ULTIMAS PUBLICACIONES
Home / Editoriales Anteriores / ELECCIONES – LAS ELECCIONES, EL TLC Y EL MOVIMIENTO POPULAR

ELECCIONES – LAS ELECCIONES, EL TLC Y EL MOVIMIENTO POPULAR

Panamá, Año III, No. 53

26 de abril al 2 de mayo de 2004

A escasos siete días de las elecciones generales, y emboscado tras el estridente bullicio de los eslóganes y el bombardeo publicitario de los cuatro «productos» electorales, el gobierno mireyista ha iniciado formalmente en el día de hoy, lunes 26 de abril, las negociaciones secretas que deben llevar a la firma apresurada del Tratado de Libre Comercio ( TLC) con los Estados Unidos.

Con el desprecio de la opinión pública a que nos tienen acostumbrados, reunidos clandestinamente en el palaciego Hotel Gamboa Resort – lejos de miradas escrutadoras y potenciales manifestaciones de protesta -, sin que se sepa absolutamente nada de cómo se reparten el botín, los genuflexos «negociadores» panameños entregan en bandeja de plata lo que nos queda de nación. Ya les obsequiaron el rentable negocio del cemento, les entregaron regaladamente las empresas eléctricas y de telefonía, les donaron la totalidad de los puertos y les han prometido, como presente generoso, los fondos de pensiones de la Caja de Seguro Social. Nada de ello ha saciado la glotonería de las multinacionales ni el entreguismo obsceno de «nuestros» gobiernos. Por el contrario, a más se les da, más piden y más se entrega. Ahora solicitan, de muy buenas maneras, nuestro mercado agropecuario, una nueva reforma del Código del Trabajo, la desnacionalización de todas las profesionesliberales, el mercado al por menor, la privatización de lucrativo «mercado» de salud y educación, y un largo e insufrible etcétera.

Y todo ello ocurre ante el silencio inescrutable de los que pretenden ser electos para ocupar la presidencia de la nación panameña, o querrán decir, tal vez, el próximo administrador de los despojos que queden.

Pero mientras ello ocurre, y brindan con champaña y se lanzan pícaras miradas de cómplices satisfechos, el otro país, el que construye con sus manos y paga con sudor su existencia cotidiana, el que entrega su intelecto al sueño de Otro Panamá es posible , se apresta a luchar y resistir desde ahora mismo. El pasado 17 de abril, veintinueve organizaciones y movimientos sociales de muy diverso signo, indivisas tras la firme decisión de no dejarse arrebatar sin lucha lo que es nuestro, y que a lo largo de cien años hemos construido con tesón, trabajo y lucha, han hecho surgir la Alianza Nacional por la Vida (Anavi) , para unidos aprestarse a resistir y luchar hasta hacer retroceder y derrotar al dragón neoliberal y a sus vasallos internos.

Dos proyectos históricos, irreconciliables y enfrentados, se aprestan a medir fuerzas en condiciones ciertamente desiguales. El que levanta la divisa del Pro Mundi Beneficio en que se sustenta el país de tránsito al servicio de los sempiternos intereses foráneos, aplaudido hasta rabiar por quienes engordan con las migajas que caen de lamesa del banquete y se solazan con la servidumbre. Por otro lado, el que surge de un pueblo que lleva cien años luchando por su dignidad, construyendo con tesón e inteligencia, resistiendo con fuerza y habilidad asombrosa, regateando la ocupación y las invasiones sin doblegarse, viviendo de su capacidad de crear y producir. La nación productiva, la que emerge del trabajo, y la que necesita de las libertades democráticas para respirar social y políticamente, se ve las caras nuevamente con quienes han hecho de la explotación, la represión y la entrega, la razón última de su existencia parasitaria. Ellos se entienden en inglés y nosotros en español.

Pero hemos aprendido. Ahora tendrán que enfrentar un movimiento social plural y diverso, que sabe que en su conducción democrática e independiente de la partidocracia está su fuerza y sus posibilidades de éxito. Que no hay pensamiento único ni a la derecha ni a la izquierda, y que la unidad se forja exclusivamente en torno a objetivos programáticos libremente discutidos y aceptados. Hemos aprendido que la movilización y la independencia no se negocian ni se transan, y que las «mesas de diálogos» son trampas proclives al trapicheo y al engatusamiento. Que las asambleas verdaderamente democráticas, y no manipuladas, son estímulos alentadores de la autoorganización popular. Hemos aprendido que necesitamos un instrumento político para disputarles la lucha por las conciencias y decidir entre todos el mejor camino hacia la victoria en cada lucha. No nos volverán a encontrar en un escenario electoral de cuatro tigres con burro amarrado. Y por ello votaremos en blanco, para identificarnos, para reafirmar que no gobernarán en nuestro nombre, para decirles que ya no nos engañan más, que ninguno de ellos constituye el «mal menor», y para construir una corriente política y social que empiece de una vez por todas la necesaria construcción de nuestra propia casa.

About admin

Enviar una respuesta

Su dirección email no será publicada. Required fields are marked *

*

Scroll To Top