarán en los medios de comunicación social los balances críticos en torno a la gestión del gobierno de Martín Torrijos al completarse el primer año de su gestión. Más allá del examen ideológico político partidista, carente de la objetividad necesaria, se impone una especie de ejercicio de ganancias y pérdidas que, situando la acción de gobierno dentro de las particulares circunstancias del devenir del país durante el año, valore la misma en términos de resultados.
En principio la evaluación propuesta tomará como punto de referencia las promesas electorales vs los resultados del primer año de gobierno. Entre las promesas más emblemáticas, todos seguramente recordaremos lo de cero corrupción y lo de la generación masiva de empleos para más de cien mil desempleados en el país. Necesario es recordar que si algo caracterizó al régimen de Mireya Moscoso fueron los continuos escándalos gubernamentales, los elevados índices de desempleo y la pobreza creciente de las familias panameñas, que se situara alrededor del 50% de la población.
Si durante el gobierno de la presidenta Moscoso proliferan los escándalos y la corrupción generalizada de los jerarcas del régimen, recordando entre los casos más sonados el del helicóptero 1430, el CEMIS y los durodólares, en el primer año de gobierno de Torrijos es el escándalo de las exoneraciones de los automóviles de lujo de los “honorables” padres de la patria, el encubrimiento de los desafueros de los diputados por parte de los magistrados de la corte, los inauditos fallos de los magistrados a favor de sus conmilitones y el imperio de la impunidad, so pretexto del respeto, por parte del gobernante de la estricta separación de los poderes.
Cabe preguntarse: ¿acaso no sabía el Señor Presidente que cuando le prometió al país un gobierno de cero corrupción, no estaba plenamente enterado, más habiendo sido en un pasado reciente Viceministro de Gobierno y Justicia, que toparía en sus propósitos de erradicar la corrupción, con las prácticas corruptas de diputados y magistrados? ¿Será que no entiende el Señor Martín Torrijos que para erradicar la corrupción de los diputados, tienen que eliminarse de manera drástica y sin concesiones todos los insultantes privilegios de que gozan diputados, ministros, magistrados, procuradores, fiscales, embajadores y tantos otros funcionarios e incluso, sectores empresariales? Si tiene mayoría en el órgano legislativo, acaso le falta autoridad para disciplinar a la bancada mayoritaria y proceder de una vez por todas a eliminar todas esas prebendas.
Los panameños nos preguntamos: ¿acaso no sabía el Señor Presidente que solamente se puede erradicar la corrupción en el sistema de aplicación de justicia, poniendo en cintura a jueces y magistrados , a procuradores y fiscales, a personeros y corregidores? ¿Manda o no manda el presidente o es acaso un espantajo del que tiran para acá y para allá los reales factores de poder?
Desde hace meses viene esperando el país que el señor presidente tome las decisiones de recomponer el equipo de gobierno. Así, ante las dubitaciones del presidente, permanecen sin resolverse las asignaciones frente a la dirección del FIS, de Migración, de la Caja de Ahorros, de la Policía Nacional. De igual manera, es públicamente conocido que la reelección de Alemán Zubieta, además de forma unánime, se realizó por encima del querer del presidente, cuyo candidato para la más alta posición administrativa con que cuenta el país era el Ministro actual de Economía, Ricaurte Vásquez. ¿Hubiese ocurrido tal cosa en tiempos del “Toro” o del gobierno de la “Doña”?
Sin embargo, contrastan estas debilidades con las acciones intromisorias del ejecutivo en la mediatización de los gremios. Así tenemos que misteriosamente aparecen los fondos para pagar las cuotas dentro de FEDAP y ¿qué casualidad?, modificar la representación de los profesionales dentro del diálogo, del independiente e indoblegable Luis Chen por los obsecuentes miembros del P.R.D. Ana Mora y el Ingeniero Zúñiga. De igual manera, con la acción cómplice de la Corte, la ilegalización de la Directiva de AMOACS encabezada por el Dr. Samudio Coba, de filiación arnulfista, y la legalización de la directiva del Dr. Pérez Silva, afecta al P.R.D. se desestabilizan estos gremios. Que casualidad, ahora no se hace presente el respeto del señor Presidente por las libertades e independencia de los gremios.
Contradictorias en verdad las posturas del Presidente Torrijos, que al mismo tiempo que aboga e impulsa la derogación de las leyes mordazas, hecho bien acogido por la opinión pública nacional e internacional, por otra parte se declara impotente frente a los atropellos a la libertad de expresión por parte, tanto de un tribunal obsecuente a los deseos impositivos de un Magistrado, como a las actuaciones represivas e intimidatorias del susodicho Magistrado contra los periodistas de la Prensa y contra EPASA.
La manifiesta incapacidad del gobierno de Torrijos al momento de definir una política energética que proteja a los panameños ante el aumento desmesurado del petróleo en el mercado internacional, representa otra muestra de que estamos frente a un régimen no solamente débil sino también incapaz. De allí el adelantamiento de la campaña política, faltando aun cuatro años de desgobierno martinista. De allí los movimientos de desacreditadas figuras de la oposición política, tales como Martinelli, Alberto Vallarino, Endara y Mulino, tratando de llevarse el gato al agua por los predios de la falsa y complaciente oposición y, por otra parte, los descarados empeños de Pérez Balladares, Doens y otras desgastadas figuras perredistas, de tomar distancia frente al débil e incompetente gobierno de Torrijos. Y, a todo esto, los sectores populares carentes de alternativa política, engarzados en luchas intensivas por el liderazgo, e incapaces de plantarse como opción diferente ante este desolador escenario político nacional.
