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Un gobierno en apuros

Panamá, Año IV, No. 84

9 al 15 de mayo de 2005

La profusamente publicitada operación propagandística del viaje a Washington no ha servido para nada. Ni uno sólo de los objetivos nacionales fue siquiera planteado, ni era necesario viajar tan lejos para recibir las instrucciones con relación al TLC, la ampliación del Canal y los acuerdos secretos que tarde o temprano conoceremos. Por el contrario, la ciudadanía ha visto con decepción y profunda desconfianza un viaje del que ni siquiera han rendido cuentas públicas, lo que pone en evidencia, una vez más, que se gobierna al margen y a espaldas de la ciudadanía. ¿Para qué se hizo el viaje? Obviamente, el objetivo principal fue propagandístico: se intentaba maquillar la magullada imagen gubernamental. Tampoco les ha servido. El índice de aceptación del gobierno sigue cayendo en picada. Ya lo veremos.

Por otra parte, al escándalo de posible corrupción en que se han visto envueltos el Ministerio de Comercio y la Autoridad Marítima, y que advertíamos que sólo era la punta del iceberg, se agrega ahora la inocultable «falta a la ética» de la que se acusa al Director de Migración y el favoritismo inaceptable del que disfruta el constructor Carlos Pasco, empeñado en proyectos urbanísticos atentatorios del medio ambiente y del patrimonio histórico nacional, gracias a su «intima amistad» con el Presidente y sus anteriores negocios con el Ministro de la Presidencia. Y todo ello sigue siendo la punta del iceberg. Ya lo veremos.

Súmese a lo anterior la fractura insalvable que ha sufrido el Partido Popular como resultado de las «declaraciones inadecuadas» hechas por Ricardo Arias Calderón en defensa del Director de Migración, intentado así chantajear al gobierno al insinuar que, si sancionan por tan poca cosa al Director de Migración, él podría revelar otros actos, aún más graves, que afectarían al gobierno. Como respuesta, el Presidente ha declarado que la alianza PRD-PP está más fuerte que nunca, y similares declaraciones han realizado los más altos dirigentes políticos del PP. Pierde la fracción de Calderón y gana la fracción de Rubén Arosemena, mucho más consciente de que en el pulso al PRD pueden perderlo todo, pues carecen de la fuerza política para intentarlo. Pero ello significa una fractura insalvable al interior del Partido Popular, que más temprano que tarde se reflejará en la propia alianza. Ya lo veremos.

Tómese también en cuenta la guerra de guerrillas que se desarrolla al interior del gobierno, y que tiene por objetivo reajustar los espacios ocupados por las distintas corrientes del PRD. No se trata tan sólo del combate máscara contra cabellera que protagonizan los «amigos del Presidente» con los «históricos del PRD», sino también de la falta de liderazgo para resolver las contradicciones que se generan en torno a un gran número de altos cargos gubernamentales, lo que ha generado un corrosivo cúmulo de rumores sobre prontas destituciones y reemplazos. Las causas profundas de dicha situación radican en la absoluta falta de proyecto político que aglutine y dé coherencia la equipo gubernamental, más allá de la mítica ampliación del Canal. Puede contarse con que ello se profundizará y agravará. Ya lo veremos.

Súmese a todo lo anterior el profundo descontento de «las bases del PRD», que se sienten burladas y engañadas por permanecer en el desempleo pese al triunfo de su candidato. ¿Cómo se puede explicar que un partido clientelista y un gobierno neoliberal no haya premiado a sus «bases» con la esperada piñata de la burocracia estatal? ¿Será que ha cambiado su naturaliza política? Por supuesto que no. Lo que ocurre es que el esperado financiamiento público o privado del Canal tiene exigencias que pasan por la drástica disminución de la burocracia estatal, la reforma de la CSS, el recorte del gasto público y la disminución a la brava del déficit fiscal. Como se ve, mal paga Roma a quien bien le sirve. Pero ello no hace más que acercar el fuego al barril de pólvora social, pues los pueblos no pueden ser engañados todo el tiempo, y de vez en cuanto abren los ojos. Ya lo veremos.

En medio de esta compleja situación, un nuevo liderazgo se abre camino sin obstáculos en el interior del PRD, y se alimenta de la crisis que amenaza con trasladarse al plano social. Ernesto Pérez Balladares sabe que tiene ahora su mejor oportunidad para aglutinar en torno a su figura el descontento partidario, para luego intentar cabalgar, enfrentado incluso al gobierno de Martín Torrijos, el vendaval social que se avecina.

El vendaval social

Mientras la Corte Suprema de Justicia sobrevive entre estertores, el Pacto de Estado por la Justicia, que pretendía reanimar al enfermo, se ha mostrado estéril e inútil para sacar del coma al moribundo. No menos grave es la situación de la hoy llamada Asamblea de Diputados: su descrédito y deslegitimación no han podido ser restaurados por la mascarada de reformas constitucionales con las que pretendieron salvar el régimen partidocrático neoliberal, que hoy vemos como se deshace ante nuestros ojos.

Pese a estar enredados en las zarzas de sus contradicciones internas, con unas instituciones deslegitimadas, e incapaces por ello de cumplir con su rol de administradores del consenso ciudadano, el gobierno pretende imponernos las antipopulares reformas de la CSS, aprobar un TLC antinacional, aprobar una Carrera Administrativa legitimadora del despido de decenas de miles de funcionarios, y derogar, por la vía de la Ley General de Sueldos, las conquistas salariales de decenas de miles de funcionarios públicos. Quede claro que tales objetivos sólo podrán alcanzarlos por la vía de la represión pura y dura, puesto que han perdido, en sólo nueve meses, el amplio apoyo ilusorio del que gozaban el primero de septiembre del pasado año.

Aún así, el Presidente insiste. ¡La economía ha crecido un 9% en el primer trimestre del año! No cabe la menor duda de que son buenas noticias para la telefonía, las eléctricas, los puertos y otros sectores cuyo crecimiento no genera puestos de trabajo ni distribuyen riqueza, puesto que las mismas son exportadas de inmediato. Por algo tenemos el mayor índice de desempleo en toda Centroamérica y ocupamos un lugar preferente entre los de mayores desigualdades en la distribución del ingreso en todo el Continente. No nos engañemos, por este camino el vendaval social está a la puerta de la esquina. Ya lo veremos.

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