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EL TLC: TRATADO DEL LOBO Y EL CORDERO

Panamá, Año III, No. 59

7 al 13 de junio de 2004

– Se ha iniciado la segunda ronda de «negociaciones» –

El país se desmorona. El hospital del Niño, el Santo Tomás y el San Miguel Arcángel están paralizados, y en este último su personal médico se encuentra en huelga. ¿Razones? El gobierno les ha negado los más elementales medios materiales y económicos para funcionar normalmente. Es sólo la punta del iceberg de un sistema de salud que avanza aceleradamente hacia el colapso. Recuerden este nombre : Fundación Mar del Sur . Por otra parte, en los institutos técnicos profesionales Louis Mártinz y Azuero el personal docente y sus estudiantes están en huelga por la misma razón. El Instituto Nacional y el Artes y Oficio están cerrados y diez colegios más están en huelga. Sus estructuras físicas y de laboratorios también han colapsado. Por lo demás, mil doscientos maestros aún no han cobrado su primera quincena.

Revolvemos la mirada y observamos la subida de la gasolina, el diesel y el gas licuado, mientras se nos informa de la próxima e inminente alza de las tarifas eléctricas y del agua. Mientras todo ello ocurre, y para que no disminuyan las ganancias de las empresas eléctricas privatizadas , a finales de 2003 el «subsidio» del gobierno había alcanzado los ochenta y tres millones de dólares de dinero público. No hay que ser muy listo para entender la relación existente entre la quiebra del sistema educativo y el de salud, y los ochenta y tres millones de dinero público que se llevaron del país las empresas eléctricas, sacándonoslo a cada uno de nosotros del bolsillo. Sus ganancias, en el 2003, sobrepasaron los 100 millones de dólares.

El lobo y el cordero

Deslegitimado y desautorizado por casi nueve de cada diez panameños en las pasadas elecciones, con un país que se deshace ante nuestros ojos, el gobierno moribundo se dedica en sus estertores a la negociación del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos (TLC). Se trata de una negociación secreta , que debe dar por resultado un acuerdo perpetuo. Ambas condiciones fueron aceptadas de antemano por el «gobierno» mireyista…y por Alejandro Ferrer, representante del presidente electo Martín Torrijos en la mesa de «negociaciones», y próximo Ministro de Comercio en su nuevo gobierno.

El gobierno norteamericano ya ha puesto sobre la mesa de «negociaciones» cuáles son sus aspiraciones. La apertura del mercado agrícola, que destruirá la industria cárnica y la de sus derivados, así como la del arroz, maíz, etc., hasta borrar del mapa la producción agrícola nacional. Decenas de miles de puestos de trabajo desaparecerán por encanto del TLC, tal como ya ocurrió en México. Frente a ello, los gremios agropecuarios aceptaron la palabra de la presidenta de que serian excluidos de la «negociación» 16 rubros básicos. Aceptaron la misma palabra de quien la empeño en no privatizar la Caja de Seguro Social, y tres días después destituyó a su director, Juan Jované, quien era un obstáculo insalvable para los planes privatizadores. La misma palabra de quien la empeño ante el Comité Ecuménico para incluir en las pasadas elecciones la llamada quinta papeleta, que abría el paso a la convocatoria de una constituyente, y que luego, cuando se le presentaron más cien mil firmas que apoyaban dicha iniciativa, en un inesperado ataque de alzheimer olvidó su compromiso. Bajo el lema de «sálvese el que pueda», los gremios agropecuarios han intentado negociar por separado su sobrevivencia, bajo el compromiso de ignorar las protestas de los demás sectores sociales. Divide y vencerás es la fórmula utilizada por el gobierno, y la trampa mortal en la que han caído los confiados, ingenuos e insolidarios productores agrícolas. No han entendido nada. O nos salvamos todos o no se salva nadie.

Pero el lobo quiere más. También han pedido la desnacionalización de treinta profesiones liberales: abogados, contadores, auditores, médicos, enfermeras, ingenieros, arquitectos, docentes, etc., todos serán devorados por el lobo en un abrir y cerrar de boca. Ya están listos los planos de hospitales y clínicas especializadas que, provenientes de USA, prestarán servicios de salud en Panamá. Lo mismo ocurre con las firmas de abogados y las empresas de ingeniería y arquitectura, por sólo citar unos cuantos ejemplos.

Pero todo ello al lobo glotón sólo le abre el apetito. El acuerdo de propiedad intelectual hará innecesario los registros previos de medicamentos y prohibirá la utilización de genéricos, los que, como se sabe, cuestan un tercio menos que los de marca. Se trata de una verdadera carnicería, de un festín del lobo y sus cachorros multinacionales, que exigen, además, entre eructo y eructo, la modificación del código de trabajo. ¿Y el postre? Nada menos que el acceso preferencial de sus empresas a las contrataciones que por ocho mil millones de dólares serán necesarias para la acordada ampliación del Canal, tal como ya han denunciado los franceses. Panamá se endeuda en ocho mil millones y las empresas norteamericanas los cobran. ¡Qué apetitoso postre!

La unidad es el único camino

El TLC, negociado en secreto y a perpetuidad, es un crimen aún mayor que el Tratado del Canal de Panamá de 1903, negociado en iguales condiciones. Pero el 9 de enero de 1964 la nación oprimida se levantó como un solo puño y deslegitimó sin remedio el tratado oprobioso. Se rompieron relaciones diplomáticas con el coloso y se iniciaron las negociaciones que le pusieron fecha de cumpleaños a la finalización de las relaciones coloniales. Las catastróficas premoniciones que nos auguraban, si los norteamericanos abandonaban el país, resultaron ser falsas, engañosas e interesadas. Panamá ya ha ingresado en los últimos tres años, como resultado de los ingresos canaleros en manos panameñas, más de diez veces lo que ingresamos en cien años. Lo mismo ocurrirá si rechazamos el TLC. Mantendremos nuestra soberanía alimentaria y preservaremos decenas de miles de puestos de trabajo. En los propios Estados Unidos el lobo no se atreve a llevar el TLC con Centroamérica al congreso por temor a que sea rechazado, y las voces de protesta de los sindicalistas y demás sectores sociales son escuchadas cada vez más. Una ola cada día más acrecentada de protesta y lucha contra la guerra y el neoliberalismo se expande por todo el planeta, y en especial en la misma cueva del lobo.

Lo que está en juego es la existencia misma del Estado Nacional, que será desarticulado y engullido por el lobo si no lo detenemos ahora. La Alianza Nacional por la Vida (ANAVI) constituye la herramienta adecuada para esta lucha de la vida contra la muerte, de la nación contra el lobo y el escuálido grupo de sus aliados internos; de la inmensa mayoría contra los escasos vende patrias que quieren esclavizarnos nuevamente. Ha llegado la hora de la verdad.

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