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EL ABRUPTO DESVANECIMIENTO DEL ESPEJISMO

Panamá, Año IV, No. 78

10 al 16 de enero de 2005

El enorme capital político acumulado durante las elecciones por el gobierno de la «Patria Nueva», alimentado fundamentalmente por el masivo rechazo popular del gobierno cleptocrático y neoliberal de Mireya Moscoso, ha empezado a desvanecerse. Ya habíamos señalado que ese enorme globo de ilusiones explotaría, en menos de lo que canta un gallo, por razón de que sería «pinchado» por la senda neoliberal que transitaría el gobierno de Martín Torrijos. Y así ha ocurrido. En poco más de cien días, las encuestas muestran una pérdida de 15% puntos en la confianza depositada por la sociedad en el nuevo gobierno; el 45% de los ciudadanos están insatisfechos con los resultados de la lucha contra la corrupción; el 65% de los electores se sienten frustrados por lo que consideran incumplidas promesas de generación de empleos y el 50% ya no deposita esperanza alguna en el mejoramiento de la economía. El espejismo de la «Patria Nueva» prometida empieza a desvanecerse con celeridad,

Lo que viene

¿Pero qué ha ocurrido para que el globo de las ilusiones haya empezado a desinflarse tan rápidamente? Aparte de la notoria y hasta desesperante inacción del gobierno, todas las señales recibidas, y correctamente descifradas por los ciudadanos, han sido amenazantes. A tal extremo, que el nuevo año lo iniciaron con el despido de treinta mil funcionarios públicos, el alza de la luz en casi un 10%, el aumento de los carburantes, el inminente cierre de las negociaciones del fatídico TLC, y la convocatoria de sesiones extraordinarias, a sólo dos semanas de los carnavales, para aprobar a tambor batiente las reformas fiscales «saca plata» que nadie conoce, y las reformas antipopulares de la Caja de Seguro Social. Se trata del mayor ataque contra los intereses del conjunto del pueblo panameño desde el aplastamiento militar de la dictadura. Lo que Mireya no pudo, la «Patria Nueva» lo impondrá, apoyada en las ilusiones que, generadas como espejismo en el pueblo panameño, le dieron al PRD la mayoría absoluta en la Asamblea de Diputados y en los gobiernos locales del país.

Con las anteriores medidas antipopulares se abre un inmediato período de luchas, enfrentamientos y movilizaciones de resultados inciertos. Pero lo que sí es seguro es que las ilusiones desaparecerán como por encanto, inaugurándose con ello una larga coyuntura de profundo desgaste político gubernamental, que posibilitará así, nuevamente, la construcción de una alternativa política a la partidocracia neoliberal. Ciertamente, el mazazo que recibirá el pueblo panameño dejará poco espacio para las maniobras políticas del gobierno. Por su parte, la partidocracia neoliberal de «oposición» se encuentra desarticulada y carente de la más mínima credibilidad, dedicada todavía hoy a lamerse las graves heridas que le produjo el apabullante rechazo electoral del pueblo panameño.

Las nuevas perspectivas

Para enfrentar con posibilidades de éxito el demoledor ataque combinado del gobierno y los grandes empresarios, será necesaria la unidad más férrea de todas las fuerzas que desde el campo popular y ciudadano se aprestan a resistirlo. Y al respecto no hay que llamarse a engaño: no existe señal alguna, todavía, que nos indique que se camina por la senda de la unidad en la acción y en la elaboración de un plan conjunto de lucha. La miopía más mezquina y suicida empuja a ciertas organizaciones a seguir privilegiando sus intereses de grupo frente los del movimiento en su conjunto. No entienden, o no quieren entender, que la derrota del movimiento social será también su derrota, y que, por el contrario, la victoria del movimiento social estimulará el crecimiento y fortalecimiento de sus propias organizaciones.

También pierden de vista que del resultado de las luchas que de forma inminente se avecinan dependerán las posibilidades de construir, en cuestión de meses, un frente político que participe unitariamente en la lucha por derrotar el referéndum tramposo que sobre la ampliación del Canal están ya preparando. Y que, a su vez, el referéndum abrirá las puertas a la posibilidad de poner en pie una alternativa política creíble opuesta a la partidocracia neoliberal, y capaz de expresar, por primera vez en décadas, los genuinos intereses mayoritarios del pueblo panameño.

Todo ello es lo que nos estamos jugando. De nada servirá que explote el globo de las ilusiones, y corrientes cada vez más amplias de trabajadores y ciudadanos retiren su confianza a la partidocracia neoliberal, si no somos capaces de construir la unidad en la acción necesaria para hacer surgir la organización que encause democráticamente el torrente del descontento popular. Los pueblos no tienen los dirigentes y gobiernos que se merecen; por el contrario, son los dirigentes y los gobiernos los que no están a la altura de sus pueblos. Debemos empinarnos por encima de las diferencias para ver si así nos situamos a la altura del pueblo panameño, que demanda a gritos la unidad en la acción necesaria para enfrentar con posibilidades de éxito la lucha por una vida digna de seres humanos.

Mientras se construye, aunque sea a regañadientes, la necesaria unidad en la acción de todos, y se elabora un plan de lucha del conjunto del movimiento social, la Alianza Nacional por la Vida (ANAVI) sigue siendo un espacio democrático abierto a gremios, sindicatos, movimientos sociales y ciudadanos, desde el cual puede iniciarse, con respeto a su autonomía y diversidad, esa urgente y trascendental tarea.

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