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“QUO VADIS PANAMÁ”

Panamá, Año III, No. 68

9 al 15 de agosto de 2004

Faltando pocos días para el fin del mandato de Mireya Moscoso, el gobierno que ella encabeza hace esfuerzos de última hora por mejorar su imagen pública. Sin embargo, se trata de intentos frustrados que en nada logran revertir la percepción de que el desgobierno, la corrupción generalizada y la ineficiencia gubernamental constituyen las características más notables del régimen que fenece.

El naufragio legislativo al momento de someter a aprobación el proyecto de ley de elevación de penas a los menores, expresa no solamente el triunfo de un conjunto de organizaciones defensoras de los derechos humanos que desde el exterior y el interior del país salieron a enfrentar con decisión las concepciones cavernarias, que acerca de la represión de la delincuencia y la violencia social expresan los sectores más atrasados del abanico político – ideológico de la conservadurismo panameño. Dicha aprobación frustrada puso al descubierto, tal como lo hemos expresado en las páginas de Buscando Camino, que a raíz del descalabro gubernamental del pasado 2 de mayo, el gobierno de Mireya Moscoso ha perdido totalmente la gobernabilidad del país y ni siquiera es capaz de disciplinar a la bancada gubernamental en el legislativo. No obstante, la tozudez troglodítica no tiene límites y faltando quince días para el cambio de gobierno, ahora pretenden hace pasar apresuradamente un raro engendro de tres proyectos de leyes en uno. Proyecto trícefalo que igualmente expresa concepciones arcaizantes acerca de la erradicación de la violencia y la criminalidad. Por supuesto, les vaticinamos igual suerte adversa, porque de lo que no cabe ninguna duda es que aunque el régimen arnulfista no parece enterarse, la correlación de fuerzas políticas en el país ha cambiado a raíz de la reciente contienda electoral.

Esperamos, por el bien de la nación, que el gobierno de Martín Torrijos, próximo a instaurarse, encare de manera más científica y moderna una política anticriminal y antidelicuencial, que ponga su mayor acento en la prevención del delito y la resocialización de los delincuentes.

Por otra parte, al iniciarse la cuarta ronda de negociaciones del T.L.C., los presagios para el país son los peores. Se sabe, por ejemplo, de la oposición cerrada de los Estados Unidos a la solicitud de los productores agrícolas panameños de excluir de la negociación dieciséis (16) productos agrícolas sensitivos. Con esta imposición descarada de los intereses norteamericanos quedará al descubierto la debilidad y obsecuencia del equipo negociador panameño, fiel expresión de la debilidad y el entreguismo del gobierno arnulfista. Como si fuera poco, el jefe de los negociadores panameños, Sr. Romel Adames ya hizo del conocimiento de los representantes de las organizaciones de profesionales (FEDAP), que a la parte norteamericana le interesa particularmente el “libre” acceso al mercado profesional panameño en las actividades de la contabilidad, el derecho, la ingeniería y la arquitectura; es decir, aquellos sectores profesionales más vinculados con los proyectos de expansión y modernización del Canal, donde están en juego la inversión, los contratos y las compras por una suma superior a los B/10,000,000,000.00 (diez mil millones de Balboas). Es como para echarse a llorar, o para repetir adecuándola, la dolorosa exclamación ¡pobre Panamá!, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos”.

Como si el país, con lo antes expresado, ya no estuviera colmado de malas noticias, recientemente se hace público, que la herencia que nos deja el régimen mireyista consiste en un endeudamiento externo superior a los B/10,300,000,000.00 (diez mil trescientos millones de balboas); deuda que durante el gobierno de la Doña se vio incrementada en B/1,400,000,000.00 (mil cuatrocientos millones de Balboas) . Por supuesto, las arcas nacionales que heredará Martín Torrijos están vacías y probablemente el camino que eligirá Patria Nueva destacan el de la búsqueda acelerada de dinero fresco para enfrentar los compromisos gubernamentales del tercer cuatrimestre. Las exhaustas arcas del Banco Nacional serán seguramente la fuente de aprovisionamiento, pues ya la Caja de Seguro Social no resise un atraco más.

Frente al desolador país que nos dejan las que se van y sabiendo que no será más grato el que nos deparan los que desgobernarán el país a partir del próximo 1º de septiembre, el único camino es la organización política de los sectores populares y las capas medias, en torno a una opción política nueva, capaz de ofertar a la sociedad una nueva vía de desarrollo económico y social, es decir la opción antineoliberal, auténticamente panameña y latinoamericana.

 

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